Columna De Ignacio Briones: Desigualdad, Es El Estado, No El Mercado

Este tipo de desigualdad suele crear malestar por parte de la ciudadanía y descontento hacia las autoridades públicas, a quienes se exige salud de calidad y para todos. Actualmente, en Chile el gasto complete en salud representa el 7,2% de su PIB, por debajo del promedio de los países miembros de la OCDE, 9,3% (Instituto Nacional de Derechos Humanos, 2016), por lo que en materia de salud aún quedan muchos desafíos para el país y para la equidad en el territorio. Un dato elocuente en relación a la importancia de la desigualdad nacional es el porcentaje del complete de los ingresos que perciben las personas que se encuentran al tope de la distribución. La relevancia viene dada porque son precisamente estas personas que concentran altos niveles de ingresos, quienes adicionalmente ejercen una influencia importante en las decisiones y en el diseño de políticas que finalmente los terminan favoreciendo a ellos mismos.

[8] Estos números y los reportados por la OCDE no coinciden con exactitud dado el ajuste con datos administrativos a los ingresos altos. Sin embargo, estos impuestos representan una porción muy menor de la recaudación complete y, en particular al impuesto a la herencia, su diseño no permite una implementación eficiente. Así, se puede decir que, en términos generales, los impuestos patrimoniales no son relevantes en Chile, tanto en términos de recaudación, como en progresividad o cuidado de la democracia. Estos cálculos balancean los potenciales efectos negativos sobre la eficiencia y positivos sobre la redistribución que tienen este tipo de impuestos. Algunos columnistas han especulado que esto se debe a la ineficiencia del Estado en las transferencias.

La desigualdad de Chile es intra e interregional, los ingresos del 10% de la población más rica del país son 27 veces mayores que el decil más pobre (OCDE, 2015)6, por sobre el promedio de los países de la OCDE, donde el 10% más rico gana 9,6 veces más que el 10% más pobre (siendo esta la mayor diferencia de los últimos 30 años) (Keeley, 2015). Actualmente en Chile, el 20% de mayores ingresos lo es 10 veces más que el 20% más pobre (OCDE, 2018). Se demuestra que las regiones más desiguales inicialmente, tienden a ser también las regiones más desiguales al last del período. Se concluyó en Mieres (2019) que las regiones de Chile con mayor índice de Gini inicial tendían a reducir más la desigualdad a lo largo del tiempo (convergencia), sin embargo, el modelo III demuestra que la desigualdad es un fenómeno persistente en el tiempo. Cuando una región arrastra un cierto nivel de desigualdad del ingreso, la desigualdad tiende a permanecer y el mercado por sí solo no es capaz de corregirla.

desigualdad en la distribución de ingresos

Por su parte, se observa que regiones con mayor aporte del sector secundario, ceteris paribus, tienden a ser menos equitativas, posiblemente porque los beneficios captados en este rubro no son inclusivos con toda la comunidad. Deininger y Squire (1998), en una investigación que buscaba confirmar o refutar la hipótesis de Kuznets, realizaron un análisis con datos longitudinales de 49 países del mundo. En la mayoría de los casos no encontraron una relación significativa entre ingreso per cápita y desigualdad. En cinco de los países encontraron una relación que confirma la hipótesis de la U invertida (Brasil, México, Hungría, Trinidad y Filipinas), mientras que en cuatro de ellos (Estados Unidos, Reino Unido, Costa Rica e India), encontraron evidencia que la contradice. Los autores interpretan sus resultados como una indicación de que no hay una ley universal desigualdad en la salud ejemplos inamovible, sino que más bien, los cambios en los ingresos y la desigualdad, son afectados por las condiciones iniciales de los países y posiblemente por las políticas (Deininger y Squire, 1998, pp. 261).

Para la mayoría de las regiones, hay un mayor porcentaje de mujeres analfabetas que de hombres, a excepción de las regiones de Tarapacá y O’Higgins. Por su lado, la Región Metropolitana, como no es de extrañar, ostenta los mejores resultados junto con regiones del norte como Antofagasta y Tarapacá. Las regiones que más han mejorado su nivel de escolaridad promedio son Los Ríos, Aysén y Coquimbo, mientras que las regiones de menor avance han sido Atacama, la Región Metropolitana y Antofagasta. En general, las regiones con menores años de escolaridad al comienzo del período, son aquellas que han tendido a mejorar más este indicador. Mayores ingresos son consecuentes con mejores oportunidades de acceso a un sistema educacional y de salud de calidad14. Una persona de mayores ingresos irá a mejores escuelas, podrá asistir a clases particulares y extracurriculares, tendrá mejor asistencia dental, podrá ir a mejores centros médicos e incluso tomar mejores medicinas, que una persona pobre.

