La Organización Social De Los Cuidados Y Vulneración De Derechos En Chile Irma Arriagada Onu Mujeres Cem Santiago De Chile 2019

Desarrollo organizativo y participación política reciente entre los aymara del norte de Chile. Mapa de las regiones de Arica–Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, en el que se indican los principales centros urbanos y localidades mencionados en el texto. En cada comunidad, las autoridades locales señalan un día para realizar el trabajo colectivo que puede emplearse por ejemplo para limpiar el río de basura, para rellenar los hoyos de la carretera, para «chapear» (limpiar de maleza) las veredas importantes, para colocar el agua entubada a cierta calle, entre otras labores. La temporada de lluvias inicia el three organización social de los de mayo -es señalada con «la fiesta del agua»- y culmina entre junio y julio. Durante esta época la milpa debe ser deshierbada de forma continua para permitir el crecimiento de las plantas cultivadas.

La División de Organizaciones Sociales (DOS), depende del Ministerio Secretaría General de Gobierno, y es un puente de comunicación entre el Gobierno y la sociedad civil; además de colaborar activamente en el fortalecimiento de ésta, busca, a través de distintas herramientas, informar o dar espacios de opinión para que toda la comunidad participe. La asistencia sanitaria es una actividad compleja, en la que el resultado deseado se alcanza sólo cuando las actividades y los recursos relacionados se gestionan como una serie de procesos sucesivos, en los cuales los resultados de un proceso se convierten en elementos de entrada de uno o más procesos consecutivos. Dado que el objetivo del sistema de salud es mejorar la salud de la población con la prolongación de la vida y de los años libres de enfermedad, el éxito y la calidad de sus actuaciones se deben medir según el grado de consecución de estos objetivos. Estos aspectos fundamentan la imperiosa necesidad de administración que presentan las organizaciones de salud.

Universidad Católica del Norte, El Colegio de Michoacán y Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas, San Pedro de Atacama. four Por cierto, también quechua, coya y diaguita, los pueblos indígenas andinos menores del norte del país. Muchos padres acostumbran integrar al tequio a sus hijos jóvenes en edad del matrimonio, como una estrategia organizaciones sociales ejemplo para que otros -los padres de las jovencitas casaderas- conozcan y observen trabajar a sus hijos y que estos ganen una buena reputación como hombres «de trabajo», «serios» y responsables. Este también es uno de los espacios no solo para elegir yernos, sino compadres, «padrinos de la semilla» y «ayudantes» para el sistema de la «mano vuelta».

También señalan esta persistencia el asambleísmo, la construcción de consensos como recurso de legitimación de las decisiones y acciones, las formas de delegación y representación, las características de los liderazgos y su control por la base. Relaciones múltiples parentales, de pertenencia comunitaria, económicas o religiosas, dan a las relaciones sociales, los grupos y las organizaciones que la integran, una continuidad y profundidad que difícilmente podría encontrarse en otro núcleo sociológico del cual sea partícipe la población indígena andina. La inducción a la organización native se encuentra con realidades comunitarias que contienen fisuras, divisiones y conflictos internos. La exigencia externa por organización formal se encuentra aquí con un problema, pero esto mismo puede ser tomado como una oportunidad por esos grupos y facciones en función de mejorar sus posiciones de poder interno, controlar relaciones externas y recursos o reabrir focos de conflicto. La comunidad indígena es también fórmula de organización atractiva internamente por las facilidades para su constitución. Grupos familiares y facciones han buscado por esta vía ganar control o, al menos, igualdad de oportunidades para el acceso a recursos del Estado.

La desigualdad en la responsabilidad del cuidado —que recae principalmente en mujeres y se encarna en la movilidad e inmovilidad del cuidado— limita la autonomía de las mujeres, al reducir los espacios y tiempos de movilidad, e impedir el acceso a oportunidades y servicios que ofrece la ciudad. Entre los organismos que postularon se encuentran municipalidades, instituciones privadas sin fines de lucro, entidades públicas de la región, juntas de vecinos y organizaciones comunitarias y sociales de las 52 comunas de Santiago. En este texto se realiza una primera aproximación hacia las formas en que se organiza el cuidado en Chile.

Este análisis permite evaluar hasta donde hemos llegado y donde están los principales vacíos que nos impiden avanzar en  la comprensión de la organización social de los grupos en estudio. La comunidad es la base de la organización atacameña, quien articula las relaciones sociales, económicas y religiosas del territorio colectivo donde participan las unidades familiares. Un individuo se hace parte de la comunidad en la medida que posee tierras cultivables y participa de los trabajos colectivos de mantención de, por ejemplo, los canales de regadío.

