Pobreza En Argentina Llega Casi Al 45% De La Población

Al ser esta literatura específica a cada país, resulta relevante indagar el caso de un país con evidencia reciente de nuevas escalas empíricas. Al mismo tiempo, el trabajo contribuye a la escasa evidencia para países de América Latina (Medina, 2002). En segundo lugar, se analiza transversalmente el rol de los umbrales cuando se modifica la escala empleada en la medición de la pobreza. Sin embargo, el efecto de las escalas en los niveles y composición de la pobreza no es uniforme entre los distintos países (Buhmann et al., 1988).

indec pobreza 2022

Al considerar la línea de pobreza fija, la probabilidad promedio de ser pobre para hogares con distinto número de integrantes menores o adultos es mayor con la escala de Barten y menor con el ajuste paramétrico. El 92% de los hogares con 5 niños serán identificados pobres con la escala de Barten, mientras que el 79% con la escala del INDEC, y el 71% con la paramétrica. Mientras que cuando el umbral se modifica, las probabilidades promedio de que el hogar sea identificado como pobre al considerar distintas escalas son más parecidas para tamaños familiares con pocos integrantes, y las diferencias se amplían al aumentar la cantidad de adultos o menores presentes en el hogar.

Adicionalmente, el impacto de la elección de la escala de equivalencia en los niveles y la tendencia de la pobreza no parece ser completamente independiente del umbral relativo que se elija. Se emplean dos criterios de líneas de pobreza (una, constante o fija y, otra, variante con la escala), ya que permite enmarcar los resultados en el enfoque conceptual de Coulter, Cowell y Jenkins (1992) y, al mismo tiempo, permite derivar conclusiones por el rol de los umbrales cuando se emplean distintas escalas. Esto último continúa siendo un tema de debate y de plena vigencia (Ravallion, 2015), pese a que los estudios de esta literatura tienen una larga tradición. En tercer lugar, se incorpora un modelo condicionado que constituye una descripción más formal de los factores asociados a las diferencias observadas en el perfil de la pobreza derivados de emplear distintas escalas. En el primer trimestre del año, Argentina sumó 3,2 millones de personas pobres, lo que representa un aumento del 48,3% de la población bajo la línea de pobreza. Este crecimiento se refleja en la vida diaria, especialmente en la educación, los comedores, el consumo en pequeños comercios y la compra de medicamentos, impactando principalmente a los jubilados.

Otros trabajos han estudiado la relación entre prejuicio y apoyo a políticas públicas, principalmente en relación con la discriminación racial (Krysan, 2000). Los resultados de un experimento por encuesta realizado en Canadá (Harell et al., 2014) plantean que el apoyo a políticas redistributivas fue menor cuando gini mundial las personas destinatarias fueron identificadas como aborígenes, en comparación con las identificadas como personas blancas. Posteriormente, analizaron comparativamente los resultados obtenidos en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, concluyendo que el apoyo a la redistribución estaría racializado.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos argentino (Indec) hizo público su informe sobre el índice de pobreza correspondiente a la segunda mitad de 2022. Las últimas cifras indican que el nivel de pobreza en el país trasandino subió de 36,5% a 39,2%. Francisca Alessandri, analista internacional de la Pontificia Universidad Católica de Chile asegura que «la diferencia entre Chile y Argentina a niveles estadísticos es que en el país trasandino las cifras dependen mucho del gobierno de turno, en cambio, aquí dependen del Estado. Lo único que está en la Constitución chilena y no en la de Argentina es la autonomía otorgada al Banco Central, en donde el gobierno no puede meter mano”. A contar del año 2010, los resultados de la ESI provienen de un nuevo cuestionario, el que incluyó una serie de mejoras a las preguntas de ingresos que permitieron una mayor precisión en su captura.

Y agregó que “con respecto al segundo semestre de 2022, la incidencia de la pobreza se mantuvo sin cambios en los hogares y registró un aumento de 0,9 puntos porcentuales (pp) en las personas. En el caso de la indigencia, mostró un aumento de 0,6 pp en los hogares y de 1,2 pp en las personas”. La pobreza alcanzó el 40,1% en el primer semestre, según datos entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

9Las diferencias observadas entre las estimaciones de pobreza obtenidas con los distintos ajustes no son constantes en el tiempo. El resultado de pobreza dependerá principalmente de las proporciones de cada tipo de hogar ubicado en la cola inferior de las distribuciones. El impacto de la elección de la escala en las probabilidades promedio de ser pobre de acuerdo con la composición (tipo de hogar) y tamaño familiar replica los resultados obtenidos con el análisis previo, reforzando mediante otra metodología las conclusiones ya mencionadas en la sección anterior. La Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) es un módulo complementario que se aplica al interior de la precise Encuesta Nacional de Empleo (ENE) en el trimestre octubre-diciembre de cada año. Su objetivo es caracterizar los ingresos laborales de las personas que son clasificadas como ocupadas en la ENE, así como los ingresos de otra(s) ocupación(es) distinta(s) de la ocupación principal, tanto a nivel nacional como regional, según precios de octubre de cada año.

