La iniciativa se dio a conocer en el auditorio del Edificio Moneda Bicentenario de Santiago, con cerca de 300 participantes de casi todas las comunas de la región, tanto de sectores urbanos como rurales, a quienes se les dio la bienvenida a los programas del FOSIS Emprendamos Grupal y Organizaciones en Acción, y se les entregó un kit metodológico de ambos programas. A partir del martes 2 de noviembre podrás acceder al curso en la plataforma Ucampus, donde además encontrarás todas las herramientas para tu aprendizaje. Conocerán la importancia del cambio para la supervivencia de nuestras organizaciones.
Weinberger y Jütting (1999) analizan los determinantes de la participación en grupos de desarrollo native, siendo ésta explicada principalmente por grupos de ingreso medio y por la existencia de redes sociales al interior de las localidades. Finalmente, la participación hace posible que los individuos accedan a una serie de recursos de tipo social, colectivo, económico y cultural, pero impone a su vez una serie de costos que van desde las cuotas de membresía hasta la renuncia al tiempo disponible para la generación de ingreso y otras actividades (Yusuf, 2008). Debido a la diversidad de fines al interior de los distintos tipos de organizaciones, es de esperarse que la participación produzca efectos diferenciados en términos de costos y beneficios. Un análisis de los costos y beneficios de participar es presentado en Behera (2005) y Behera y Engel (2006). En la literatura del capital social se ha destacado su contribución a la protección y manejo de los recursos, a la capacidad de generar acuerdos en las diferentes sociedades y a la promoción de actitudes de respeto y confianza social, lo que constituye una manera de dinamizar y potenciar la vida social de un país.
El capital social puede depreciarse como consecuencia de un desgaste en las redes sociales, situación que tiene lugar en presencia de alta movilidad de los residentes de una comunidad. Para medir la presencia de depreciación se incluye la variable dicotómica CASAi que toma el valor de 1 si el jefe del hogar habita una vivienda propia, y 0 en otro caso. Con respecto a las características del lugar de residencia, se define la variable dicotómica RURALj, que toma el valor de 1 si el jefe de hogar reside en una zona rural, y zero en una zona urbana. Las características antes señaladas se asocian a una menor probabilidad de movilidad, lo que permitiría aprovechar de mejor manera los procesos asociativos (Glaeser et al., 2002; Lederman, 2005).
De acuerdo con Woolcock (1998), una sociedad dotada con altos niveles de capital social será más segura, exhibirá mejores índices de calidad de vida, estará mejor gobernada y sus habitantes alcanzarán mayores niveles de bienestar. De la misma manera, Kliksberg (1999) señala que el capital social incentiva en las personas actitudes positivas como el cuidado de los espacios públicos, el pago de los impuestos, así como la presencia de altos niveles de asociatividad, y es precisamente este comportamiento cooperativo el que puede producir un aumento en el bienestar general de un país. Estos patrones de la conflictividad de trabajo en la cooperativa permiten ensayar análisis sobre el devenir del cooperativismo “incubado” y enmarcado en la acción político-territorial de organizaciones sociales.
Con el nombre de organizaciones funcionales, la ley reconoce también a otras organizaciones comunitarias, tales como Centros de Madres, Centros de Padres y Apoderados, Centros Culturales y Artísticos, Organizaciones Juveniles, Organizaciones Deportivas, Grupos Corales, y otras que tengan caracteres similares, que representen y promuevan valores específicos de la comunidad vecinal. Una afirmación recurrente sostenida en los ámbitos del cooperativismo -si bien con sus matices, a nivel global- es que éste debe evitar la pérdida de su autonomía desentendiéndose de “la política”, entendida como aquella ejercida desde los aparatos estatales. Sin embargo, esta investigación da cuenta de que el Estado puede ser una vía potente de generación de asociativismo en los territorios. De hecho, durante la primera década y media de este siglo, múltiples Estados latinoamericanos impulsaron diversos procesos de democratización no sólo económica sino también política.
