Elites De Poder: Predictores Del Apoyo A Políticas Públicas Para Reducir La Pobreza En Argentina

La medición de la pobreza constituye una herramienta fundamental para el monitoreo de las condiciones de vida de la población y para el diseño de políticas sociales. Sin embargo, la medición y caracterización de la pobreza monetaria enfrenta un conjunto de desafíos metodológicos no triviales (Atkinson, 1987; Ravallion, 1996). Este trabajo se focaliza en uno de ellos; la elección de la escala de equivalencia que ajusta demográficamente los ingresos totales, permitiendo efectuar comparaciones y evaluaciones de bienestar entre los hogares. Las escalas de equivalencia son los indicadores fundamentales que permiten convertir una distribución de ingresos totales entre hogares heterogéneos en una distribución de ingresos equivalentes.

Al respecto, la evidencia empírica indica no sólo que la desigualdad percibida no es habitualmente el reflejo de la realidad, sino que la existencia de la desigualdad no estaría asociada directamente con presiones sociales de redistribución (Castillo, 2012). García-Sánchez et al. (2018) explican que la percepción de una mayor desigualdad no conduciría por sí misma a un mayor apoyo a la redistribución, sino que esta relación estaría condicionada por ideologías de justificación del sistema y estimaciones ideales de desigualdad económica. Así, se han desarrollado teorías que explican cómo las personas muchas veces no solo aceptan, sino que justifican y legitiman el sistema en el que viven, aunque este sea injusto, y aunque les favorezca o no (Jost et al., 2012). Otro aspecto por considerar es que las escalas oficiales y paramétricas asignan a los niños menores ponderaciones que las escalas de Barten. Esto parece justificable para la estimación de la pobreza extrema, pues un niño requiere ciertamente menos alimentos que un adulto, aunque podrían no ser igualmente razonables para establecer el costo relativo de los niños al evaluar la pobreza moderada. Si bien la magnitud de las escalas de Barten pareciera contraintuitivo, es posible que el gasto que implican los menores sea más que proporcional al de los adultos en otros rubros.

Asimismo, cuando el umbral es relativo y depende de la escala, las diferencias en los resultados son menores o hasta pueden neutralizarse. En este caso, el efecto indirecto de la línea de la pobreza (una escala más alta disminuye el valor del umbral) es significativo. Con una escala más alta podría no siempre obtenerse una mayor tasa de pobreza estimada. Por tanto, los resultados de pobreza no necesariamente crecen monótonamente con la escala.

En este trabajo, los resultados indicaron que menor justificación de la desigualdad económica sería un predictor del apoyo a políticas públicas referidas a transferencias de ingresos. En esta línea, los resultados coinciden con los estudios de Jost et al. (2008), Jost y Hunyady (2005) y Wakslak et a. (2007) que plantean cómo las creencias ideológicas de justificación del sistema explicarían un menor apoyo al cambio social y a la redistribución de recursos. A diferencia del estudio de Jost et al. (2008), la orientación a la dominancia social no aportó al modelo propuesto en este trabajo, pero si se observó que la justificación de la desigualdad económica predijo el apoyo a las políticas públicas estudiadas (García-Sánchez, et al., 2018).

indec pobreza 2022

Lo que yo me temo es que la gente, como pasa en las encuestas políticas, no diga toda la verdad, porque si le preguntas a una persona que tiene una familia qué ingreso tiene y te dice ‘tengo un plan’, de ahí en más empieza a mentir porque tiene miedo de que se lo quiten. Si además del plan tiene una changa, la niega; si además del plan tiene un trabajo en negro, lo niega; si su mujer cobra la AUH y la Tarjeta Alimentar, la niega. A días de dejar el poder, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, en unos polémicos comentarios, había cuestionado la medición del índice de pobreza que lleva adelante el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), cuyo índice alcanzó a forty,1% en el primer semestre. “Si hubiera 40%, la Argentina estaría estallada”, dijo el domingo en una entrevista a la agencia Noticias Argentinas.

