Con el propósito de brindar a Chile protección financiera para mitigar posibles impactos económicos negativos de terremotos y los tsunamis que ocasionen, el BM apoyó a Chile para emitir un bono catastrófico y swap de USD 630 millones, la cual es la mayor operación en un solo país. Con ello, Chile contará con fondos de rápida disposición en caso de desastre, lo que le permitirá proteger su presupuesto fiscal y reducir la necesidad potencial de movilizar deuda después de un evento. Chile recibió el primer préstamo del BM a nivel global para promover el hidrógeno verde y apoyar los esfuerzos de mitigación del cambio climático. desigualdad en las ciudades El proyecto busca incentivar la inversión en proyectos de hidrógeno verde en Chile, lo que permitirá acelerar el crecimiento verde del país, su transición energética y apoyar su compromiso de neutralidad de carbono en 2050. La Corporación Financiera Internacional (IFC) ha apoyado activamente al sector privado de Chile para aumentar la productividad, promover la inclusión y lograr avances en materia de sostenibilidad. En el país se están llevando a cabo algunos de los proyectos más innovadores de IFC, que incluyen autobuses eléctricos, productos especiales diseñados para promover la inclusión financiera, e hidrógeno verde.
Sin embargo, el número total de casos expandidos es diferente del número total de casos observados (número de hogares o población en la muestra). Una estimación realizada con un número pequeño de casos es menos confiable que una estimación sustentada en un gran número de observaciones muestrales. Luego, en 2017, la Fundación a través de su propuesta de política social «Umbrales Sociales para Chile», señaló que tras dos décadas de experiencia con Servicio País, y realizando estudios periódicamente se concluye que la pobreza tiene una marcada dimensión relacional. «La pobreza se ve como falta de oportunidades y se vive con impotencia. No poder cumplir con las obligaciones que la sociedad establece a los jefes de hogar, genera sentimientos de dolor y la angustia, de no poder responder a los hijos y darles lo que requieren para proyectar una vida diferente a la que ellos han tenido», señala Littin.
Al igual que otras naciones de América Latina, su origen se remite a la Colonia, cuando se constituyeron las instituciones que la inician, como la concentración en la propiedad de la tierra y la relación jerárquica entre la clase alta y el bajo pueblo. Incluso los países más equitativos exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un appreciable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. La disaster del sistema de acreditación de la Enseñanza Superior presenta un gravísimo dilema a la Educación chilena, plantea un tema moral muy profundo y daña seriamente la credibilidad de la institucionalidad política ante la ciudadanía. Muchas revistas académicas han publicado números especiales sobre el COVID-19, algunos de ellos en una etapa muy inicial de la pandemia, con énfasis en la envergadura del impacto de la pandemia en la sociedad desde el punto de vista epidemiológico y en las consecuencias de esta sobre los grupos de mayor riesgo.
Son conductas tales como el hipercontrol, el falso apoyo, la resistencia pasiva y el distanciamiento emocional, además de rehuir la crítica y evitar la negociación, prometer y hacer méritos, victimización y la búsqueda de compasión. Aquellos que implican la retención del poder, en que se utiliza la fuerza física, económica o la personalidad, con el objetivo de convencer a las mujeres de su error, negligencia o falta. Este tipo de conductas generan un sentimiento de derrota posterior al comprobar la ineficacia, pérdida, debilidad e incapacidad para defender las propias decisiones o razones. Ejemplos nítidos de este tipo de micromachismo son el control del dinero o los sabotajes a la comunicación, el uso expansivo y abusivo del espacio y el tiempo para si, insistencia abusiva y la imposición de intimidad, entre otros. Esas trampas son ideas, expresiones, gestos, actitudes y comportamientos cotidianos, interiorizados y justificados como naturales, que condicionan el día a día de la mujer y que se conocen como micromachismo.