Hoy la sociedad es más consciente de la importancia de distribuir oportunidades, de asegurar que «la cuna» no determine el futuro y de no tolerar desigualdades asociadas a la vulneración de derechos como condiciones mínimas de una sociedad que busca el desarrollo humano de su población. La experiencia señala que la coordinación no debiera ser una cuestión solo de un círculo de expertos, sino que también un ejercicio democrático de articulación transversal que integre la política, la sociedad civil y la ciudadanía. Países como Finlandia, Irlanda o Francia logran incluso bajar su Gini en más de 23 puntos. La evidencia Ocde muestra que un 78% de la disminución de la desigualdad, es decir el gran grueso, proviene de transferencias monetarias directas (12,5 puntos), mientras que un 22% se explica por la progresividad tributaria (3,5 puntos). La progresividad tributaria apunta a que la tasa de impuestos que pagan las personas aumente con su nivel de ingreso, para que las que tienen mayores recursos paguen más que las vulnerables.

La información recopilada para el desarrollo de este trabajo, se ha obtenido de fuentes secundarias, desde distintas bases de datos mundiales y nacionales. A nivel país se utiliza principalmente, la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) del Ministerio de Desarrollo Social y datos de productividad del Banco Central de Chile. Asimismo, se contacta con diferentes instituciones, como el Instituto Nacional de Estadísticas, al que se solicita datos antiguos poblacionales y vitales no disponibles en la web1.

14En Chile, el sistema público de educación, sobre todo educación básica y media, debe mejorar en calidad para ser competitivo con el sector privado. Por su parte, el sistema de salud presenta problemas, principalmente, por la falta de atención. 11Utilizan dos bases de datos, la Encuesta Nacional de Caracterización Socioeconómica (Casen) de 2003 y el Censo de Población y Vivienda de 2002. 8Estados Unidos por su parte, obtiene el puesto número diez, con un PIB per cápita 2,four veces superior al chileno. Si bien, mejorar la salud es el principal objetivo de un servicio de salud, no es el único.

La dirección emprendida es la correcta, pero el nivel sigue siendo inaceptable desde el punto de vista de nuestras ambiciones respecto de una sociedad más igualitaria” (Extracto de El Mercurio del día 24 de octubre de 2013 sobre el Discurso de Angel Gurría, en la 32“ reunión anual de la Red de Altos Funcionarios de Centros de Gobierno). Las razones teóricas de esta relación inicial positiva se encuentran basadas en tres supuestos (Domínguez, 2009). El Primero es que la propensión marginal al ahorro de los estratos altos de la población es mayor a la que presentan aquellos grupos sociales de menores ingresos; por lo tanto, a mayor desigualdad mayor tasa de ahorro y más rápido será el crecimiento económico3. El segundo es que los grandes proyectos de inversión requieren de altas sumas de capitales, por lo que un país al no contar con un mercado financiero desarrollado, la posibilidad de concretar estos proyectos se enfoca en unos pocos individuos de la sociedad que a su vez concentran una parte importante de la renta nacional. Y el tercero es que la desigualdad es eficiente para la economía, dado que induce a los agentes a arriesgarse y/o esforzarse más con el fin de mejorar sus niveles de bienestar relativo, lo que repercute de forma positiva en el desempeño económico de los países.

Por último, la desigualdad tiende a causar situaciones de conflicto social que, a su vez, pueden derivar en consecuencias que afectan las posibilidades de desarrollo, ya sea a través de situaciones de inestabilidad política o por el tipo de políticas económicas implementadas. En easy, estos son impuestos que se cobran sobre activos, como por ejemplo activos financieros o propiedades. A diferencia de los impuestos al ingreso que se calculan en base a flujos (es decir, a cuánto se gana en un año), estos impuestos se calculan en base a inventory (es decir, a la cantidad acumulada a través de los años).

Esta idea no considera que entre 2006 y 2017, pasamos de una pobreza de 29,1% al mencionado eight,6%. El gráfico 1 muestra las participaciones del 1% más rico en los países mencionados, estimados en los trabajos de referencia. Pueden verse participaciones superiores al 25% del ingreso en el caso de Brasil, o alrededor al 20% en Colombia, Chile y México [1], que si se compara con otras regiones del mundo confirma a los países de la región entre los más desiguales y concentrados del planeta. Un estudio elaborado por economistas volvió evidenciar la fuerte desigualdad en la distribución de la riqueza en Chile, donde el 20 por ciento de personas con mayores recursos concentran el 72% de la riqueza del país.

Por ejemplo, 100 mil pesos adicionales para un hogar que se sostiene con el salario mínimo son significativos, mientras que para un hogar de altos ingresos son poco relevantes. El impuesto óptimo balancea estos dos efectos y, para sorpresa de muchos, aun considerando sus potenciales efectos distorsionadores, la literatura ha concluido que debe ser bastante altos. Para esta discusión será útil definir qué significa que la intervención del gobierno sea progresiva o regresiva. Diremos que una política es progresiva si es que ésta mejora la distribución de ingresos, es decir, si los impuestos y transferencias conllevan a distribuciones más igualitarias que las que se observan en el mercado. Por el contrario, una política que empeora la distribución del ingreso se define desigualdad humana como regresiva.