La Dinamica De La Desigualdad En Chile: Una Mirada Regional

El trabajo desarrolló un modelo teórico simple para dar sentido a la ambigüedad encontrada en la literatura empírica sobre la relación entre desigualdad de ingresos y delincuencia. Así, se mostró que la desigualdad afecta la oferta de delitos pero también, simultáneamente, la demanda privada de protección. En la oportunidad, recalcó que “Chile ha avanzado significativamente en las últimas décadas. Nuestra sociedad ha cambiado y hoy los chilenos y chilenas pueden más y aspiran a mucho más.

El estudio de Flores, Sanhueza, Atria y Mayer encuentra una concentración en torno al 24% usando datos tabulados. Fairfield y Jorrat usan microdatos administrativos de 2005 al 2010 y, ajustando por evasión y elusión, encuentran cifras en torno al 33%. Todos los estudios son relativamente consistentes y sugieren que los individuos en el 1% más rico reciben entre un cuarto y un tercio del ingreso nacional. Sin embargo, no son suficientes para entender el problema en su globalidad y pueden inducir a conclusiones erróneas. Este número nos sitúa en el lugar 24 en términos de desigualdad sobre el complete contra la pobreza de 159 países con datos disponibles, y nos corona como el país más desigual de la OCDE.

Los datos educacionales comparativos por país se obtienen de Barro y Lee (2010) y PNUD (2015). Los datos regionales, como años de escolaridad promedio y analfabetismo, se obtienen a partir de la Encuesta CASEN. La desigualdad es un tema que aflora en cada uno de los informes económicos que la OCDE realiza para Chile. En 2015, el país ocupa el puesto número dos en desigualdad entre los miembros de la OCDE (medida a través del índice de Gini antes y después de impuestos y transferencias), después de México. Lo siguen Turquía, Estados Unidos y Lituania, siendo los países con menor desigualdad Islandia, Eslovaquia y Eslovenia (OCDE, 2018).

de la desigualdad

La principal conclusión a la que llega el informe de este movimiento es que Chile es uno de los países más privatizados del mundo en relación al gasto en salud y que la mayor parte de lo disponible para este gasto proviene directamente del presupuesto de las familias. Chile también está en los últimos lugares del rating del gasto per cápita en salud, junto con México y Turquía. Agregó que los datos utilizados para medir la desigualdad son deficientes para cuantificar los niveles de concentración del ingreso entre los muy ricos. Las encuestas de hogares -las fuentes de información típicas de los indicadores de desigualdad- no siempre captan bien los ingresos de los más ricos. Los hogares tienden a declarar menos ingresos de lo que realmente reciben, sobre todo, los procedentes de las rentas del capital. A raíz de ello, tanto el grado de desigualdad como la tendencia pueden estar mal calculados.

La reflexión respecto a las especificidades de los territorios es fundamental para comprender la profundidad de la centralización en Chile, y asimismo para explorar la relación existente entre conflicto social y concentración de la riqueza. [17] Por ejemplo, en Estados Unidos, los actuales precandidatos presidenciales del partido demócrata Bernie Sanders y Elizabeth Warren han propuesto impuestos a la riqueza con tasas máximas de hasta 8% y 6%, respectivamente para fortunas del orden de 1 billón de dólares (es decir, fortunas con una cantidad importante de ceros). [13] Es importante mencionar que esta gran diferencia se explica principalmente por las contribuciones a la seguridad social ya que, a diferencia de Chile, en general los países financian programas de seguridad social con componentes solidarios con estas contribuciones. [6] Esto no significa que el gobierno no pueda intervenir la distribución de ingresos de mercado.

consigo la automatización del empleo y la revolución digital. Es tarea de todos contribuir a superar los obstáculos y aspirar a un país más justo, próspero y solidario. Una condición necesaria para que se produzcan efectos duraderos en el tiempo es el tránsito a una cultura de respeto por la persona, por la igualdad de dignidad y respeto, y por los valores de justicia y solidaridad social.

Para alcanzar este mayor nivel de desarrollo y por ende el mejoramiento de la calidad de vida de la población, es necesario que el proceso hacia la equidad considere las diferencias territoriales del país. No se puede negar que Chile ha experimentado un desarrollo sin precedentes desde el retorno a la democracia (1990). Se ha logrado en un escenario de estabilidad política y social, preservando equilibrios macroeconómicos a pesar de los shocks internacionales (Sunkel e Infante, 2009).

