La razón es que los distintos componentes del ingreso tienen particularidades que, para ser eficientes y respetar principios normativos, requieren atención en cada uno de sus detalles. Recomendamos al lector las siguientes columnas que explican con mayor detalle algunos elementos del impuesto al ingreso del sistema chileno, en specific, cómo funciona la integración, y cómo funciona la base tributaria y cuáles son los detalles del diseño que facilitan la evasión y elusión a través de los ingresos empresariales (ver aquí y aquí). Por el contrario, es el diseño institucional y las políticas públicas los que han permitido que eso ocurra. En otras palabras, son decisiones políticas las que han transformado la globalización en desigualdad. Por cierto, estos cálculos se basan en premisas normativas que exigen definir cuánto se pondera el bienestar de cada individuo de acuerdo a su nivel de ingresos.
Esto se ve confirmado por los resultados del llamado Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE), una prueba aplicada desde 1988 a lo largo de todo el país a los cuartos años de educación básica en los años pares, y a los octavos años de educación básica en los años impares. En términos generales, las zonas pobres antiguas, ubicadas por lo basic en la periferia de la ciudad, han permanecido pobres. Algunas de estas zonas han sido objeto de políticas de mejoramiento urbano, con resultados visibles, y han aumentado las tasas de empleo. Otras se han deteriorado debido a la pérdida de organización comunitaria, que les daba sentido de identidad, capacidad de acción colectiva y de control de fenómenos como la drogadicción, el crimen y el alcoholismo. Estudio sobre la relación entre desigualdad, instituciones y globalización en Chile, entre 1850 y 1973. Esto genera desafíos para supervisar y controlar el movimiento de dinero y bienes a través de las fronteras internacionales.
La pobreza no es solo un rasgo que distingue a una comuna frente a las otras comunas de la ciudad; es también un issue de diferenciación al inside de las comunas. En efecto, aunque ciertamente pueden clasificarse algunas comunas de Santiago como pobres, también es cierto que al interior de estas comunas -al igual que en otras con mejores niveles de ingresos- hay sectores que concentran extrema pobreza. Es el caso de los asentamientos urbanos precarios (campamentos) y de aquellos originados en ocupaciones ilegales de terrenos (tomas), cuyos habitantes viven en las peores condiciones de vida imaginables. También hay pobreza en áreas urbanas consolidadas con buena infraestructura y equipamiento, pero con una población empobrecida, como es el caso del centro de Santiago.
Por lo tanto, la visión del mundo que reciben los medios de comunicación ubicados en la periferia está manipulada por el enfoque de la entidad productora y emisora del mensaje informativo. Además, debemos considerar que la globalización no es un fenómeno puramente cuantitativo, pues no se trata de una medición del crecimiento económico de los Estados, sino que se debe observar desde la lógica cualitativa, ya que como indica Giddens (1991) «la mundialización de las relaciones sociales se debe entender fundamentalmente como el reordenamiento del tiempo y la distancia en la vida social». Lo que implica que bajo el manto de la dependencia en los ámbitos político, económico y social, existente entre los países periféricos, cualquier acontecimiento ocurrido en un sector del mundo tendrá repercusiones sobre el resto de las naciones.
Esto se observa en que el PIB en el mundo pasó de eleven,15 billones de dólares en 1980 a seventy three,43 billones en la actualidad (Banco Mundial, 2016), lo que permitió que la riqueza promedio, medida a través del PIB per cápita, prácticamente se duplicará desde 1975 (Maddison, 2013). La población mundial usuaria de internet corresponde a un 44% en la actualidad frente a tan solo un 0,05% en 1990 (Banco Mundial, 2016). Este incremento fue posible gracias al aumento en la capacidad tecnológica de las telecomunicaciones, que se multiplicó por 200 veces de 1986 a 2007 (Hilbert y López, 2011). Este crecimiento sistémico se observa igualmente en el aumento de personas que viven en el mundo, que ha pasado de four globalizacion y la desigualdad.500 millones en 1980 a casi 7.400 millones en la actualidad (ONU, 2015). Las personas que viven con menos de 1,9 dólares al día pasó del forty four,3% de la población mundial en 1981 a un 10,68% en 2013, la esperanza de vida evolucionó de un promedio de 62,8 años en 1980 a seventy one,5 años en 2014, y el acceso al suministro de agua creció de un seventy six,1% de la población en 1980 a un 91% en 2014 (Banco Mundial, 2016).
La ciudad mirada desde más cerca tiene una cara mucho más compleja, menos exitosa, más difícil de percibir. El punto que queremos destacar en este artículo es que la ciudad muestra una diversidad de rostros con distinto signo. Algunos muestran inequívocamente los éxitos económicos; otros parecieran empinarse, pero sin lograrlo; otros se han quedado definitivamente al margen de tales logros.
Esto constituye parte sustancial del perfeccionamiento democrático aún pendiente de las instituciones políticas en Chile. En los barrios populares el reconocimiento político y la efectividad práctica del liderazgo se han deteriorado, y está de moda hablar de la crisis de las organizaciones. Al mismo tiempo, muchos de los liderazgos sociales mantienen una perspectiva fuertemente crítica tanto de la política como de los políticos. Desde otro punto de vista, esto revela el repliegue de una energía social que permanece intacta, pero al margen de la esfera política y estatal, percibida como ajena (Salazar, 1988).