Por un lado, estudios internacionales han encontrado diferencias en el grado de homogeneidad de la elite, niveles de coordinación y probabilidad de que grupos específicos conserven posiciones de poder a lo largo de varias generaciones, limitando la rotación y diversidad de sus integrantes. Por otro lado, varias investigaciones plantean que en las sociedades actuales las elites tienden a distanciarse en sus percepciones y preferencias del resto de la población (e.g. Page et al., 2013), diferenciándose en temas clave relacionados con cómo debe funcionar la democracia y la economía, entre otros. “El caso chileno muestra una débil capacidad redistributiva del Estado, un sistema poco progresivo, es decir, que se apega poco a la capacidad distributiva de cada ciudadano. Es tremendamente inefectivo para reducir desigualdades y presenta muchos vacíos legales que facilitan la evasión. Y finalmente, un modelo que prueba efectividad para reducir la pobreza, pero incapaz de modificar el orden distributivo actual”. Si bien estas mediciones son independientes entre sí (estar en situación de pobreza por ingresos no supone, necesariamente, encontrarse en situación de pobreza multidimensional y viceversa), en conjunto, ayudan a construir un diagnóstico global en torno a la magnitud y características de los hogares y personas que se encuentran en situación de pobreza en el país.
Mientras que bajan de posición relativa las regiones de Tarapacá (aunque continúa dentro de las con mayores logros de desarrollo humano), Atacama, O’Higgins y Valparaíso. En el período 1990 y 2013, la desigualdad del ingreso en Chile12, medida a través del índice de Gini, evolucionó de una forma related a una U invertida (ver Gráfico 6), crece a partir de 1992 para luego descender desde 2003 y de manera constante desde 2009. La nueva metodología13 da como resultado un índice menor, posiblemente porque las familias más vulnerables suelen ser más numerosas, luego al evaluar la distribución del ingreso total de los hogares, es esperable que sea más igualitario que al medirlo a nivel per cápita. En los últimos años la reducción de la desigualdad ha sido mínima, llegando a ser el índice de 0,495 en 2015. Para reducir la pobreza que aún afecta a Chile, así como la desigualdad, se requiere de buenos instrumentos que puedan identificar, cuantificar y caracterizar, de una forma precisa, a la población más vulnerable del país, de manera de poder aplicar la política pública eficientemente.
Y los emparejamientos, siguiendo la lógica de selección por similitud, suelen darse entre personas de un mismo nivel educacional y de ingresos. Es decir, los hombres educados y ricos, que antes por lo general eran la única fuente de ingresos de sus hogares, se casan hoy con mujeres igualmente educadas y ricas. La desigualdad social es un problema en Chile, ya que según estudios del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 28.6% de las personas adultas en Chile carecen de educación primaria y secundaria y según la Encuesta Nacional de Hogares del INE, sólo el 47.3% de las personas mayores de 18 años tienen educación universitaria. Por lo tanto, existe una brecha entre quienes tienen un nivel educativo bajo y las personas que cuentan con educación media o universitaria.
La deserción en el tercer año entre los estudiantes más vulnerables se redujo en casi 10%, pasando del 36,6 por ciento en 2018 al 26.8 por ciento en 2022. También aumentó la cantidad de proyectos de investigación adjudicados por estas universidades y la cantidad de profesores con doctorado. La sociedad hoy reconoce y valora la equidad de género como un imperativo ético para construir un Chile más justo. Pero aún resta mucho camino para asegurar la plena igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres.
El reporte da cuenta que mientras los hombres registraron a junio de este año una densidad promedio de cotización desde su afiliación al sistema de pensiones de fifty eight,1%, en el caso de las mujeres alcanzó el forty seven,7%. Asimismo, revela que la mediana de densidad de cotizaciones para los hombres fue de sixty three,4% y para las mujeres llegó a 45,3%. Respecto de los saldos acumulados, a junio de 2020 las mujeres registran un saldo promedio de 663 UF, en tanto que el de los hombres es de 1.842 UF, lo que indica una brecha de -64,0%. En esto incide, además de las densidades de cotizaciones, el período de acumulación de ahorros, a su vez, determinado por las diferencias en las edades legales de jubilación por sexo (60 años para las mujeres y sixty five años para los hombres), lo cual resulta en un menor período de acumulación en el caso de las mujeres. Estudios realizados por consultoras internacionales y por el Banco Mundial dejan al descubierto cómo el coronavirus ha contribuido a incrementar las diferencias entre hombres y mujeres, y cómo con la crisis sanitaria se han creado nuevos desafíos mundiales en materia de salud y seguridad económica.