Ahora se ha imaginado una «comunidad» (Anderson 1993 [1991]) étnica regional, se ha elaborado y adaptado una interpretación histórica y sociológica del pasado aymara, atacameño, coya y quechua en la zona, un aspecto de lo cual es la «invención de una tradición» (Hobsbawm 1983). Se han formulado y desarrollado demandas cuando el ambiente político de retorno a la democracia lo permitió, que pretenden interpretar las reivindicaciones de cada pueblo indígena regional. Estas demandas no tienen contenidos puramente desarrollistas o exclusivamente económicos. Introducen también planteamientos que tratan dimensiones culturales como la lengua, la cultura, el territorio y los recursos naturales. En la zona aymara, el nacimiento de la primera de ellas, la Comunidad Cultural Aymara Pacha Aru, ocurrió en 1981 como iniciativa de estudiantes aymara de la Universidad de Tarapacá (Arica) reunidos en torno a actividades puntuales de promoción cultural. Solo a partir de 1986 paulatinamente cambia su orientación y surgen otras, como el Centro Cultural Aymara (CCA), la Unión de Comunidades Aymara Aymar Markas, ambas en Iquique, y el Centro de Difusión Cultural Jach´a Marka Aru, creado por residentes aymara en Santiago.

Éste alude a la presencia constante de fuerzas opuestas que no son vistas como antagónicas sino como complementarias. El equilibrio de opuestos se encuentra sancionado por rituales que rigen la relación con la naturaleza, los antepasados y los habitantes del mundo sobrenatural. El Director de la División de Organizaciones Sociales, Jorge Fuentes, valoró este tipo de instancias. “Todo tipo de capacitación para nuestros dirigentes y dirigentas es importante, sobre todo para que estén preparados para enfrentar una emergencia como lo es un incendio, ya sea forestal o en una casa”, comentó la autoridad. Desde el Palacio de La Moneda y sus balcones hemos logrado reconstruir nuestra democracia, y desde ellos miramos a nuestro país y trabajamos por lograr un mejor futuro para sus personas.

Por ejemplo, una olla común organizada a partir de marzo, que no tiene personalidad jurídica o la antigüedad solicitada, podría ser patrocinada por la junta de vecinos del lugar para postular a la iniciativa. Las organizaciones podrán acceder a financiamiento para compra de insumos básicos de primera necesidad, como alimentos, medicamentos y abastecimiento de agua y electricidad, artículos de higiene, protección y ayudas técnicas, además de equipamiento de cocina o audiovisual de apoyo escolar y comunitario. Organizaciones no gubernamentales cuyo trabajo se vincule con las comunidades migrantes. La educación es un derecho que tienen todos los niños sin distinción social, de raza, género o religión.

organización social de los

Ellas postularon un proyecto de ciclo de cine retro para adultos mayores en Quinta Normal. “Nuestra idea es compartir con los abuelitos, les hacemos manicure, les arreglamos el cabello, les damos más vida a los abuelitos”, asegura. Llevan 29 años trabajando a lo largo de todo Chile y primera vez que se ganan un fondo del Gobierno Regional.

Las comunidades indígenas tienen en todos los casos andinos una relación con comunidades rurales rastreables históricamente y existentes en la actualidad, como lo exige, además, la propia legislación. De esa forma, pareciera que dicha comunidad confirma y legitima una realidad sociológica con raíces históricas. En la medida en que se acude a la tradición como fuente de legitimación, hay un proceso de retorno a ella y un distanciamiento de las tendencias de transformación que hemos analizado ¿Hasta qué punto es así? Primero, la propia Ley Indígena consagra la figura de la asociación indígena asumiendo que no toda la realidad sociológica indígena del país se resuelve en los términos de las comunidades rurales históricas, la andina quizás menos que ninguna. Segundo, la forma de adscripción a la comunidad indígena es, en última instancia, particular person. Por diferentes razones, las comunidades legalmente constituidas han excluido a algunos individuos o grupos.

Rápidamente proliferan en la zona altoandina aymara y en Atacama, a veces por propia iniciativa de los grupos locales que acuden a la fórmula de comunidad y de grupos de interés que lo hacen con la de asociación. No obstante, en extensas zonas de valles y precordillera de Tarapacá, Arica y Parinacota, el impulso principal provino de la CONADI, la agencia estatal creada por la misma ley. El apoyo financiero a las iniciativas locales se asoció con, y frecuentemente se condicionó a, la formación de comunidades y asociaciones. Pasados algunos años, la mayoría de los grupos andinos de base native se habían constituido en comunidad y muchos grupos urbanos de origen más misceláneo en asociación indígena.

Este mismo incremento de formas organizativas la vive la comunidad translocalizada, producto de una oferta estatal caótica, y a través del desarrollo de modalidades de organización asociadas a la translocalidad. Entre aquellas con orientación campesina registramos en 1987 la alianza entre dos organizaciones de ganaderos del altiplano norte, una de artesanas urbanas de Arica y otra étnico–reivindicativa, cuya convergencia se dio por el interés de sus dirigentes más que por afinidad de objetivos. Esas organizaciones rurales entraron luego en una fase de inactividad que las llevó a desaparecer. Por presión de funcionarios estatales se creó en 1992 una corporación de derecho privado, la que luego de un período de disaster se reorganizó en 1996, y con metas más modestas siguió operando tras sus objetivos iniciales. Las organizaciones de productores campesinos que se formaron antes del período autoritario y que sobrevivieron a éste, forman parte del proceso organizacional promovido desde la acción estatal y de la Reforma Agraria.