Está presente a todo lo largo de la historia de las relaciones entre los organismos estatales y los sectores campesinos y populares urbanos regionales. Hasta inicios de los 60 más relacionada con la promoción popular, con la dictadura se transforma en uno de los puntos terminales de la canalización de prestaciones, la recepción de demandas y el management político de los sectores populares. Con el retorno a la democracia el vínculo burocrático ha mantenido ese perfil, aunque los rasgos autoritarios y de management han dado paso a formas relativamente más flexibles de relación. A partir de la segunda mitad del siglo pasado se producen cambios importantes en las sociedades andinas que rompen con el monopolio de la organización comunitaria. En primer lugar, se incrementa la presencia e influencia de las instituciones estatales en la cordillera y se inician las migraciones hacia otras zonas agrícolas. Estimuladas por la oferta estatal, surgen organizaciones comunitarias de base territorial que se superponen a las comunidades históricas.
Un apoyo concreto en financiamiento y que tiene como principal objetivo mejorar el equipamiento de las organizaciones sociales, es el Fondo Social Presidente de la República, que contribuye directamente a potenciar organizaciones territoriales, además de otras instituciones sin fines de lucro, construyendo y aumentando el tejido social, potenciando la participación ciudadana. Apuntamos a la mejora en la gestión de organizaciones sin fines de lucro del país, acompañando a organizaciones sociales y comunitarias que buscan cambiar sus realidades locales. El Registro de Organizaciones Sociales es una herramienta de uso público que contiene la información de organizaciones y asociaciones sin fines de lucro que promueven los derechos y deberes de las personas y comunidades migrantes y refugiadas. 19 En 1995, cinco de ellas, correspondientes al municipio de General Lagos, dieron origen a Suma Alpaca, una federación de asociaciones gremiales locales de criadores de llamas y alpacas. Paralelamente, en reacción a la iniciativa anterior, se forma a mediados de ese año la Asociación Indígena de Ganaderos Aymara del Altiplano compuesta de miembros de siete sectores de comunidades sucesoriales de los municipios de General Lagos y Putre.
Los cambios más profundos los habrían provocado los inka y los españoles, quienes restringieron la movilidad de estos pueblos mediante la delimitación de sus territorios por intereses económicos. El Inka, por ejemplo, ejerció un particular management sobre las guaneras y las zonas de explotación de los recursos marinos de los distintos grupos habrían sido demarcadas. Los actuales horizontes de transformación social a escala planetaria y la disaster de participación política estado-céntrica han repercutido en las nociones de espacio público y lo común. En esta investigación cualitativa analizamos los significados en relación al espacio público y la acción política en el relato oral de cuatro organizaciones sociales autónomas de Valparaíso enfocadas en la amplificación y cuidado de espacios comunes. Finalmente, se sugiere profundizar estudios para rastrear las capacidades colectivas y autónomas de gestión de los espacios, asumiendo la crítica al eurocentrismo y al patriarcado, en aras de comprender los horizontes de deseo y potencial práctico de las organizaciones de base comunitaria más allá de perspectivas estado-céntricas.
Nos han permitido crecer en todos los ámbitos y comprender la importancia de una buena gestión y planificación para cumplir nuestros objetivos”. En este Día Internacional de la Mujer, reafirmamos nuestro compromiso con la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres. “Ser reconocida a nivel nacional como el referente metodológico de la participación ciudadana, siendo el vínculo cercano y privilegiado entre el Estado y la Sociedad Civil”. No obstante, también son sistemas abiertos, con una fuerte relación con el entorno debido a que su cadena productiva incorpora una infinidad de proveedores que abarcan desde alimentos comunes hasta el materials organización en inglés más complejo y avanzado en el ámbito tecnológico y farmacéutico.
