Al contrario, son los procesos políticos, económicos e históricos enraizados en el espacio de la región, articulados por élites regionales, y avanzados por instituciones subnacionales lo que explica su specific composición, que a su vez explica parte de la desigualdad subnacional. En Chile y Perú el componente composicional es más importante, mientras que en Colombia es el menos importante. Pero en vez de asumir que un elevado componente composicional significa que no existe una fuerza causal propia de la región, nos debemos preguntar por qué las regiones con mayores (y menores) desventajas tienen esas composiciones.
Otra parte de la brecha o de la desigualdad regional responde a la forma como la interacción explicit entre etnia, la condición urbana-rural, el género, y otras características, producen efectos diferenciados en cada región. En otras palabras, parte de la desigualdad regional se da porque unas regiones acentúan el sexismo, el racismo y el sesgo rural y sus interacciones. En otras literaturas se le conoce a esto como “efectos heterogéneos”, “retornos”, o “susceptibilidades” (Jackson y VanderWeele 2019). Mi propuesta es llamar a estas dos porciones de desigualdad subnacional como la composicional y la interseccional. La descomposición realizada en la sección anterior nos permite entender la desigualdad subnacional –o la brecha entre regiones– como la conjunción de dos tipos de fenómenos. Por un lado, parte de la brecha se debe a diferencias en la composición de las regiones.
Se explica por la distinta composición, sobre todo en lo que tiene que ver con lo urbano-rural. Es altamente possible que parte de esta porción no explicada se deba a que en la región Sur ser indígena o campesino tenga una mayor penalidad sobre la escolaridad que en la región Central, aunque el efecto es pequeño puesto que la brecha es muy reducida. En Chile la brecha urbano-rural es importante y en algunas categorías presenta variación regional. La brecha urbano-rural entre las personas que no hacen parte de ninguna etnia era entre 14 y 20 p.p.
Adicionalmente, y sobre todo para el caso de los pobres, las políticas de vivienda social y las regulaciones urbanas pueden tener efectos directos sobre su localización en la ciudad y sus tiempos de traslado, con independencia de las preferencias de los pobres en materia de movilidad. En suma, la hipótesis debe ser evaluada empíricamente, porque tiene demasiadas consideraciones que generan dudas sobre su validez. Un mayor crecimiento de la productividad es basic para cerrar las brechas en los niveles de vida, dice el informe. Aunque los latinoamericanos dedican más tiempo a sus actividades laborales que el promedio de la OCDE, esto se ve descompensado por una enorme diferencia en los niveles de productividad.
Estas metodologías facilitaban el enfoque interseccional porque permitían identificar más claramente las categorías sociales que determinaban las experiencias de vida y los procesos sociales que conllevaban a discriminación o privilegio (Evans 2019). Esto ha llevado a algunos autores a afirmar que la metodología cualitativa está mejor diseñada desigualdad en la distribución de ingresos para examinar la interseccionalidad. Pero en la medida en la que ha aumentado la acogida del enfoque interseccional, se ha abierto la puerta a estudiarla desde un enfoque cuantitativo, y así mismo se ha discutido ampliamente qué método permite hacer una correspondencia entre la teoría y los supuestos del modelamiento estadístico.
La implementación de programas que condicionan el acceso a servicios básicos a la vigilancia estatal y privada ejemplifican de manera clara no solamente el hecho de que las tecnologías no son neutras, sino que impactan de forma diferenciada a distintos grupos humanos, de acuerdo a su género, al colour de su piel y a su clase social. Este libro desarrolla las principales discusiones conceptuales sobre estos temas, provee un amplio conjunto de herramientas analíticas, las aplica a datos concretos de encuestas de hogares, y ofrece evidencia para todos los países de América Latina. El volumen pone al alcance del lector un conjunto de instrumentos analíticos necesarios para involucrarse seriamente en la investigación empírica sobre pobreza y desigualdad, para así contribuir a los objetivos últimos de explicar y mejorar la realidad social de la región. A su vez, el invitado internacional agregó que “Antes se decía que la desigualdad en América Latina se debía al capitalismo, pero bueno, hay países capitalistas que son desiguales, pero no tanto como los de la región. Luego que era el neoliberalismo y así ha habido diferentes modas, entonces ahora todo se quiere explicar por esa intersección de clase, etnia y género y voy a tratar de demostrar que sí, pero también voy a cuestionarlo un poco y ver qué otras cosas habría que tomar en cuenta y preguntarnos, cuál es el riesgo de con un solo concepto querer explicarlo todo. Entonces es ese es el tema de hoy, viniendo de un país muy desigual como es México y uno muy desigual como es Chile” cerró.
«La razón es que han caído los salarios de los que tienen educación universitaria. Lo cual no es una buena señal. Es una caída de la desigualdad que no quieres ver». «En esos países ha habido una reducción en la brecha salarial entre aquellos que tienen más educación y aquellos que tienen menos educación». Así es como El Salvador pasó en tres décadas de tener un índice de ingresos de 54, a uno de 38, la desigualdad más baja de toda América Latina. Alegan que la economía ha crecido, pero que la riqueza sigue concentrada en un sector de la sociedad, un rasgo que históricamente ha sido común en los países latinoamericanos. No obstante, según ella, el principal desafío tiene que ver con la visibilización de la educación continua como área formativa. “Debe atender a las necesidades de formación del entorno y la sociedad, adaptarse, entregar conocimientos más innovadores y con un propósito desde la formación”, detalló.
