Desigualdades Regionales En Chile Centro De Economía Y Política Regional

En los años recientes, Chile se ha visto remecido por dos importantes disaster, de carácter social (revuelta octubre de 2019) y sanitario (pandemia Covid-19). Sumado a un escenario socioeconómico inédito en las últimas décadas, el impacto de estas contingencias en la sociedad chilena ha profundizado las múltiples desigualdades traídas por el modelo económico neoliberal en el ámbito educativo, de género, étnico, cultural, laboral, territorial, por mencionar algunos. Este escenario de disaster, a su vez, pone en el centro del debate el estado actual de la cohesión social y sus posibles proyecciones de fortalecimiento y/o reformulación, tomando en consideración el inicio de un proceso constituyente en el país que asegure la promoción de un modelo de desarrollo basado en los principios de justicia, participación y democracia. En Chile, la segregación residencial se ha potenciado en las últimas décadas, en gran medida por una política pública que relegó las viviendas sociales a zonas con bajos recursos urbanos. En otras palabras, las familias con mayores carencias socioeconómicas fueron concentradas territorialmente en sectores carentes de servicios, recursos y oportunidades. Esto generó nuevas barreras para la inclusión social y para la superación de la vulnerabilidad de dichas familias.

La metodología utilizada en este artículo para definir territorios considera el criterio demográfico habitualmente empleado de medir variables como la cantidad de habitantes y densidad de los lugares poblados, distinguiendo centros urbanos de diverso tamaño y otras áreas. Entre otras problemáticas que intentan confrontar las posturas de académicos, estudiantes, comunidades, organizaciones no comunitarias y a todos aquellos que apuestan por una región más equitativa. Los fenómenos migratorios masivos hacia los centros urbanos comienzan tras la Revolución Industrial, específicamente por la oferta económica y las nuevas posibilidades que la ciudad representaba.

La desigualdad de áreas verdes por comunas en el Gran Santiago es gigantesca, en tanto metros cuadrados, calidad y cantidad. Mientras que en Las Condes y Providencia se tiene más de un 70% de vegetación, Lo Espejo y Renca cuentan con una cantidad menor al 30% (Fundación Mi Parque, 2017). La distribución de áreas verdes reproduction casi con exactitud el mapa socioeconómico de la ciudad, existiendo una correlación entre el ingreso familiar y el estándar de áreas verdes. Una de ellas ­es la desigualdad residencial, es decir, la inequitativa distribución territorial de infraestrucutra pública, servicios, empleos, transporte, espacios ciudadanos, establecimientos de seguridad y otros recursos que contribuyen a mejorar la calidad de vida en un barrio y a aumentar las oportunidades de bienestar en su población. Según dichos estudios, para ciudades de más de 100 mil habitantes –como lo es Talca- parecen gozar de una situación bastante más positiva en términos de conflicto y cohesión.

Más allá de los territorios vinculados a ciudades grandes o intermedias, se observa la presencia de un significativo número de comunas con centros urbanos al menos de tamaño menor que se encuentran interrelacionadas con otras comunas, abarcando a eight conglomerados con centros urbanos menores y un 3% de la población del país. Aparte de las comunas que conforman esos conglomerados, muchas comunas se encuentran desvinculadas de otras, distinguiéndose las forty six que cuentan con un centro urbano y las aún más numerosas que carecen de un centro urbano menor, sumando ambas un 17% de los habitantes del país. En otro extremo en cuanto a baja densidad poblacional, se encuentran los municipios que carecen de una entidad o localidad de al menos 10mil habitantes. En su mayor parte corresponden a las comunas con mayor grado de aislamiento del país según criterios físicos, demográficos, de acceso a servicios públicos, económicos y político-administrativos, de acuerdo con un estudio del Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile (SUBDERE 2008).

