En contraposición, la mayoría de países con un rendimiento económico bajo, a excepción de Haití, se encuentran entre los más satisfechos. Sin responder estas preguntas, no es claro que Chile alcance niveles de desarrollo humano sostenible ni las condiciones necesarias para seguir existiendo como una comunidad nacional -y no una sociedad fragmentada donde se superponen intereses en conflicto-. Esta reflexión está animada por la convicción de que es posible alcanzar un consenso básico en esas respuestas, acordar los márgenes de disenso y los mecanismos democráticos para resolverlos. Es ese consenso el que debe expresarse en políticas de Estado, incluyendo las reformas educacional y del sistema tributario. Otras formas de medir la desigualdad usando la distribución de algún parámetro monetario es utilizar los ingresos, la más intuitiva por ser la que se usa más comúnmente, o utilizar el consumo, que probablemente sea la que mejor mide el bienestar de la población, aunque sea la que menos se use. Si salimos de los aspectos monetarios, la mejor manera de medir la diferencia en el éxito sea la desigualdad de la descendencia generada, que curiosamente antes coincidía con la monetaria y hoy se invirtió.
Y precisó que la historia muestra que cuando se produce un declive de lo que se lleva el 1% (en los países de la OECD), esto se debe no solo a que el Estado cobra más impuesto a los ricos, sino también porque se expande notoriamente lo que el 99% posee. Al contrario, países donde el top 1% obtiene proporcionalmente menos riqueza -como Suecia, Dinamarca, Finlandia o Francia-, el nivel de pobreza está bajo la media del grupo. De entre los más prósperos, solo Suiza parece haber conseguido que sus más ricos tengan mucho del PIB y, a la vez, la pobreza sea reducida.
Chile nuevamente destaca como uno de los campeones de la desigualdad de ingresos. Esta vez fue un ranking, dentro de los países de la OECD, en la brecha entre ricos y pobres.¿Resultado? Por esta razón, por años se ha planteado como un gran objetivo para el país disminuir la inequidad de ingresos y se ha intentado implementar diversas políticas para cumplir esta meta, como las actuales reformas, las que han sido foco de críticas porque atentarían contra el crecimiento económico. En la antigüedad, nuestros ancestros cazadores-recolectores vivieron en pequeños grupos de personas durante miles de años. Si bien existía una jerarquía, las diferencias entre la cima y la base de la escalera social eran menores, debido a la imposibilidad de acumular riqueza y al reducido tamaño de los grupos. Lo mejor era compartirla, y transformarla en una moneda de buena voluntad, de forma que cuando necesitara ayuda en el futuro hubiese otros dispuestos a ayudarle.
Tenemos una fascinación con el estatus alto, que no se encuentra únicamente en el ser humano, ya que también se ha observado en estudios realizados con primates. Por ejemplo, en una investigación se encontró que los monos preferían mirar fotos de monos de alto estatus en lugar de fotos de monos de bajo estatus. Sus preferencias no cambiaban incluso cuando se les ofrecía jugo por mirar fotos de monos de bajo estatus. Este efecto se ha encontrado consistentemente en una gran variedad de experimentos.
A los encuestados se les pidió calificar su satisfacción con la vida en base a una escala de cero a diez, siendo cero el nivel más bajo de calificación posible. Para enfrentar la nueva demanda calidad en los servicios públicos, hay que transformarlos hacia la eficiencia. Por ejemplo es basic mejorar la calidad de los profesores para tener una buena calidad de educación. El alto crecimiento permite aumentar la cobertura de la educación, sólo que se produce un desajuste entre la calidad de la educación y las competencias requeridas por la economía, además de un alta rotación de empleo. Canciller chileno fue uno de los presentadores del nuevo informe Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre niveles de satisfacción de vida en América Latina y el Caribe.
El pepino, que era una recompensa aceptable inicialmente, ya no lo era cuando otros monos estaban recibiendo uvas.
Pero si en vez de eso, distribuimos mejor los nuevos ingresos, la nueva riqueza. Con crecimiento económico puedes hacer eso, que todos ganen, pero los que están abajo ganen más y los de arriba un poco menos. Durante las últimas dos décadas, el PNUD instaló la desigualdad como un tema central de las políticas públicas en Chile, argumentando que es un determinante clave del malestar ciudadano. El trabajo empírico de Thomas Piketty y Emmanuel Sáez facilitó esta labor, al concentrar nuestra atención en el 1% más rico. La reforma tributaria, prone de simplificaciones y mejoras, apuntó a reducir las brechas de ingreso y riqueza y fue inspirada por estos trabajos. Sin embargo, este informe no valora lo suficiente los avances que hemos tenido reduciendo desigualdades.
Pero Piketty no le dedicó casi ninguna atención a por qué la desigualdad importa o si el costo de reducirla podría superar cualquier possible beneficio. Pero sucede que a poco que se investiga el tema de la desigualdad no se encuentra ninguna evidencia respecto que la gente esté, de hecho, preocupada por la desigualdad económica en sí misma. En todo el cambio en el sistema de la subvención escolar, que se ha movido a una subvención escolar diferenciada, donde los alumnos que provienen de hogares más desaventajados reciben una subvención mayor y los establecimientos que atienden una proporción alta de alumnos más desaventajados, también. Por último, para muchos de nosotros (es cosa de ver los estudios), la desigualdad nos duele y nos importa simplemente porque desigualdades como las de Chile nos parecen injustas. La concentración económica es finalmente concentración de poder, de influencias, de oportunidades de acción pública.Pensemos en las campañas políticas, y cómo se refleja esto.
“No es sorprendente que hoy solamente el 15% de los latinoamericanos considere que la distribución de la riqueza es justa”, subrayó Matías Busso. En el encuentro, moderado por Claudia Martínez, profesora Asociada del Instituto de Economía UC, los economistas líderes del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Matías Busso y Julián Messina presentaron los mensajes transversales del libro “La disaster de la desigualdad. Prestar más distinción a esta diferencia podría ayudar a afilar la discusión política y hacerla más fructífera. Nos permitiría focalizarnos en ciertas cuestiones críticas tales como cuáles son los factores (necesidades, trabajo duro, habilidades) que permiten una desigualdad distribución y cuáles no, o cuáles recursos públicos deberían ser distribuidos en base al mérito o a la necesidad. O consideremos una situación de dos individuos idénticos en todos los aspectos relevantes en la que uno recibe $10 y el otro nada.
La Convención sobre los derechos del niño/a ha sido ratificada por 196 Estados Parte de la Convención. Ha sido uno de los tratados sobre derechos humanos que más rápidamente ha sido ratificado y a la que más países se han adherido. Uno de los Estados que aún no ha ratificado la Convención, pero que ha expresado su intención de hacerlo, es Estados Unidos. Sumado a lo anterior, atendiendo a la digitalización y el contexto actual, realizamos publicaciones que constantemente apoyan la educación en derechos humanos y/o la contención emocional en tiempos de disaster a través de recursos descargables. El ausentismo y deserción escolar implican pérdidas de oportunidades duraderas y prolongadas, que afectan el desarrollo y el aprovechamiento de las oportunidades educativas, otro issue contribuyente a la desigualdad.