Partiendo de estas potentes palabras de Frida Kahlo, la colaboración entre la UE y México en materia de igualdad de género es enormemente prometedora. Podemos empoderar a las mujeres por encima de las fronteras y fomentar un futuro en el que puedan prosperar sin violencia ni discriminación. No se trata sólo de una cuestión de derechos de la mujer, sino de una vía hacia sociedades más fuertes e inclusivas, lo que representa una ganancia para todos, en Europa, en México y en todas partes. Sin embargo, este salto sólo puede cobrar sentido si va acompañado de cambios estructurales y de la ejecución de medidas que promuevan la igualdad de género, abordando la forma en que las sociedades asignan deberes y expectativas a mujeres y hombres. Se trata de crear entornos donde las mujeres y las niñas, con toda su diversidad, reciban apoyo para crecer y destacar en sus propios términos. También vamos a mejorar la calidad de atención casual a personas mayores, dependientes y con discapacidad en estas comunidades y a promover la salud y el bienestar en las comunidades rurales a través de la prevención de enfermedades y la promoción de estilos de vida saludables.
La redistribución de recursos para fomentar la igualdad suele ser más aceptable cuando el grupo es más pequeño y homogéneo y los individuos lo sienten como una familia extendida (igualdad genética, étnica o cultural). La redistribución puede provocar odios o resentimientos si se percibe como ilegítima, si unos se aprovechan de forma tramposa de otros. Investigaciones geográficas y sociológicas han indicado que los desiertos alimentarios aparecen cuando supermercados y bodegas abandonan un lugar por no obtener en este suficientes ganancias. Esto muestra la desigualdad entre quienes habitan en sitios con mayor disponibilidad de servicios y los que no. Sin embargo, este puede crear brechas entre quienes saben utilizarlas y aquellos que no. Para asegurar el aprendizaje de los ciudadanos, las sociedades deben brindar oportunidades educativas de calidad a todos sus miembros.
Son percibidas como injustas en sus orígenes, moralmente ofensivas en sus consecuencias, o ambas. Esto no se expresa solo en términos de ingreso y riqueza, sino también en educación y salud; trato social y dignidad; seguridad económica y física, además de poder y capacidad de influencia sobre las decisiones públicas. Finalmente, la igualdad social es la condición de complete equidad entre los ciudadanos de un Estado, en el cual gozan de la satisfacción plena de sus derechos civiles, jurídicos, económicos y políticos (sus derechos humanos fundamentales) en condición de iguales. Esto es, que la igualdad social equivale a la sumatoria de la igualdad ante la ley, la igualdad de oportunidades y la igualdad de resultados (castigos y recompensas). La estridencia del “ajuste más profundo y acelerado de la historia”, como lo outline el presidente Javier Milei, ya se refleja en cifras oficiales.
Marta Roig, autora del informe, señaló en una entrevista con Noticias ONU que más allá de la globalización o la revolución tecnológica, “la causa mayor de la tendencia hacia la desigualdad son las políticas de los Gobiernos”. Esas cifras de la desigualdad se reproducen en múltiples ámbitos de la vida, como la educación, la salud y la vivienda. Por igualdad de género se entiende que tanto a hombres como a mujeres se los debe considerar iguales para efectos de la ejecución de la ley, de la asignación de las recompensas por el trabajo realizado, o del castigo por las leyes incumplidas.
