Éste no viene definido en términos de normas morales que remiten a esa reproducción material y simbólica básica que ha supuesto la inclusión social históricamente hasta hoy en día. Es decir, hay procesos de afirmación identitaria de los jóvenes que suponen dinámicas de integración a comunidades que no responden a los parámetros clásicos. El ser pasa por el consumo y el mismo se puede lograr mediante la transgresión de normas y el recurso a la violencia. El individualismo se impone sobre la acción colectiva, la competencia sobre la cooperación y se opera distanciamiento de la esfera pública con reclusión en el mundo privado (García Delgado, 1998). Es decir, hay acoplamiento de exclusiones, conjugándose las socio-económicas (desempleo) con las socio-culturales (identidades fragilizadas), y generándose así dinámicas de exclusión extrema.
Es importante abordar estos problemas de exclusión y desigualdad para crear una sociedad más justa y equitativa para todos. Esto puede implicar la creación de políticas y programas que aborden las causas profundas de la exclusión y la desigualdad, como la pobreza y la discriminación. También puede implicar la promoción de una mayor igualdad en la distribución de recursos y oportunidades en la sociedad. En este artículo exploraremos algunas de las principales consecuencias de la exclusión y la desigualdad, desde el plano particular person hasta el colectivo, y veremos cómo estas problemáticas pueden afectar tanto a la vida de las personas como al desarrollo de las sociedades en su conjunto. La exclusión y la desigualdad son fenómenos que afectan a millones de personas en todo el mundo. Aunque pueden tomar diferentes formas y manifestarse en distintos ámbitos de la sociedad, sus consecuencias son siempre perjudiciales y duraderas.
Debe ser una sociedad en la que se cuestionen las creencias y normas sociales dañinas que determinan las relaciones de género y poder, especialmente allí donde estas tienen un mayor impacto sobre las mujeres pobres. Para lograrla, debemos denunciar las prácticas patriarcales que impiden a las mujeres disfrutar de sus derechos. Favorece la cohesión social e impulsa el empoderamiento económico de mujeres y grupos marginados.
Por el contrario, el excedente laboral inducido por la dinámica acumulativa correspondería a la categoría de exclusión pasiva. Y tercero, el desempleo está fuertemente asociado con la pobreza, especialmente con la indigencia. La misma adquiere un sesgo perverso en el caso de los jóvenes, ya que puede desarrollar dinámicas de transmisión generacional de la pobreza que cuestiona tendencias históricas de su reducción (Tokman, 1998). Obviamente, este mantenimiento de la pobreza extrema favorece el desarrollo de la exclusión social. La exclusión se refiere a la situación en la que una persona o grupo de personas son marginadas o excluidas de la participación plena en la sociedad.
Además, hay una segunda transacción, de naturaleza externa, que tiene que ver con la exposición de la transacción interna al «otro». sixteen Además, desafiliación implica una afiliación previa que en el referente del análisis de Castel, algunas sociedades europeas, hace que tal término sea totalmente pertinente. No obstante, como veremos más adelante para el caso latinoamericano, la existencia de una exclusión originaria relativiza tal pertinencia. 13 El paradigma de monopolio es el que ha inspirado el estudio sobre la interacción entre exclusión e integración en Venezuela realizado por Cartaya et al. (1997), donde se destaca el hiato entre los derechos sociales y políticos reconocidos formalmente y su aplicación en la práctica. eight En términos de desigualdades significa destacar las oportunidades y no las condiciones (Mora Salas, 2005). Nuestra hipótesis se sustenta en el hecho que la barrera entre lo formal y lo casual tiende a borrarse por una doble razón.38 Por un lado, la precarización del empleo asalariado ha supuesto desregulación de normas laborales donde la diferencia entre trabajo y empleo se vuelve cada vez más nebulosa.
Así, la categoría de «inclusión baja» sería sinónima a la de «inclusión desfavorable» postulada por Sen (2000). No obstante, no queremos trivializar ciertas manifestaciones de exclusión, de ahí que utilicemos el adjetivo «extrema» para designar el nivel más alto de exclusión. Dicho adjetivo no es equidistante con el de «alta» utilizado para inclusión; es decir, el abanico estaría inclinado hacia el lado de la exclusión, y el argumento de relativizar la exclusión tiene también su límite.
