El área metropolitana de Santiago de Chile representa, en tal sentido, un buen caso de estudio para evaluar la existencia de economías de aglomeración y para advertir si es que tales efectos disminuyen como consecuencia de la distancia al área urbana. Si bien el presente estudio no pretende ser comprehensivo en estos aspectos, busca entregar elementos de análisis y de discusión sobre los potenciales impactos que tendría en la pobreza la distancia al área urbana principal. En el año 2006, la incidencia de la pobreza infantil cayó bajo la de áreas urbanas, debido en parte a la movilidad poblacional. No obstante, los pobres rurales mantienen niveles educacionales y de ingresos bajos, lo que se explica, en parte, por el mayor aislamiento y el menor acceso que tienen a los mercados. Teniendo eso en consideración, este estudio sostiene que la distancia a áreas urbanas (en tiempo de viaje) se encuentra correlacionada con la pobreza, una vez que se controla por otros factores.
Los resultados indican que el efecto que la aglomeración de Santiago tiene sobre la persistencia o la reducción de la pobreza está directamente relacionado con los efectos de las economías de escala que generan las grandes urbes. Este efecto es incluso notorio en el caso de cada sector rural especíico, donde a medida que aumenta el número de personas y la densidad, la tasa de pobreza disminuye. Este mismo fenómeno es apreciable, aun cuando de menor manera, en la relación con las tasas de densidad poblacionales. El modelo empleado considera variables socioeconómicas (edad, escolaridad, pertenencia a culturas indígenas y categoría ocupacional) y geográficas (densidad del sector censal, densidad comunal, número de personas por sector y tiempo de viaje hasta Santiago).
Así, la inversión pública tendrá un efecto multiplicador de la inversión privada en zonas rurales, que apunte precisamente a la agregación de valor, de manera de generar empleos que sean capaces de retener en el campo las nuevas generaciones de talentos, de la mano de la innovación, de la introducción de tecnología y de la sustentabilidad. También destaca en seguridad social, con 35,7% de los ocupados que no cotizan, y vivienda, con 25,5% que muestra debilidades en entorno y tiene relación con temas medioambientales, de desplazamiento y equipamiento. “La brecha expresa de forma evidente el sesgo urbano que han tenido las políticas públicas de Chile, donde subyace aún la asociación de lo rural como retraso, sin desarrollar sus grandes potencialidades”, dice. Los últimos datos de la Casen 2022 dieron cuenta de una notoria disminución de la pobreza por ingresos en Chile, desde el 10,7% de 2020 hasta el 6,5%, pero también revelaron el crítico panorama del campo.
Por ejemplo, el eighty three,9% de los hogares en zonas urbanas tiene acceso a internet, mientras que en áreas rurales la cobertura es de un 66,1%. Con respecto a su uso, en zonas urbanas el 61% de las familias necesita apoyo para realizar trámites como postular a bonos y subsidios, mientras que en zonas rurales esta cifra llega al 74%. En acceso a servicios, quienes viven en áreas rurales muestran mayor insatisfacción con el transporte público, hospitales, atención primaria de salud y seguridad. En este estudio se utilizaron sectores censales que corresponden a pequeñas agrupaciones de hogares localizados en áreas rurales y que conforman, a criterio del INE, una unidad censal. Estas agrupaciones no tienen una extensión ni composición uniforme, pudiendo existir sectores con grupos de menor o mayor población, e igualmente sectores de mayor o menor extensión física. Esto, como se verá más adelante, pudiera tener impactos sobre la variable «densidad del sector censal» razón por la que se realiza un ajuste considerando la densidad comunal8.
Esto equivale al 47% de la población rural de dichos países y muestra que la tasa de pobreza rural es 60% más alta que pobreza urbana en dichos países. Respecto de las personas que viven en contextos de pobreza, los habitantes rurales del país no solamente son más pobres (falta de ingresos) sino que también tienen niveles de educación y salud (necesidades básicas) más bajos, que los habitantes urbanos. Las dificultades del mundo rural en basic, e indígena en explicit, más allá de las razones estructurales e históricas, se relacionan a la falta de políticas de desarrollo específicas enfocadas a la inversión en bienes públicos como educación, salud, infraestructura, así como asistencia técnica, acceso al financiamiento, sistemas de innovación, entre otros. En el caso specific del mundo indígena, además se requiere de una visión desde la cultura indígena para el diseño de políticas de desarrollo diferenciadas. En este análisis nos encontramos con importantes diferencias entre las familias pobres que habitan en zonas urbanas y rurales.
Tesis de Magister, Departamento de Economía Agraria, Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. 7Los sectores censales son definidos por el INE y espacializados y socioestadísticamente caracterizados por Salazar y Osses (2008), y Salazar, Hidalgo y Paéz (2011). 4Los efectos negativos de las aglomeraciones (deseconomías de escala), los cuales no serán estudiados en este documento, se encuentran asociados usualmente a alta congestión, y también a otros elementos, como la contaminación, que podrían reducir el bienestar de la población. Una mayor y mejor discusión teórica al respecto se encuentra, aun cuando no exclusivamente, en Fujita et al. (2001) y en Henderson (2005). De igual forma, para una aproximación mayor a la realidad latinoamericana, se sugiere revisar el texto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2009).