desigualdades socio territoriales

La posibilidad que ha dado la globalización de conocer nuevas realidades ayuda a que la región Latinoamericana y del Caribe se conviertan en un conjunto de centros urbanos y regionales más interconectados. A través del urbanismo táctico, también es posible entregar solución a las problemáticas de falta de planificación y de desigualdad territorial que presenta la ciudad de Santiago; buscando reivindicar, reconfigurar, repensar y rehacer las ciudades, democratizando los espacios públicos y transformando los sitios eriazos o abandonados desde la participación ciudadana. [3] La Encuesta de Presupuestos Familiares VIII (EPF VIII) consiste en el estudio de 61 comunas a nivel nacional que obtiene promedios de cuanto ingresa y cuanto gastan los hogares mensualmente. Para este estudio en particular, se usó el cuadro 6E de los resultados estadísticos informados por el INE. Para nuestro estudio, a los promedios de los hogares por quintil de ingresos del Gran Santiago agregamos el costo promedio del arriendo de vivienda por comuna para lograr una mejor identificación de cual es el dinero mínimo por comuna que se necesita para subsistir. Lamentablemente, como en muchos datos en Chile, la representación estadística de la EPF VIII no se diseña para nivel comunal, por lo que el promedio del gasto no referido a vivienda es igual para Las Condes que para La Pintana.

Por una parte, se propone comprender diversos (nuevos y viejos) mecanismos, instituciones y estrategias de producción, acaparamiento, consumo y distribución de recursos valiosos para mantener o mejorar la posición en la estructura social en los países de la región (en el ámbito ocupacional, escolar, residencial, de consumo, simbólico, etc.). Asimismo, la línea busca posicionar una comprensión de la desigualdad desde el ámbito de la experiencia subjetiva, el ámbito de las interacciones en la vida cotidiana, así como también desde el espacio de las estructuras económicas, políticas y culturales que también permiten su reducción o perpetúan su reproducción. Esta línea tiene como objetivo reflexionar sobre los usos del espacio de la ciudad, las prácticas y estrategias de movilidad y las nuevas formas de habitar en el marco de crecientes transformaciones urbanas y regionales. Se centra, además, en las nuevas formas de ciudadanía que emergen en contextos de desigualdad y precariedad, tanto de la infraestructura y servicios urbanos como de los espacios residenciales. En specific desigualdades socioeconómicas ejemplos se interroga respecto de nuevas (o renovadas) reflexiones teóricas, metodológicas y analíticas para remirar procesos y problemáticas urbanas de larga data, pero de permanente transformación, en función de los diversos contextos socioespaciales de la región. En este sentido, la planificación urbana impacta tanto en la distribución del suelo, como en la dotación de áreas verdes.

Dado que las estrategias urbanísticas de desplazar y desregular el desarrollo urbano son indicadas como las principales causas de la segmentación de la ciudad para su explotación, un nuevo pacto social debe considerar también que las cosas en materia urbana no se han hecho bien y se necesita enmendar. Así es como en la ciudad, el urbanismo de la desigualdad concentró la riqueza en un sector a costa de llevar la pobreza a la periferia, clasificando el espacio urbano según niveles de rentabilidad de la ubicación de los inmuebles. Este proceso de “limpieza” fue exitoso en relación a reorganizar el espacio para la inversión, distinguiendo con claridad las comunas que serían más rentables y recibirían inversiones de mejor calidad arquitectónica.

Como consecuencia, la calidad del espacio urbano de las comunas empezó a variar de acuerdo a esa segmentación. En Las Condes, por ejemplo, se dificulta construir con calidades disminuidas porque los clientes que pueden pagar esa vivienda no lo aceptarían; pero los clientes de comunas más pobres, o aquellos que compran para arrendar, son mucho más flexibles con la calidad de los espacios. Los primeros solo consideran su propia capacidad de pago, mientras que los que invierten para arrendar se interesan por la rentabilidad únicamente, sin importar desigualdad social y medio ambiente si hay buena arquitectura o calidad del espacio público en el entorno inmediato. En cuarto lugar, la medida del intercambio de empleos entre dos comunas o áreas es definida como el flujo equivalente a la suma de quienes conmutan entre dos comunas, dividida por la cantidad de ocupados en la comuna más pequeña. En comunas que se sitúan fuera de las grandes ciudades y de las ciudades intermedias, los viajes diarios con motivos de trabajo son también importantes, proporcionando un indicador para delimitar territorialmente los mercados laborales.