La apertura de las economías nacionales, la privatización de empresas públicas, la búsqueda de mano de obra barata y de transporte lo más directo posible, han propiciado este modelo. Resulta del todo conveniente para las economías, sobre todo emergentes, que la inversión en sus países se realice a través de IED10, dado su afán de permanencia y de localización. Para hacer un análisis de la globalización económica, debemos seleccionar algunos aspectos relevantes de revisión, que permitan concebir una thought de lo que llamaremos proceso-fenómeno de la globalización económica, y que nos sirvan de base para futuros alcances de la investigación sobre este tema. En este sentido, analizaremos la globalización económica desde un punto de vista histórico, su dimensión y, por supuesto, sus efectos, para luego, reconociendo la trascendencia de la globalización económica como fundamento de la integración y cooperación económica internacional, entrar al análisis de las REI. Parte del debate público, sin embargo, argumenta que la desigualdad es un producto inevitable del libre mercado, el desarrollo tecnológico, y de la globalización.
La interrelación entre distintos procesos de globalización conllevaría un profundo cambio en la política y en el ejercicio del poder, pero también en la subjetividad de las sociedades (Leal, 2015). La globalización también habría estado determinada por las concepts imperantes en su desarrollo, en las que la expansión de la ideología del “globalismo neoliberal” (Beck, 2006) habría tenido importantes repercusiones. Las ideas de la doctrina globalizacion y la desigualdad neoliberal, que también ha sido conceptualizada por algunos autores como “fundamentalismo de mercado” (Soros, 2002; Stiglitz, 2007), permearon en ciertas autoridades, lo que supuso la apuesta por políticas gubernamentales de austeridad, liberalización económica y privatización de empresas estatales en distintos países en el mundo. La globalización ha sido ampliamente asociada con el crecimiento de las desigualdades, la pobreza y y la segreación urbana.
El filósofo Jean Jacques Rousseau se interesó por el tema y en respuesta escribió su obra Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. En ella, Rousseau sostiene que la desigualdad social y política no es natural, que no deriva de una voluntad divina y que tampoco es una consecuencia de la desigualdad natural entre los hombres. Por el contrario, su origen es el resultado de la propiedad privada y de los abusos de aquellos que se apropian para sí de la riqueza del mundo y de los beneficios privados que derivan de esa apropiación; ya en esa época, buscar respuestas a la desigualdad social period un tema central para las ciencias sociales. Para que lo anterior sea una realidad, la ciudad requiere estar organizada administrativa y políticamente. Esto no ocurre en Chile, donde las ciudades no tienen un estatuto político y administrativo en tanto tales.
Además, la globalización ha llevado a un aumento en la movilidad entre distintas nacionales, lo que puede complicar la protección de los derechos fundamentales. Frente a esto es necesario reflexionar acerca de cómo se está utilizando socialmente la comunicación, considerando que está sometida en su estructura a las condiciones del mercado y, por lo tanto, a las dinámicas de la oferta y la demanda, de la producción, distribución y del consumo. Además de la “curva del elefante”, Milanovic es autor de obras destacadas como “Capitalismo, nada más” (Taurus, 2020) y “Miradas sobre la desigualdad” (Taurus, 2024). Estos libros, junto con otros trabajos publicados en los últimos 18 años, han permitido que Milanovic trascienda del ámbito académico al público common, combinando rigor científico con una habilidad comunicativa excepcional. Las salidas son complejas, con el común objetivo de “incrementar el gasto social, mejorar la protección social teniendo en cuenta que la digitalización trastoca el mundo del trabajo”, advirtiendo que los gobiernos no deben limitarse a levantar las barreras a la igualdad de oportunidades, sino ocuparse de una “provisión de bienestar”.
Una metrópolis sin gobierno o administración y sin autoridad responsable de la ciudad, hace imposible por una parte un gobierno democrático con management ciudadano; por otra parte hace imposible el manejo eficiente de desechos, el creciente tránsito y los cada vez más frecuentes conflictos por uso de suelo, con lo cual la calidad de vida se deteriora. Aparece así la empresa informativa, donde la comunicación misma se convierte en producto, y cuyo management y gestión pertenece a quienes la sostienen financieramente. Como indica Torres López (1985) la comunicación de masas al convertirse en una actividad industrial más se manifiesta como una actividad institucionalizada que se regula por un ordenamiento jurídico en cuanto a la institución de los medios como unidades productivas sujetas a determinadas leyes.
Este nuevo entorno se ha caracterizado por el protagonismo de una economía mundial desregularizada (Sassen, 2009), el desarrollo tecnológico de nuevas formas de comunicación y gestión de la información (Hilbert y López, 2011), la conformación de alianzas entre gobiernos mediante tratados económicos (Bravo y Briones, 2014) y la expansión de procesos culturales a escala global (World Value Survey, 2016). Zygmunt Bauman (2008) ha destacado que este contexto globalizado también se caracteriza porque “hay política local sin poder y poder global sin política” (p.18). Por tanto, la globalización habría generado una transformación del poder, en que lo global y económico se vuelven determinantes, mientras la política sigue ejerciéndose en el ámbito local y sus instituciones tradicionales ven cómo su poder se “evapora” (Bauman, 2008). Serían aquellos que son capaces de conectar y programar los códigos en las redes multinacionales los que concentrarían el poder, puesto que son los flujos globales los que más capacidad tendrían de determinar a los actores sociales a lo largo del mundo (Castells, 2009).