Estos indicadores se basan exclusivamente en datos provenientes de encuestas de hogares (en el caso chileno, la encuesta CASEN), que no son representativas para los percentiles de más altos ingresos (es decir, muy rara vez una persona de altos ingresos aparece encuestada en la CASEN). Además, las personas de altos ingresos que sí son encuestadas, subreportan sus ingresos, ya sea porque no los conocen con exactitud o porque no desean hacerlos públicos. La violencia en las ciudades chilenas es un nuevo tema en los estudios y en la agenda política y social, y sobre él la información es todavía obviamente escasa. Por lo common, los análisis comparativos de índices de violencia han considerado Santiago como una ciudad segura en el contexto latinoamericano.
Las ideas de la doctrina neoliberal, que también ha sido conceptualizada por algunos autores como “fundamentalismo de mercado” (Soros, 2002; Stiglitz, 2007), permearon en ciertas autoridades, lo que supuso la apuesta por políticas gubernamentales de austeridad, liberalización económica y privatización de empresas estatales en distintos países en el mundo. Como conclusión del presente estudio, se puede destacar que la ciudad de Santiago de Chile ejemplifica claramente el tipo de globalización que ha sido hegemónico hasta la fecha. Hay que destacar que el crecimiento sistémico que produce la actual globalización, caracterizada por una economía global desregularizada, se deslegitima en la medida que supone una clara segmentación entre los que se benefician del incremento económico que produce y aquellos que quedan apartados de sus beneficios, tanto personas como grupos sociales o territorios. En este sentido, en la ciudad global de Santiago de Chile se observa que mientras más fragmentada está la gobernanza, más riesgos existen de que se mantengan o aumenten las desigualdades. Es decir, mientras más se extrema la dinámica de poder global y política native, parece que más fuertemente se instauran las lógicas de concentración y exclusión, inherentes a la globalización económica financiarizada y desregulada. La inversión extranjera en Chile estuvo vinculada a ciertos sectores económicos, concentrándose al comienzo en proyectos mineros en las regiones del norte por parte esencialmente de empresas canadienses y estadounidenses.
El informe, asimismo, demanda un cambio fundamental en el modelo económico de manera que beneficie a todas las personas y no solo a una élite selecta.
Específicamente, en el mapa sobre principales focos de empleo en el Gran Santiago (Figura 2) se muestra dónde se localizan en Santiago las zonas de mayor actividad que se agrupan en centros de negocio (donde se concentran las empresas de servicios financieros y empresariales), centros comerciales (donde se encuentran el comercio, los restaurantes y el ocio en la ciudad) y las zonas industriales. En el caso del poder espacial de la ciudad, Santiago no aparece entre las 50 ciudades con mayor importancia en el mundo. A pesar de no contar con una gran presencia de headquarters, la ciudad cuenta con importantes redes de empresas financieras, de servicios avanzados y comunicaciones, que proveen a las multinacionales en sus operaciones globales.
A diferencia de los impuestos al ingreso que se calculan en base a flujos (es decir, a cuánto se gana en un año), estos impuestos se calculan en base a stock (es decir, a la cantidad acumulada a través de los años). Dentro de esta categoría encontramos, por ejemplo, las contribuciones, el impuesto a la herencia y el impuesto a la riqueza. Por cierto, estos cálculos se basan en premisas normativas que exigen definir cuánto se pondera el bienestar de cada individuo de acuerdo a su nivel de ingresos. Los esquemas óptimos se caracterizan por tasas más altas cuando los contratos sociales favorecen en mayor medida la redistribución.
Una de las principales causas que ha conducido a dicha desigualdad en el contexto de la globalización es –usando la terminología de ciertos politólogos- la Corporatocracia, es decir, el gobierno invisible de las corporaciones, compuesto por la élite política, empresarial y financiera. El filósofo Jean Jacques Rousseau se interesó por el tema y en respuesta escribió su obra Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. En ella, Rousseau sostiene que la desigualdad social y política no es natural, que no deriva de una voluntad divina y que tampoco es una consecuencia de la desigualdad natural entre los hombres.
