Diez Datos Que Grafican La Desigualdad Y Pobreza En El Mundo Internacional

Existe una distancia inabordable entre las oportunidades educativas que se brinda en instituciones privadas y la realidad de las escuelas públicas. Las grandes brechas y desigualdades sociales son una parte integral de la cultura actual, pero no son imposibles de reducir y de desarticular. Con ocasión de la crisis o “estallido social” que afectó a Chile con inusitada intensidad a partir de octubre del 2019, diversos análisis políticos, sociales y económicos han puesto la atención en la desigualdad como una de las principales causas del fenómeno. Con todo, los factores que generan un incremento en la desigualdad son múltiples e incluso hay algunos consecuencia de evoluciones deseables en la sociedad. El acceso extendido de la mujer al mundo del trabajo y la educación universitaria se encuentra entre estos. Como expone Branko Milanovic, hombres y mujeres acostumbran a emparejarse con personas de un estatus comparable al suyo.

La Fundación NodoXXI es una organización sin fines de lucro cuyo ánimo es contribuir con elaboración de pensamiento y herramientas prácticas a revertir la crisis de incidencia de las mayorías en la definición de los destinos de nuestro país. En el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile, se encadenaron una serie de eventos produciendo que este hito tuviese un encuadre explicit. Por un lado, el escenario político de las derrotas electorales para la izquierda  –en el plano… Desde el final del período dictatorial, durante las décadas de 1990 y 2000 diversos movimientos sociales pusieron acento en la necesidad de superar la impronta elitaria de la carta magna de…

¿Cuáles son los principales desafíos que impuso el Covid-19 al modelo universitario? La periodista Antonia Orellana conversa con investigadores, académicas y estudiantes sobre lo que supuso la educación online de emergencia para las universidades, siendo una de las principales dificultades la dependencia de los planteles del pago de aranceles. Enfermedades como el cólera, la gripe española o el tifus terminaron con la vida de miles de personas durante el siglo XIX en Chile. Es la pregunta que la periodista Denisse Espinoza hace a diferentes expertos en la materia en su artículo “La frágil memoria de las pandemias en Chile”.

En Chile, si consideramos las contribuciones para la seguridad social como parte de los impuestos al ingreso, este grupo de impuestos representa un 36,9% de la recaudación total del año 2016. El promedio de la OCDE para el mismo periodo fue de un 59%.[13] Por lo tanto, el sistema tributario chileno no solo recauda poco en términos comparados, sino que además le da mucha importancia a los impuestos al consumo y una menor importancia relativa a los impuestos al ingreso. Además, existen razones para pensar que la progresividad nominal del impuesto al ingreso está mermada por una masiva práctica de elusión tributaria por parte de los grupos más ricos (ver aquí y aquí).

la pobreza y las desigualdades mundiales

Cuando se habla de desigualdad, lo usual es pensar en la distribución de los ingresos. Chile tiene uno de los niveles de desigualdad de ingreso más altos del mundo, sin importar la forma en que se mida o la información que se utilice. La conclusión es menos clara si lo que nos interesa es la evolución en el tiempo, ya que mientras la desigualdad medida con encuestas ha disminuido (el Gini ha bajado de 0,fifty two a 0,47 entre 1990 y 2015), no ha sido el caso si nos enfocamos en los datos del sistema impositivo. Como respuesta a estos indicadores, suele decirse que el problema no es que los ingresos sean muy desiguales, sino que hay demasiadas personas pobres.

“Los profesores entienden que esos niños no tienen la misma forma de aprender y les entregan un feedback o retraolimentación constante, todos los días –explicó Schleicher-. En muchas escuelas chilenas, los estudiantes aprenden por lo common de forma particular person y al finalizar el año escolar, se evalúan sus logros. La segregación social en Chile ha provocado, según el experto de la OCDE, una concentración de escuelas en desventaja y por otra, una extraordinaria complacencia entre las escuelas que atienden a niños privilegiados de Chile. De hecho, la prueba internacional PISA (Programme for International Student Assessment) –en la cual nuestro país participa desde muestra que los resultados de estas escuelas se explican principalmente por la selección de alumnos más que por un valor agregado en términos educativos.

El historiador económico y social Walter Scheidel, en un estudio de largo aliento publicado en español hace un par de años (2018), inicia su monumental obra mostrando como la brecha entre ricos y pobres se torna cada vez mayor y más peligrosa. Como ejemplo preliminar, señala que en el año 2015 las setenta y dos familias más ricas del planeta eran propietarias de tanta riqueza personal neta como la mitad más pobre de la humanidad; es decir, three.500 millones de seres humanos. Los desequilibrios que se dan a nivel mundial, se replican también al inside de las sociedades o países. Pero lo más perturbador de su documentado análisis, que considera miles de años y distintas sociedades y continentes, consiste en que la violencia y algunas desgracias han sido el gran issue que ha contribuido a nivelar las desigualdades emergentes a lo largo de la historia. En efecto, la civilización no se ha prestado para nivelaciones pacíficas en sus años de existencia. Al contrario, en épocas de estabilidad, las desigualdades no han hecho más que aumentar hasta niveles que acaban siendo insostenibles, al punto de desembocar en asaltos igualitaristas abruptos.

