En este sentido, expresó que tal como las políticas sociales han incorporado un enfoque de género, también deben incorporar transversalmente la perspectiva de los derechos humanos. En la versión 2022 de CASEN, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) se encargó del marco muestral, la selección de la muestra de viviendas y la elaboración de los factores de expansión, mientras que el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile realizó el levantamiento de la encuesta y el procesamiento de los datos. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en tanto, revisó los datos de ingresos y estimó medidas de pobreza y pobreza extrema por ingresos, mientras que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estimó el índice de pobreza multidimensional. Además, un panel externo de expertos y expertas supervisó todo el proceso para asegurar altos estándares de calidad en toda la encuesta. La mayoría de las regiones del país, en tanto, presentaron bajas estadísticamente significativas en la pobreza multidimensional en comparación a la encuesta CASEN 2017, destacando Ñuble (-9,2 pp), La Araucanía (-7,2 pp), Coquimbo (-6 pp), Aysén (-5,6 pp), Los Lagos (-4,9 pp) y Magallanes (-3,6 pp). Las regiones que registran las tasas más bajas de pobreza multidimensional, en tanto, son Magallanes (6,9%), Aysén (14%), Biobío (14,1%) y Maule (15%); mientras que las que superan el promedio nacional son Tarapacá (23,8%), Atacama (20,3%), La Araucanía (19,8%) y Los Lagos (19,7%).
En el desarrollo de las políticas sociales, la participación de estas organizaciones, en estrecha colaboración con el Estado, juega un papel importante, por un lado incorporando a las políticas la experiencia y el aprendizaje acumulados y, por el otro, asegurando el carácter democrático de estas (Frohmann, 1993). Los estudios cuantitativos de pobreza permiten cuantificar a las personas pobres, así como entregar datos sobre sus principales características sociodemográficas. No obstante, tales informaciones pueden resultar insuficientes para elaborar políticas públicas tendientes a superar la pobreza, que sean realmente eficaces. El Banco Mundial, que tradicionalmente había utilizado encuestas de hogares en sus análisis de pobreza, inició a partir de los ninety una serie de estudios cualitativos con participación de los afectados en más de 80 países. De esta manera, la Fundación para la Superación de la Pobreza llevó a cabo un estudio en todo el territorio nacional, haciendo un símil de los estudios realizados por el Banco Mundial, en función de la carencia de datos cualitativos sobre pobreza en Chile.
La Encuesta CASEN permitió contar con una nueva medición de la pobreza multidimensional, que no había sido calculada desde 2017, debido a las restricciones sanitarias que no permitieron aplicar la versión completa del cuestionario en 2020. Por otra parte, la mayoría de las regiones del país presentaron bajas estadísticamente significativas respecto a la encuesta CASEN 2017, destacando La Araucanía (-5,2 pp), Los Ríos (-5,9 pp), Biobío (-4,7 pp), Los Lagos (-4,6 pp) y Metropolitana (-1 pp). Las tasas de pobreza por ingresos más altas en el país las registran las regiones Ñuble (12,1%), La Araucanía (11,6%), Tarapacá (11%) y Arica y Parinacota (9,2%); mientras que en Magallanes (3,4%), Aysén (4%), Metropolitana (4,4%) y Los Ríos (5,9%) se observan las tasas más bajas.
Tanto las instituciones como todos los estamentos y miembros de la sociedad estamos involucrados en la vivencia, generación y persistencia de la pobreza y también de estas enormes desigualdades reveladas por el informe del PNUD. Resulta interesante notar que la tecnología es vista por los propios afectados como un instrumento para superar la condición de pobreza, lo que puede cotejarse con el Informe sobre Desarrollo Humano en Chile del año 2006, referido a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. En este informe se resalta el uso de las nuevas tecnologías como un aumento de las capacidades que posibilitarán un mejor desarrollo humano (PNUD, 2006).
El porcentaje de personas que residen en hogares donde la mujer es la jefa del hogar creció un 31% entre 2017 y 2022, pasando de 37% a 49%. Este grupo enfrenta una tasa de pobreza más alta que el promedio de la población, tanto en términos de ingresos como de pobreza multidimensional. Desde esta perspectiva, las necesidades básicas surgen a partir del juicio que las mismas personas tienen de aquello que es considerado mínimo para subsistir.
Lo que más requieres tú cuando eres un mayor y tienen mayor probabilidad de enfermar es acceso a la salud, a los remedios, a los tratamientos. Hoy en Chile, la pobreza se mide considerando los ingresos de las personas y los hogares, y la capacidad de adquirir bienes y servicios que este ingreso permite a la población, elementos que impactan de alguna manera en su calidad de vida y bienestar. La Encuesta de Caracterización Socioeconómica (Casen) del año 2017 reflejó un estancamiento en la pobreza multidimensional de los hogares chilenos, registrando un 20,7%, mientras que en 2015 se cifró en 20,9%. En ella sostuvo que las políticas sociales no son desafíos, si no obligaciones del Estado, cuyos estándares son los que establecen los derechos humanos.
