Desarrollo Inclusivo Y Sostenible

En el primero, “Vulnerabilidad social y adaptación de las personas mayores ante el cambio climático”, sus autores, Diego Sánchez y Rosalía Chávez, hacen un balance de las adaptaciones ambientales que demanda la población adulta en el contexto del cambio climático. Tienen en cuenta al respecto el aumento progresivo de este colectivo que, en experiencias de catástrofes asociadas al cambio climático, suele estar entre los más perjudicados, como la abultada bibliografía sugiere. Imposible no volver la mirada a ese otro 4 de septiembre de 1970, cuando Chile también definió un giro radical. Han transcurrido casi fifty two años y las huellas del día en que Salvador Allende obtuvo la primera mayoría en la elección presidencial siguen latentes. Para el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, y su secretario de Estado, Henry Kissinger, después de la Revolución Cubana un mandatario electo democráticamente con apoyo de socialistas y comunistas no es permitido en América Latina, su patio trasero.

Dentro de ello la violencia institucional atraviesa todos los espacios, y el de salud no se queda atrás, los ejemplos exceden las posibilidades de una columna conmemorativa, pero es necesario no dejar de nombrar las que impiden ejercer derechos sexuales y reproductivos. De Chile y especialista en vivienda social, realizó una investigación Fondecyt que justamente analiza el tema. “Entre 1980 y 2002 se construyeron 230 mil viviendas sociales, la mayor cantidad de producción de viviendas en toda la historia de Chile, pero el tamaño eran en promedio de forty five m2, mientras que entre 2003 y 2010 se construyeron apenas 23 mil viviendas, y esto es simplemente porque el suelo fue cada vez más caro, sobre todo en las metrópolis. Ya que el suelo eminentemente urbano es un bien que se transa en el mercado, en las ciudades el precio va de las tres a cuatro UF hacia arriba el m2, y para que una vivienda social se pueda construir y genere utilidades a las empresas, no debería superar el precio de una UF por m2.

Puede ser solicitado a partir del quinto mes de gestación, recibiendo un monto mensual cercano a los $10.000 mil pesos. Los orígenes, cambios y desafíos de las brechas sociales en Chile se analizan en el libro “Desiguales”, publicación que coordinó Osvaldo Larrañaga cuando estaba a cargo del área de equidad del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que ahora lidera la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica. A continuación, el informe indica que del subcomponente del gasto que se canaliza en los fondos de seguros de salud -que suma el 6,9% del PIB- un 2,4% del PIB está constituido por cotizaciones a fondos privados y gasto de bolsillo de afiliados a los seguros privados.

En São Paulo, el gobierno municipal llegó a anunciar la venta de las bases de datos de las tarjetas utilizadas en el transporte pero, bajo presión pública y después de la aprobación de una ley de protección de datos en Brasil, cambió su posición. La realidad que enfrenta la salud en regiones manifiesta una situación de precariedad e implica que una parte de la población del país enfrente dificultades para acceder a una atención oportuna y de calidad. El informe sostiene que la inequidad en las regiones es uno de los principales problemas en el pleno ejercicio del derecho a la salud en Chile. A esto se suman los problemas de cobertura específicos para diferentes grupos de población dentro de cada región, por ejemplo, pueblos originarios, personas con menos recursos económicos o migrantes. En Chile, Salud Un Derecho hizo un respetable esfuerzo de sistematización de cifras que están disponibles públicamente por parte de entidades como la OCDE.

El libro, que se centra en la desigualdad socioeconómica, quería aportar para pasar de una “discusión a nivel de slogan” a una de contenido analítico y basada en la evidencia empírica. Las ayudas sociales pueden ser entendidas como mecanismos para afrontar diversas vulnerabilidades, minimizar los riesgos y atender situaciones adversas no planeadas. No obstante, el estudio de la vulnerabilidad lleva a reconocer estrategias que, en muchas ocasiones, se caracterizan por su creatividad.

desigualdad ejemplos

Las regiones con mayor porcentaje de población indígena son la Región Metropolitana y La Araucanía, siendo en esta última donde la mayoría de ellos vive en zonas rurales (59%). A través de un análisis de convergencia, se concluye que en Chile, las regiones más pobres y desiguales, tienden a crecer más que aquellas más ricas y equitativas. Es decir, las regiones más perjudicadas convergen buscando alcanzar a los territorios más favorecidos del país. Lo que marca la desigualdad en Chile, es el aún elevado nivel de desigualdad y su persistencia, a pesar de la mencionada convergencia. «Hay un reduccionismo conceptual horrible desigualdad globalizacion en eso. Es impresionante y la falta de profundidad del tema, es decir, tener una sociedad más igualitaria contribuye a la paz social, contribuye al crecimiento económico, contribuye al desarrollo económico». Más estratégicamente, se ha utilizado activamente la tecnología de la información y las comunicaciones (TICs) para desarrollar contenidos y aplicaciones, ampliando la oferta educativa a través de los medios de comunicación, apoyando a niñas y niños para que sean capaces de continuar y disfrutar su proceso de aprendizaje.

