Biopolítica, Necropolítica Y Pandemia Notas Sobre El Neoliberalismo Y La Desigualdad Social En Chile Autoctonía Revista De Ciencias Sociales E Historia

Según un estudio del Economic Policy Institute sobre niños y niñas de guardería del año 1998 y 2010, hay un hueco de desempeño entre los niños en el nivel socioeconómico más bajo y más alto que persisten entre ambas clases. Esto es importante porque las habilidades cognitivas y no cognitivas son importantes para el éxito en la escuela y en otros aspectos. Sin estos éxitos, no habrá buenas perspectivas económicas en el futuro lo que conduciría a una falta de movilidad social. Uno de los factores decisivos a la hora de comprender la desigualdad en Chile es la permanente justificación cultural de la importancia de conservar ciertas concentraciones de poder (político o económico) en ciertos grupos específicos, siempre pensando en el bien del país. Desde el poder militar para conservar el orden, el poder eclesial para conservar la moral desigualdad y pobreza en américa latina, hasta el poder de la clase política para preservar la estabilidad; Chile ha estado atravesado por hipótesis que justifican la acumulación de recursos como condición para la civilización.

El nuevo Chile prometió la superación del dolor histórico, pero terminó en su fracaso y en la producción de nuevas formas de malestar que hirieron doblemente. Entre 1930 y 1970, hubo una moderación del fenómeno en el contexto de una creciente democratización del país, revertida durante la dictadura militar, cuando grandes transformaciones domésticas y de la economía mundial generaron innovaciones tecnológicas y de otro tipo que impactaron sobre la desigualdad de ingresos. Incluso los países más equitativos exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un considerable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial.

Por modesto que sea este ejercicio de discernimiento en medio de los turbulentos acontecimientos del presente, nos anima la esperanza formulada por el Concilio Vaticano II (1965) en la constitución Gaudium et spes, de que “la fe […] orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas” (n° 11). Es este apartado, de manera muy somera, recogeremos algunos análisis sobre el fenómeno de las desigualdades, consideradas sobre todo desde la economía, de la historia y las ciencias sociales, tanto en estudios globales como locales. Para explorar esta dimensión, la investigación se ha interiorizado en el discurso de agentes sociales ubicados en distintos niveles de la estructura social. Desde nuestra última Jornada, celebrada en el año 2023, Chile ha experimentado una serie de procesos que han influido en la agenda de investigación en diversas disciplinas, especialmente aquellas que abordan el tema de la desigualdad. Estos ciclos de alza y baja pueden observarse a través de la evolución del coeficiente de Gini, el cual es un indicador que se encuentra entre zero desigualdad socioeconómica en el mundo y 1, donde un mayor número indica más desigualdad en la dimensión de los ingresos. Llama la atención que en ningún período de nuestra historia el coeficiente haya estado en un nivel comparable a los que muestran los países actualmente más desarrollados (figura 1).

desigualdad social y cultural

Por ejemplo, en la Araucanía chilena, la cultura mapuche es desconocida casi por completo por los docentes no mapuches, mientras quienes sí lo son, invisibilizan o niegan su propia cultura al momento de enseñar (Quilaqueo & Quintriqueo, 2008). Chile ha informado en la OCDE sobre la mejora las condiciones de enseñanza y se comprometió a suministrar administradores y docentes escolares competentes a las escuelas para implementar mejoras. Ha priorizado desarrollar las capacidades de administradores educativos, docentes y otros profesionales de la educación para promover la inclusión y la diversidad de los/as estudiantes. Otra nueva prioridad es fortalecer las capacidades de administradores escolares locales y de nivel medio para mejorar la calidad y la equidad de la educación.

Más allá de los avances sociales, hay sectores de la sociedad que aún no consideran que la integración social y la equidad en el diseño y construcción de la ciudad sean condiciones ineludibles de la calidad de vida. Todo esto ha creado una desigualdad socioeconómica y una desigualdad simbólica, en términos de trato y relaciones sociales. Como unas placas tectónicas que se mueven poco a poco, que se van ajustando, y que van acumulando tensiones hasta que, antes o después, se produce este terremoto. Y aunque se liberaron levemente durante las marchas del año 2011 (que produjeron algunos cambios en el sistema educativo), ahora se han desatado con fuerza, con unos niveles de violencia que no se esperaban. El “estallido social” de 2019 mostró la existencia de una sociedad chilena fuertemente dividida por las desigualdades, tanto por las diferencias materiales, como aquellas referidas al universo cultural de las diferentes clases y actores sociales.

