Por ello ha subrayado que éste se obtiene a través de un uso intensivo de mano de obra descalificada. Además reconoce que los procesos de ajuste han generado deuda social, pero afirma que las recuperaciones son más rápidas cuando el ajuste se realiza con rapidez (BID, 1997). • Enfoques multidimensionales que aborden la pobreza y las políticas sociales desde la articulación de las esferas económicas, políticas y sociales. Difieren en la perspectiva que utilizan para acercarse al tema del bienestar social, también en sus visiones acerca de lo social y de la pobreza, al igual que en lo concerniente a su horizonte simbólico, así como en su concepción sobre cuáles deben ser las tareas que corresponden a la política social. En América Latina la pobreza es un tema central tanto en la agenda social como en la agenda política.
Se calcula que harán falta casi 300 años para eliminar leyes discriminatorias, acabar con el matrimonio infantil y cerrar las brechas de género en la protección jurídica. Para combatir la pobreza, es necesario abordar tanto las causas estructurales como los factores individuales. Es basic implementar políticas públicas que promuevan la equidad en la distribución de la riqueza, fomenten la generación de empleo digno y mejoren el acceso a servicios básicos.
El objetivo de la presente reflexión es mostrar que la lucha contra la pobreza económica y materials, debe comenzar con un cambio de actitud individual que podemos llamar conversión o búsqueda de pobreza espiritual. Convertirnos al pobre no debe ser una opción política o religiosa entre otras más (una ideología política o una teología particular), sino que en esta conversión debemos encontrar el sentido mismo a nuestra existencia, y la posibilidad de vivir en una sociedad realmente justa y fraterna. Las causas de la pobreza son múltiples la pobreza es provocada por la sobrepoblación y complejas, involucrando factores estructurales como la falta de empleo digno, la falta de acceso a la tierra y los recursos naturales, la inequidad en la distribución de la riqueza y la corrupción. Además, existen factores individuales como la falta de educación, la enfermedad o la discriminación que también contribuyen a la perpetuación de la pobreza. La pobreza es un problema socioeconómico que afecta a una gran parte de la población mundial. A lo largo de este ensayo, hemos analizado las causas, consecuencias y posibles soluciones ante esta problemática.
Asimismo, en la Cumbre de Copenhague, se mencionó que el mercado por sí sólo no resolvería los problemas de la pobreza y la desigualdad, sino que éstos se solventarían con nuevos esquemas de distribución del ingreso y de participación social, los cuales, serían auspiciados por dichos organismos y llevados a cabo por los Estados, bajo esas condiciones. No obstante, los préstamos monetarios que otorgan dichas instituciones para la atención de esta problemática, lo único que generan es mayor dependencia de los países pobres o periféricos con respecto al centro. La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles.
Ello constituye uno de los principales antecedentes de los programas de combate a la pobreza PROGRESA y OPORTUNIDADES. Por lo anterior, la pobreza en nuestro país seguirá siendo un tema pendiente, en virtud de que la actual política social no aminora la desigualdad social, pues ésta es la principal causante de la pobreza, y al no centrarse en ese punto la pobreza continuará incrementándose. Por otro lado, a mediados de la década de los noventa, con la Cumbre de Copenhague los temas de la pobreza y el desarrollo adquirieron gran relevancia en las agendas de las principales agencias de desarrollo (ONU, BM, FMI, el BID, etcétera). A partir de ese momento, el enfoque paliativo de la pobreza fue sustituido por el del desarrollo de las capacidades, retomándose los planteamientos de Sen (1984) al respecto. En este sentido, se observa una gran simbiosis entre el campo académico y el discurso de los diferentes organismos internacionales en las representaciones sobre la pobreza (Álvarez, 2008). De lo anterior se deriva que a principios del siglo XXI los programas de combate a la pobreza en los países emergentes se centran en el aspecto del desarrollo humano.
