La desigualdad, en cualquiera de sus matices, representa uno de los principales problemas en el mundo. La profundización de esta complica el proceso de desarrollo de los países y/o regiones, debido a que limita el progreso del capital físico, social y humano, así como la disposición de los elementos necesarios para mejorar las condiciones de vida y el bienestar de las personas. Tanto así que ha sido considerada por la Organización de las Naciones Unidas, ONU, como uno de los ocho obstáculos para el cumplimiento del desarrollo sostenible (ONU, 2019). La desigualdad se mide generalmente en términos cuantitativos, y más específicamente económicos. En términos de desigualdad socioeconómica, tanto la inequidad de ingreso como la de acumulación de la riqueza, han sido parte central de estos estudios. En la región, por ejemplo, el 1% de la población más rica recibe el 21% de los ingresos producidos por la economía según el BID.
Muchas ciudades de todo el mundo están diseñando y modernizando sus ciudades para satisfacer las necesidades y prioridades de los niños. Las políticas de sostenibilidad para desbloquear el valor ambiental de la urbanización dependen de la capacidad de los diferentes actores para adaptar las opciones al contexto en el que operan e incorporar los principios de justicia. Construir resiliencia después de COVID-19 es la base para manejar una pandemia futura e impulsar el crecimiento económico. Todo proceso de urbanización que no aborde activamente los obstáculos de representación, el reconocimiento y la redistribución plena es inequitativa y, por lo tanto, socava el valor de la urbanización. Dado que la urbanización seguirá siendo la fuerza impulsora del crecimiento mundial, esto requiere una planificación, gestión y gobernanza eficaces para convertirse en un activo verdaderamente transformador. Dar prioridad al empleo juvenil genera beneficios que tendrán un impacto significativo en el valor económico generado por las ciudades.
Ello explica el aumento del promedio de perceptores por hogar observado en las encuestas y también explica una parte del notable incremento de la tasa de participación femenina en el mercado de trabajo desde los años 70. Asimismo, incrementa el total de horas que los grupos familiares destinan al trabajo por pago en detrimento de los trabajos de cuidado y domésticos. Los estratos de mayores ingresos pueden contratar a mujeres de los sectores más pobres para realizar las tareas de cuidado y domésticas, privando a los hijos de estas de su presencia y afecto.
La implementación exitosa de las agendas de desarrollo global y la liberación efectiva del valor de la urbanización sostenible depende, por tanto, del funcionamiento democrático, eficiente e inclusivo de este nivel de gobernanza urbana. Cuando las ciudades están bien planificadas y gestionadas, pueden sacar a las familias de la pobreza, liberar a las mujeres de la discriminación de género, señalar un futuro brillante para los niños y los jóvenes, ofrecer comodidades y apoyo a las personas mayores en sus años dorados y dar la bienvenida a los migrantes que buscan una vida mejor. Se requiere de una banca de desarrollo regional que otorgue recursos y créditos baratos para potenciar su crecimiento.
Dueña de gran parte de las tierras cultivables, y con numerosos privilegios sociales y económicos, la Iglesia católica era uno de los actores más importantes en Nueva España. “Terminó sin parecerse a esto”, dice, mientras mira un brochure de lo que se supondría que sería su vecindario. Resultó que el terreno que compró en dólares en realidad terminaría sobrepoblado y sin acceso a la playa. Grandes inversionistas con cambios de suelo de dudosa legalidad construyeron condominios masivos en áreas que eran reservas ecológicas, hoteles internacionales privatizaron los accesos a la playa y el adoquinado de las calles terminó roto por los camiones que llevan turistas a los complejos instalados en la zona. Hoy, la mayor parte de Playacar es una especie de Disneylandia de rentas temporales y Airbnbs. Todavía hay un puñado de mansiones prístinas frente al mar, “pero eso es en la zona más cara de aquí, donde nosotros no podíamos comprar”, explica Ana Isabel.
Es precisamente el análisis del territorio y el estudio de las particularidades del desarrollo de cada ciudad, lo que da luces concretas para la implementación de posibles estrategias de intervención prácticas para abordar la inequidad del verde en los contextos urbanos locales. La falta de planificación urbana a nivel native, o la presión del uso del suelo urbano por el mercado inmobiliario, podrían ayudar a explicar las causas que dan origen a esta inequidad. Sin embargo, como ya hemos comentado en artículos anteriores, en muchos casos este problema no es percibido por las autoridades de los gobiernos nacionales o locales, simplemente por su escasa preocupación. Por ello, los equipos técnicos no cuentan con herramientas o información necesaria para llevar a cabo una mejor planificación y gestión urbana de la Infraestructura Verde, ya que en muchos casos «lo verde» se sigue tratando como un aspecto estético y de menor importancia en las ciudades. Para reducir los transportes diarios desde diversas comunas hacia sectores de oportunidades en la ciudad, se deben desarrollar sub-centralidades que permitan evitar que las personas deban desplazarse largas distancias para llegar a centros de trabajo, servicios, ocio y consumo.
La Encuesta Nacional sobre las Condiciones de Habitabilidad de la Vivienda, realizada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM en 2015, indica que al preguntarse a los entrevistados ¿cuál es el principal problema de las viviendas de interés social que construye el gobierno? En la ZMVM afirman que las viviendas adquiridas son muy pequeñas (38.3%), de mala calidad desigualdad en la actualidad y mal construidas (19.5%) y que su ubicación es lejana (7.5%); sin embargo, y a diferencia de las respuestas dadas por los habitantes de otras regiones, poco menos de una quinta parte (18.7%) de los entrevistados considera de que son caras (Cuadro 1)6. Del otro lado, en Las torres, el olvido es tan profundo que la colonia ni siquiera aparece en los mapas oficiales del municipio.