Tienen relación en un nivel de abstracción alto, porque también allí también se basan en la acumulación de tensiones, pero las raíces históricas que hay en estos países son diferentes. Yo lo asemejaría más a la situación francesa que a la situación de otro países latinoamericanos, como sería el caso de Ecuador. A pesar de sus diferencias, cada una de estas tres corrientes coincidió en la urgente necesidad de otorgar pronta solución a los problemas derivados de la cuestión social, que hacia el año 1920 se convirtió en una preocupante cuestión política, traspasando las fronteras de la opinión pública e insertándose de lleno en los planes del Gobierno y del Congreso Nacional.

La incorporación auténtica de otras culturas en el currículum no se promueve en la formación inicial docente, como tampoco una mirada estructural de las posibles desigualdades en cuanto a los capitales culturales con que cuentan las y los estudiantes. La primera conclusión de este estudio es el minimalismo con el que se aborda la diversidad en los programas de curso de Pedagogía en Educación Básica. La poca presencia de la palabra diversidad y los grupos asociados a ella sobresale en un momento en que discursivamente se asumen, tanto en el contexto internacional como nacional, las demandas de reconocimiento de los movimientos sociales y la importancia de considerar las diferencias para enfrentar las desigualdades educativas y avanzar hacia la justicia social.

En definitiva, el modelo de negocio del orden económico es precisamente la desigualdad de poder político y/o económico. La variante chilena de la matriz republicana se fundamentó en un “pecado original” del republicanismo chileno. La república es instaurada por una oligarquía que, entre otros factores, gozaba de una fortaleza cultural enorme en medio de un país donde el siglo de las luces había pasado entre sombras. El siglo XIX chileno está marcado por sociedades literarias, por la Universidad de Chile, el Instituto Nacional, las escuelas normalistas, la redacción de las leyes, el diseño desde el positivismo de un país racionalista. Pero esta fuerza enorme en dirección de la razón, la ciencia, las artes y la religión al servicio de la república, tuvo (como decíamos) un vicio de origen. Se asumió que la ausencia de racionalidad y madurez de la sociedad chilena period tan brutal que, en tanto no fuera educada, la política no podía hacerse con la ciudadanía.

Por lo visto, la lectura teológico-cultural de Medellín, puesta de relieve mediante la investigación, desgraciadamente sigue siendo pertinente en América Latina y en Chile, en particular. Digo “desgraciadamente”, porque parece que hemos avanzado poco; digo, “pertinente”, porque este discurso teológico-pastoral inculturado nos muestra un camino e itinerario aún por recorrer. Complementariamente, la definición del país comienza a situarse principalmente en el presente.

Además, en los países desarrollados, solo un 75% de niñas y niños de familias más pobres se gradúan de las instituciones de educación secundaria, mientras que un 90% de los niños de familias ricas se gradúan. Diversos estudios concluyen que la desigualdad educativa está directamente relacionada con la clase socioeconómica y al nivel de acceso a oportunidades (ante condiciones socioeconómicas deprimidas, menores oportunidades y viceversa). Así, la educación perpetúa las desigualdades que surgen con la clase social, el género, y el origen étnico.

Una de las pistas seguidas es el surgimiento de una “sociedad de conquista”, implantada por los españoles en el siglo XVI, acompañada de una mentalidad impregnada por el racismo. Esta situación se ha proyectado en el desigual acceso al control del poder político, dando lugar durante la mayor parte del tiempo a gobiernos estables, pero no democráticos. Al lado de esos dos ejes centrales, el libro examina también la historia económica, las relaciones internacionales, y en menor medida, las migraciones y exilios, las relaciones de género y la cultura.

Pensando desde una perspectiva histórica del malestar, la disaster de 2011 es una crisis muy relevante, pues la promesa neoliberal period superar las determinaciones históricas del modelo cultural hacendal. El nuevo modelo concentró nuevamente los recursos en pocas manos, pero con un fundamento y operación diferentes. La disaster planteada por los movimientos sociales en contra de diversas formas de injusticia marca una herida con todo un continuo histórico de concentración de poder que parece estar en una condición de cuestionamiento severo. Asociado a dicho concepto, se aprecia el diagnóstico de la impunidad en la relación entre “poderosos” y “débiles”.

Como se puede apreciar, la matriz opone primariamente a las desigualdades injustas con la paz, y no con la violencia en cualquiera de sus expresiones, ya sea subversiva o represiva. Éstas encuentran su explicación en las desigualdades, así como el desarrollo integral permite entender cómo se entiende la paz en este escenario. No se trata simplemente de pasar de la violencia a la paz, sino de las desigualdades injustas a la paz, la cual comporta el desarrollo integral de todos en América Latina.