La concentración de actividades económicas vinculadas con la economía global desregularizada en comunas específicas permite que algunas municipalidades, ubicadas cerca de las localizaciones de las empresas de servicios especializados, puedan obtener más recursos para la prestación de servicios y la adquisición de bienes que mejoran la calidad de vida percibida por sus habitantes. Sin embargo, las comunas en las que menos se concentra la actividad económica y política son las que menos han avanzado y peores condiciones de desarrollo tienen. Pero este crecimiento ha sido acompañado por lógicas de concentración y exclusión, lo que se evidencia en que las empresas multinacionales más importantes del mundo concentran prácticamente el 40% del PIB mundial precise. Las corporaciones incluidas en el rating Global 500 de Fortune (2016) tienen ingresos anuales por un volumen de 27,6 billones de dólares, lo que supone que en promedio entre dos y tres empresas por país facturan four de cada 10 dólares que se producen en el mundo. Esta concentración se muestra también en el estudio Global Metromonitor, dado que 300 ciudades del mundo (en promedio menos de una por país), en 2014 concentraron el 47% del PIB mundial y fueron responsables del 38% del crecimiento económico a escala global (Parilla, Leal, Berube y Ran, 2015). Esta concentración ha generado que las desigualdades económicas se hayan incrementado desde la década de 1980, tanto a escala mundial (Milanovic, 2010) como al interior de los países desarrollados y en vías de desarrollo (Piketty, 2014).
Existen múltiples razones que explican el aumento sostenido de la desigualdad en Estados Unidos, todas ellas decisiones de política. En estos textos hemos extensamente discutido el rol de los impuestos en esta tendencia, pero el problema es más complejo. La caída en la progresividad de los impuestos a los más ricos es sin duda una de las explicaciones. Otras causas son el estancamiento del salario mínimo, el debilitamiento de los sindicatos, la falta de competencia, y la falta de regulación financiera, entre otros. Cualquiera sea la explicación, lo relevante es ver que la consecuencia fue una decisión política, no una tendencia inevitable.
Mientras los profesionales altamente especializados aumentarían considerablemente sus remuneraciones, puesto que realizan funciones de relevancia estratégica para la economía global, lo contrario ocurriría con trabajadores con escasa cualificación, como aquellos que se desempeñan en sectores industriales o de servicios rutinarios como el transporte, el almacenaje o la limpieza. Lo mismo sucede con los territorios, dado que mientras las zonas estratégicas para la economía global mejorarían su desarrollo económico, tecnológico y social, aquellas en las que no se realizan los intercambios económicos multinacionales quedarían apartadas del crecimiento que posibilita la globalización. En relación a la infraestructura, la inversión pública efectiva sectorial del Ministerio de Obras Públicas en la RMS pasó de un 9% en 2000 a un 23,6% en 2005, y a un 17,5% en 2010, con un promedio del 16,3% en la década (MIDEPLAN, 2011). Estos datos plasman el proceso identificado por Saskia Sassen, puesto que “los sectores económicos de punta que están altamente digitalizados requieren de sitios estratégicos con vastas concentraciones de infraestructura, recursos laborales, talento y construcciones” (Sassen, 1998, p. 13). Las empresas globales más conectadas con el mundo, como la banca o los servicios avanzados, necesitan no solo acceder fácilmente a capital humano, sino también contar con ciertas infraestructuras para realizar sus actividades transnacionalmente. Es por ello que para atraer la inversión de estos actores y que elijan instalarse en mayor medida en un país frente a otros, los gobiernos invierten en obras públicas que otorgan las condiciones necesarias para que los actores de la economía global puedan operar simultáneamente en su territorio y a escala mundial.
Por ejemplo, Japón y Corea del Sur no liberalizaron sus economías como recomendaron los Chicago Boys en Chile. Esos países comenzaron a bajar sus aranceles de forma estratégica, midiendo la capacidad de sus empresas de competir a nivel global, y sólo cuando esas empresas -que recibieron subsidios y cumplieron exigencias de productividad- generaban la capacidad para competir, pudieron empezar a practicar ese contacto de globalización”, precisó Akram. Hemos visto que, en términos de recaudación de impuestos, el tamaño del Estado en Chile es pequeño y que los ingresos fiscales que recauda provienen mayoritariamente de impuestos al consumo. A lo anterior se suma que los impuestos al ingreso, además de tener una relevancia secundaria, abren espacios para elusión y evasión, haciendo que la progresividad nominal se vea seriamente mermada.[18] Además, los impuestos al patrimonio prácticamente no existen.
