El Departamento De Economía De La Universidad De Chile

Mientras hojeaba este libro, recordé que el famoso economista Muhammad Yunus, llamado “el banquero de los pobres” y ganador del Premio Nobel de la Paz, hacía una comparación entre la pobreza y los árboles bonsái, esos pequeños árboles cultivados y modelados a escala de los árboles grandes. También propone reemplazar parte importante del frondoso conjunto de programas sociales existente en Chile, por un sistema diferente que se conoce como un impuesto negativo sobre el ingreso (es decir, un subsidio a los más pobres). Este sistema evitaría también el desincentivo del actual esquema de apoyo social a que las personas que reciben ayuda del Estado se esfuercen por obtener ingresos propios. Invito a los lectores a leer el libro de Sapelli, incluyendo su capítulo ultimate, que es de política económica.

La movilidad intra-generacional mide –para la población clasificada por deciles de ingresos- la relación existente entre el nivel relativo de los ingresos de esas personas en un período inicial y aquél, por ejemplo, cinco años después. Si las personas que están en el primer decil en el período inicial permanecen en el mismo decil cinco años después, no habría movilidad social alguna. Si en cambio algunos pasaron al segundo decil, otros al tercer decil y, así sucesivamente, habría movilidad, la que se puede transformar en un índice. De acuerdo a cálculos presentados por Sapelli, entre 1996 y 2001, el índice en Chile medido por el método de Bartholomew fue de 1.ninety clases de pobreza two, comparado con 1.sixty seven y 1.seventy six para Estados Unidos y Alemania, respectivamente. O sea, Chile tiene un alto nivel de movilidad intra-generacional, mayor incluso que el de Estados Unidos y Alemania. ¿Cómo explica Sapelli las distribuciones del ingreso de cada una de las generaciones futuras?

De hecho, el experto señala que parte de esta caída ya se ha traspasado al dato de Gini basic, el que cayó eight puntos desde 2000 hasta 2013, pasando de 0,58 a 0,50. “Hay una mejora muy importante en la distribución de ingreso a nivel de toda la población, que yo no sé por qué nadie habla de ella”, sentencia y añade que “lo que pasó en Chile en términos comparativos es bien asombroso, una mejora extremadamente rápida a nivel global”. El libro tendrá una segunda edición, que se lanzará el próximo lunes 14 de noviembre, y su autor adelanta a “El Líbero” las principales conclusiones. Quizás el dato más relevante es que la reducción de la desigualdad sigue a un fuerte ritmo, ya que mejoró en 20 puntos en la medición GINI entre quienes nacieron en la década de los 90’ con relación a los de los años 60’. Esa idea dominó en Chile sin contrapeso durante los 90 y bien entrados los 2000. En una reciente entrevista que el economista Sebastián Edwards le hizo al ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda, en Ex Ante, Edwards rescata la profundidad que alcanzó esa convicción.

Aumento de ingresosOtro dato que explica la caída en la desigualdad es la evolución de los ingresos. En el estudio realizado por Sapelli se muestra que el aumento del ingreso de cada percentil es mayor a medida que se avanza hacia los más pobres, es decir, entre 1998 y el 2013 los ingresos laborales de los percentiles más bajos se incrementaron en mayor porcentaje que el de los los quintiles más ricos. “Lo que se detecta que estaba funcionando como un freno era el acceso a la educación superior, lo que tiene una implicancia súper importante en la discusión actual”, indica el titular de Economía de la UC, destacando el mayor acceso debido a la aparición de las universidades privadas.

En el Hogar de Cristo hablamos de construir servicios que permitan avanzar en trayectorias de inclusión con participación, acuñando la frase de «nada sobre nosotros, sin nosotros». En conversación con Quién Lo Diría, el destacado economista afirmó que “habíamos puesto a la pobreza en segundo orden de la agenda social porque estábamos en buen camino, por consecuencia de esto vamos a volver a atrás en la agenda, es inevitable”. Según Yunus, el problema está en que la semilla no fue plantada en tierra abierta sino en un macetero, donde no tuvo el espacio suficiente para crecer libremente y echar raíces profundas. De acuerdo al Nobel de la Paz, los pobres son como los árboles bonsái, porque aunque pueden ser más inteligentes, más creativos, innovadores y emprendedores que cualquiera de nosotros, crecieron en un macetero que nos les dio las oportunidades para progresar y avanzar sin restricciones. Sin duda, un gran estudio para leer, sobre todo para aquellos “poetas de la cuestión social” que tanto hablan de ayudar a los más pobres, pero que con sus ideas coppel fundación, al last del día, sólo los perjudican. “Me gustaría que el día que hablemos de cuánto creció el PIB se informe también exactamente a dónde fue ese crecimiento.

La movilidad intrageneracional mide -para la población clasificada por deciles de ingresos- la relación existente entre el nivel relativo de los ingresos de esas personas en un período inicial y aquél, por ejemplo, cinco años después. De acuerdo a cálculos presentados por Sapelli, entre 1996 y 2001, el índice en Chile medido por el método de Bartholomew fue de 1,ninety two, comparado con 1,sixty seven y 1,seventy six para Estados Unidos y Alemania, respectivamente. O sea, Chile tiene un alto nivel de movilidad intrageneracional, mayor incluso que el de Estados Unidos y Alemania. Desde luego, explica la evolución histórica del coeficiente Gini agregado a nivel país, incluyendo que entre 2000 y 2013 se redujo significativamente de 0,58 a 0,50. Sapelli aplica una interesante técnica -análisis de cohortes (generaciones)- a una diversidad de datos históricos y logra, por ejemplo, determinar la distribución del ingreso para cada una de las generaciones, medida por el coeficiente Gini, en el año de la base de los datos de que dispone. Un segundo mérito del libro es que el autor propone una evolución de la distribución del ingreso en Chile para un periodo de más de un siglo, cubriendo desde 1850 y hasta 2009.

