Las desigualdades de género se expresan en la construcción binaria de la ciudad actual, que separa las funciones productivas de las reproductivas, invisibilizando las tareas de cuidado. El enfoque de género sobre la ciudad ha contribuido a visibilizar los cuidados y la interdependencia como fundamentales para la reproducción de la vida, y, por lo tanto, claves para el derecho a la ciudad y la calidad de vida urbanas. La desigualdad de género en la responsabilidades reproductivas y domésticas se encarnan en la movilidad e inmovilidad del cuidado, las que limitan la autonomía de las mujeres, al reducir los espacios y tiempos de movilidad, e impedir el acceso a oportunidades y servicios que ofrece la ciudad. La nueva convención constitucional, plantea una oportunidad para repensar nuestras ciudades e integrar el derecho a la ciudad y la organización social de los cuidados.
Como propiedades de importancia para que las comunidades funcionen como soporte o componente de otros atributos y formas organizativas, destacamos la masividad de su distribución y la dispersión de sus miembros. La comunidad es también una organización económica dirigida a administrar en beneficio de los hogares miembros, un patrimonio colectivo, o como mínimo, recursos no colectivos cuyo uso requiere ser coordinado. Es tanto la movilidad como la inmovilidad del cuidado, las que permiten la ilusión de un sujeto productivo y autónomo.
Su fragilidad es evidente pues se trata de organizaciones instrumentales, cuya sustentación y actividad dependen de condiciones externas. Internamente, la dirigencia y los liderazgos se mantienen solo en la medida que logren concitar la acción estatal y hagan llegar recursos y servicios a sus asociados. Si esto es muy esporádico, poco relevante o se interrumpe, en la misma medida la organización cae en la inactividad. Pero la dependencia es recíproca pues las agencias públicas también requieren de «beneficiarios» o «participantes» de las líneas de desarrollo que promueven, ya que de otro modo manifestarán pobres resultados de gestión, evaluados en consecuencia y arriesgando recortes o suspensiones de fondos.
En la década de 1990 desaparece con el paso de los dirigentes que las impulsaron a la enviornment político partidaria de la Concertación y a la burocracia estatal. Una nota característica de tales intentos es su lógica de dicotomización y oposición (a organismos no gubernamentales, a otras organizaciones y dirigentes, a la agrupación de organizaciones de otra provincia). El carácter efímero de prácticamente todas ellas, así como las dinámicas de liderazgo que les son propias, señala el fuerte impacto de las facciones y las personalidades individuales en el devenir del movimiento aymara.
El antecedente histórico son los gobiernos locales indígenas vigentes hasta el siglo XIX, a veces con algunas prolongaciones durante la primera mitad del siglo XX. El sucedente son las organizaciones autónomas de la comunidad y las originadas por inducción estatal, entre las que destacan las juntas de vecinos impulsadas por los gobiernos desarrollistas de mediados del siglo XX, y en el presente, las comunidades indígenas gestadas con la política indígena iniciada en la década de 1990. Si la comunidad indígena es una entidad integrante de una totalidad más amplia que da origen a un pueblo originario, y si la propia política indígena así lo recalca, entonces la comunidad rural o alguno de sus segmentos aparecen naturalmente relacionados con órganos de representación supralocales. Y la política indígena así lo entiende cuando en demanda de un consejero nacional organiza elecciones competitivas que, en los hechos, resuelven los votos de los miembros de comunidades y asociaciones indígenas legalmente constituidas.
Actualmente, las labores hacia la familia son su primera responsabilidad, seguida por el compromiso de estudiar siempre y cuando exista el gusto private y las posibilidades económicas para hacerlo. La insostenibilidad de la organización doméstica y social de los cuidados tensiona otras inequidades preexistentes que afectan a las mujeres. El estudio “Termómetro de la Salud Mental en Chile” (2021) ha señalado que la prevalencia de síntomas de salud mental muestra una clara brecha entre hombres y mujeres (8,5% en hombres versus un 25,7% en mujeres). Respecto a la salud física, las mujeres están más expuestas al contagio del coronavirus en comparación con los hombres (más del 70% de la fuerza laboral en salud son mujeres); además, el evidente riesgo producido por los confinamientos ha desembocado en el aumento exponencial de los casos de violencia intrafamiliar (VIF) (CIPER, 2021).
