De acuerdo con el informe, un 4,5% de la población de El Salvador se encontraba bajo los parámetros de extrema pobreza en 2019, año en que asumió Bukele como presidente. Según las últimas cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos del Banco Central de Reserva del país centroamericano, aquella cifra aumentó a 8,6% en 2020 y bajó a 7,8% en 2021. Icefi describe esto como “un retroceso de casi una década en la lucha contra la eliminación de la pobreza extrema”. Un estudio del 2017, realizado por el Minsal, reveló que un 27,1 por ciento de los chilenos, quienes pertenecen a los dos quintiles socioeconómicos más bajos, no tienen los ingresos suficientes para costear una alimentación saludable, razón por la cual, el presidente del Colegio de Nutricionistas, Samuel Durán, coincidió con el diagnóstico hecho por Tohá.
El Mapa Nutricional de la Junaeb concluyó que el 60 por ciento de los alumnos de quinto básico sufre de sobrepeso u obesidad, siendo el nivel educacional con los índices más altos de la encuesta, misma que incluyó a 9.065 establecimientos educacionales de todo el país y fue aplicada a cerca de un millón de niños. Cristina Durán calcula que una semana de olla común en Las Algas cuesta alrededor de $200.000, ya sea en efectivo o productos donados, por eso apenas se logran adjudicar algún beneficio inmediatamente se ponen en plan de postular a la siguiente convocatoria. Pasar del jurel al trozo de carne es un pequeño lujo que en Las Algas se vuelve realidad cuando existen donaciones de particulares o dinero de los múltiples fondos a los que postula la directiva. Uno de ellos es el proyecto Cocinas Comunitarias de Fundación Techo, iniciativa que se hace cargo del 50% del costo de las raciones de una olla común. El día anterior fue el turno de las legumbres y próximamente esperan preparar estofado; un desafío mayor, pues obliga a comprar y manipular cantidades importantes de carne, uno de los productos más escasos para las ollas comunes.
Más del 90% de las personas beneficiarias son mujeres; las familias reciben herramientas esenciales que les permiten lograr que sus huertos prosperen, entre otros, se les proporcionan semillas y plántulas, biofertilizantes, fungicidas, tinaco para reserva de agua, regaderas y malla sombra. Según estimaciones recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la contracción económica en toda la región debido a la COVID-19 ha sido dramática. El número de personas que viven en la pobreza aumentó en 22 millones hasta alcanzar los 209 millones, es decir, un tercio de la población, a finales de 2020. Más de 26 millones de personas perdieron sus puestos de trabajo, siendo las mujeres, las personas trabajadoras de los sectores informales y las migrantes las más afectadas. El director global de nutrición de la Unicef, Víctor Aguayo, manifestó a El País que “los expertos recomiendan que los menores de cinco años coman al menos cinco de los ocho grupos de alimentación para tener una alimentación equilibrada”. El experto en nutrición agregó que en esta caso “hablamos de 181 millones de niños y niñas que un día sí y otro también solo pueden comer uno o dos, casi siempre leche y algún tipo de cereal”.
2.- La posibilidad de estudiar por separado la evolución de cada una de las necesidades a través del tiempo y, con ello, analizar la efectividad de las políticas implementadas para paliar ciertas necesidades básicas (Katzman, 1989). El Mapa Nutricional de la Junaeb arrojó que, en comparación con los índices de 2017, la obesidad en alumnos de primero medio retrocedió en 1,25 puntos porcentuales. Por el contrario, en el caso de los niños de pre kinder, kinder y primero básico, aumentó en un 1,3 personas mas pobres del mundo por ciento.
El último informe de la agencia de la ONU alerta que uno de cada cuatro de quienes tienen menos de cinco años sufre de pobreza actual severa. Desde el organismo internacional advierten que ese 25% de los pequeños, bajo condiciones de mayor dificultad, puede enfrentar formas letales de desnutrición. El documento expone que esos pequeños solo tienen acceso diario hasta dos de los ocho grupos de alimentos necesarios. Dicho de otra manera, se debe buscar potenciar la utilización y el consumo de alimentos bajo la premisa de que estos representan una parte vital de las oportunidades de desarrollo de las personas. Es por ello que la utilización de programas y políticas, así como la difusión de entornos y hábitos alimentarios saludables que conduzcan al consumo de alimentos a la potenciación de los niveles de nutrición y aprovechamiento de las personas, es un aspecto clave en el combate a la pobreza alimentaria y la seguridad alimentaria y nutricional21. Esto plantea una serie de aspectos interrelacionados que hay que atender, como la existencia de una oferta alimentaria suficiente y sostenible y la generación de recursos e ingresos para que las personas puedan emplearlos en la compra de alimentos.
Para sortear la subjetividad mencionada anteriormente, el Índice de Desarrollo Humano ajustado por la desigualdad permite valorar mejor los avances de todos los segmentos de la sociedad y no solo del mítico ciudadano ‘promedio’. Ello ocurre debido a que nuestras políticas agrícolas, alimentarias y comerciales favorecen nuestra inserción en la economía international como productores y exportadores de recursos naturales, que privilegian la producción y exportaciones de frutas, salmones y productos forestales, por sobre los alimentos de consumo básico. Con una gran cantidad de participantes, se llevó a cabo hoy el webinar “La Inocuidad Alimentaria y el Sistema de Protección Social”. La actividad fue transmitida vía YouTube y tuvo como objetivo dar a conocer la importancia de la inocuidad y calidad alimentaria en la superación de la pobreza para potenciar su aporte en este tema, a través del trabajo conjunto entre los Sistemas de Inocuidad y Calidad Alimentaria y de Protección Social. Según datos de OMS y analizados por FAO en el año 2013 Chile mostraba un 29% de obesidad en personas mayores de 20 años; según el MINSAL, el 67% de los adultos chilenos presenta exceso de peso, es decir, están fuera de sus rangos normales según su peso perfect. Icefi alerta además en un comunicado de prensa que para el presupuesto de 2023 “se está aplicando al ramo de agricultura y al programa de la pensión para los adultos mayores y personas con discapacidad, contrasta con los aumentos en las asignaciones de recursos para la Secretaría de Comunicaciones y la Secretaría de Prensa, de la Presidencia de la República”.
