Para combatir esta problemática, es necesario impulsar políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades, redistribuyan la riqueza de manera más justa y garanticen el acceso universal a servicios básicos como la educación y la salud. Más allá de las diferencias de ingresos, la desigualdad socioeconómica se manifiesta en otras dimensiones de la vida de las personas. La que más rechazo provoca en la población es la disparidad en el trato y dignidad que, por ejemplo, se materializa en la atención de salud. La sociedad se fragmenta en grupos sociales que viven como si habitaran en naciones de nivel de desarrollo opuesto. Así, hay personas que son denigradas y discriminadas, en tanto otras desarrollan una actitud de superioridad fundada en la posesión de cargos o tenencia de dinero. La desigualdad económica comúnmente se refiere a la desigualdad entre individuos o grupos dentro de una sociedad, sin embargo también se puede referir a la desigualdad entre países.
Ahí es donde vive Perón junto a Evita, en esa conciencia de justicia, en la certeza de ser portadores de derechos sólo por habitar el suelo argentino. Un fifty five,7% afirma que ha experimentado una movilidad social ascendente a lo largo de su vida, un 26,5% cree que ha sido descendente y un 15,3% que no ha tenido movilidad de ningún tipo. Un 56,9% cree que la educación es el principal elemento que afecta a la movilidad social, un forty five,5% asegura que es el esfuerzo private y el trabajo duro, y un 31,9% opina que el principal issue es la familia. El coeficiente de Gini es un indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso. Cuanto más cercano a 1, mayor es la desigualdad en la distribución del ingreso y lo contrario cuando se acerca a cero (igualdad absoluta).
Si bien las desigualdades de género han ido disminuyendo —por ejemplo, se ha reducido la disparidad salarial por razón de género en los últimos veinte años—, las mujeres aún padecen disparidades económicas, jurídicas, políticas y sociales importantes. Las mujeres y niños sin acceso a asistencia sanitaria mueren cada día de enfermedades prevenibles como el sarampión y la tuberculosis o durante el parto. Las personas mayores, los migrantes y los refugiados se enfrentan a la falta de oportunidades y la discriminación, un problema que afecta a todos los países del mundo. Una de cada cinco personas afirma haber sido discriminada por al menos un motivo de discriminación prohibido por el derecho internacional de los derechos humanos.
Según el Credit Suisse, el 82 % de toda la riqueza creada en 2018 fue a parar al 1 % más rico, mientras que la mitad más pobre de la humanidad no recibió nada. Entretanto, están surgiendo deficiencias en otros ámbitos, como el acceso a las tecnologías móviles y en línea. El estudio antropológico y arqueológico de las sociedades ha revelado que las sociedades paleolíticas eran bastante igualitarias, y salvo las diferencias de sexo y edad en las tareas, existía poca o ninguna diferenciación adicional. En general hombres y mujeres de la misma edad tienen habilidades y conocimientos similares, y parece existe muy poca especialización en las sociedades de cazadores-recolectores. Esas evidencias, apuntan a que las desigualdades en las sociedades humanas se hicieron más marcadas en las sociedades neolíticas, en las que existía una creciente especialización y, por tanto, asimetrías en el acceso a los recursos naturales, bienes económicos, información basic y conocimientos. Las élites responsables de centralizar y organizar la producción y custodia de alimentos, en las sociedades preestatales en general aprovechan su acceso diferencial a los recursos en beneficio de sus parientes, lo cual parece ser una de las formas iniciales de desigualdad social en las sociedades humanas.
La Declaración de los Derechos del Hombre, en 1789, y la aprobación de la Carta de los Derechos Humanos, en 1948, son dos acontecimientos esenciales en este sentido. Otros elementos que pueden motivar la desigualdad social son la cultura, la etnia, la raza, la religión, el origen y la nacionalidad, las costumbres y la ideología. Observando índices que nos permitan conocer el acceso a la educación, sanidad, justicia, and so forth. También, viendo las tasas de agresiones contra inmigrantes y extranjeros; si ciertas religiones están prohibidas o perseguidas en algunos países; el trato que reciben las mujeres, and so forth. A nivel internacional, estos niveles de desigualdad varían de unos países a otros. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) sitúa a Costa Rica, Chile, México y Turquía entre los países con más desigualdad en términos de ingresos por hogar.