Por otro lado, las diferencias entre los distintos sectores de elite fueron mínimas. Principalmente, se observaron diferencias significativas entre las personas pertenecientes al sector de empresas privadas, en relación con las del poder legislativo y de instituciones educativas universitarias. Esto podría indicar que se trata de una elite aparentemente homogénea, es decir que en basic los sectores compartirían ciertas características ideológicas, sociocognitivas y actitudinales, y podría sugerirse que sus orígenes no serían determinantes o predictores de diferencias en las variables estudiadas. Esto difiere respecto a los resultados de Gayo y Méndez (2022), en Chile, quienes plantean una marcada división política al interior de la elite chilena y retoman la división entre elites económicas y políticas. A su vez, los resultados obtenidos en este trabajo coinciden en gran medida con los de estudios realizados previamente en Argentina con estudiantes universitarios (Bastias et al., 2019; Gatica et al., 2017), lo cual retoma el debate respecto a la denominada cultura de la elite política (Brussino & Acuña, 2015). Asimismo, estudios explican cómo las explicaciones en torno a la pobreza influyen en las actitudes y conductas hacia las personas en esta situación (Osborne & Weiner, 2015; Reutter et al., 2002).

Margarita Barrientos, quien tiene un comedor en la ciudad de Santiago del Estero, afirma que luego de poder reabrirlo en 2022 con ayuda del Ministerio de Desarrollo Social comenzó a ver cómo se reflejaba la pobreza en las personas que van a alimentarse. Se calcula con el valor de la canasta básica de alimentos, y se incluyen otros bienes y servicios no alimentarios, como vestimenta, transporte, salud o educación y así se obtiene el valor de la canasta básica whole. El dato del aumento de la pobreza se conoce sólo semanas antes de que se lleven a cabo las elecciones presidenciales en Argentina, luego que Javier Milei obtuvo el primer lugar en las primarias de agosto. El candidato oficialista, el ministro de Economía, Sergio Massa, salió tercero en los comicios pasados y enfrenta un complejo momento económico. Los expertos estiman que la pobreza podría incrementarse en la segunda parte del año, ya que la inflación seguiría empinándose. Y agregó que “la muy elevada inflación de los últimos tres meses generará a fin de año otro máximo de pobreza que incluso va a superar el peor momento de la pandemia”.

Aún más, los gobiernos de América Latina suelen monitorear la pobreza bajo esta metodología. La EPF se realiza con una periodicidad quinquenal, conforme a las sugerencias realizadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en cuanto a contar con una estructura del gasto que permita la actualización del Índice de Precios al Consumidor (IPC) al menos cada cinco años. Según datos oficiales, los salarios crecieron el año pasado ninety three,8% en el sector privado registrado y sixty five,4% en el sector privado casual, con una pérdida sustancial del poder de compra. En tanto, la tasa de indigencia se ubicó en el 8,1%, apenas 0,7 puntos por debajo del semestre anterior y con un descenso de tan solo 0,1 puntos en la comparación interanual. A la par de este salto inflacionario, la economía argentina cayó en el primer semestre 1,9 por ciento, mientras que el desempleo bajó al 6,2 por ciento en el segundo trimestre de este año, pero sin generación de trabajo formal asalariado y con un alto componente de empleo informal y por cuenta propia.

En Argentina, la línea de pobreza se establece en relación a los ingresos del hogar con respecto a una canasta básica de bienes y servicios. Un aspecto pendiente de investigación, en instancias futuras, consiste en explorar los efectos de cambiar el tipo de familia empleado como referencia para establecer las equivalencias entre los umbrales. Si el hogar elegido fuese otro distinto al unipersonal, por ejemplo, una familia compuesta por dos adultos y dos niños, se podría focalizar el análisis en la sensibilidad de la pobreza absoluta a la elección de la escala, pero con líneas que se modificarían de acuerdo con el ajuste demográfico. Cuando la línea de pobreza se mantiene constante, la probabilidad promedio de que un hogar sea pobre, considerando el complete de la muestra, se modifica fuertemente si se emplea el ajuste de Barten. Naturalmente, esto es asocia a las tasas de pobreza más altas que se obtienen cuando se utiliza esta escala. Mientras que las escalas del INDEC y paramétrica, que son en promedio más cercanas, tienen asociados resultados más similares a nivel agregado.