En su gran mayoría como asociaciones gremiales, las surgidas con posterioridad responden también a una iniciativa promovida por el Estado, pero sin continuidad con las del período democrático previo. Las áreas geográficas cubiertas por estas organizaciones ahora incluyen con más frecuencia sectores comunitarios indígenas. El desarrollo organizacional previo se dio en las zonas de colonización, en el área de las propiedades fiscales reformadas y en zonas parcelarias no comunitarias, todas en sectores de valles bajos.15 Sea por la residencia de muchos de sus miembros, o por la naturaleza de sus intereses, las organizaciones supralocales son en la actualidad principalmente urbanas.
Las organizaciones étnico–reivindicativas protagonizaron a finales de la década de 1980 la mayoría de los intentos de alianza y federación entre organizaciones. La Coordinadora de Organizaciones Aymara surge en 1987, pero la tensión entre dirigentes de dos de sus grupos organizaciones sin fines de lucro definición integrantes terminó con ella a fines de esa década. La Federación Andina Ayni, a su vez, se crea en 1988 buscando alcanzar una cobertura regional, aunque luego terminó por reordenarse a escala provincial manteniendo una coordinación fluida entre dos provincias.
Con frecuencia mantiene en su seno segmentos religiosos, un centro de hijos en un medio urbano, un club de fútbol, and so on. En otras, por el contrario, se aprecian fenómenos de desagregación o diferenciación, cuando ciertas funciones son materia de acciones desplegadas según marcos organizativos, definiciones y grupos distintos. Formas organizativas que en un primer momento asumen funciones relacionadas con la comunidad, pueden más tarde independizarse y adquirir vida propia.
Las actuales demandas del país le dan más sentido que nunca al propósito de Trascender y, a la vez, le exigen realizar un trabajo con un alto estándar de calidad, sello por el cual es reconocida; profesionalismo y compromiso por el bien común que el equipo le inyecta a cada proyecto, organización y empresa con las que trabaja. Fundaciones y corporaciones sin fines de lucro, asociaciones,
Magazine (2012), por su parte, ha notado que el trabajo y sus productos -más que el eje- son un pretexto para la interacción social, en donde lo realmente valioso es participar «de buena gana» en los procesos de intercambio, en este sentido, la motivación o generación de subjetividad activa en los demás tiene un peso excepcional para el buen funcionamiento de los sistemas. En este sentido, la labor central que pone en juego el funcionamiento de los sistemas de «ayuda» es la generación de subjetividad activa que se expresa como «voluntad» de ayudar y que forma parte de un modelo ético de comportamiento. 18 Las mujeres aymara tienen una participación limitada en las asambleas y organizaciones; los hombres adultos de sus hogares son los que están presentes en este tipo de espacios públicos. De esta manera, las únicas agrupaciones de mujeres aymara son aquellas representadas por los Centros de Madres (CEMA), en franca desaparición, y los grupos artesanales. Vistas a largo plazo, representan una innovación en la organización indígena no exenta de contradicciones.
Desde inicios de la década de 1980 los gobiernos municipales se han fortalecido con medidas de desconcentración de funciones y un correlativo aumento de prerrogativas y recursos. Ellos se relacionan con organizaciones de base territorial y funcional, especialmente juntas de vecinos. En comunas exclusivamente indígenas, comunidad indígena y junta de vecinos suelen superponerse, pero ésta no es la situación en todos los municipios andinos. Por lo demás, a las organizaciones indígenas se las relaciona con la política indígena de la Concertación, a cargo de agencias estatales también controladas por funcionarios afines a ella.
También existen sistemas de cargos donde participan, según experiencia y responsabilidad, todos los comuneros, como ‘juez de aguas’, ‘capitán’, ‘puricame’, ‘alférez’ u otro. Son cargos de obligación y respeto social, aunque de un fuerte desembolso de dinero, donde es basic la solidaridad de la familia extendida. Los parientes se clasifican según la proximidad y la ubicación, los parientes de sangre y políticos cercanos reciben la terminología occidental (padre, suegro, yerna, etc.), los más lejanos son la ‘parentela’. Asimismo organizaciones sociales definicion es importante que, a la par del matrimonio como alianza, se contraiga otro tipo de vínculo, el del compadrazgo. En la actualidad, este sistema de organización vive tensos procesos de cambio ante la presencia del Estado, la economía de mercado, la emigración a la ciudad y la imposición de patrones culturales extraños, todos factores que debilitan y hacer perder autonomía a las comunidades atacameñas, pero que también permiten una constante reelaboración y reordenamiento de las mismas. La esencia de la organización social radica en la interacción de las partes que la componen.