Esta situación ha sido evidenciada por Ravallion, Chen y Sangraula (2008), Stark y Fan (2007), y Partridge y Rickman (2008)4. Al mirar las diferencias entre lo urbano y rural, en los resultados de la Encuesta Casen 2020, se constata que la pobreza sigue siendo mayor en zonas rurales (13,82%) que en zonas urbanas (10,42%). Sin embargo, en comparación a años anteriores, la pobreza rural se redujo levemente (de sixteen,5% en 2017) y la urbana aumentó (de 7,4% en 2017). Estas cifras más que hacernos creer que las zonas rurales no han resentido el impacto del Covid-19 nos obligan a volver a poner la mirada en las brechas territoriales que sufren estas zonas como una deuda pendiente e invisibilizada desde hace muchos años. Con la finalidad de dar seguimiento a la implementación y cumplimiento de los objetivos propuestos por la PNDR, se crea el Sistema de Indicadores de Calidad de Vida Rural (SICVIR).
En relación a la pobreza multidimensional, esta registró un valor de 16,9%, lo que implica una disminución estadísticamente significativa respecto al 20,3% que se registró en 2017. Misma situación deberíamos analizar en los programas presidenciales, ya que, de acuerdo con lo que la OCDE outline como “rural”, al menos el 30% de los chilenos y chilenas habita en ese tipo de territorios. Pese a ello, muchas veces no aparecen propuestas para esos espacios y menos aún una estrategia clara de desarrollo que se haga cargo de su importancia para la seguridad alimentaria, mientras nos encontramos en plena adaptabilidad al cambio climático.
Usando un modelo econométrico que relaciona información geográfica y socioeconómica de la Región Metropolitana, se concluye que el nivel de pobreza en un sector censal aumenta con la distancia, y que para una determinada distancia, la tasa de pobreza es menor si aumenta el acceso a medios de movilización, al mitigar el efecto de distancia. En el estudio realizado se buscó encontrar evidencia que respalde el hecho de que la distancia, medida como el tiempo de viaje desde un sector censal hacia el área urbana de Santiago, o la falta de acceso, se encuentran correlacionadas con mayores niveles de pobreza. El primer hecho importante de destacar es que efectivamente existe un efecto relacionado con el tiempo de viaje y que señala que si este aumenta, la pobreza lo hace de forma comparable. El estimador de la tasa de motorización, variable que mide la posibilidad de acceso a mercados y a la aglomeración (con las ventajas que esta ofrece), tiene una correlación inversa muy alta con incrementos en pobreza; o, dicho de otra forma, tiene una correlación elevada con la reducción de la pobreza en un sector censal determinado.
La explicación, indica Undurraga, está en que el acceso a ciertos bienes y servicios es más complejo en el campo, tanto por dispersión de la población, lo que hace más difícil la entrega desde el Estado, como por menor inversión pública. El ministro de Desarrollo Social y Familia, Giorgio Jackson, dio a conocer los resultados de la Casen 2022, el principal instrumento de medición socioeconómica y la encuesta más grande que se realiza en el país. Un segundo punto es la instalación del comité de ministros de Desarrollo Rural liderado por Agricultura e integrado por otras as quickly as carteras. Su objetivo es priorizar las acciones estatales en las zonas compestres, para lo cual, a contar de 2019, implementará Políticas Regionales de Desarrollo Rural.
La Alianza para la Eliminación de la pobreza urbana en América Latina está ya disponible para colaborar con los países que la requieran. De esta forma, la FAO y el FIDA – junto con los expertos que la conforman- nos ponemos al servicio de los países que quieran acelerar su velocidad de avance hacia la meta de erradicar la pobreza rural de nuestro continente. En ese contexto, es sabido que se requieren inversiones en infraestructura pública para mejorar el transporte y la logística, para asegurar la provisión de energía eléctrica y para aumentar la superficie con seguridad de riego. En ese sentido, el agua cobra un papel relevante, pues las diferencias en los ingresos entre los agricultores que riegan y los que no, son abismantes, ya que el riego permite tener cultivos más rentables. Por ello, en la medida que la región logre contar con embalses, el campo podrá mejorar su oferta, un objetivo que se podría lograr si la actual administración abordara sin prejuicios el problema de la escasez hídrica y apostara decididamente por la construcción de obras de almacenamiento.
Como se señaló de forma previa, se consideró pobre a las personas de los grupos socioeconómicos d y e, por lo que los resultados están referidos a esa población. Sin embargo, se realizaron las mismas estimaciones considerando pobre solo al grupo socioeconómico e, de forma tal de darle robustez al estudio. A continuación se detallan los resultados referidos a la primera estimación (grupos d y e), encontrándose en el Cuadro three tanto los detalles de esta estimación como los de aquella que solo considera al grupo e.
El Cuadro 1 resume la información de las variables utilizadas en el modelo, mientras que el Cuadro 2 entrega estadística descriptiva de las mismas. Las dimensiones en las que el ruralidad presenta mayores rezagos se refieren a educación, con 46,4% de la población que tiene carencias en la escolaridad. Mientras que a nivel nacional se redujo desde el 20,3% en 2017 a sixteen,9% en la última medición de la encuesta, a nivel rural alcanzo el 28%, en tanto en las capitales llegó a 15,5%. Por estas razones consideró indispensable implementar un bono para combatir la pobreza rural y recordó que «en el año