Chile: Entre El Cambio Y La Indignación Por La Desigualdad

19Para ver las variables que componen las distintas dimensiones, revisar el informe de Vial (2017). 1 La tarea de recopilación de datos no fue fácil, sobre todo al querer abordar el largo plazo, sin embargo, se debe agradecer a las distintas instituciones que cooperaron entregando información a través del Portal de Transparencia del Estado. Es interesante ver como a partir del año 2001 la tasa de mortalidad comienza nuevamente a ascender. En el segundo puesto de ese listado está Julio Ponce Lerou, quien tomó el control de SQM (Soquimich), una de las mayores productoras mundiales de litio, yodo y fertilizantes, una vez privatizada por Pinochet, su suegro. Maneja la empresa a través de un esquema de «cascadas», obteniendo una utilidad fraudulenta de US$128 millones (juicio en curso).

En términos más específicos, y según los grupos socioeconómicos asignados por la Agencia de la Calidad de la Educación, el nivel socioeconómico parece ser un determinante importante del desempeño lector de las y los estudiantes. Si bien el rezago lector está presente en todos los niveles, los resultados evidencian una amplia brecha educativa. Branko Milanovic, economista político de origen serbio-estadounidense, es reconocido como una de las mentes económicas más brillantes de las últimas décadas. Según El País de España, este investigador ha redefinido el debate sobre la equidad a nivel mundial, aportando una perspectiva innovadora y progresista a las discusiones sobre desigualdad.

De igual forma, las regiones con mayor desigualdad inicial, son las que tienden a reducir más rápido este indicador. Es lamentable ver que a nivel de desigualdad del ingreso, medido a través del índice de Gini, índice 10/10 o índice 20/20, las regiones del sur suelen encontrarse en una posición desfavorecida versus las regiones nortinas. Por su parte, la Región Metropolitana, tiene el segundo mayor índice de Gini del país, posición casi invariante a lo largo del período estudiado. Se observa que las regiones más desiguales, son igualmente aquellas con menor PIB per cápita y menores índices de desarrollo. De acuerdo con los datos para 2015 del Banco Mundial, en Chile la esperanza de vida al nacer es de seventy nine años en promedio, siendo de 77 para los hombres y 81 en el caso de las mujeres, encontrándose sobre el promedio mundial (72 años, 70 para hombres y 74 para mujeres). Actualmente, en contraposición del año 1990, no existen grandes brechas entre la esperanza de vida de una u otra región, siendo esta de 2 años en 2015 y 5 años en 1990 (ver Gráfico 11).

Mayores ingresos son consecuentes con mejores oportunidades de acceso a un sistema educacional y de salud de calidad14. Una persona de mayores ingresos irá a mejores escuelas, podrá asistir a clases particulares y extracurriculares, tendrá mejor asistencia dental, podrá ir a mejores centros médicos e incluso tomar mejores medicinas, que una persona pobre. Desiguales destaca el rol que le cabe a la política pública en igualar el acceso a los servicios sociales, reducir la concentración del ingreso en el 1% más alto y romper el vínculo entre el dinero y la influencia en las decisiones públicas. OECD (2012) postula la necesidad de reformas tributarias que combinen ajustes en impuestos (algunos hacia la baja, otros al alza) con políticas de subsidios al trabajo de los sectores de menores ingresos. En ella se evidencia de forma notoria que la desigualdad causa directamente a las transferencias, no dándose aquello en sentido contrario. Lo anterior concuerda con lo que la teoría económica específica sobre ambas variables, dado que un país con más desigualdad tiende a la redistribución desde ricos hacia pobres.

Por otra parte, y como también se mencionó al comienzo de este artículo, el Coeficiente de Gini es uno de los indicadores más utilizados a nivel internacional a la hora de medir la desigualdad ( Medina, 2001 ; Goubin, 2018 ) y Chile no es la excepción. Si bien se reconoce la utilidad de este índice, existen críticas al mismo, como las planteadas por Atkinson (1970 ) sobre la proporcionalidad de las transferencias, otorgando más peso a las transferencias en el centro de la dis-tribución que en las colas, lo que no necesariamente refleja los valores sociales tras un indicador de desigualdad. El autor examina también las propiedades de utilizar varianzas y la desviación relativa de la media, encontrando que cada una de ellas tiene sus propias limitaciones. Sin embargo, tomando en consideración las críticas que ha establecido la literatura, el Índice de Gini continúa siendo un indicador ampliamente utilizado para la medición de la desigualdad y la formulación de políticas públicas (Liu & Gastwirth, 2020; Furman, Kye & Su, 2019). En este sentido, al utilizar este índice como una herramienta general para medir las dis-paridades, se podría haber pensado que el foco de las acciones públicas también respondería a este mismo, no obstante, el Índice de Gini solo muestra un promedio de la distancia que existe entre los ingresos de los individuos de una economía ( Medina, 2001 ; Alvaredo et al., 2018). Así, se podría haber inferido que la estrategia chilena para reducir las desigualdades en el contexto de la Agenda 2030 se centraría mayormente en la dimensión ex-post.

Además, destacó que este es un momento essential en sus vidas en el que tendrán la oportunidad de aprender y crecer, no solo de sus profesores, sino también de sus compañeros y del entorno que les rodea. «La encuesta de percepciones respecto de cuál es el motivo por lo cual la ciudadanía cree que hay personas que están en pobreza, se repiten en distintas encuestas y también en la encuesta del Centro de Estudio Público, que fue la que usé. De esta manera, en el rating muestra las tasas de movilidad, acceso y éxito por quintiles de las 56 instituciones universitarias estudiadas, donde la UNAP se ubica en la posición N°12, sin duda, un gran logro de las y los jóvenes, así como de nuestra Institución.