Dicho de otra manera, el impacto neto de la pandemia fue que se sumaron más personas a la pobreza extrema que toda la población de Alemania, Turquía o la República Democrática del Congo. También es necesario mejorar el acceso a servicios básicos como la educación, la salud y la vivienda. Esto puede lograrse a través de políticas públicas que garanticen el acceso universal a estos servicios. De igual forma, hacen falta enfoques sistémicos la pobreza pdf para analizar la hibridación de los modelos universales con los focalizados, las prácticas desmercantilizadoras con las mercantilizadoras, o para estudiar los procesos de transición del dominio de un paradigma a otro y analizar su concreción institucional. Se requieren también perspectivas interdisciplinarias que profundicen más en la relación entre desigualdad y pobreza en los distintos tipos de regímenes de bienestar social regionales.
Con el nuevo enfoque se aceptó la complejidad en torno a las causas de la pobreza, y se reconoció la multidimensionalidad del fenómeno para el diseño de diversas políticas para su tratamiento. De esta manera, las distintas categorías discursivas observaron, por un lado, la inexistencia de necesidades básicas objetivamente cuantificables, bajo las cuales, es posible vivir y expresar carencias (núcleo duro), y por otro, un núcleo blando, subjetivo y cualitativo referente a las capacidades de los individuos (Álvarez, 2008). De acuerdo a autores como Boltvinik y Hernández (1999), en las nuevas definiciones de pobreza se incluyó la discusión en torno a los términos de pobreza absoluta y pobreza relativa que se sumaron a los ya existentes de pobreza extrema y moderada.
Consideramos por lo tanto que la lucha contra la pobreza es el mayor reto que tenemos que enfrentar las sociedades en la actualidad. Un desafío para la humanidad que debe encontrar en la ética la semilla que haga surgir tanto en políticos, religiosos, economistas, y sociedad en common, una nueva manera no tanto para ver sino para escuchar el clamor y el hambre del pobre (Cortina, 2017). Este país ha decidido, en primer lugar, permitir que los hogares tengan ingresos enormemente desiguales (es decir, “desigualdad de los hogares”), explica Grusky. “La evidencia inicial, que se refería únicamente a los resultados de los adultos en el estudio, no fue concluyente. El programa comenzó en 1994 en cinco grandes ciudades estadounidenses -Boston, Baltimore, Chicago, Nueva York y Los Ángeles- e incluyó a four.604 familias alojadas en viviendas públicas en algunos de los barrios más pobres del país, que además contaban con altos índices de desempleo y criminalidad. 1.5 Para 2030, fomentar la resiliencia de los pobres y las personas que se encuentran en situaciones vulnerables y reducir su exposición y vulnerabilidad a los fenómenos extremos relacionados con el clima y a otros desastres económicos, sociales y ambientales.
Los cuestionamientos al modelo ISI arreciaron notablemente en el periodo de la disaster de la deuda, iniciado en agosto de 1982 con la suspensión de pagos de México. 15 Es en el nivel de las investigaciones concretas donde se producen los conflictos más específicos sobre esta disputa alrededor de un número limitado de temas. 12 En conjunto funcionan como criterios básicos para focalizar la acción pública y para evitar la transferencia de recursos públicos a quienes pueden estar intentando evitar un empleo honesto para obtener algo a cambio de nada (Skocpol, 1987; Hill, 1997). • Estudios sobre el envejecimiento y la vulnerabilidad de los hogares con ancianos; estudios sobre la vulnerabilidad de los hogares y la precariedad laboral de hogares encabezados por mujeres. • Enfoques cualitativos que estudien las transformaciones de los hogares en América Latina, su relación con las actividades productivas y sus prácticas de sobrevivencia. En el caso específico de los estudios sobre la pobreza en América Latina este trabajo intenta contextualizar teóricamente el mapeo de campos de intereses temáticos, cuestiones teóricas y metodológicas y tendencias de investigaciones relacionadas con la comprensión de la pobreza a escala regional realizado en un estudio previo (Barba, Ivo, Valencia y Ziccardi, 2005).
