Organizando los datos de esta forma, un análisis realizado por Osvaldo Larrañaga, de la Escuela de Gobierno UC, muestra que el decil más bajo tenía en 2022 más ingresos del trabajo y más ingresos autónomos (del trabajo y de otras fuentes propias), y que además recibía más apoyos del Estado que en 2017. Del total de aumento de ingresos totales en este grupo, 24% se explica por ingresos propios y 36% por apoyos estatales. Poco más de 2 millones 112 mil personas viven en nuestro país en situación de pobreza extrema y no extrema de acuerdo a la encuesta Casen en pandemia, lo que equivale al 10,8% de la población, 2,2 puntos por encima de la última medición en 2017. En relación a la desigualdad económica, la CASEN 2022 identificó que el 20% de los hogares con mayores ingresos monetarios obtiene ingresos 8,2 veces superiores a los del 20% de hogares con menores ingresos.
En common, el enfoque nacional sobre los tugurios ha variado, pasando de políticas negativas (desalojo, erradicaciones, negligencia benévola) a políticas más positivas como el mejoramiento de los asentamientos, la movilización de recursos locales para las mejoras y políticas basadas en el derecho. Se han aplicado distintas estrategias programáticas, desde las que se limitan a regularizar la propiedad de las viviendas irregularmente ocupadas, a programas integrados de mejoramiento de los barrios. Estas estrategias se fundamentan en un consenso regional generalmente aceptado de que las estrategias basadas en el asentamiento de poblaciones en las zonas que ya ocupan, proporcionan la solución más deseable desde el punto de vista social y económico al problema de los asentamientos informales. En este sentido, los asentamientos irregulares se aceptan como una realidad urbana que no puede erradicarse y se aceptan como parte del proceso de crecimiento de las ciudades.
Revisaremos las estrategias públicas actuales para atender a la vulnerabilidad económica de los pobres urbanos, desde el campo del habitat y la intervención urbano-territorial. Antes de profundizar en la experiencia en la región en esta temática, es importante recalcar que políticas orientadas a fomentar un crecimiento económico elevado y sostenido, así como un desarrollo productivo fundado en el aumento de la productividad y la incorporación continua de innovaciones, son claves para la generación del empleo productivo8. En la mayor parte de los países de la región la pobreza urbana habita de manera formal y al mismo tiempo subsiste gracias al sector informal. Otro grupo importante es el que presenta una pobreza «formal» en ambas dimensiones de empleo y habitat. La experiencia de algunos países parece indicar que la pobreza formal es especialmente weak a los ciclos económicos, tanto por los costos de vivir en viviendas convencionales como por la mayor rigidez que enfrentan los hogares a la hora de ajustar sus patrones de vida cuando lo requieren las fluctuaciones en el ingreso.
Es muy possible que la causalidad opere en ambas direcciones, puesto que una alta desigualdad de ingresos dificulta la igualación de oportunidades en ámbitos como el desarrollo infantil temprano y el sistema educacional, por las grandes divergencias que existen en el capital económico, social y cultural de los hogares de origen. Las sólidas políticas macroeconómicas de Chile permitieron que los desequilibrios provocados por la pandemia de COVID-19, como los altos déficits y la inflación, se controlaran. Las restricciones fiscales y monetarias estabilizaron la economía, pero frenaron el crecimiento en 2023. El país procura lograr un crecimiento más rápido, más ecológico y más inclusivo, y las reformas en los ámbitos de la productividad, la tecnología, la competencia y el desarrollo del capital humano son cruciales para lograr este objetivo.
El proceso de urbanización ha permitido resolver algunas de las necesidades básicas de la población pero no ha podido facilitar la eliminación o substancial reducción de la pobreza. La informalización del mercado laboral debida a la incapacidad de las economías de generar suficiente empleo formal4, se considera entre las principales causas de la pobreza urbana. El sector casual ha llegado a representar el 73% del mercado laboral urbano, especialmente en lo que se refiere a actividades de las prestaciones de servicios, que es el sector adonde se registra el mayor incremento.
En Chile, el 60% de los hogares que viven en pobreza extrema y no extrema, tiene a una mujer como jefa de hogar. En los últimos 15 años ha habido una reducción de la desigualdad de los ingresos, aunque el coeficiente de Gini de 0.forty eight en la última medición disponible para Chile (2017) está lejos aún del promedio de las economías desarrolladas (figura 2). Entre 1930 y 1970, hubo una moderación del fenómeno en el contexto de una creciente democratización del país, revertida durante la dictadura militar, cuando grandes transformaciones domésticas y de la economía mundial generaron innovaciones tecnológicas y de otro tipo que impactaron sobre la desigualdad de ingresos. El conocimiento que hemos obtenido trabajando en conjunto con Chile, ha sido compartido con diversos países del mundo que enfrentan desafíos de desarrollo similares. El programa continúa creciendo para incorporar un módulo para el apoyo al empleo, la pink la pobreza en tiempos de pandemia de apoyos y cuidados, y como base para apoyar el diseño de las oficinas locales para la infancia, lo que permitirá entregar una prestación integrada de servicios a los niños y sus familias.
La importancia del sector casual como fuente de trabajo e ingresos, particularmente para los pobres, es evidente. Sus ingresos por ocupado en general son bajos e inferiores a los que se obtienen en el sector formal (aunque en el sector formal los pobres generalmente también tienen empleos inseguros de rentabilidad baja (Banco Mundial, 2004)). Ello refleja, en parte, diferencias de capital humano pero, principalmente, de las características productivas de las unidades que componen el sector (escasos requerimientos de capital y tecnología, y por ende, resultan en baja productividad e ingresos por persona ocupada) y de los mercados a los que tienen acceso. La construcción social del habitat por los habitantes de los asentamientos precarios y de los barrios consolidados debe ser considerada como un recurso y una inversión de los sectores de bajos ingresos que debe activarse, mejorarse o capitalizarse, es una de las principales oportunidades de desarrollo del habitat en la región. En general los responsables por la formulación de políticas no reconocen en forma explícita este recurso ni su incorporación a las políticas de vivienda.