A poco más de cuatro meses de asumir el presidente Gabriel Boric, la promesa de construir un nuevo pacto social sigue en deuda. Había algarabía en los miles de rostros y la esperanza de que se daban los primeros pasos en un camino por desigualdad en la alimentación construir. La cara entumecida de una niña en un recodo de La Pintana, población en la periferia, me da la clave. Son miles las mujeres que exigen que les devuelvan el derecho a huelga, ser dueñas de su cuerpo y del derecho al placer.

El volumen muestra cómo conviven valores meritocráticos a partir de los cuales se estigmatiza a la población más susceptible – “aquellos que no se esfuerzan”, y a su vez se critica el abuso de contactos y privilegios de las clases más altas. El alto valor del mérito y la importancia de las credenciales educativas en el progreso individual se contrastan con la relativa menor importancia de un principio de solidaridad en el discurso público. Tercero, un Estado que ha mostrado avances en la implementación de políticas sociales pero sigue teniendo como desafío la provisión de mayores seguridades para los ciudadanos, especialmente en materia de garantías universales, transferencias y pensiones. Los escándalos de colusión mostraron la desigualdad que existe entre consumidores y productores, llevando a mejoras de la ley antimonopolios que nos dejan al nivel de países desarrollados y una ley de consumidores que debiera aprobarse en los próximos meses. Si esta ley se aprueba, tendremos instituciones potentes para promover la competencia y revertir el sentimiento de abuso bastante generalizado existente en la actualidad. La Asamblea General de la ONU al aprobar la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948 reconoce el derecho a las madres y niños/as a “cuidado y asistencias especiales”, así como “protección social”.

Para esta discusión será útil definir qué significa que la intervención del gobierno sea progresiva o regresiva. Diremos que una política es progresiva si es que ésta mejora la distribución de ingresos, es decir, si los impuestos y transferencias conllevan a distribuciones más igualitarias que las que se observan en el mercado. Por el contrario, una política que empeora la distribución del ingreso se outline como regresiva. Sin embargo, éste desigualdad en el neoliberalismo indicador se basa exclusivamente en datos de la CASEN, que, como discutimos más arriba, no capturan los ingresos de los tramos de altos ingresos. La única serie de tiempo basada en datos tributarios (y que es una estimación conservadora porque no corrige por elusión ni evasión) muestra que la concentración del ingreso del 1% y del 10% más rico no ha caído.[5] Tanto en 1990 como en 2015, el 1% recibía cerca de un cuarto de los ingresos del país.

desigualdad en la actualidad

En 1959, la Asamblea de la ONU aprueba la declaración de los Derechos del Niño y en 1989 aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño, tratado internacional vinculante ratificado por 196 países. Una buena educación, según expertos, tiene la función de adquirir habilidades y certificar conocimientos para participar aún más en la sociedad, y sirve para “socializar”. Ahora, si bien esta institución no ha sido nombrada oficialmente como responsable del ODS 10, sí ha resultado ser un árbitro sobre este mismo, por lo que su influencia y polí-ticas afectarán el trabajo de parte de las metas que este contiene, desafiando el resultado de este objetivo. Finalmente, pero no menos importante, Sen (2000) establece que la familia es la unidad básica a considerar para estudiar los resultados que se podrían alcanzar. El autor afirma que la libertad de los individuos para lograr un tipo de calidad de vida deseada depende, en parte, de cómo se distribuyen los recursos dentro de una familia. En otras palabras, la administración de los recursos dentro de la familia, de acuerdo a los diversos intereses y objetivos que haya dentro de ella, condicionarán el resultado ultimate de cada individuo.

Esta persistencia en el tiempo contrasta con el avance de otros indicadores sociales y económicos, los que han permitido reducir significativamente la pobreza en el país. Para las variables PIB per cápita de los ocupados y transferencias corrientes, el signo evidenciado en el coeficiente se condice con la teoría económica (Berg, Ostry y Tsangarides, 2014), siendo en ambos casos positivo en relación con la tasa de crecimiento del PIB. Con esto se cumple con las hipótesis de relación directa planteadas al inicio de la investigación. Para las variables desigualdad y tasa de política monetaria, el signo evidenciado en el coeficiente se condice con la teoría económica (Persson y Tabellini 1994; Perotti 1996; Verdier 1993; Alesina y Rodrik 1994; Berg y Ostry 2011; Easterly, 2007), siendo en ambos casos negativo en relación con la tasa de crecimiento del PIB. Con esto se cumple con las hipótesis de relación inversa planteadas al inicio de la investigación. Por su parte, Chile inició en 2019 la implantación piloto de una herramienta que busca detectar a niños, niñas y adolescentes en situación de riesgo.

Como lo ilustran los tres ejemplos anteriores, casi todo se puede expresar apelando a la desigualdad. Sin embargo, existe un tema del cual nos fuimos olvidando y que no necesariamente lleva a mayores niveles de igualdad. En el mediano y largo plazo, las diferencias en los niveles de desarrollo de los países se explican en buena medida por diferencias de productividad. Es cierto que las instituciones impactan sobre la productividad, pero también existen diversas políticas que mejoran la productividad directamente. Sin embargo, este informe no valora lo suficiente los avances que hemos tenido reduciendo desigualdades.