El Índice de Capital Humano (ICH) está diseñado como indicador de la productividad futura de la mano de obra de un país y va más allá de los años de escuela. Con la medición de la pobreza multidimensional procuramos ampliar nuestros conocimientos sobre la pobreza dando cuenta de las privaciones no monetarias, entre las que se incluye el acceso limitado a la educación y los servicios públicos. Ambas iniciativas comparten el objetivo de ampliar nuestras mediciones para incorporar elementos del capital humano antes ignorados, pero reflejan conceptos muy diferentes. Específicamente, el ICH se centra en el potencial productivo del capital humano de la próxima generación, mientras que la medición de pobreza multidimensional muestra la medida en que la población actual sufre privaciones en el área del capital humano. Durante los años sesenta y setenta la visión cepalina fue fuertemente cuestionada, tanto por grupos críticos dentro de esa organización como por las teorías de la dependencia y de la marginalidad (todos cercanos al paradigma universalista). El núcleo heterodoxo centró su crítica en las incapacidades del modelo ISI para integrar socialmente a los pobres rurales, para evitar el repunte de la pobreza urbana, el desempleo y el subempleo, así como para reducir la desigualdad en la distribución de la riqueza y el ingreso o para generar desarrollo social.
La polémica fue iniciada a finales de la década de los ochenta del siglo anterior por Sen (1984), quien planteó que el análisis del nivel de vida debía hacerse en relación con las capacidades, las realizaciones, los bienes y los servicios. Ahora bien, durante el sexenio de Miguel de la Madrid, denominado «desarrollo estabilizador» (1982–1988), el gobierno federal centró su atención exclusivamente en la reordenación económica del país y en una reforma estructural del mismo, lo cual se manifestó en una reducción de la inflación, protección del empleo, reorientación del aparato productivo, etcétera. Ello, explica el hecho de que hubiera una reducción en el gasto social y la disolución de algunos programas dirigidos al combate a la pobreza como la COPLAMAR, el SAM y el PIDER, además de otros que fueron reorganizados y administrados por las distintas dependencias del Ejecutivo Federal. Con la crisis económica de 1982–1986 se polarizó aún más la distribución del ingreso, pues se deterioró el salario real de los trabajadores y se presentaron elevados índices de desempleo, lo que a su vez provocó que creciera el número de pobres, marginados y excluidos en el país. Ante tales situaciones se hizo urgente la necesidad de reformar al Estado mexicano para hacerlo más eficiente y eficaz en cuanto a las demandas sociales. De acuerdo con especialistas en política social como Boltvinik (2003a), Lerner (1997), Mota (2004), Valencia y Aguirre (1998), Villarespe (2001) entre otros, el método de NBI, es una herramienta de la política social que mide la pobreza desde un enfoque estructural, debido a que los indicadores que utiliza son de cierta permanencia en el hogar.
Este tipo de estrategias en la lucha contra la pobreza exige trabajo o alguna contraprestación del pobre para recibir esta nueva forma de dádiva que se le entrega. Asimismo, se intenta redescubrir en los pobres sus capacidades, su participación y su empoderamiento para superar su propia condición, pero en realidad estas nuevas ayudas no favorecen la disminución de la desigualdad social (Álvarez, 2008). Aunado a ello, en sus planteamientos procuró evitar referencias con el modelo económico neoliberal. Además de que este programa se manejó con fines político–electorales al no alejarse de la política clientelar de antaño y no contar con los mecanismos de management y evaluación necesarios, lo que a su vez provocó que la asignación y el uso de los recursos públicos no se aplicaran con la transparencia necesaria. Con el PRONASOL se conceptualizaba a los pobres, en common como aquellos que no satisfacían sus necesidades básicas, los cuales, de acuerdo con el comité consultivo de este programa, para 1987 se ubicaban en 41 millones de personas. Por otro lado, se definía a los pobres extremos como aquellos que ni siquiera satisfacían el 60% de esas necesidades, y en ese mismo año ascendían a 17.3 millones de personas.