[13] Es importante mencionar que esta gran diferencia se explica principalmente por las contribuciones a la seguridad social ya que, a diferencia de Chile, en basic los países financian programas de seguridad social con componentes solidarios con estas contribuciones. [9] Existe una tradición académica que sugiere que si no se le pueden poner impuestos a todos los bienes de consumo, el impuesto al consumo óptimo posiblemente impondrá distintas tasas a distintos bienes. Un problema de esta tradición es que no considera que impuestos diferenciados dificultan la fiscalización y abren espacio a la evasión y elusión, lo que a su vez afecta la eficiencia del sistema. Un segundo problema, más importante aún, es que los impuestos diferenciados óptimos dependen de elementos que no son observables, por lo que son muy difíciles de implementar.
La sección 3 presenta los hechos estilizados respecto de la desigualdad en forma comparada para varios países de la región; en la sección 4 se compara la distribución del ingreso entre Chile y Uruguay y en la sección 5 se profundiza en las características de la distribución del ingreso de ambos países. El modelo de microsimulaciones y sus estimaciones se presentan en la sección 6 y el análisis de estos resultados en la sección 7. La sección 8 plantea la sensibilidad de las estimaciones a las correcciones de ingresos de la base de datos de Chile y sus implicancias para el análisis anterior. Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional. Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–.
“Son decisiones políticas las que han transformado la globalización en desigualdad”, argumentan. Tal como en el caso de la pobreza, la principal causa de la menor desigualdad es el aumento de los subsidios monetarios a los grupos más pobres del país, lo que permitió que la diferencia de ingresos totales se reduzca. Otro elemento de rotunda importancia es que los impuestos y las transferencias no constituyen la única forma de luchar contra la desigualdad. En estudios anteriores, Lustig y sus colegas muestran que una prima salarial en declive – es decir, una disminución en la brecha salarial entre trabajadores con mayor o menor preparación – explica parte del descenso en el coeficiente de Gini en los países latinoamericanos. No es fácil desentrañar el papel que desempeñan la oferta y la demanda en la reducción de la prima salarial, pero al parecer ambos factores han incidido. Es bien conocido que la educación desempeña un rol importante en la determinación de la desigualdad de ingresos.
Las autoridades chilenas tienen el desafío urgente de facilitar estas bases de información, lo cual permitirá hacer más transparente el proceso de corrección de los datos Casen, así como realizar comparaciones internacionales con metodologías similares. Más allá de las diferencias de ingresos, la desigualdad socioeconómica se manifiesta en otras dimensiones de la vida de las personas. La que más rechazo provoca en la población es la disparidad en el trato y dignidad que, por ejemplo, se materializa en la atención de salud. La sociedad se fragmenta en grupos sociales que viven como si habitaran en naciones de nivel de desarrollo opuesto.
Hemos visto que, en términos de recaudación de impuestos, el tamaño del Estado en Chile es pequeño y que los ingresos fiscales que recauda provienen mayoritariamente de impuestos al consumo. A lo anterior se suma que los impuestos al ingreso, además de tener una relevancia secundaria, abren espacios para elusión y evasión, haciendo que la progresividad nominal se vea seriamente mermada.[18] Además, los impuestos al patrimonio prácticamente no existen. Un sistema tributario que se toma en serio la desigualdad y la protección de la democracia debe considerar el mérito de los impuestos al patrimonio, en specific a la herencia y a la riqueza. La revitalización de la discusión académica al respecto sugiere que la thought merece ser, al menos, discutida seriamente. Las familias de menores ingresos destinan una mayor porción de sus ingresos a la alimentación. Así, el IVA a los alimentos es un impuesto regresivo, ya que estas familias pagan una mayor proporción de su ingreso en esos impuestos.
A nivel de América Latina, los datos del Banco Mundial sobre desigualdad ponen a Chile casi en la medianía de la tabla en la materia. En su informe La Pobreza y la Prosperidad Compartida, el organismo situó a nuestro país como el séptimo más desigual del orbe, con un índice Gini de 50,45 en 2013. Gustavo Zurita, académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, lideró el desarrollo de esta herramienta tecnológica colaborativa que favorece la discusión ética de casos reales. La innovación, que ya se ha aplicado en universidades de Chile, Ecuador, Colombia, México y España, cuenta con un diseño instruccional que puede ser construido en base al requerimiento y necesidad de cada comunidad educativa. Un enfoque alternativo sería la creación de una medida de los ingresos que hace hincapié en las consistencias dentro de un país a través del tiempo. Este es el enfoque adoptado en el Sociómetro (/sociometro) que tiene un fuerte enfoque intertemporal.
Así, hay personas que son denigradas y discriminadas, en tanto otras desarrollan una actitud de superioridad fundada en la posesión de cargos o tenencia de dinero. Primero, los percentiles de mayores ingresos concentran una parte sustantiva de los ingresos. Por ejemplo, como detallamos más abajo, en Chile el 10% más rico se apropia de más de la mitad de los ingresos totales. Este coeficiente, a diferencia del Gini, por tanto, no mezcla la homogeneidad de lo que se apropian la mitad de la población cuya participación en el ingreso es muy comparable a través del mundo (grupos medios y medios alto), con la enorme heterogeneidad de lo que se lleva la otra mitad (grupos altos y bajos).