Estas desigualdades influyen en el nivel de acceso que tienen las personas a los bienes y servicios, y se refleja, sobre todo, en las diferencias de ingresos que dividen a las personas entre ricos y pobres. Se trata de sistemas viciados y sexistas que han concentrado el poder en manos de una minoría, a costa de las personas más pobres y marginadas del planeta. Han agravado la crisis climática que está destruyendo millones de vidas y de medios de subsistencia.
En resumen, la desigualdad social tiene un impacto negativo en el desarrollo y bienestar de las sociedades. Sin embargo, el conocimiento y la educación pueden desempeñar un papel clave en la mitigación de esta desigualdad, al proporcionar a las personas las herramientas necesarias para acceder a mejores oportunidades y fomentar una mayor conciencia social sobre la importancia de la igualdad y la justicia. Uno de los caminos para mitigar la desigualdad social es a través del conocimiento y la educación. La educación juega un papel basic guinea ecuatorial pobreza en la reducción de la desigualdad, ya que proporciona a las personas herramientas y habilidades necesarias para acceder a mejores oportunidades laborales y mejorar su calidad de vida. Una educación de calidad y equitativa permite romper el ciclo intergeneracional de la desigualdad, mejorando así las perspectivas futuras de las personas y sus comunidades.
Lo que hace la desigualdad económica en sí es estratificar o crear clases o niveles en la sociedad, es decir, ricos/clase media/pobres. Uno de los productos de la estratificación se ve en el sistema capitalista, jefe/empleado. La desigualdad social se refiere a la disparidad existente entre individuos y grupos dentro de una sociedad en términos de acceso a recursos, globalización y desigualdad oportunidades y derechos. Esta desigualdad puede manifestarse en diferentes aspectos, como la distribución de ingresos, el acceso a la educación, la atención médica, la vivienda y el poder político. La desigualdad social se refiere a las disparidades económicas, políticas, educativas y sociales que existen entre las personas dentro de una sociedad.
Durante los 50 años que siguieron a la muerte de Perón, el peronismo transitó muchas etapas. El peronismo fue precisamente la respuesta del pueblo a ese país tan injusto, que con Perón y Evita empezó a democratizar el bienestar, la dignidad y la felicidad. Y décadas después, gracias a Nestor y a Cristina “peronismo” volvió a ser una palabra y una fuerza incómoda para los poderosos.
También somos conscientes de que las desigualdades que causan la pobreza y la injusticia son complejas y están entrelazadas. Son producto y se sostienen gracias a sistemas injustos, profundamente arraigados y que interactúan entre sí –tales como el patriarcado, el sexismo, la casta y el racismo– que pueden afectar a cualquier persona, en cualquier lugar. Para contribuir a lograr un cambio duradero, nos movilizamos para transformar los sistemas, políticas y prácticas que tienen mayor impacto en la vida de las personas. Queremos un mundo justo y sostenible en el que todas las personas puedan interpelar al poder y reclamar sus derechos de forma segura, y garantizarse un futuro mejor. Un mundo en el que las mujeres y las niñas puedan decidir sobre su futuro y las personas vivan libres del yugo de la pobreza. La desigualdad, del tipo que sea, supone graves consecuencias, tanto en el ámbito personal como en el ámbito social.
Debe ser una sociedad en la que se cuestionen las creencias y normas sociales dañinas que determinan las relaciones de género y poder, especialmente allí donde estas tienen un mayor impacto sobre las mujeres pobres. Para lograrla, debemos denunciar las prácticas patriarcales que impiden a las mujeres disfrutar de sus derechos. En 2015, los dirigentes mundiales aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible , que consta de 17 objetivos dirigidos a construir sociedades más pacíficas, justas y sostenibles. Reconociendo que las desigualdades atentan contra el desarrollo socioeconómico a largo plazo y pueden generar violencia, enfermedades y degradación ambiental, uno de los objetivos —el Objetivo 10 tiene por objeto reducir las desigualdades y las disparidades de oportunidades, ingresos y poder.
Siguiendo al texto Desiguales y a la OECD (2012), se necesita reducir las brechas que existen en la estructura productiva de la economía chilena, que se expresan en circuitos diferenciados de productividad, competencias laborales, salarios y estabilidad en los empleos. Entre las políticas a considerar destacan las que mejoran la productividad vía capacitación, aumentan la participación laboral femenina y reducen las prácticas discriminatorias en el mercado del trabajo; así como un fortalecimiento de todos los niveles del sistema educativo. En todo el mundo, allí donde compartimos nuestra visión y valores, colaboramos con activistas, comunidades, movimientos sociales y la sociedad civil.