Sin embargo, al medir el flujo de viajes al trabajo, muchas de estas comunas resultan estar integradas a los mercados de trabajo de ciudades o centros urbanos menores, sin formar parte de estas urbes pero manteniendo una relación de interdependencia. En este artículo proponemos una representación cuantitativa de los territorios del país a un nivel subregional, basada en el estado actual del proceso de urbanización. La urbanización constituye un proceso de larga duración, que en Chile y otros países de la región se ha prolongado duran temás de dos siglos. En la actualidad, Chile es un país altamente urbanizado, por encima del promedio de los países integrantes de la OECD (OECD2009). El país se ve afectado por la urbanización de la economía en todo el mundo y el papel predominante de las grandes ciudades en la globalización, lo que acarrea como consecuencia estructural la coexistencia de territorios subnacionales prósperos con territorios de menores ventajas comparativas en la dinámica global (De Mattos 1998, 2009). Así, podríamos sostener que las desigualdades sociales vinculadas al modelo económico dominante incluyen desigualdades territoriales que son características del actual proceso de urbanización.

Esta idea podría sustentarse en el modelo de corazones de barrios que ha estado desarrollando la Corporación Ciudades[15]. Según un estudio del COES (2018), la mayor cantidad de conflictos sociales por habitante se producen en las regiones donde el índice de desigualdad es igual o superior al promedio nacional. Según el cálculo exploratorio propuesto por los autores, y considerando el carácter multidimensional de los orígenes del conflicto social, “reducir la desigualdad de Chile de zero,49 a 0,forty three (GINI) podría significar una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional”. En cuanto a trabajo multidisciplinario y transversal con el resto de los investigadores del Centro, esta línea de investigación estudiará, entre otros temas, las desigualdades reales y percibidas, y cómo distintas formas de desigualdad impactan en los valores y actitudes que motivan el conflicto y la cohesión social. También se profundizará el estudio de la segregación territorial y educacional, y su impacto en la estructura socioeconómica existente. Desde una perspectiva metodológica, mientras mayor sea la coherencia o similitud y menor la disparidad de las áreas dentro de un territorio o tipo de territorios, mayor sería la heterogeneidad esperada entre las áreas de territorios o tipos de territorios delimitados, respecto de aspectos o variables específicas (Cörvers, Hensen, Bongaerts 2009).

Esto permite distinguir, en primer lugar, a las grandes ciudades de Santiago, Concepción y Valparaíso, cada una de las cuales abarca varias comunas. En segundo lugar, las ciudades intermedias que en su mayor parte consisten en una sola comuna y en algunos casos dos municipios. Teniendo como referencia que las desigualdades sociales en Chile tienen un carácter multidimensional incluyendo aspectos objetivos y subjetivos (Barozet 2008), una alternativa consiste en delimitar tantos conjuntos territoriales como objetos específicos de estudio. Sin embargo, estas variadas definiciones dificultan realizar comparaciones entre una dimensión y otra, así como disponer de una base común para el análisis de uno u otro aspecto en particular. El estudio de las desigualdades sociales en el territorio se vería beneficiado por una clasificación de territorios a una escala intermedia entre el nivel regional y el exclusivamente comunal. Propendiendo a estudiar las desigualdades de ingresos a una escala subnacional más pequeña, se han desarrollado estudios econométricos que consideran a las comunas del país como unidad básica.

Para reducir los transportes diarios desde diversas comunas hacia sectores de oportunidades en la ciudad, se deben desarrollar sub-centralidades que permitan evitar que las personas deban desplazarse largas distancias para llegar a centros de trabajo, servicios, ocio y consumo. Estos subcentros deberían ser espacios de gran calidad urbanística, que aumentarán el valor del entorno inmediato y la habitabilidad de los barrios. Para esto, es very important que se trabaje con las comunidades para definir donde existen subcentralidades latentes y luego promover su consolidación. Deberían adecuarse a las morfologías y escalas de cada comuna, junto con identificar las principales funciones que falten. En Santiago, las actividades laborales y servicios ocurren principalmente cerca de la línea 1 de Metro, donde se concentra el mayor valor de suelo y el precio de la vivienda es el más alto de la nación.

De este modo, la segregación residencial se convirtió en una de las mayores muestras de la desigualdad en Chile, en muchos aspectos más problemática (incluso) que la actual desigualdad económica. En la oportunidad, la socióloga presentó evidencia sobre que en la zona norte del país se marca preocupantemente mayores niveles en relación a estigmas, percepción de criminalidad y seguridad, entre otros. “Uno de cada cuatro consultados percibe estigma hacia su lugar de residencia, eso no debiera dejar a nadie impávido y deberíamos preocuparnos por qué significa eso”, comentó.