La desigualdad sería menos problemática si el lugar que ocupan las personas en el orden social fuese pasajero, sujeto a cambios durante el ciclo de vida o, por último, si la posición social de los hijos no dependiera de la de los padres. Pero esta condición igualdad y desigualdad social no se remite solo a diferencias en calidades de vida, ya que tiene asociado un conjunto de problemas que implican, especialmente, trabas a la justicia, a la convivencia y al desarrollo económico. Asimismo, la búsqueda de la igualdad no supone eliminar la
A este ciclo se le asigna cierto bienestar de la emergente clase media y de los trabajadores asalariados. Por eso, la igualdad política y jurídica es uno de los valores fundamentales a los que aspiran los sistemas sociales en la actualidad. Ha habido siempre movimientos y luchas organizadas en torno a la conquista de la igualdad, cosa que, en comparación, pareciera mucho más próxima en nuestros días que en el pasado. Sin embargo, aún existen formas de discriminación, es decir, de aplicar criterios de legitimación o exclusión a los ciudadanos de manera selectiva, esto es, de manera no igualitaria. La igualdad es lo contrario a la desigualdad, que es uno de los males que aquejan a la humanidad desde sus tiempos más antiguos, en los que era frecuente la presencia no sólo de pobres y ricos, nobles y plebeyos, sino incluso de esclavos que eran tratados como mercancía.
La pandemia también provocó el mayor aumento de la desigualdad entre países en tres décadas. La desigualdad social se ha convertido en el punto central de estudio dentro de la sociología, ya que dentro del estudio de cualquier sociedad encontraremos el problema de la desigualdad. Según el sociólogo Eduardo López Aranguren,[8] la desigualdad social es el resultado de un problema social, y no puede observarse meramente como un fenómeno pure. Es también un fenómeno histórico y cultural que ha existido en todas las naciones, hasta convertirse en un problema social para cada una de ellas.
La igualdad entre los géneros es un derecho elementary, necesario para alcanzar un mundo pacífico, próspero y sostenible. Sin embargo, más de cien países aún no tienen leyes que protejan a las mujeres de la violencia, guinea ecuatorial pobreza como Arabia Saudita, Jordania, Irán, Afganistán, Iraq, entre otros. En cambio, la equidad tiene que ver con la justicia, en base al reconocimiento de las desigualdades que ya existían de antemano, para ser realmente ecuánimes.
Me alegra estar de visita en México con motivo de la tercera Conferencia Ministerial sobre Políticas Exteriores Feministas, una iniciativa que demuestra el compromiso de la diplomacia feminista de México, encabezada por la canciller Alicia Bárcena. Las elecciones presidenciales de junio en México marcaron un hito en la representación de las mujeres, ya que, por primera vez, las dos principales candidatas fueron mujeres y una de ellas, Claudia Sheinbaum, se convertirá en la próxima presidenta del país. Esta mañana, y en compañía de la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, el Presidente Gabriel Boric visitó la tradicional panadería Olimpia, en la comuna de Independencia, para anunciar que dicha medida tendrá un impacto en unos 800 mil trabajadores del país. Han sido cuatro décadas de momentos maravillosos y llenos de vida, en los que he tenido la suerte de recibir reconocimientos de grandes organismos nacionales e internacionales. Los ejecutivos de las grandes compañías, en Estados Unidos, tienen salarios desproporcionados en comparación con los trabajadores comunes.
Se identificaron como finalidades la de cerrar la brecha educativa de las mujeres, brindar apoyo a un sector desproporcionadamente afectado por la violencia, y ampliar las oportunidades laborales de las madres solteras. Me congratulo del Plan Nacional de Desarrollo y de la Política Exterior Feminista de México, que reflejan un firme compromiso con la igualdad de género, con el objetivo de integrar la igualdad en esta materia en foros internacionales, como el Pacto para el Futuro en el marco de las Naciones Unidas. Nuestro compromiso con la lucha contra la violencia de género supera los confines de la UE.
Esto ya sea por motivos económicos ya que las personas que gocen con mayor poder monetario las leyes sean más flexibles o tengan más oportunidad de salir absuelto. Esto lo que quiere decir es que si a un tribunal va un individuo de tez blanca y un individuo de tez negra, culpados por el mismo delito se le debería dar el mismo trato o condena. También si a un tribunal va un individuo inmigrante de otro país acusando a alguien nacido en el país que se hace la acusación se le trate igual que si fuese viceversa. Desde la tradición liberal, John Rawls afirma que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento.
