Así, como consecuencia de la disaster sanitaria y social prolongada de la pandemia de COVID-19, la tasa de pobreza extrema en América Latina habría aumentado del thirteen,1% de la población en 2020 al thirteen,8% en 2021, un retroceso de 27 años, mientras que se estima que la tasa de pobreza general habría disminuido levemente, del 33,0% al 32,1% de la población. Esto significa que la cantidad de personas en pobreza extrema pasaría de 81 a 86 millones, y el número complete de personas en situación de pobreza bajaría ligeramente de 204 a 201 millones, informó hoy la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La CEPAL instó a los países a impulsar un crecimiento económico alto y sostenido, con políticas que promuevan la inclusión laboral y la protección social. Además, resaltó la necesidad de reducir la brecha de género y la carga de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres. Durante la inauguración del Encuentro, la ministra Schmidt señaló que la perspectiva de género juega un papel elementary debido a las desigualdades estructurales existentes en la sociedad y que su inclusión en la toma de decisiones y la superación de la brecha de género en todas las áreas es un elemento basic para avanzar. Necesitamos a más mujeres en la protección de nuestros ecosistemas y la biodiversidad, en la transición a la economía circular y en la acción climática.
El director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Luis Felipe López destacó el alto nivel de vulnerabilidad existente en Latinoamérica, dada la pérdida de 1,2 trillones (un millón de millón de millones) de dólares, cifra que corresponde a la economía total de México. Indicó que Latinoamérica, a pesar de ser una sociedad de renta media, no es una sociedad de clase media. El análisis del surgimiento de las diferencias sociales es un tema central de la sociología clásica. Permite conocer cómo y por qué se generan jerarquías, inequidades y contrastes entre los seres humanos, así como explicar los comportamientos que se derivan de dichos fenómenos.
Si bien el año pasado Chile fue el segundo país de la región con menor nivel de pobreza, siendo superado solo por Uruguay, no estaría ajeno a las consecuencias del brote de coronavirus en estos términos. En ese sentido, el miembro de la CEPAL expresó que, en América Latina, más de la mitad de la población económicamente activa, no tiene protección laboral, ni de salud, ni de pensión. El trabajo informal en América Latina y el Caribe representa el 53% de la población. «En pandemia, ellos están inhabilitados a realizar teletrabajo. En la CEPAL hemos calculado que en la región-con datos del sólo el 21% de los trabajadores puede continuar con sus labores en la modalidad de teletrabajo. En Chile es el 26%, pero estamos muy lejos del 40% de Europa, por ejemplo».
Esto es muy diferente tanto de la “autarquía” que El Mercurio asocia a la CEPAL, como de la integración pasiva que caracteriza al proyecto neoliberal. Alicia Bárcena indicó que “este evento ocurre en un momento que puede ser el más complejo que la región de América Latina y el Caribe haya experimentado en el último siglo, que ha conllevado importantes retrocesos para la igualdad de género y la autonomía de las mujeres en la región. Este Encuentro supone una oportunidad única para dialogar acerca de los esfuerzos que se están llevando a cabo en la construcción de caminos para una recuperación transformadora que, mediante cambios estructurales basadas en inversiones estratégicas en sectores dinamizadores, reduzcan las emisiones de CO2 por un lado y, por otro, mejoren la vida de las mujeres”.
América Latina y el Caribe sufrirán un aumento de la pobreza extrema y las desigualdades por el bajo crecimiento económico a causa de la pandemia de Covid-19, pronosticó hoy la Cepal. “Hoy constatamos nuevamente la urgencia de avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen a sus ciudadanos y ciudadanas acceso a sistemas integrales y universales de protección social», indicaron desde la Comisión en su informe Panorama Social de América Latina 2019. El coeficiente de Gini, que es utilizado en todo el mundo para medir la desigualdad, creció en 0,7 puntos porcentuales para el promedio regional como consecuencia de la pandemia del Covid-19, señala el documento.