Además, la información cualitativa puede contribuir a mejorar el diseño de las encuestas que se aplican a las familias. Por último, estas herramientas son útiles para evaluar la validez de los resultados de las encuestas locales, así como evaluar la medida pobres estructurales en que el diseño de una política debe tener en cuenta la heterogeneidad de las condiciones locales (Coudouel et al., 2002). Y el segundo aspecto son los datos de pobreza multidimensional, que incluyen distintas áreas del bienestar de las personas.
De esta forma, se distinguieron el enfoque neoliberal, el enfoque de los organismos internacionales, el enfoque crítico, el enfoque de las estrategias de sobrevivencia y el enfoque de desarrollo humano. La pobreza se outline usualmente como carencia de ciertas necesidades básicas que posibilitan un mínimo bienestar de las personas. Existen diversos enfoques para medir la pobreza, existiendo consenso en que los principales son el enfoque absoluto y el enfoque relativo4 (Beccaría, Feres y Sáinz, 1997; Feres y Mancero, 2001).
La apertura del encuentro estuvo a cargo de Laura Pautassi, abogada por la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, especialista en planificación y gestión de políticas sociales, y doctora en derecho por la Universidad de Buenos Aires, quien realizó la exposición “Políticas públicas con enfoque de derechos humanos”. Ante esta situación, el PNUD defiende «el acceso universal a servicios básicos de protección social» tanto en los países ricos como en aquellos en vías de desarrollo, con objeto de «aumentar la resistencia de los grupos de población más vulnerables» ante factores negativos externos como los antes citadas. En relación a la desigualdad económica, la CASEN 2022 identificó que el 20% de los hogares con mayores ingresos monetarios obtiene ingresos eight,2 veces superiores a los del 20% de hogares con menores ingresos.
El enfoque absoluto realiza una medición de acuerdo a un conjunto básico de necesidades que develan una situación de carencia en cualquier contexto (Beccaría, Feres y Sáinz, 1997). Desde la perspectiva del enfoque absoluto, los cánones de satisfacción de las necesidades básicas son independientes de la riqueza de los demás, si estas necesidades no son satisfechas, personas mas pobres del mundo se supone una condición de pobreza. Según el enfoque absoluto, aquellas personas cuyo consumo está por debajo del mínimo razonable, son consideradas pobres. Algunos de ellos son el método de la canasta básica, el método de las necesidades básicas insatisfechas, el método integrado y el método de la paridad del poder adquisitivo, entre otros.
Dentro de las metodologías cualitativas, una de ellas se refiere a la consideración de las opiniones de los propios afectados en la superación de la condición de la pobreza, opiniones que pueden ser de gran importancia en la promoción de políticas eficaces en su superación. A continuación se revisarán brevemente los estudios que utili -zan metodologías participativas y cualitativas en esta materia. De esta manera se sabe cuántas personas pobres existen, se conocen sus características sociodemográficas, cuáles son sus ocupaciones y sus necesidades básicas insatisfechas más urgentes.
Dicho esto, la ex ministra de Planificación precisa que le parece importante no “deslegitimar la CASEN, porque nos trae noticias que nos parece que no corresponden a la realidad. Con esto quiero decir que el problema no es la CASEN, que es un instrumentos muy valioso, sino cómo la utilizas, cómo interpretas y cómo usas los datos”. Además, conversaron sobre el Fondo Chile contra el Hambre y la Pobreza, iniciativa del Gobierno para brindar cooperación internacional. La subsecretaria agradece el trabajo conjunto con PNUD en el proceso de implementación de este fondo y su contribución con Chile brindando asistencia técnica en diferentes proyectos.
Los estudios que se enmarcan dentro de este enfoque analizan tal proceso de exclusión, las condiciones de vida deri -vadas de él y, sobre todo, las estrategias de sobrevivencia desarrolladas por el mundo well-liked para enfrentarlas. El nexo pobreza-exclusión-modelo económico-dictadura mili -tar es siempre muy explícito dentro de estos análisis y de ahí surge la importancia que adquieren las distintas formas de organización de los sectores populares, tanto a nivel social y económico, como también en el plano político. En estos estudios predominan propuestas y recomendaciones para la erradicación de la pobreza, predominan también concepciones que implican la proyección futura, en un contexto democrático, de estas nuevas organizaciones en tanto expresión de los nuevos contenidos democráticos y populares que pueden tener las relaciones económicas y sociales.