Entre los sectores de mayor incremento se destacaron el de comunicación con 7,5%, seguido por restaurantes y hoteles con 5,7% y alimentos y bebidas no alcohólicas con 4,9%. Luego de la derrota de Macri en las primarias de agosto, el peso argentino se devaluó en más del 20%. Esto se debió en gran justicia y desigualdad social parte al temor de los inversionistas de que el populismo kirchnerista volviera al poder, y llevó a un aumento del precio de los productos básicos, lo que afectó particularmente a las clases populares. En los primeros ocho meses de 2018, el alza de los precios de alimentos y bebidas fue de 33,3%.

Los datos correspondientes al segundo semestre de 2022 en Argentina, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), muestran una tendencia creciente en los niveles de pobreza e indigencia. Sin embargo, esos niveles reflejan un comportamiento contraintuitivo en relación con los principales indicadores del mercado laboral, que muestran un crecimiento del empleo y del nivel de actividad industrial. Este trabajo plantea la hipótesis de que detrás de este fenómeno se encuentra un elevado grado de precarización del mercado de trabajo, con altos niveles de cuentapropismo y una marcada presencia de planes de empleo, todo esto enmarcado en un contexto de elevada inflación.

En este caso un hogar integrado por 5 menores tiene 53% de probabilidad, en promedio, de ser identificado como pobre si se emplea la escala de Barten, 50% con la del INDEC y 45% con la paramétrica. Una discusión transversal a estos análisis, y que es lo suficientemente relevante como para modificar la magnitud de los resultados, se asocia a la forma en que deberían ser definidos los umbrales cuando se realizan comparaciones entre distintas escalas. Algunos estudios emplean un umbral absoluto, guinea ecuatorial pobreza que es el mismo independientemente de la serie de ingresos ajustados que se emplee para medir la pobreza (e.g., Duclos y Mercader-Prats, 1999; Batana, Bussolo y Cockburn, 2013). Alternativamente, otros estudios usan líneas o umbrales relativos, que dependen de la escala, en tanto cada distribución de ingresos equivalentes generada con cada escala tendrá su propia línea de pobreza asociada (e.g., Coulter, Cowell y Jenkins, 1992; Duclos y Mercader-Prats, 1999; De Vos y Zaidi, 1997).

El número de personas pobres en Argentina es ya de 18,1 millones, un millón más que el año anterior, según el diario ‘La Nación’, que cita un informe del INDEC. De igual forma, ambas organizaciones indican que Chile ha reducido ampliamente su nivel de pobreza. En un rango de 30 años esta disminuyó de un 68% a eight.6%, según Casen, mientras que para la CEPAL, en los últimos 20 años se pasó de un forty two.8% a un 10.7%. Respecto al ámbito de pobreza en Argentina, analizamos los datos que sistematizan la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) y el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC). Los datos de estas organizaciones, indican que se superó el 40% de pobreza en el país trasandino, específicamente en 1996, del 2000 al 2005 y en el primer semestre de 2020. 8El ordenamiento de las tasas de pobreza y su tendencia son robustos a distintos umbrales.

Las escalas oficiales basadas en criterios nutricionales y las paramétricas ad hoc poseen la ventaja de ser simples y fáciles de implementar. Sin embargo, consideran como única fuente de variabilidad las diferencias por edad y género de los integrantes de los hogares. En este sentido, las escalas empíricas basadas en el comportamiento de gasto observado pueden exhibir mayor variabilidad al capturar heterogeneidades observadas entre los hogares, ya sea en el tiempo, entre regiones o entre estratos de ingreso. Sin embargo, es posible destacar que estas escalas imponen altos costos computacionales y no necesariamente agregan suficientes ganancias en la medición de la pobreza. Por ejemplo, la escala de Barten empleada no provee información para adultos mayores de edad, en tanto la inclusión de este grupo dificulta las estimaciones econométricas de las escalas al exhibir un comportamiento de gasto observado muy distinto al de otros segmentos etarios.