Pero ello no es razón suficiente para descartarlas como causas relevantes del estallido social. Es posible, por ejemplo, que la acumulación de una desigualdad no creciente, pero presente por mucho tiempo, junte un malestar que en algún momento explote. Ya sea porque la no resolución de un problema por mucho tiempo genere rabia, o bien porque el progreso ethical de un país haga intolerable un problema que antes se aceptaba. En otras palabras, cuando se trata de niveles de desigualdad como los que vivimos en Chile, la ausencia de novedad bien puede ser una razón profunda para querer cambiarlo todo. Parte del debate público, sin embargo, argumenta que la desigualdad es un producto inevitable del libre mercado, el desarrollo tecnológico, y de la globalización. Se cube la pobreza desde la mirada filosófica (o al menos se asume) que no hay nada que los países puedan hacer para domar las fuerzas del mercado y que cualquier intento de common el grado de desigualdad tendrá efectos negativos ineludibles sobre el crecimiento económico.

Como el IVA en Chile es homogéneo, y para no extender la discusión más allá de lo necesario, no profundizaremos al respecto. [6] Esto no significa que el gobierno no pueda intervenir la distribución de ingresos de mercado. Un ejemplo donde el gobierno puede afectar los ingresos de mercado es el salario mínimo. Es con esa motivación que se ha reactivado el interés político y académico por el impuesto a la riqueza whole (también conocido en Chile como el impuesto a los “súper ricos”).[17] Hoy la evidencia académica es más optimista que antes respecto a la aplicación de estos impuestos en términos de factibilidad e impacto esperado (ver aquí). Evidencia reciente en Colombia sugiere que incluso en países con instituciones fiscalizadoras más débiles que las de un país desarrollado, estos impuestos pueden ser ejecutados de manera efectiva. Por cierto, estos cálculos se basan en premisas normativas que exigen definir cuánto se pondera el bienestar de cada individuo de acuerdo a su nivel de ingresos.

En la investigación, la mayoría de las personas encuestadas evaluó que la cantidad de tiempo que dedica a trabajos remunerados y no remunerados es “adecuada” y que desearía “el mismo” monto de tiempo para esas actividades. “Es decir, los hombres dedican menos tiempo al cuidado de los hijos y ellos piensan que eso es adecuado y las mujeres dedican más tiempo al cuidado de hijos y también piensan que es adecuado”, dice Yopo. Una de cada seis personas en el mundo ha sufrido algún tipo de discriminación, afectando de forma desproporcionada a mujeres y personas con discapacidad. Al respecto, el organismo apunta que, a nivel mundial, las mujeres están sobrerrepresentadas en trabajos mal remunerados y precarios, que han sido los más golpeados por la disaster la pobreza infantil de COVID-19. Este trabajo, titulado El virus de la desigualdad, da a conocer los resultados de una encuesta en la que participaron 295 economistas de 79 países. Según el trabajo realizado por este grupo de organizaciones no gubernamentales independientes, la pandemia ha exacerbado las desigualdades económicas, de género y raciales, a la vez que se ha alimentado de ellas.

Muchos países han demostrado que ambas, calidad y equidad de la educación, pueden mejorar significativamente”. El pasado 25 de enero, Oxfam Internacional, institución fundada en 1995 por un grupo de organizaciones no gubernamentales independientes con el propósito de trabajar en conjunto en la lucha mundial por reducir la pobreza, publicó un detallado informe donde expuso cómo la pandemia aumentó las desigualdades económicas en gran parte del mundo. Amnistía Internacional pide al G-20 que cancele la deuda de los países más pobres del mundo durante los próximos dos años como mínimo y así libere recursos que les permitan responder a la pandemia de COVID-19. Junto con sugerir a los gobiernos que «impongan impuestos sobre las ganancias acumuladas durante la pandemia», el informe de la ONG Oxfam acusó que un 99% de la humanidad bajó en sus ingresos durante la disaster sanitaria y 160 millones de personas cayeron en la pobreza. El organismo internacional presentó un informe en Santiago de Chile junto a la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) en el que argumenta que el impulso a ciertos sectores económicos «puede crear empleos de alta calidad en todo el país, incrementar las exportaciones y reducir desigualdades estructurales». Si bien este tipo de política ya se implementa en las sociedades nórdicas o en Alemania, Piketty reclama por un alcance mayor.

Estudios internacionales como los de Parcel, Dufur y Cornell (2010) coinciden en afirmar que la pobreza material es un factor de riesgo para niñas y niños, ya que implica menor acceso a recursos educativos que apoyen el proceso de aprendizaje, como materiales y actividades educativas. Por su parte, Weiss y otros (2009) establecen que «padres, madres o cuidadores que viven en condiciones de pobreza o estrés económico experimentan más problemas de salud mental, que pueden limitar su habilidad para apoyar los estudios de niñas y niños e incrementar la probabilidad de uso de prácticas punitivas. También enfrentan más barreras logísticas para acercarse a la escuela como falta de transporte, falta de flexibilidad de tiempo diario y falta de tiempo para vacaciones». Se concluirá que el sistema tributario Chileno responde a un pacto social -impuesto, no acordado- que le asigna un rol acotado al Estado tanto en la recaudación como en la corrección de las desigualdades del mercado. En ese sentido, los altos niveles de desigualdad en Chile no son consecuencia inevitable de la economía internacional. En la primera parte de esta reveladora serie sobre nuestro sistema tributario, los autores argumentaron que la forma en que recaudamos es resultado de un contrato social impuesto “que no le da un rol importante al Estado ni a la equidad”.