Fairfield y Jorrat usan microdatos administrativos de 2005 al 2010 y, ajustando por evasión y elusión, encuentran cifras en torno al 33%. Todos los estudios son relativamente consistentes y sugieren que los individuos en el 1% más rico reciben entre un cuarto y un tercio del ingreso nacional. Dicho sistema corporativo está compuesto por inversores, financieros y propietarios de empresas transnacionales. Eso sí, la desigualdad no actúa tan solo en la esfera económica, sino que el poder económico de dichas empresas as empoderan, además, de una inconmensurable potestad política, authorized y social. Es un siglo más tarde, con el creciente proceso de industrialización, que comienza a crearse una diferencia importante en los niveles de ingreso, cuya relación, a nivel de ingreso medio entre los países “pobres” y los países “ricos” llegó, a principios del siglo XX a una proporción de 1 a 4, para pasar a principios de este siglo a una proporción de 1 a 30.
Ante esto es necesario detenerse a observar simultáneamente los diferentes niveles de la sociedad (local, regional e internacional), lo que se conoce como glocalización. Parte del debate público, sin embargo, argumenta que la desigualdad es un producto inevitable del libre mercado, el desarrollo tecnológico, y de la globalización. Se dice (o al menos se asume) que no hay nada que los países puedan hacer para domar las fuerzas del mercado y que cualquier intento de regular igualdad y desigualdad social el grado de desigualdad tendrá efectos negativos ineludibles sobre el crecimiento económico. Así, lo que hoy se observa en los datos sería una consecuencia inevitable de los tiempos modernos.
En efecto, aunque ciertamente pueden clasificarse algunas comunas de Santiago como pobres, también es cierto que al inside de estas comunas -al igual que en otras con mejores niveles de ingresos- hay sectores que concentran extrema pobreza. Es el caso de los asentamientos urbanos precarios (campamentos) y de aquellos originados en ocupaciones ilegales de terrenos (tomas), cuyos habitantes viven en las peores condiciones de vida imaginables. También hay pobreza en áreas urbanas consolidadas con buena infraestructura y equipamiento, pero con una población empobrecida, como es el caso del centro de Santiago.
Pero este crecimiento ha sido acompañado por lógicas de concentración y exclusión, lo que se evidencia en que las empresas multinacionales más importantes del mundo concentran prácticamente el 40% del PIB mundial actual. Las corporaciones incluidas en el ranking Global 500 de Fortune (2016) tienen ingresos anuales por un volumen de 27,6 billones de dólares, lo que supone que en promedio entre dos y tres empresas por país facturan 4 de cada 10 dólares que se producen en el mundo. Esta concentración se muestra también en el estudio Global Metromonitor, dado que 300 ciudades del mundo (en promedio menos de una por país), en 2014 concentraron el 47% del PIB mundial y fueron responsables del 38% del crecimiento económico a escala global (Parilla, Leal, Berube y Ran, 2015). Esta concentración ha generado que las desigualdades económicas se hayan incrementado desde la década de 1980, tanto a escala mundial (Milanovic, 2010) como al inside de los países desarrollados y en vías de desarrollo (Piketty, 2014).
Por tanto, la falta de capacidad para generar ingresos municipales propios produce importantes falencias en las comunas en que no se sitúan los centros de poder (global económico o político nacional) en la ciudad o no son cercanas a los mismos. Vitacura, Las Condes y Providencia no tienen niveles de pobreza superiores al 3% de su población y otras, como San Bernardo, Puente Alto o La Pintana, tienen aproximadamente entre un 15% y un 18% de sus habitantes en condiciones de pobreza. En consecuencia, es necesario pensar lo anterior bajo la lógica del juego tetralémico que se sustenta en la complementariedad del consenso dualista del dominante – dominado como única explicación causal de los problemas que enfrentan los países en desarrollo frente al sistema mundial de comunicación. Así, es importante tener un eje fundamentado en la relación mencionada, pero tal vinculación de conceptos (dominante-dominado) se debe complementar con otro eje que presente procesos alternativos que pretendan descartar un sentido estructural del fenómeno para dar cabida a una perspectiva dialéctica del problema de la dependencia informativa y la concentración de la información. En consecuencia, el nuevo escenario internacional donde está activo el sistema mundial de comunicación, ha de entenderse como una totalidad; una concepción con tendencia a revolucionar las relaciones internacionales desde las bases. La posibilidad de que una municipalidad pueda influir sobre las políticas nacionales sectoriales que representan inversiones públicas, es casi cero.