La canasta básica en Argentina ha anotado un aumento de 146,4% en los últimos 12 meses. La indigencia en el vecino país fue del 9,3%, con un aumento de 1,2 puntos porcentuales en comparación con el período previo. Primero habrá un período de ajuste de los precios relativos, saneamiento y negociación de las deudas. Si el gobierno es exitoso en esta etapa puede tener un efecto de reactivación económica potencial, pero en este proceso habrá puja distributiva y los más pobres deberían ser los más cuidados para evitar desbordes en el sistema institucional”, indicó Salvia, con gesto adusto. Las cifras de la nueva medición reflejan un importante crecimiento respecto al mismo trimestre de 2022, cuando la pobreza llegó al forty three,1% y la indigencia al 8,1%. A su vez, consigna el periódico Perfil, vuelve a romper la marca de su antecesora como el dato más alto desde 2006, cuando el índice que mide “la escasez o carencia de lo necesario para vivir”, tal como indica su descripción en el diccionario, estuvo ubicado en el 41,2%.

La pobreza entre los menores de 17 años alcanzó al 62,9%, de los cuales el sixteen,2% vive en hogares indigentes. Son 8 millones de niños y adolescentes que residen en hogares pobres, de los cuales 2,1 millones son indigentes. Pero una nueva medición, realizada por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, no solo refuta los dichos de Fernández, sino que revela un agravamiento del fenómeno. En concreto, el estudio muestra que la pobreza alcanzó en el tercer trimestre de este año al 44,7% de la población. Son más de 20,eight millones de ciudadanos que padecen esa condición, si se proyecta ese porcentaje a todo el país, incluyendo la población rural, indica el diario Clarín.

Una desventaja es que requieren para su estimación supuestos de identificación no testeables o restrictivos. La evidencia de este tipo de escalas para Argentina ha crecido en los últimos años (Berges, 2011; Pace Guerrero, 2013; Echeverría y Berges, 2015; Berges, Echeverría y Rodríguez, 2021). Asimismo, si bien las elites apoyaron las políticas en estudio, también presentaron puntuaciones altas en creencias negativas hacia planes sociales. Esto es, consideraron que los planes sociales son usados con fines políticos y que implicarían consecuencias negativas para sus beneficiarios, como baja motivación para el empleo y dependencia con el Estado. Aunque esto es consistente con los antecedentes (Cruces et al., 2007; Hopp & Lijterman, 2019), se discute sobre el papel de las elites en estas creencias, dado que se trata paradójicamente de grupos involucrados de alguna forma en la planificación, la ejecución y la evaluación de estos programas. Así, entra en discusión también la posibilidad de gestar cambios desde estas elites, que compartirían con la ciudadanía las creencias negativas sobre las políticas de asistencia y promoción de sectores vulnerables.

Además, cuando la línea se modifica de acuerdo con la escala, las diferencias a nivel agregado entre las tres escalas se neutralizan casi perfectamente. El caso de Argentina resulta particularmente interesante a la luz de la creciente evidencia empírica de escalas estimadas con datos de gasto (Berges, 2011; Pace Guerrero, 2013; Echeverría y Berges, 2015b) permitiendo ampliar el tipo de escalas consideradas en los análisis de sensibilidad. Si bien la evidencia de pobreza en sus diversas dimensiones y caracterizaciones es vasta para el caso Argentina, los antecedentes empíricos acerca de la problemática de pobreza y escalas constituyen aproximaciones parciales a la problemática (Minujín y Scharf, 1989; Alfaro y Núñez Velázquez, 2005; Berges, 2011)1.

Según los últimos datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, en 2023 un niño de three a 5 años del estrato medio alto tenía 3,5 veces más posibilidades de asistir a un colegio, en comparación con sus pares en el estrato más bajo. Al contrario, precisó que “si esto sigue así, habrá un aumento de nuevos pobres por descenso de clases medias bajas, pobreza más estructural y mayor dependencia de los pobres extremos y las clases bajas de la asistencia pública”. Por primera vez, según el diario Página/12, ambos indicadores empeoraron alrededor de un punto y medio con respecto al mismo período del año pasado.

De acuerdo con el relevamiento del Indec que analiza la situación de pobreza por grupos de edad, un 50,9% de los niños entre 0 y 14 años son pobres. La tasa de pobreza urbana en Argentina escaló en el primer semestre del año al 40,1%, su nivel más alto en tres años. En medio de este escenario, hubo un alza tanto de la pobreza como de la indigencia en la primera mitad del año en el país vecino. Sobre esto, el especialista comentó que globalización y desigualdad hoy en día el 44% de los hogares recibe una transferencia de ingresos o una asistencia pública, y aun así no es suficiente porque “salen de la indigencia, pero no de la pobreza”. Se traduce en que la asistencia médica se disminuye, no es posible comprar medicamentos, que la inversión en capital humano y en educación para los hijos queda postergada, que arreglar la casa o tener un descanso vacacional se hace imposible”, agregó el sociólogo.