«Hay sectores que no han podido mantenerse al día con la educación y eso va a tener un costo enorme a futuro en términos de pérdida de capital humano», agregó Santibañes. 6Se refiere a la tendencia a diseñar políticas públicas y distribuir recursos privilegiando los habitantes urbanos, puesto que en gobiernos democráticos es racional para los políticos privilegiar esas audiencias y espacios en su búsqueda de votos y ser elegidos. Dijo que hay que estar pendiente de las elecciones presidenciales de EE.UU., porque a pesar que la pandemia esfumó el activo principal del presidente Donald Trump, que era el desempeño económico, el controversial empresario tiene como válvula de escape el endurecimiento de su política hacia China, país que no genera confianza en un 70% de la población estadounidense. En ese contexto, China sigue aumentando su inversión en Latinoamérica, de hecho creció 18% en el 2018 y hasta el momento países como Panamá, Chile, Brasil se han relacionado en forma pragmática por intereses comerciales, pero el gran desafío para Latinoamérica es crear un marco de relación más allá del marco comercial, sino geopolítico. La desigualdad absoluta ha seguido creciendo, y si crece en un contexto de desigualdad relativa y pobreza que cae, y la población en general siente que el bienestar está aumentando, es probable que no importe. Pero si sigue creciendo cuando hay gente de la parte baja o media que está perdiendo, probablemente se crea gran resentimiento”, aseveró.
Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas, de Sao Paulo, siente que “los números cuentan una historia y las élites económicas y políticas están contentas con esos números, pero la experiencia de las personas es otra”. Stuenkel pone como ejemplo las protestas de Brasil, en 2013, muy similares en su origen a las de Chile de hace una semana. “Lo que vivimos es consecuencia de una sociedad muy desigual, no solo desde el punto de vista económico. Y hay que incluir a la élite intelectual, periodistas, analistas, entre los que me incluyo, no anticiparon esto. Es una muestra de que la élite financiera, política e intelectual de América Latina no ha sido capaz de monitorear y entender lo que pasa en la sociedad”. ‘Frente a este escenario la región no aguanta políticas de ajuste y requiere de otras que estimulen el crecimiento y reduzcan la desigualdad.
Pero en años recientes la agenda de investigación sobre la dimensión subnacional ha sumado a esa evidencia previa para demostrar que el lugar de residencia dentro de un país también constituye una fuente de privilegio o desventaja (Otero-Bahamón 2016, 2019, 2020; Singh 2016, Giraudy y Pribble 2020; Harbers y Steele 2020). En general ser mujer, hacer parte de una minoría étnica, estar en el área rural y vivir en ciertas regiones obstaculizan el acceso a recursos y bienes públicos de buena calidad, conllevando a peores estándares en calidad de vida para las personas que pertenecen a dichas categorías. Pero estos cuatro atributos (género, raza, ruralidad y región) interactúan de formas complejas para producir desventajas o privilegios.
Llama mucho la atención que para este sub-grupo en desventaja, la región hace una importante diferencia en Colombia, no tan importante en Chile y casi nula en Perú. La tasa de analfabetismo de mujeres rurales indígenas en Colombia oscila entre 14,6% y 31%; 38% y 46% en Chile y 39% y 43% en Perú, con datos de la última ronda censal. En Colombia hombres y mujeres rurales indígenas componen los 5 estratos con mayor analfabetismo, en Perú los cinco estratos con peor tasa de analfabetismo son de mujeres, four de ellos rurales y four indígenas. Y en Chile las mujeres rurales indígenas también constituyen four de los 5 estratos con menor escolaridad.
Pero las brechas regionales entre indígenas rurales son extraordinarias, pues la diferencia entre la región con más y menos tasa de analfabetismo llega a ser 20 p.p. La investigación subnacional en América Latina ha establecido que en los países de la región las condiciones de vida están fuertemente determinadas por el lugar de residencia. Pero a pesar de estos avances, sabemos muy poco sobre cómo lo subnacional interactúa con otros atributos como género, raza y ruralidad para producir un paisaje diverso de desigualdad en la pobreza desventajas y privilegios. Este artículo utiliza el enfoque de la interseccionalidad para mostrar las enormes diferencias en analfabetismo e inasistencia a escuela entre grupos compuestos por distintas combinaciones de dichos atributos en Perú, Colombia y Chile. Para entender mejor el efecto de la dimensión subnacional en esas diferencias, el artículo aplica la descomposición Oaxaca-Blinder e identifica qué porción de las brechas regionales se debe a distintas composiciones demográficas entre las regiones.
Las consecuencias políticas y sociales de estas percepciones han quedado claras y ratifican hallazgos de estudios previos realizados para Chile, como el libro Desiguales (PNUD 2017). Los altos niveles de desigualdad y el bajo crecimiento económico que caracterizan a la mayoría de los países de América Latina constituyen una trampa de la cual la región no ha logrado salir. Pese a importantes avances sociales y económicos en las últimas décadas, como la disminución de las tasas de pobreza y la ampliación de los sistemas de protección social, la región continúa siendo la segunda más desigual del mundo y nuestras economías se caracterizan por sus bajos niveles de productividad. Pese a que cada país tiene sus características específicas, el fin del increase de las materias primas o commodities sobrevuela la incertidumbre económica. “En algunos lados lo que se agota es el neoliberalismo, en otros los proyectos nacional-populares tienen un problema de fondo que la región no puede encarar que es el modelo de desarrollo.