Así que habías establecido un sistema muy cooperativo por el que los frutos del crecimiento se compartían en forma relativamente equitativa (…) Luego, a partir de los 80, eso cambió. Por un lado, se demostró que la Unión Soviética era económicamente ineficiente y, por otro lado, Reagan y Thatcher ya estaban cambiando el sistema, lo que condujo a un aumento significativo de la desigualdad. La institucionalidad político-administrativa de Santiago se ve influida por entidades del gobierno nacional y regional. Por tanto, es importante también analizar, además de la influencia y territorialidad de la economía global, cómo las políticas gubernamentales del Gobierno de Chile y el Gobierno Regional de la RMS han interactuado con los procesos inherentes a la globalización, expandidos desde la década de 1980.
Una metrópolis sin gobierno o administración y sin autoridad responsable de la ciudad, hace imposible por una parte un gobierno democrático con management ciudadano; por otra parte hace imposible el manejo eficiente de desechos, el creciente tránsito y los cada vez más frecuentes conflictos por uso de suelo, con lo cual la calidad de vida se deteriora. Considerando que muchos empleos y fábricas se movieron desde países desarrollados a otros más pobres… En mi libro explico por qué se estudiaba muy poco tanto en los países socialistas como en los capitalistas, es decir, esencialmente en Estados Unidos, que entonces era el país más importante para producir conocimiento económico. En conversación con Pulso, vía teleconferencia, el académico de la City University de New York y que ha tenido como foco de su carrera la investigación sobre la desigualdad, analiza las razones por las que hoy ese es un tema de debate crucial globalizacion desigualdad economica en el mundo, incluyendo los países desarrollados. Además, analiza cómo ve esta variable hacia adelante, en especial en medio de una mayor fragmentación política en todas partes. Las diferencias entre los sistemas legales de diferentes países pueden crear obstáculos para la cooperación y el comercio internacional, dificultando la reconciliación de diferencias en valores y principios subyacentes a distintos sistemas legales.
A diferencia de los impuestos al ingreso que se calculan en base a flujos (es decir, a cuánto se gana en un año), estos impuestos se calculan en base a stock (es decir, a la cantidad acumulada a través de los años). Dentro de esta categoría encontramos, por ejemplo, las contribuciones, el impuesto a la herencia y el impuesto a la riqueza. Por ejemplo, en el año 2016, entre los países de la OCDE, el IVA y otros impuestos al consumo representaron en promedio un 32,7% de la recaudación. En Chile, estos mismos impuestos representaron el 54,6%, por lejos la proporción mayor entre los más de 30 países que componen el grupo (en segundo lugar aparece Turquía con 43,6%). Si bien estos indicadores aún no alcanzan la relevancia que tiene el coeficiente de Gini en el debate público, en parte porque su disponibilidad es más reciente, hoy son el estándar en el debate académico sobre desigualdad. En un esfuerzo inédito por acercar la evidencia científica al debate público, un grupo de investigadores crearon una base de datos de acceso abierto que permite un análisis más sistemático de la desigualdad a nivel global.
Estos datos plasman el proceso identificado por Saskia Sassen, puesto que “los sectores económicos de punta que están altamente digitalizados requieren de sitios estratégicos con vastas concentraciones de infraestructura, recursos laborales, talento y construcciones” (Sassen, 1998, p. 13). Las empresas globales más conectadas con el mundo, como la banca o los servicios avanzados, necesitan no solo acceder fácilmente a capital humano, sino también contar con ciertas infraestructuras para realizar sus actividades transnacionalmente. Es por ello que para atraer la inversión de estos actores y que elijan instalarse en mayor medida en un país frente a otros, los gobiernos invierten en obras públicas que otorgan las condiciones necesarias para que los actores de la economía global puedan operar simultáneamente en su territorio y a escala mundial. La reestructuración espacial de la economía generó, a su vez, el surgimiento de nuevos territorios estratégicos en que comenzaron a localizarse distintos procesos de carácter global. Ante la cada vez mayor complejidad y competitividad multinacional, la “mezcla de empresas, talento y pericia en una amplia variedad de campos especializados hace que un determinado tipo de entorno urbano funcione como centro de información” (Sassen, 2009, p. 52).