Para ello, ha logrado unir a Grandes Empresas, algunos integrantes de Pacto Global Chile y otras no, para apoyar a Escuelas Rurales de la Ciudad de Puerto Montt, en celebridades, suministros, útiles escolares y reparación de infraestructura. Hoy, ya contamos con la participación activa y apoyo de Aceros AZA, La Bolsa de Santiago, Telefónica, SMU, Tiendas Dimarsa, Caja de Compensación La Araucana, Carabineros de Chile, Paz Corp., Transport Group, entre otras. La crisis habitacional en Chile ha experimentado un preocupante aumento en la última década y solo el último año las familias que viven en campamentos aumentaron en un 39%, la mayoría sin acceso seguro a servicios básicos como agua, alcantarillado y electricidad. Los buenos resultados y la gran cantidad de postulantes nos impulsaron a transformar este programa en una “Academia Carozzi”, que se proyecta lanzar el primer trimestre del 2024, con un alcance nacional, entregando más herramientas y nuevas temáticas, con el objetivo de impactar a 500 personas en el primer año luego de su lanzamiento.
En este sentido, no han existido intentos serios ni sistemáticos para resolver los problemas de desempleo, informalidad y bajos salarios que afectan a millones de personas todos los días. Durante las últimas décadas, las políticas del habitat han ido incorporando una marcada orientación hacia la economía de mercado en sus programas. Desde el punto de vista de la oferta se exigen a los sectores de pobreza ahorros, pagos para servicios, entre otros. Esta estrategia de política sin lugar a duda, ha ayudado a ampliar la cobertura de estos programas, diversificando las formas de financiar la inversión pública, como también ha ayudado a facilitar la asimilación de una cultura relacionada a esta economía. Sin embargo, la comprensión de esta realidad de economía de mercado, desde el punto de vista del hogar (e individuo), ha sido ajena a la política habitacional y a la intervención urbano-territorial. Esta falla en el marco de las políticas del habitat en la región no ha permitido potenciar a los sectores de pobreza en aspectos críticos de su desarrollo.
En nuestra región, la pobreza urbana adopta la forma de bajos ingresos vinculados a empleos precarios, falta de capital educativo y activos patrimoniales, y refleja inequidades por razones de género1. La precariedad urbana -entendida como la proporción de los hogares que no tienen cubiertas sus necesidades habitacionales, tales como la materialidad de la vivienda, acceso a servicios (agua y saneamiento) y la tenencia- afecta tanto a los hogares pobres, como también, aunque la pobreza extrema en el mundo en menor grado, a los hogares que se encuentran sobre la línea de pobreza por ingresos. Asimismo, estudios del Banco Mundial muestran que la productividad de empresas localizadas en áreas urbanas aumenta con el tamaño de ciudad (Vidler, 1999). Para explotar los beneficios de aglomeración, las ciudades pueden (Vidler, 1999) aumentar la inversión en capitales (infraestructura, vivienda, social) a través de un financiamiento tanto público (multi-nivel) como privado.
La pobreza como virtud implica no dejarse encadenar por los mecanismos de la sociedad consumista en la que ahora vivimos, que lejos de liberarnos nos esclaviza a las cosas. Vivimos en una sociedad donde el amor por las cosas (automóviles, teléfonos, artefactos tecnológicos, etc.) es más fuerte e importante que el amor por la vida y por las personas. “El compre y tire” es el nuevo motor que impulsa a las sociedades actuales, y en este deseo compulsivo de posesión se nos va la vida private, familiar y colectiva.
En áreas rurales, aún existen modalidades de generar sustento (muchas veces de subsistencia) donde se transan especies y la fuerza de trabajo (en forma particular person y colectiva), además de la producción agrícola directa. De acuerdo con los resultados dados a conocer este jueves, la baja en la pobreza por ingresos se explica tanto por el aumento de los ingresos laborales y los autónomos (que no tienen que ver con el trabajo), así como por los diversos subsidios que ha entregado el Estado a los hogares de menores ingresos desde la pandemia en adelante. Según señaló el ministro Jackson, respecto a los ingresos de los hogares y su distribución, “podemos ver que el año 2022, por ingresos del trabajo registramos un aumento significativo respecto de 2020, pero son estadísticamente iguales al 2017, por lo que podemos hablar de un efecto de recuperación desde la pandemia, pero no de una superación del nivel de la pandemia”.
La Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen), en su versión 2022, permitirá contar con una nueva medición de la pobreza multidimensional, la cual no ha sido calculada desde 2017, entregando datos clave para el proceso de recuperación económica y social luego de la pandemia. Y agregó que “los indicadores existentes son muy variados y continúan surgiendo diversas variantes, lo importante es que cada uno de ellos aporta nueva información, y por tanto el reto está en realizar una correcta interpretación de los mismos para la orientación de las políticas públicas en el objetivo de erradicar la pobreza”. Haydée dijo que “desde la década de 1990, se ha usado una metodología de medición de pobreza por ingresos o indirecta, siendo esta la medición oficial. La idea central de esta metodología es determinar la cantidad de personas que se encuentra en situación de vulnerabilidad en base a un determinado nivel de ingresos que permite satisfacer las necesidades consideradas como básicas”. Sin embargo, subraya que “sería muy positivo que el mercado laboral lograra contrarrestar el alza que está presentando la línea de la pobreza.