Gaza se ha convertido en el lugar más peligroso del planeta para ser niño o niña y esta realidad está pasando justo ahora, por delante de nuestros ojos. «Los niños y las familias en la Franja de Gaza siguen resultando muertos y heridos en los combates, y sus vidas están cada vez más en riesgo por enfermedades evitables y falta de comida y agua», denunció la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell. Los trabajadores chilenos han tratado de reducir los efectos del aumento de precio de sus alimentos, con una fórmula en que los han reemplazados por otros gastos (medicinas, trasportes, distracciones) o por consumo de procesados y extremely procesados de menor valor económico, pero más accesibles.
Ya sea tras el portón de un campamento o al interior de una población, el hambre en Chile existe y la pandemia solo se encargó de agudizarla. Camila Hernández (26 años, en la foto principal), una de las cocineras, se esmera en pelar ajos o “pelar el ajo”, como describe valiéndose del dicho in style. Estas son las primeras “ollas” que le toca preparar en tres años viviendo en el campamento, donde comparte techo con su esposo y sus dos hijos de 6 y 2 años. Dice que antes se encontraba allegada en la casa de sus suegros en una población cercana, y que aunque no pasaba mayores necesidades, las ganas de tener un espacio propio la llevaron a venir a Las Algas.
“Los niños y niñas de Gaza están atrapados en una pesadilla que empeora cada día que pasa”, ha declarado Catherine Russell, Directora Ejecutiva de UNICEF. “Los niños y las familias de la Franja de Gaza siguen muriendo y resultando heridos en los combates, y sus vidas corren cada vez más peligro debido a enfermedades prevenibles y a la falta de alimentos y agua. Todos los niños y civiles deben recibir protección contra la violencia y tener acceso a servicios y suministros básicos”. Pese a su extendido uso en el mundo, la seguridad alimentaria como definición no está exenta de críticas. Beatriz Cid, doctora en Sociología y académica de la Universidad de Concepción, señala que organizaciones sociales prefieren abordar la problemática desde la soberanía alimentaria.
—Si hablamos de cerca de 600 mil personas es mucha gente, pese a ser una de las cifras más bajas de la región. De todas formas, los rankings mundiales siguen favoreciendo a Chile, situándolo a la vanguardia de América Latina y el Caribe aun en pandemia. Eso, mientras el three,5% de la población que convive a diario con la falta de recursos y alimentos, resiste y se organiza ante lo que las planillas suelen indicar como buenos resultados. La misma inestabilidad laboral lo obligó hace cuatro años a instalarse en Las Gaviotas junto a su pareja y su hijo mayor. Ahora, con dos pequeños más, arrienda una mediagua por $50.000 y vive, o sobrevive, gracias al dinero que obtiene su compañera por medio del programa Proempleo. Eso pasa cuando las familias crecen —narra Camila, quien asegura que en el último tiempo las condiciones del campamento venían presentando algunas mejoras gracias a la coordinación de los mismos habitantes.
Por lo cual, en el contexto actual, sostenemos que vislumbrar a la pobreza en las tres dimensiones anteriormente analizadas permitirá un mayor entendimiento de las causas del problema, y con ello también se favorecerá la visualización de sus posibles soluciones. De otra manera, sería imposible explicar el agravamiento de fenómenos como la pobreza y la pobreza alimentaria en países en los cuales se posee alta seguridad alimentaria e inseguridad alimentaria bajas o moderadas. La incidencia en las categorías de inseguridad cambia según la severidad de cada condición en cada grupo, por lo que la inseguridad alimentaria leve debe entenderse principalmente como un estado de estrés económico; es decir, una preocupación por la suficiente capacidad económica del hogar para cubrir las necesidades alimenticias de sus miembros23. La inseguridad mediana es un poco más severa e implica estrategias alimenticias que sacrifican la calidad y/o la cantidad de alimentos que consumen los miembros del hogar. Por último, la inseguridad grave implica una clara insuficiencia en la capacidad alimenticia del hogar, en donde no todos los miembros cuentan con una alimentación suficiente ni common, llegando inclusive al extremo del hambre y/o a la necesidad de recurrir a estrategias extremas para conseguir alimentos.
Con la reactivación económica a fines de los 80 la situación cambió y mediciones realizadas en los mismos lugares en 1993 mostraron un consumo de 2700 a 3100 calorías por persona, lo que coincide con el incremento de la obesidad en el país (2). En definitiva , la desigualdad de ingresos eleva las probabilidades de inseguridad alimentaria, sobre todo entre los grupos socialmente excluidos y marginados, y socava el efecto positivo de todo crecimiento económico en la seguridad alimentaria individual. En Chile, la canasta de calidad es un 36% más cara que una básica y eso lleva a que un 27% de la población no pueda acceder a una canasta de calidad —asevera Tiboni, poniendo otra vez de relieve el tema de los ingresos. Efectivamente, si bien “hambre” e “inseguridad alimentaria” aplican en un mismo contexto, según FAO, la primera debe ser entendida como la sensación física de incomodidad o dolor, y la segunda responde al evento en que las personas no dispongan de acceso a suficientes alimentos —inocuos y nutritivos— para satisfacer necesidades y llevar una vida sana.