Por lo demás, es una injusticia asociar mecánicamente la sustitución de importaciones con la CEPAL. Esta última, ya desde los años cincuenta advertía a las naciones latinoamericanas sobre la necesidad de llevar a cabo un giro exportador que permitiera sostener el proceso de industrialización y poner freno al déficit de cuenta corriente estructural que sufrían las naciones (idea presente hasta en el “Manifiesto de la CEPAL” escrito por Prebisch). A principios de los ochenta el propio Fernando Fajnzylber (1983), desde esta misma institución, elaboró una crítica sobre los errores y el cortoplacismo de la forma en cómo se había aplicado el proteccionismo en la región (he ahí la distinción que estableció entre el “proteccionismo frívolo” latinoamericano y el “proteccionismo para el aprendizaje” que se aplicaba exitosamente en los países del este asiático). Aquella idea, dada por muerta en los ochenta y noventa, es cada vez más aceptada por la academia y por organismos internacionales que hasta hace poco eran sus más enconados opositores. Para salir de esa situación, la CEPAL sostenía que los países periféricos deben utilizar activas políticas industriales y políticas macro pro-desarrollo en base a un Estado fuerte, de forma de movilizar los recursos del país de sectores rentistas y extractivos (donde yacen las ganancias relativas de los grupos empresariales), a sectores con alta capacidad tecnológica. En efecto, si observamos la evolución de la desigualdad world usando el GINI absoluto, veremos que ésta ha aumentado de 0,56 en 1988 a 0,72 el 2005 (Hickel, 2016).
El estudio alerta que justamente aquellos países que enfrentan mayores desafíos para cumplir las metas de la Agenda 2030 son los que presentan niveles más bajos de gasto social. América Latina y el Caribe sufrió el apagón educativo más prolongado a nivel internacional (en promedio 70 semanas de cierre de establecimientos frente a 41 semanas en el resto del mundo), lo que exacerbó las desigualdades preexistentes en materia de acceso, inclusión y calidad. En este período, una de las principales limitaciones para la continuidad educativa fueron las desigualdades en el acceso a conectividad, equipamiento y habilidades digitales. En 2021, en 8 de 12 países de la región más del 60% de la población pobre menor de 18 años no tenía conectividad en el hogar. El crecimiento del empleo no es suficiente para lograr una inclusión laboral adecuada. Es necesario que los puestos de trabajo sean productivos, bien remunerados y cuenten con protección social, especialmente para las mujeres y los jóvenes.
Según los análisis de la CEPAL, los grupos más vulnerables en Chile, están fuera del sistema de protección social. Sólo el 51,2% de las personas de estratos bajos cotiza en el sistema de pensiones, mientras que en los tramos medios altos es el seventy five,7% lo hacen. Mientras entre 2002 y 2014 se redujo 1% anual, entre 2014 y 2018 la caída fue de 0,6% por año. No obstante, si se corrige el índice de Gini utilizando otras fuentes de información, capaces de captar mejor los ingresos del 1% más rico, se observa que la desigualdad es más elevada y la tendencia al descenso se atenúa en comparación con la estimada solamente a partir de las encuestas de hogares. Ante la caída del 5,three por ciento del PIB y el aumento del desempleo de three,4 puntos porcentuales proyectados por la Cepal, este año la pobreza en América Latina aumentaría al menos 4,four puntos porcentuales, casi 29 millones de personas más con respecto a 2019, por lo que alcanzaría al 34,7 por ciento de la población de la región.
Estas cifras implican que 15 millones de personas adicionales estarán en la pobreza con respecto a la situación previa a la pandemia y que el número de personas en pobreza extrema será 12 millones más alto que el registrado en 2019. Esto se traduce en que la cantidad de personas en pobreza extrema pasaría de 81 a 86 millones, mientras que la cifra total de personas en situación de pobreza disminuyó ligeramente de 204 a 201 millones. El informe también mostró que la región tiene altos niveles de desigualdad, informalidad y exclusión laboral, especialmente entre las mujeres, los niños, los adolescentes, los indígenas y los habitantes de zonas rurales. Las expertas coincidieron en que la igualdad de género es clave en el impulso a una recuperación verde e inclusiva en una de las regiones del mundo más fuertemente golpeadas por la pandemia y también altamente susceptible a los impactos del cambio climático, como lo es América Latina y el Caribe. Seguidamente, también se presentó el documento que trabajarán los representantes de los países a lo largo de las diferentes sesiones del Encuentro, con el fin de contar con un panorama basic para acelerar la acción climática en la región con una perspectiva de igualdad de género e implementar el Plan de Acción de Género del Acuerdo de París.