Se trata de inmigrantes o hijos de ellos, con niveles educacionales comparativamente más altos, algunos profesionales, con experiencia urbana y facilidad para desenvolverse en relaciones institucionales y políticas. En un primer momento, al inside de medios universitarios y con organismos no gubernamentales locales y, posteriormente, con organizaciones indígenas mapuches, con partidos políticos de la coalición gobernante y con el propio gobierno de Aylwin, Frei y, más recientemente, de Lagos y Bachelet. Nos alejamos así del dirigente local o sectorial cuya capacidad de gestión alcanza a lo sumo el nivel municipal y sectorial (Gundermann y González 1996; Gundermann 2000).
Estos reductores de variedad necesitan el apoyo de la autoridad para que se apliquen en las organizaciones sociales. La autoridad es un fenómeno natural cuyo origen se encuentra en la necesidad de mantener el orden dentro del sistema social. Si la división del trabajo o especialización tiene como consecuencia el aumento de la diferenciación y de la diversidad dentro del organismo, es necesario entonces que también haya una fuerza en sentido contrario, capaz de lograr la regulación y el management de la variedad, para que la organización se mantenga bajo management. Avanzar hacia una ciudad cuidadora implica transformarla para la sociabilización de los cuidados (Rico & Segovia, 2017). Y, a través de planificación urbana y políticas públicas, integrar las necesidades de grupos que hoy no son considerados, para generar ciudades más justas e inclusivas para todas las personas. Se espera que este tipo de encuentros se repita para los próximos meses y así llegar a más dirigentes y dirigentas de todo el país.
La organización del trabajo por género establece que el hombre es responsable del cultivo de la milpa que asegurará la dieta básica para su esposa e hijos -y del acopio de leña para preparar los alimentos-, así como del cultivo de los productos dedicados a la venta. Al hombre le corresponde emplearse como «peón» en las ciudades cercanas con el fin de obtener dinero additional para el mantenimiento del hogar. Las mujeres, por su parte, son responsables de la preparación de los alimentos, el aseo del hogar, la atención de los niños y los animales domésticos, y el cuidado del huerto familiar.
En la década de los ninety y en la actual se produce una appreciable expansión de la organización étnicamente definida («comunidad indígena») y la etnificación–etnogénesis de los espacios andinos regionales. La relación con el Estado se lleva a efecto en varios aspectos acudiendo a la condición de indígenas y a las demandas que les son propias según esa toma de posición social. Ello tiene consecuencias en la proliferación de organizaciones, en el aumento de complejidad del sistema de acción colectiva y en tensiones y conflictos, especialmente allí donde la etnificación es parcial o superficial y donde ha quedado definida una estructura multiétnica de grupos. Pueden analizarse como puntos de desarrollo avanzado de tendencias de cambio más generales en la sociedad andina. La proliferación de organizaciones de representación en todos aquellos puntos sensibles de articulación entre sujetos andinos y Estado obedece entonces solo parcialmente, a la necesidad interna de asegurar el compromiso de sus miembros individuales y consagrar la actividad de sus dirigentes.
Se discuten los conflictos y tensiones dentro de la comunidad indígena, la más nueva y dominante figura organizativa. En este sentido, una mala percepción de una pareja como personas «sin seriedad», incapaces de cumplir un «compromiso», no confiables y, por tanto, indignas de pertenecer a redes de intercambio, limita sus posibilidades de acción e incluso de sobrevivencia. Desde la lógica cultural nahua las relaciones sociales que establecen la adscripción de quienes son parte de la familia y quienes no lo son, tienen como base la participación en los sistemas de «ayuda» y son independientes del vínculo consanguíneo (Good, 2008). En muchos casos, cuando los hijos se van, otras personas sin vínculo consanguíneo -la(el) ahijada(o), el (la) vecino(a), el(la) «entenado»(a), entre otros- pueden actuar en los sistemas de ayuda y suplir esos vacíos. En primer lugar, la inmovilidad de muchas mujeres permite el privilegio de la movilidad de otras personas. En segundo lugar, la movilidad del cuidado no es una decisión individual; diferentes negociaciones y organizaciones ocurren dentro de “los miembros del hogar y las redes en las cuales se insertan” (Jirón & Gómez, 2018).