Producido por la agencia de publicidad mexicana Publicis, la campaña busca, a través de fotografías reales, resaltar la enorme desigualdad y segregación urbana y social que existen en algunos barrios de la ciudad de Santa Fe, con el fin y bajo el lema de «borrar la diferencia». Esto porque nos interesa ser agentes del cambio en nuestras políticas y acciones; y que otras organizaciones se puedan inspirar con nuestro quehacer diario en cuanto a gestión de personas. Se basa en tratar a todos por igual, sin importar su género, basándonos en sus habilidades y logros. Aquí te presentamos algunas formas de trabajar hacia la igualdad en el entorno laboral, rompiendo estereotipos y prejuicios. Un caso especial es del colegio San Ignacio El Bosque, el cual posee un sistema de colegiatura diferenciada, donde el valor mensual varía en base al ingreso familiar y la cantidad de hijos.

Primero, porque frente a una cierta ausencia epistemológica de las definiciones sobre el concepto de vulnerabilidad social, la obra ofrece un acercamiento para redefinirlo o proponer nuevas formas de abordaje. Segundo, porque valorar la desigualdad desde este enfoque permite observar las realidades y capacidades de los actores para afrontar las situaciones de desventaja a las que cotidianamente se enfrentan. Y tercero, porque la mayoría de los trabajos descansa en la necesidad de articular un enfoque de derechos al análisis, para responder a los diferentes tipos de violencias que se imbrican en el modelo de desarrollo vigente. El fomento de la vivienda social, además de una política pública, ha significado nuevas formas de sociabilidad y convivencia que pocas veces son explorados. Convivencia, aspiraciones y realidades”, su autora, Waltraud Müllaer-Seicher, busca responder a este tema a partir del estudio de la categoría conflictividad vecinal en urbanizaciones cerradas denominadas ‘condominios populares’. El trabajo hace énfasis en el programa Mi Vivienda y Techo Propio (Lima), destacando el papel de la gestión comunitaria en los conjuntos con proyectos de intervención social que se convierten en activos para dar respuesta a este tipo de situaciones.

Actualmente en Chile, el 20% de mayores ingresos lo es 10 veces más que el 20% más pobre (OCDE, 2018). El enfoque metodológico examina los principales indicadores de igualdad de género entre los años 1992 y 2010, así como su relación con las políticas públicas que inciden en la construcción social del género en cada país. De esta forma, se espera que esta investigación genere un aporte cualitativo en el estudio de la desigualdad de género en países de renta media con problemáticas disímiles y algunos rasgos convergentes debido a sus procesos sociopolíticos e históricos particulares.

Pero el malestar generalizado y la insostenibilidad de un conflicto social de largo plazo quizás conduzcan a una nueva vuelta de timón en su desarrollo. O incluso, aunque es la opción menos possible de materializarse en un futuro próximo, a su superación. El economista británico Paul Collier, en El futuro del capitalismo, señala que el deterioro de las identidades nacionales también contribuyó al crecimiento de la desigualdad. Para el autor, el éxito de la socialdemocracia de posguerra —que estima como un modelo perfect de Estado ético e igualitarista— se debió a un extraordinario alcance en las obligaciones mutuas asumidas por los ciudadanos. Durante las primeras décadas de la posguerra, por ejemplo, los ricos cumplieron con unas tasas impositivas superiores al 80%. En su clase magistral, destacó los avances en materia de igualdad de la mujer, uno de los cuales es el incremento de la matrícula en educación superior, que supera el 50% del total, 10 puntos más que en 1990.

Nuestra sociedad ha cambiado y hoy los chilenos y chilenas pueden más y aspiran a mucho más. Pero también tenemos muchos lastres heredados que nos impiden muchas veces avanzar más rápido y también nuevos desafíos que enfrentar. Estamos abocados a encontrar los medios que nos permitan superar los obstáculos y a crear las condiciones que nos permitan ponernos a la altura de las nuevas oportunidades y retos.

Estas diferencias son de gran relevancia para la política pública y de acuerdo con Contreras (1999), también para el proceso de descentralización. El autor argumenta que dentro de las posibles causas de las diferencias regionales en el Gini, está que las regiones crecen a ritmos distintos, además concentran sus actividades productivas en diferentes sectores de la economía. Las diferencias productivas tienen un efecto sobre los niveles de ingreso y su variación. Más allá de las diferencias de ingresos, la desigualdad socioeconómica se manifiesta en otras dimensiones de la vida de las personas. La que más rechazo provoca en la población es la disparidad en el trato y dignidad que, por ejemplo, se materializa en la atención de salud.

Tanto el gasto sanitario como el educativo reducen la desigualdad en los países en desarrollo, aunque es más efectivo el gasto en educación. Sin embargo, estudios análogos han sobrestimado los efectos de ambos tipos de gasto, debido al uso de métodos econométricos inapropiados. El efecto progresivo del desigualdad hoy en dia gasto sanitario sobre la desigualdad es confirmado por el estudio que Spadaro et al (2011) hacen sobre dicho gasto en España, mostrando una buena capacidad para sacar a las familias de la pobreza. Bastagli et al (2012) también califican al gasto en educación y sanidad como de altamente redistributivos.