Durante más de seventy five años, hemos trabajado en conjunto en soluciones innovadoras para desafíos complejos, contribuyendo al progreso de Chile y de otros países que enfrentan retos de desarrollo similares. Un caso que vale la pena señalar es el de Bolivia, donde los gobiernos izquierdistas han aumentado de manera appreciable el gasto en el sector del bienestar social. Sin embargo, según lo revela otro estudio, debido a que las transferencias monetarias no están enfocadas exclusivamente en los pobres sino que son universales, su efecto distributivo en basic no es progresivo sino neutral. Todavía más, la desigualdad al parecer está bajando precisamente donde period más aguda para empezar. Esto es válido para regiones, especialmente América Latina, tanto como para países, por ejemplo, Brasil y Sudáfrica. El informe del Banco Mundial señala muchos caminos, entre los que destaca el crecimiento económico.
A diferencia de los impuestos al ingreso que se calculan en base a flujos (es decir, a cuánto se gana en un año), estos impuestos se calculan en base a inventory (es decir, a la cantidad acumulada a través de los años). Dentro de esta categoría encontramos, por ejemplo, las contribuciones, el impuesto a la herencia y el impuesto a la riqueza. Por el otro lado, de acuerdo a los últimos datos disponibles del Banco Mundial, entre los países de la región que son más desiguales que Chile están Brasil (0,529), Colombia (0,515), Panamá -que además es el líder de América Latina en cuando a PIB per cápita- (0,509) y Costa Rica (0,487). La caída promedio para los nueve países emergentes que Lustig compara – entre ellos, Sudáfrica, que es en extremo desigual – es más de tres puntos (55,7 a 52,5).
Y si bien la ciudadanía está en su gran mayoría de acuerdo con la idea de que las personas que trabajan duro merecen ganar más, prácticamente todos están de acuerdo, 0 muy de acuerdo, con que las diferencias de ingresos en el país son muy grandes (un 90%, según reporta el PNUD en su libro Desiguales, del 2017). Las encuestas de hogares, como la Casen, sobre las que se basan las estimaciones habituales del Gini, no son capaces de capturar la concentración en la parte alta de la distribución, porque no suelen representar al pequeño grupo de personas más ricas y porque a la vez tienen dificultades para capturar los ingresos del capital. Integrando datos de cuentas nacionales, declaraciones de impuestos y encuestas de hogares para corregir estos problemas de medición, el equipo del World Inequality Database estima que el 1% de mayores ingresos en Chile se lleva aproximadamente un 27% de los recursos, fracción que ha permanecido bastante estable desde 1990. Los resultados revelaron una baja del indicador de 0,509 en 2020 a 0,470 en 2022, lo que implica una reducción de la brecha entre los hogares con mayores y menores ingresos del país. Respecto a los datos por género, en 2017 la incidencia de la pobreza en mujeres fue de 9% y en hombres de eight globalización y desigualdad,2%.
Las condiciones sociales como los beneficios de seguridad social y la participación de la mujer en el mercado del trabajo no son significativas para explicar las diferencias entre ambos países. Finalmente, este artículo muestra que el ajuste de la información de los ingresos de la encuesta de hogares chilena a las cuentas nacionales explica un tercio de la brecha entre los coeficientes de Gini de Chile y Uruguay. Sin el ajuste a las cuentas nacionales, la brecha en la distribución de ingresos entre ambos países disminuiría en tres puntos la estimación anterior. A pesar de esta significativa reducción las razones para explicar la brecha permanecerían idénticas frente a análisis anteriores. Los resultados dan cuenta de dos efectos sustantivos en la distribución del ingreso en Chile y su comparación internacional.
Además, las personas de altos ingresos que sí son encuestadas, subreportan sus ingresos, ya sea porque no los conocen con exactitud o porque no desean hacerlos públicos. En Chile, el tema de la desigualdad es de larga data y se ve reflejado en la vida cotidiana de sus habitantes en diversas áreas. Esto ha traído consigo un aumento del descontento social, lo que se ha visto reflejado en una variedad de movilizaciones sociales, las cuales detonaron el año 2019 con el “Estallido Social”, lo que demostró, entre otras cosas, la urgencia que requiere enfrentar este problema en el país. Así, la reducción de esta debe responder a ambas dimensiones si estas se quieren disminuir efectivamente.
El primero da cuenta que sólo la corrección a este factor explica casi 3 puntos del coeficiente de Gini de Chile, es decir el Gini estimado sin la corrección correspondería a 52,68 vs el fifty five,67 estimado con los datos corregidos. Esto implica que dado que el resto de los países latinoamericanos no corrige sus encuestas de hogares -incluyendo las encuestas utilizadas para comparar en caso de Uruguay- podría existir una sobrestimación de la desigualdad en Chile respecto a sus pares o una subestimación de la desigualdad efectiva en el resto del continente. Para el precise instituciones sociales y organizaciones sociales estudio esto significa que la diferencia en el coeficiente de Gini en Chile para el período analizado sería de 5,5 puntos adicionales respecto de Uruguay y no de 8,5 puntos.
Es importante destacar que estos académicos son solo ejemplos de la diversidad de perspectivas dentro de este campo de investigación. Otros académicos y estudios también han aportado valiosos conocimientos y enfoques adicionales para comprender la relación entre el índice de Gini y la productividad. «La inflación impacta en las proyecciones de PIB y por ende en los ingresos de las personas, pero también influyen otros factores. En estas proyecciones de pobreza no es posible desagregar el efecto directo del aumento de la inflación en pobreza, sino que se trata de un aumento que combina diferentes factores», cerró la entidad.