De hecho, según Sánchez de Madariaga, si se estima que 1/3 viajes (inclusive 2/3 en los grandes centros urbanos) actualmente son clasificados como compras, paseos, visitas, etcétera, más el 100 percent del acompañamiento, corresponden a tareas de cuidado. De ser así, el porcentaje de movilidad de cuidado se aproximaría al porcentaje de movilidad forzada (Sánchez de Madariaga, 2013). Considerando datos en un periodo de 2006 a 2007, en España, la autora propone una reformulación de las categorías para analizar este fenómeno (cuadro 1). Un elemento más que se suma al gasto monetario y que ha provocado un incremento en las emisiones de contaminantes es el uso de motocicletas, a través de las mototaxis, como destino ultimate desigualdad ejemplos en la vida cotidiana del peatón, es decir, del último transporte público utilizado con destino a casa habitación.
Las grandes inversiones en tecnologías limpias, como las energías renovables, se encuentran entre las formas más rentables de impulsar las economías afectadas por el COVID-19 al tiempo que se reducen las emisiones contaminantes. Ante la incertidumbre que configura el entorno interno, como de la economía y el comercio mundial, no se puede dejar al libre arbitrum el devenir de nuestros pueblos y regiones. Ello evidencia que sin el poder de un Estado-Nación fuerte, no se retoma la dinámica económica, ni se disminuyen los desequilibrios regionales, ni la pobreza. El documento, que se realiza en alianza con la Fundación Corona y el PNUD, es una reafirmación de las alertas que debe mantener encendidas esta nación, con el fin de promover las acciones necesarias para reducir la pobreza y la desigualdad que se exacerbaron durante la pandemia. El reconocimiento de tales fueros reforzó las desigualdades en Nueva España, ya que existieron leyes diferentes dependiendo de si se tenían fueros o no. Esto generó que la influencia de las corporaciones fuera en aumento durante el siglo XVII, hasta que los Borbones intentaron reducirla.
Para recorridos en distancias cortas y con premura de tiempo, el taxi se convierte en una prioridad. En el mes de noviembre del año 2019, en la celebración de la mesa Utopías urbanas en las Provincias Internas y el norte mexicano -dentro del 2o Congreso Iberoamericano de Historia Urbana, celebrado en Ciudad de México-, un grupo de investigadores nos dimos a la tarea de discutir la existencia de modelos que permitieran reflexionar sobre la ciudad como utopía. Interesaba comprender las normas, las ordenanzas, las instrucciones, los reglamentos, y otros instrumentos técnico-legales ocupados en el establecimiento de nuevas poblaciones. Asimismo, parecía oportuno profundizar en la actuación de ingenieros, arquitectos, peritos, inteligentes y demás artífices del espacio, para ahondar en las ideas y contextos que impulsaron la construcción de ciudades nuevas. Un dato que da cuenta del intenso crecimiento urbano y de la aparición de una nueva arquitectura espacial dispersa es que en cuarenta años, la población en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se incrementó en sólo 1.42 veces, mientras que su superficie urbana lo hizo 3.fifty seven veces. Al respecto Adrián Guillermo Aguilar (2002) ha afirmado acertadamente que en “los intersticios de este patrón surge una mezcla de usos del suelo en una región expandida, donde la agricultura tradicional se puede encontrar al lado de nuevos proyectos de vivienda urbana, parques industriales, desarrollos corporativos, sitios de recreación y toda clase de desarrollos suburbanos”.
Estudios realizados por el BID destacan que la desigualdad urbana supera los aspectos económicos y físicos, es decir, que también se relaciona con los códigos culturales y simbólicos aprendidos y adquiridos. Por este motivo, resulta necesario comprender y promover acciones direccionadas con la aceptación de la diferencia y empezar a trabajar a nivel social. No solo se trata de implementar políticas públicas, sino también empezar a trabajar en acciones que impliquen un trabajo común y colectivo. Las autoridades competentes de muchas ciudades latinoamericanas deben reconocer que muchas de las políticas públicas existentes se están convirtiendo en mecanismos de segregación residencial, social y cultural. Actualmente, aproximadamente el 50% de la humanidad vive en ciudades pero esta proporción seguirá creciendo, y se espera que en 2050 sea alrededor del 70%, debido en parte a la migración desde las zonas rurales en las economías emergentes. En los últimos 20 años, la desigualdad de ingresos urbanos ha crecido más rápido que la desigualdad de ingresos a nivel nacional en la mayoría de países.
De acuerdo con los datos oficiales de la Fiscalía General de Justicia de Ciudad de México, en las 21 colonias más ricas de la capital se reportan 3.611 robos por cada cien mil habitantes. En cambio, entre las 449 colonias más pobres de la ciudad, la tasa es de solo 791 por cada cien mil. En vecindarios ricos suceden más robos en la vía pública, más robos a negocios con violencia y más robos de vehículos que en vecindarios pobres. Con tales diferencias hay muy pocas viviendas del lado rico que, además de grandes bardas, no tenga púas, cables electrificados o plumas para impedir el paso de extraños. Los ricos mexicanos viven como la muñeca más chica de una matrioshka, empequeñecidos por su miedo y rodeados de capas y capas de seguridad privada para atenuarlo.