Así, el IVA a los alimentos es un impuesto regresivo, ya que estas familias pagan una mayor proporción de su ingreso en esos impuestos. “El sistema solo funciona bajo la condición el individuo tenga la disposición de adaptarse a los cambios y procesos, de someterse a convenciones que no serán los resultados de una planificación racional. El individuo debe estar dispuesto a subordinarse a las hola fundación consecuencias de los procesos que nadie ha planificado y que, posiblemente, nadie entienda”. Dichas grandes empresas y poderes financieros son lobbies muy poderosos que influyen en las decisiones que toman los gobiernos centrales y condicionan políticas mundiales llevadas a cabo por el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La estructura transnacional de la comunicación de masas con carácter industrial, oligopólico y asimétrico, genera gran impacto debido a su circulación unidireccional de los contenidos desde el centro a la periferia, estableciendo estructuras que se orientan a introducir y legitimar, en los espacios sociales, las relaciones sociales, concepciones políticas y formas culturales. En el contexto económico, el desarrollo de los medios de comunicación de masas se establece a hay pobreza en estados unidos partir de las leyes de producción industrial y de su actividad comercial en el mercado; esto de acuerdo a las lógicas de producción, distribución y consumo. En el mundo de los medios de comunicación, una imagen de dichos cambios se aprecia en el proceso de transnacionalización de la televisión, la radio y la prensa escrita tanto a nivel nacional como regional. Por el contrario, es el diseño institucional y las políticas públicas los que han permitido que eso ocurra.
Es con esa motivación que se ha reactivado el interés político y académico por el impuesto a la riqueza complete (también conocido en Chile como el impuesto a los “súper ricos”).[17] Hoy la evidencia académica es más optimista que antes respecto a la aplicación de estos impuestos en términos de factibilidad e impacto esperado (ver aquí). Evidencia reciente en Colombia sugiere que incluso en países con instituciones fiscalizadoras más débiles que las de un país desarrollado, estos impuestos pueden ser ejecutados de manera efectiva. La literatura académica sugiere que los impuestos óptimos al ingreso de los individuos en la parte más alta de la distribución deberían ser altos (estimaciones sugieren que podrían llegar a 73%, e incluso sobre el 80% si existe apropiación de rentas no productivas). Las familias de menores ingresos destinan una mayor porción de sus ingresos a la alimentación.
En la segunda fase, durante la mitad de los años ochenta, una vez que el período reestructurador de mayor intensidad hubo pasado, volvieron las tendencias de concentración económica y demográfica en torno a la Región Metropolitana. En aquella investigación, Bartels establece que la brecha entre ricos y pobres se ha multiplicado considerablemente durante los gobiernos republicanos en Estados Unidos, mientras que ha experimentado una leve baja durante las administraciones de los gobiernos demócratas, lo que en consecuencia ha mantenido a los niveles de desigualdad socioeconómica prácticamente de la misma manera. La última conferencia de 2015 dictada por la Cátedra Norbert Lechner, presentó el trabajo del cientista político estadounidense, Larry Bartels, quien ha sido reconocido a nivel mundial por sus estudios que vinculan a la desigualdad económica con la representación política en Estados Unidos. Sin embargo, ambas pueden tener un impacto negativo en la economía del país, limitando la capacidad del gobierno para financiar servicios públicos y contribuyendo a la desigualdad económica. En definitiva, en su función de difusores culturales, los medios ejercen influencias socioculturales que fomentan y reproducen mediante diferentes formas de socialización como son los valores, creencias, normas, conocimiento, entre otros.
Por otro lado, el análisis realizado muestra que mientras más carácter global ha tenido la actividad económica en Chile, más posibilidades de crecimiento económico se han generado en los territorios en que se han localizado las operaciones de la economía global. Las regiones que más crecieron en la década de 1990 fueron aquellas en que se concentró la inversión extranjera directa, pero solo las ubicadas en el norte pudieron reducir sus desigualdades. Esto podría estar relacionado con el carácter más productivo y menos especulativo de las actividades económicas instauradas en estas zonas, que principalmente se corresponden con la minería. Por el contrario, las actividades localizadas en Santiago se enfocan especialmente en el sector de servicios empresariales y financieros, lo que podría explicar el hecho de que la desigualdad en la RMS no se haya reducido a pesar del importante crecimiento económico que ha tenido la región.
Los extremos fluctúan entre 1,6% de pobreza en Ñuñoa, una comuna habitada casi en su totalidad por sectores de ingresos medios, y 29,2% en La Pintana. Por tanto, la falta de capacidad para generar ingresos municipales propios produce importantes falencias en las comunas en que no se sitúan los centros de poder (global económico o político nacional) en la ciudad o no son cercanas a los mismos. Vitacura, Las Condes y Providencia no tienen niveles de pobreza superiores al 3% de su población y otras, como San Bernardo, Puente Alto o La Pintana, tienen aproximadamente entre un 15% y un 18% de sus habitantes en condiciones de pobreza.