Primero, no se trata solamente de mantener, en mayor o menor grado, las garantías laborales ya obtenidas, sino también de negociar la forma de participar en el proceso laboral. O sea, la oportunidad no es sólo el empleo como trabajo con estatuto de garantías no mercantiles, como en el pasado, sino también el posicionamiento ante innovaciones organizativas de inspiración post-taylorista. Y segundo, éste es un fenómeno que no es sistémico, sino que acaece a nivel de empresas individuales y no de sector. Con el fin de la disaster en que aportan las organizaciones sociales y la aplicación generalizada de programas de ajuste estructural, ha emergido un nuevo modelo acumulativo, lo cual ha dado lugar a un segundo momento modernizador en la región signado por la globalización. Como no podría ser de otro modo, ésta ha supuesto importantes transformaciones en los mercados de trabajo de América Latina.
14 Se prevé que el componente de la ZMCM que no corresponde al Distrito Federal incrementará su participación en la población regional de fifty one.9% en 2000 a 55.3% en 2010 y fifty six.2% en 2020 (OECD, 2004). 39 Esta observación tendería a coincidir con la conclusión del LARR Research Forum (González de la Rocha et al., 2004), donde varios autores señalan que, en comparación con la marginalidad del pasado, la «nueva pobreza» es más estructural, más fragmentada y, paradójicamente, más excluyente. 18 Esto no quiere decir, como subraya el autor, que las élites no acaparen oportunidades y que las no élites no puedan desarrollar dinámicas de explotación.
En muchas economías industriales avanzadas, la desigualdad aumentó ligeramente si bien ya se encontraba en valores bastante bajos. Varios países de Europa Oriental registraron un drástico aumento de la desigualdad durante su transición política. Las diferencias han disminuido en algunas partes de Oriente Medio, pero han aumentado en determinados grupos. 37 Se puede pensar que este excedente laboral funcionaría más bien según los patrones clásicos señalados por Marx (1975) en su concepto de ejército industrial de reserva, respecto del cual el adjetivo industrial debe abrirse a todo tipo de actividad.
sixteen Si bien en Argentina los niveles de pobreza en la población total superaron a los de México en 2002, la incidencia de la pobreza entre los ocupados fue related en ambos países, lo que estaría indicando una más fuerte asociación entre el empleo y la pobreza en México, y una mayor incidencia del desempleo en los sectores de menores ingresos en Argentina. Massey (1996) destaca entre los procesos que bloquean la movilidad social la emergencia de una estructura económica caracterizada por el estancamiento de los ingresos medios, una creciente desigualdad, y una notable rigidez de la estructura social. Coarta la movilidad espacial una marcada segregación de clase que en algunos lugares resulta exacerbada por una deliberada exclusión racial y étnica (idem). Tanto dentro de los países como entre ellos, siguen observándose desigualdades derivadas de los ingresos, la localización geográfica, el género, la edad, el origen étnico, la discapacidad, la orientación sexual, la clase social y la religión, factores que determinan el acceso, las oportunidades y los resultados. Entretanto, están surgiendo deficiencias en otros ámbitos, como el acceso a las tecnologías móviles y en línea.
Estos datos devastadores demuestran que el colectivo infantil está en una situación especialmente weak. Pero las personas mayores y las personas jóvenes en paro son otros de los grupos sociales afectados. Si hablamos de nuestro país, la disaster ha traído falta de empleo, menos recursos para las personas en riesgo de exclusión y un aumento de la pobreza, que según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida de 2014 del Instituto Nacional de Estadística alcanza el 22%. “No hay otra”, señala, ya que “si se quieren tener recursos públicos para invertir en educación y salud no hay que otra que tener ingresos públicos que se colectan a través de los impuestos”.
El acceso a estos lotes, así como la provisión de servicios públicos como agua, luz, pavimentación, and so on., suelen estar ligados a ciertas prácticas clientelares y a los cacicazgos políticos que tienen el “control” de la zona. La conjunción de estos procesos contribuyó a consolidar una estructura social no sólo altamente desigual, ensayo sobre la pobreza en el mundo sino cada vez más rígida, promoviendo de manera simultánea la reproducción intergeneracional de la pobreza y la riqueza. 30 También hay que mencionar una tercera transformación que tiene que ver con el hecho de que aunque las tendencias excluyentes predominen, no significa que los mercados de trabajo hayan perdido su capacidad de inclusión.