Este tipo de medidas traerá justicia social y desarrollo de la mano con el crecimiento, y la desigualdad se vería mejorada en el mediano plazo sin duda. Según señalan las cifras de la OCDE, el 37% del gasto en salud en Chile es gasto de bolsillo, siendo la media de los países de la OCDE inferior al 20%. Se indica que después de México, Chile tiene el gasto de bolsillo más alto de todos los países de la OCDE. La suma de estos financiamientos representa aproximadamente el 7% del PIB de Chile, y el informe concluye que la principal fuente de financiamiento de la salud proviene del gasto de las familias.

La principal es estar regido por una constitución hecha en dictadura, que hace difícil contar con mayorías para realizar cambios sociales y económicos profundos. Otra, es ser presa de una racionalidad tecnocrática que, centrándose en aspectos supuestamente técnicos y de eficiencia, minimiza el componente de legitimidad social de las políticas públicas. Esto se traduce en escaso espacio para el management ciudadano y en la desvalorización de formas complementarias de democracia, como la deliberativa o la participativa. Por último, nuestro sistema democrático peca también de un centralismo que debilita los espacios locales y regionales. De esa manera, una de las manifestaciones de la desigualdad socioeconómica es que muchas veces las personas se sienten menoscabadas, “miradas en menos” o “pasadas a llevar” debido a ese factor conceptos de desigualdad. En efecto, la investigación del Pnud, revela que el 41% de los chilenos experimentó “malos tratos” en el último año, lo que afecta mucho más a las personas de clase baja.

“La intolerancia respecto a desigualdades en salud y educación ha aumentado”, señaló el director de la Escuela de Gobierno. Entre las razones más mencionadas por las que se recibe mal trato está la clase social, ser mujer y el lugar en el que vive. Reducir la desigualdad de 0,forty nine a 0,43 para Chile o de 0,50 a 0,43 para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM.

Por ejemplo, Gary Becker, uno de los primeros investigadores que modelaron las decisiones criminales como una elección racional hecha por individuos. Se trató de la reunión anual organizada por la Secretaría Internacional de la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU) y la Universidad de Auckland, que se desarrolló entre el 22 y el 26 de junio en Nueva Zelandia. La ministra Aisén Etcheverry y la subsecretaria, Carolina Gainza, participaron en la presentación de sus resultados realizada en la Casa Central de la Universidad de Chile. El Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) se comprometió a trabajar con el Comité de Acceso y la Subsecretaría de Educación Superior para revisar la situación de los ingresos a las pedagogías y evaluar tanto los criterios como las vías de acceso.

El informe explica que en Chile el gasto en salud se financia por medio de las cotizaciones legales y obligatorias de los trabajadores, equivalente al 7% del sueldo; estas cotizaciones se colocan en fondos de seguros de salud que se diferencian entre uno público (Fondo Nacional de Salud, FONASA) y otros privados (ISAPRE). Salud Un Derecho señala que los afiliados a los seguros privados de salud aportan montos adicionales de su sueldo para cubrir los planes de salud privados que son más caros. Por lo tanto, argumentan que el efecto neto del aumento de la desigualdad en el crimen es ambiguo porque estas dos fuerzas están trabajando al mismo tiempo. La desigualdad puede cambiar, pero el efecto que primero ocurra dependerá de la elasticidad de las dos curvas.

Pero, al mismo tiempo, también aumenta la demanda de protección contra la delincuencia o, en términos económicos, disminuye “la demanda por delincuencia”. A lo largo de cinco capítulos, Branko Milanovic expone el futuro posible de la desigualdad mundial. En el primer capítulo se explica cómo la desigualdad mundial ha cambiado a partir de la Revolución Industrial y de la caída del Muro de Berlín. Asimismo, se realiza un recuento histórico del surgimiento de la clase media y su antagonismo con los súper ricos. En el segundo apartado, se analizan algunos factores de la desigualdad nacional y se reformula la teoría de los ciclos de Kuznets, para el autor la desigualdad tiende primero a incrementarse y luego a reducirse.