Por el contrario, las actividades localizadas en Santiago se enfocan especialmente en el sector de servicios empresariales y financieros, lo que podría explicar el hecho de que la desigualdad en la RMS no se haya reducido a pesar del importante crecimiento económico que ha tenido la región. La concentración de actividades económicas vinculadas con la economía global desregularizada en comunas específicas permite que algunas municipalidades, ubicadas cerca de las localizaciones de las empresas de servicios especializados, puedan obtener más recursos para la prestación de servicios y la adquisición de bienes que mejoran la calidad de vida percibida por sus habitantes. Sin embargo, las comunas en las que menos se concentra la actividad económica y política son las que menos han avanzado y peores condiciones de desarrollo tienen.
Pero que la desigualdad mundial siga bajando en el siglo XXI dependerá cada vez más de que los grandes países africanos puedan crecer a tasas significativamente superiores a la media mundial. África es cada vez más pobre con respecto al resto del mundo y, como además es el único continente con un fuerte crecimiento demográfico en las próximas décadas, gran parte de lo que ocurra con la desigualdad mundial dependerá del crecimiento de grandes países africanos como Nigeria, Etiopía, Egipto, Sudán o el Congo. Las investigaciones ponen en la palestra la necesidad de repensar las políticas económicas y de inversión en los países en desarrollo para mitigar los efectos adversos de la robotización y promover el desarrollo de tecnologías propias en inteligencia synthetic. De lo contrario, según lo analizado en ambas publicaciones del académico FEN, el avance hacia niveles de ingresos comparables a los países desarrollados podría retrasarse considerablemente, incluso revertirse en el peor de los casos. Afortunadamente, evidencia reciente provista por Bernardo Candia y Eduardo Engel nos permite responder esta pregunta. Los autores muestran que el coeficiente de Gini de mercado calculado con los datos de la encuesta CASEN y registros tributarios es 0,59.
—En primer lugar, la crisis financiera mundial (subprime) reveló en particular en Estados Unidos que la clase media en realidad no tenía los aumentos sustanciales en los ingresos que creía o, en realidad, al menos un aumento razonable de los ingresos, ya que eran simplemente capaces de pedir prestado en contra de ingresos ya estancados. Así que cuando se produjo la disaster financiera, el 1% de mayores recursos se dio cuenta que le había ido muy bien. Así que de repente lo que se reveló fue que la tasa de crecimiento de la clase media era mucho menor de lo que parecía. Y, por otro lado, se dieron cuenta de que el 1% más rico no fue castigado de ninguna manera por la disaster. Eso llevó a aumentar el interés sobre cómo llegamos a eso, y al interés en el tema de la desigualdad.
Es por eso que, en general, la visión compartida es que los impuestos al consumo son eficientes para efectos de recaudación, pero son regresivos. Hasta este momento nos hemos referido a la progresividad o regresividad de los sistemas tributarios, pero no hemos hablado con mayor detalle de sus componentes. Lo cierto es que los sistemas tributarios se componen de múltiples tipos de impuestos, todos ellos con diferentes ventajas y limitaciones. Sin entrar en los detalles de su cálculo, hay que saber que éste toma valores entre 0 y 1, y que un mayor Gini implica una distribución de ingresos más desigual. En los casos extremos, 0 implica que todos los individuos tienen los mismos ingresos, y 1 que sólo una persona recibe todos los ingresos.
Este incremento fue posible gracias al aumento en la capacidad tecnológica de las telecomunicaciones, que se multiplicó por 200 veces de 1986 a 2007 (Hilbert y López, 2011). Este crecimiento sistémico se observa igualmente en el aumento de personas que viven en el mundo, que ha pasado de 4.500 millones en 1980 a casi 7.400 millones en la actualidad (ONU, 2015). Las personas que viven con menos de 1,9 dólares al día pasó del 44,3% de la población mundial en 1981 a un 10,68% en 2013, la esperanza de vida evolucionó de un promedio de 62,8 años en 1980 a seventy one,5 años en 2014, y el acceso al suministro de agua creció de un seventy six,1% de la población en 1980 a un 91% en 2014 (Banco Mundial, 2016). Como conclusión del presente estudio, se puede destacar que la ciudad de Santiago de Chile ejemplifica claramente el tipo de globalización que ha sido hegemónico hasta la fecha. Hay que destacar que el crecimiento sistémico que produce la precise globalización, caracterizada por una economía global desregularizada, se deslegitima en la medida que supone una clara segmentación entre los que se benefician del incremento económico que produce y aquellos que quedan apartados de sus beneficios, tanto personas como grupos sociales o territorios. En este sentido, en la ciudad global de Santiago de Chile se observa que mientras más fragmentada está la gobernanza, más riesgos existen de que se mantengan o aumenten las desigualdades.