A la escasez de alimentos, techo y abrigo, falta de trabajo, educación y salud -que persisten-, se suman los altos niveles de estrés a los que están expuestas las personas por falta de servicios públicos, espacios de recreación, altos niveles de violencia, consumo de droga y narcotráfico en sus barrios segregados y estigmatizados. Si bien, redujimos la pobreza por ingresos a 6% según Casen 2022, lo cierto es que nuestros niveles de pobreza multidimensional se mantienen cercanos al 17%. Porque el país ha ido envejeciendo y las generaciones más jóvenes entran ahora más tarde al mundo laboral, por lo que el peso relativo de las personas con mayor edad y, por tanto, más desiguales, sigue marcando el promedio, pero no refleja la tendencia de las nuevas realidades sociales que el “modelo” ha generado en nuestro país. «Hay que cambiar la mirada. Con el enfoque de cohortes, grupos de personas nacidas en un determinado año, se puede ver una historia y la dinámica oculta en los datos globales. La distribución del ingreso para las cohortes más jóvenes es menos dispersa. No estamos estancados y mañana estaremos mejor», sostiene el investigador. Nacido en Uruguay y physician en Economía de la Universidad de Chicago, las cifras que exhibe Sapelli contradicen el discurso tradicional de  los líderes políticos y sociales respecto a que la distribución del ingreso en el país ha empeorado y que existe escasa movilidad social. Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) del 2017, el 50% de los hogares de menores ingresos concentra apenas un 2,1% de la riqueza neta en el país.

Allí sostiene que aún es posible mejorar en el país los indicadores de equidad económico-social, acrecentando la calidad y cobertura de la educación. Pero subraya que el énfasis hay que ponerlo en el nivel de educación pre-escolar y escolar, de modo de aumentar los retornos a la educación y asegurar la posibilidad de acceso exitoso a la educación terciaria. Con esto, se inscribe en una exclusiva lista de especialistas en historia de Chile y como un pionero de la interpretación de la marcha de la desigualdad en el país en el largo plazo. Pese al problema de la inequidad, reconoce que las generaciones más jóvenes en términos de ingresos, tienen una desigualdad menor que la vivida por sus padres, principalmente por el número de años de educación recibida.

claudio sapelli desigualdad

En otras palabras, Chile, no es “el peor de los mundos” y el precise modelo de desarrollo chileno de los últimos 30 años ha demostrado con cifras (no con poesía) ser exitoso. Lo anterior no significa que no haya que apurar el tranco e ir más rápido, pero sí hay que ser categóricos en señalar que vamos en la dirección correcta. Por eso, como señala el profesor Sapelli, “un estancamiento en el indicador international, producto del envejecimiento de la población y de las mayores tasas de cobertura del sistema educativo, muestran nuevamente cómo la desigualdad por sí misma es un mal indicador de la situación social”. Ejemplificado de cómo funciona el análisis por cohortes, pasemos a ver la realidad, que según Sapelli nos muestra la distribución del ingreso en nuestro país. Más aún, utilizando la lógica de su modelo explicativo es posible pronosticar  que el Gini agregado a nivel país seguirá disminuyendo, porque las nuevas generaciones tienen un Gini mucho menor que las salientes.

La élite de hoy es esencialmente la que se formó gracias al auge económico de los últimos 35 años. El discurso meritocrático esparcido con tanta superioridad por miembros de la misma élite, como si ellos pertenecieran a una aristocracia o nobleza antigua e impenetrable, no tiene mayor base en la realidad. Tampoco tiene base en la realidad la thought de que en Chile no hay movilidad social.

Esta visión de que el resto no está bien “es una realidad que reciben de los medios o de los líderes de opinión. Ellos tienen la sensación de que la sociedad está mal cuando ellos están bien”. En este sentido, aclaró que “el error de diagnóstico alimenta la sensación de malestar”. Sapelli explicó que se produce una “cosa curiosa” que dejó en evidencia un libro del CEP sobre el “malestar”, el que señala que cuando se le pregunta a una persona por su bienestar personal, la gente cube que está bien; sin embargo, “cuando hablan de los otros, dicen están mal”.

De Chile, explica que “al ultimate del día, el tema de la desigualdad está en otros componentes que tú experimentas más que un índice. Tú tienes más dinero, vas a acceder a más salud, mejor educación y para qué decir mejores pensiones”. Señala el profesor Sapelli que el famoso coeficiente de Gini se construye en base a información agregada y, por tanto, no refleja necesariamente la dinámica de la desigualdad del ingreso. Flores estima también que, en esos mismos 20 años, el 10% más rico capturó poco más del 60 % del ingreso, mientras que los que menos ganaron, es decir al 50% de abajo, se apropiaron apenas de entre 6% y 8% del ingreso complete. En el caso de las mujeres, el economista indica que no se da lo mismo en los quintiles más bajos, lo que podría explicarse por “un mal diseño de la política social de subisidios, que estaría produciendo una trampa de pobreza”.

3) La movilidad social es también alta en Chile, superior a la de Estados Unidos, tanto dentro de una misma generación como entre generaciones de padres e hijos. Concluyo con que esta segunda edición actualizada y ampliada del libro de Claudio Sapelli sobre la distribución del ingreso y la movilidad social en Chile confirma los resultados de la primera. Aunque a inicios de los ‘eighty se permitió el ingreso de las universidades privadas, recién en los ‘ninety se destrabó el procedimiento para crear nuevos planteles y fue cuando se masificó el acceso a la educación superior.