O la definición de un cuerpo de consejeros aymara a través de su elección por las comunidades de cada municipio de la región de Tarapacá y Arica–Parinacota. Estas entidades representan a las agencias públicas la demanda de desarrollo native (que atañe directamente a los grupos de base), pero sobre todo una demanda étnica, más allá de las circunstancias particulares de cada grupo. Con todo, resulta un conjunto de niveles coherente y relacionado que no carece de fricciones y fracturas. Se reproduce entonces la articulación tensionada entre lo local organización política ejemplos y lo supralocal, ahora en clave étnica. En el mismo sentido se cuestiona también la prioridad y validez de las demandas y la orientación de la interlocución, en la medida que desde la base se da más importancia a lo explicit por sobre lo general. A partir de entonces surgen tensiones entre las agrupaciones locales y supralocales.
Este modelo toma la forma de una pirámide en cuya cúspide de la organización social se encuentra la deidad misma seguida por los dirigentes del ritual, los mayordomos pasados, el padrino de la imagen, los mayordomos actuales, los cantores, los encargados de la iglesia y el sacristán, en la base piramidal se encuentran todos los miembros de las comunidades. En ambos casos la fisión del grupo doméstico ocurre paulatinamente, muchas veces la pareja se muda a su propio hogar cuando los hijos mayores ya son adolescentes, permitiendo una gran convivencia intergeneracional con los abuelos y tíos paternos que habitan en la misma casa y de manera generacional con los primos y primas. Luego, aunque exista una separación física, la participación en las redes de ayuda de la familia extensa implica una constante interacción social. La «ayuda» entre los nahuas es la base de la interacción social, se da y se solicita de manera continua bajo formas simples o bien mediante actos protocolarios complejos conocidos como «pedir el favor» y cumplir «el compromiso». En este sentido, la «ayuda» puede ser analizada como un tipo de don inserto en un sistema económico de reciprocidad -una economía de dones- conformado por intercambios equivalentes2 entre puntos correlativos de agrupaciones simétricas3, evidentemente, diferente al sistema mercantil, pero provista de una racionalidad explicable bajo una lógica propia (Velázquez, 2013).
El derecho a la ciudad se debe garantizar a través de un cambio de paradigma con el que planificamos y construimos ciudades. Necesitamos ciudades que pongan en el centro la vida de las personas, sin homogeneizar los usos o actividades que estas pueden desarrollar (Valdivia, 2018). Una ciudad del cuidado requiere de su visibilización y de otorgar espacios y tiempos para este (Colectivo Punt6, 2019), en línea con una visión “universal y multidimensional” (Serey y Giaconi, 2020), que implique tanto el derecho a recibir cuidados, como el derecho a elegir si se desea cuidar o no (Pérez, 2006). En la medida que tales fenómenos involucran no solo a indígenas, sino a toda la población relacionada con la agricultura regional, más que de regionalización andina debemos apreciarlos como de transformación de las relaciones rurales–urbanas.
La demanda estatal de interlocutores organizados ha tenido como consecuencia la proliferación de organizaciones y su diferenciación en las de tipo local y supralocal, nivel este último, que no existía tradicionalmente. Allí donde encontrábamos solo a la comunidad, en medio siglo ha ido surgiendo una diversidad de comités, asociaciones, juntas, centros, cooperativas y sociedades. Muchas se mantuvieron dentro de la cobertura ofrecida por los grupos locales tradicionales, otras innovaron y cubrieron radios más extensos. Esas coberturas pudieron mantenerse con membrecías ordenadas según adscripciones locales, o bien, de acuerdo a los cambios sociológicos que sacudían la sociedad andina, resultar de adscripciones individualmente inscritas. Respecto de la comunidad, recordemos la existencia de dos variantes, sucesorial y local de la zona de valles, y sus funciones de administración, defensa e identidad.