En explicit, los grupos especialmente vulnerables a la crisis serían las mujeres, las personas de estratos de ingresos bajos y medios-bajos, los trabajadores informales, las trabajadoras domésticas remuneradas, los niños, niñas y adolescentes y los jóvenes, entre otros. Además, la pobreza extrema llegaría a afectar a un total de eighty three,four millones de personas, con lo que la cifra aumentaría 2,6 puntos porcentuales, equivalentes a 15,9 millones de personas. En la presentación de su tercer informe sobre coronavirus, titulado «El desafío social en tiempos del Covid-19», la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió del crítico escenario que significará para para los países de la región el coronavirus en términos de pobreza, pobreza extrema y desigualdad. “La inclusión de la perspectiva de género es elementary para el diseño e implementación de estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático. Esperamos que este encuentro facilite el intercambio de experiencias para que juntos, América Latina y Europa, emprendamos acciones concretas para enfrentar la disaster climática con una perspectiva inclusiva y que permita el empoderamiento de las mujeres”, indicó Ewout Sandker, jefe de cooperación de la Unión Europea en Chile. Será 100 percent virtual y se llevará a cabo mediante diversas sesiones que se realizarán durante el mes de septiembre de 2021.
El estudio de la Cepal también señala que la desigualdad en la distribución del ingreso -expresada en el índice de Gini con base en las encuestas de hogares- ha continuado su tendencia a la baja (en promedio cayó de 0,538 en 2002 a 0,465 en 2018 en 15 países), pero a un ritmo menor que en años recientes. Pese a los avances de las últimas décadas en acceso e inclusión educativa en todos los niveles, desde la primera infancia a la educación superior, los países de la región arrastraban serias deudas en igualdad y calidad previo a la disaster provocada por la pandemia, que ya hacían difícil alcanzar las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) four para el año 2030. En línea con la Cumbre sobre Transformación de la Educación de las Naciones Unidas celebrada este año, el documento entrega diversas recomendaciones de política para hacer de esta crisis una oportunidad de transformación. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informó que la pobreza en América Latina y el Caribe se redujo en 2022, pero sigue siendo un desafío grave que afecta a 181 millones de personas (29%) y a 70 millones (11,2%) en pobreza extrema, cifras parecidas a las de 2019, antes de la pandemia.
La violencia y la desigualdad son causa y consecuencia de la pobreza, la inseguridad y el subdesarrollo, a la vez que limitan la democracia, la libertad y reducen la calidad de vida de los habitantes de América Latina y el Caribe. Las mayores alzas en desigualdades fueron en Chile, Perú, El Salvador, Bolivia y Colombia. Por su parte, Brasil, Paraguay, México, Costa Rica y República Dominicana tuvieron mejorar en la distribución de sus recursos. Respecto al empleo, el casual desarrollo de la pobreza es un problema que afecta a la mitad de los 292 millones de trabajadores de América Latina y el Caribe. El informe indicó que el 20% de los empleados vive en pobreza, el 40% gana menos del salario mínimo y la mitad no tiene pensión.
18 países de América Latina se mantuvieron en 0,46 en 2017 mostrando un estancamiento tomando en cuenta índices previos luego que en 2002 la cifra fuera de 0,fifty four. En el reporte anual de CEPAL estima que entre 2020 y 2021 las personas en situación de pobreza extrema se incrementaron en cerca de cinco millones. Asimismo, la tasa de pobreza extrema habría aumentado del thirteen,1% de la población en 2020 al thirteen,8% en 2021, lo que significa un retroceso de 27 años. Ahora vienen años de menor crecimiento económico y, si no se mantienen los esfuerzos, serán mayores los aumentos en pobreza y desigualdad”, concluye. Desde el comienzo de la pandemia provocada por el COVID-19, la pobreza extrema se ha disparado en toda la región de Latinoamérica, sumando un whole definicion de organizaciones sociales de 86 millones de personas en dicha condición, la mayor cifra en los últimos 27 años. «La pandemia es una oportunidad histórica para construir un nuevo pacto social. Ahora vienen años de menor crecimiento económico y, si no se mantienen los esfuerzos, serán mayores los aumentos en pobreza y desigualdad», concluyó.
Entre 2002 y 2017, la participación de los estratos de ingresos bajos en el whole de la población disminuyó de 70,9% a 55,9% (porcentaje que incluye a las personas en situación pobreza extrema, pobreza y en estratos bajos no pobres). Agrega que la pobreza extrema aumentaría 2,6 puntos hasta afectar a eighty three,four millones de personas, en tanto que se incrementarán las desigualdades en un región caracterizada por la inequidad, y que los peores resultados se prevén en las economías más grandes de la región. “Hoy constatamos nuevamente la urgencia de avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen a sus ciudadanos y ciudadanas acceso a sistemas integrales y universales de protección social y a bienes públicos esenciales, como salud y educación de calidad, vivienda y transporte”, indicaron desde la comisión. El ritmo de reducción de la desigualdad se desaceleró en años recientes a pesar del rol de los sistemas de protección social.