Son las protagonistas, porque rompen con la masculinización y pueden cambiar la tendencia de la despoblación. La principal necesidad es que haya oportunidades y empleo porque los perfiles de mujeres son muchos, desde psicólogas a ingenieras agrónomas o industriales, cuidadoras o trabajadoras asistenciales. Además, en el caso de las víctimas que sufran violencia en entornos rurales o estén en riesgo de sufrirla, contamos con un servicio de asesoramiento específico para mujeres rurales que sufren violencia. Asimismo, estas desigualdades ponen en grave peligro el futuro de la agricultura y la ganadería. Es cierto que el número de jefas de explotación ha aumentado, y que hoy three de cada 10 explotaciones agrarias están en manos de las mujeres, pero todavía estamos lejos de alcanzar la paridad.
Del Informe se desprende o implica, según el especialista Leopoldo Tornarolli (Magister en Economía e la UNLP y profesor de Política Económica en la UNLP) “una tasa de pobreza de alrededor del 55% en enero-marzo. De ser correcto esto, la pobreza del primer semestre va a estar sobradamente por encima del 50%.” Si se proyecta sobre una población whole de forty seven millones, más de 23 millones estarían viviendo en hogares pobres. Con todo, la Ley Bases que ha aprobado el Congreso incluye una reforma laboral que elimina derechos adquiridos de los trabajadores y beneficia a los empleadores que hayan evadido los aportes tributarios laborales. El nivel de la actividad económica ha mostrado en los primeros tres meses del año, según el Indec, una caída del 5,1 % con respecto al inicio de 2023. La desocupación comienza a crecer como consecuencia de la caída de la actividad, alcanzando el 7,7 % pero con impacto más negativo en las mujeres (8,4%). El Pleno de la SCJN consideró que tales normas sí establecen acciones afirmativas en favor de las mujeres, especialmente, de aquellas que viven una circunstancia que puede dificultar sus planes de vida.
La desigualdad puede llevar a una brecha cada vez mayor entre los ricos y los pobres, lo que puede tener consecuencias negativas para la sociedad en su conjunto. Por otro lado, la igualdad puede llevar a una sociedad más justa y equitativa en la que todas las personas tengan las mismas oportunidades y derechos. En este artículo, exploraremos qué es la igualdad y la desigualdad, sus distintas formas y cómo afectan a diferentes grupos de personas. Además, analizaremos por qué es importante abordar estas cuestiones en nuestra sociedad precise. La igualdad puede ser una fuerza impulsora de la eficiencia económica, resultar en mejores percepciones de justicia y confianza entre las personas viviendo en sociedades más saludables y cohesivas; además de contribuir a la menor degradación de la naturaleza y tener impactos positivos para las instituciones políticas.
La sociedad se fragmenta en grupos sociales que viven como si habitaran en naciones de nivel de desarrollo opuesto. Así, hay personas que son denigradas y discriminadas, en tanto otras desarrollan una actitud de superioridad fundada en la posesión de cargos o tenencia de dinero. Si bien el Objetivo 10 y sus metas constituyen un marco, la lucha contra las desigualdades debe basarse en el contexto de cada país, sus necesidades económicas más apremiantes y su realidad política.
Por ejemplo, sobre la salud, el relator indica que “la pobreza y la mala salud están interrelacionadas. Los grupos desfavorecidos están expuestos a los riesgos ambientales y a las temperaturas extremas, y a las barreras financieras para acceder a la atención de la salud”. De hecho, la cuota de ingresos del 1% más rico ha seguido aumentando, pasando del 16 % en 1980 al 22 % en 2000, mientras que la cuota del 50 % más pobre se ha mantenido en torno al 9%. Bajo su alero surgieron grandes fortunas, cuyo origen se centra en la minería, las finanzas y el comercio. Hacia fines de esa centuria se inició un periodo de inestabilidad en el marco de la “cuestión social”, que culminó con la elección de Arturo Alessandri en 1920 y el inicio del Estado benefactor.