Pero cuando hay mucha desigualdad la mayor parte de las personas que gana menos que el promedio, se moviliza. Los sistemas educativos deben procurar recursos financieros y no financieros para los alumnos de menores recursos para asegurar que todos los alumnos gocen de altos niveles de aprendizaje. En adición, es igualmente importante responsabilizar a las escuelas por sus resultados académicos.
«Llevamos décadas diciendo que Chile en términos de distribución de ingresos, tenemos una alta desigualdad y no mejora incluso después de algunas medidas redistributivas. Del punto de vista de la desigualdad material, está claro que no la hemos logrado podido revertir eso», detalla Méndez. «Uno podría decir que las desigualdades desigualdad en la salud ejemplos son diferencias que se consideran injustas, porque vulneran una norma de equidad entre los seres humanos», explica. La desigualdad, dicen académicos, tiene que resolverse multidimensionalmente, lo que incluye no solo equiparar ingresos, sino privilegios territoriales, las diferencias de género, étnicas y culturales.
Paradojalmente, si bien señalamos las dificultades de investigadores asociadas al confinamiento, también hemos observado cómo la producción académica en términos de artículos científicos ha ido en aumento. Para algunos investigadores, la pandemia también ha permitido tener un mayor tiempo para socializar los resultados de investigaciones a través de publicaciones. En relación a esto hemos podido constatar un crecimiento notable en la recepción de artículos de nuestra revista, no solo para esta sección temática de COVID-19 sino que también en la recepción de artículos libres y otras secciones temáticas.
Sin embargo, ni las desigualdades ni los estallidos sociales son nuevos en la historia de la humanidad. Este trabajo, luego de dar cuenta de algunos estudios sociales recientes en torno a las desigualdades que dañan a las personas y a las sociedades, realiza una aproximación teológica y magisterial a este drama, se hace cargo nuevamente de los valores evangélicos como la justicia y equidad. Termina ofreciendo algunas conclusiones o reflexiones finales que contribuyan al debate y al curso de la acción transformadora que demanda el presente. El trabajo del PNUD destaca que un punto de partida en esta desigualdad, en cierta forma fue la asignación de tierras realizada en la colonia a españoles y sus descendientes blancos, el inicio de la clase alta chilena. «Estructura social que se perpetuó a través de la hacienda, la cual dividió a la sociedad en patrones, empleados, inquilinos y peones con diferencias de recursos y poder muy significativas. Desde entonces la brecha de ingresos ha oscilado en distintos momentos, pero a la larga se ha mantenido bastante estable desde mediados del siglo XIX», dijo el documento. Un dato elocuente en relación a la importancia de la desigualdad nacional es el porcentaje del complete de los ingresos que perciben las personas que se encuentran al tope de la distribución.
El trabajo expone los elementosque articulan la construcción narrativa de estas mujeresen torno a la identidad de género, entendiendo que ésta se enmarcaen un proceso de transformación en el cual los actos delhabla y las prácticas performativas encarnan la fuerza transformadorade dichos procesos. «Hay un reduccionismo conceptual horrible en eso. Es impresionante y la falta de profundidad del tema, es decir, tener una sociedad más igualitaria contribuye a la paz social, contribuye al crecimiento económico, contribuye al desarrollo económico». Entre las desigualdades que más molestan a los chilenos está que algunos accedan a mejor salud que otras, que algunos accedan a mejor educación y que algunos reciban un mejor trato. “La intolerancia respecto a desigualdades en salud y educación ha aumentado”, señaló el director de la Escuela de Gobierno.