Por otra parte, se encontró una relación positiva entre la tenencia de una vivienda propia y la participación en organizaciones vecinales. Sin embargo, esta relación se vuelve negativa y significativa cuando las estimaciones consideran la participación en organizaciones recreativo-culturales. Jefa de Estado señala al inaugurar el Conjunto Habitacional Michelle Bachelet, su reconocimiento a las organizaciones sociales que con esfuerzo hoy reciben lo que les corresponde por derecho y se entrega en forma de hogar. Mandataria se refiere al Fondo Nacional del Adulto Mayor señalando que lo que busca es reconocer en los adultos mayores su capacidad de participación en diversas organizaciones sociales apoyando diferentes iniciativas, así lo demuestran los más de… En este sentido, será posible realizar una asamblea virtual organizaciones sin fines de lucro y con fines de lucro, para o cual se dispone de los 30 estatutos correspondientes a los diferentes tipos de organizaciones que se podrán constituir, manteniendo así la seguridad de nuestros vecinos en la tramitación de la formalización de la organización.
Para las demás organizaciones (Corporaciones, Fundaciones, ONG, etc), será el Consejo Nacional del Fondo el responsable de reconocer la calidad de interés público, realizar las inscripciones y eliminaciones correspondientes en el catastro, y además, reconocer la calidad de organización de voluntariado para quienes así lo soliciten. Estas organizaciones son verdaderos héroes en la defensa de derechos y causas específicas, desde la lucha contra la pobreza, la promoción de la educación y equidad de género, hasta el impulso del emprendimiento, la protección del medio ambiente y la defensa de los derechos humanos. Las actuales demandas del país le dan más sentido que nunca al propósito de Trascender y, a la vez, le exigen realizar un trabajo con un alto estándar de calidad, sello por el cual es reconocida; profesionalismo y compromiso por el bien común que el equipo le inyecta a cada proyecto, organización y empresa con las que trabaja. Una gran opción si quieres mejorar tus habilidades directivas y de liderazgo es realizar el Programa AMP que ofrecemos en ESE Business School.
Un primer paso para aportar respuestas a tal pregunta radicó en discernir las formas socio productivas que configuró el programa y la organización del poder al inside de tales formaciones. En trabajos previos, y en línea con la perspectiva de Wright (2015) en torno a las utopías reales, se denominó esta vía de conformación de cooperativas como “incubada” por el Estado y se indagaron las limitaciones y potencialidades que plantea respecto al incremento organización pública del poder social en la economía. La peculiaridad de las cooperativas de trabajo, al menos desde el punto de vista jurídico y formal, reside en que brindan trabajo a los/las asociados/as que las integran. Así, constituyen una forma socioproductiva no estructurada a partir de relaciones asalariadas, en donde prevalece el poder social emanado del carácter asociativo del vínculo entre los/as trabajadores/as y de la autogestión como modo de organizar la producción.
La metodología es cualitativa, se efectuó un estudio de caso principalmente mediante entrevistas semi-estructuradas y observaciones. Se describen dos conflictos; el primero, en torno a la definición de la actividad productiva y, el segundo, respecto al propósito la producción. Mientras que en el primero el Estado local se constituye en el principal adversario, en el segundo, la inserción de la cooperativa en una organización social genera oposiciones entre las trabajadoras respecto al propósito de la producción. La asociatividad puede ser vista como una alternativa para mejorar el bienestar económico de los hogares, al entregar a sus miembros mayores oportunidades para el acceso a recursos, a la vez que fomenta comportamientos cooperativos que fortalecen las decisiones que involucran el bienestar colectivo. Asimismo, la generación de capital social en una sociedad puede facilitar el proceso de devolución de poder a la ciudadanía, motivando de esta manera la solución descentralizada de conflictos sociales que involucran intereses contrapuestos. Especial importancia cobra el estudio del conjunto de organizaciones que promueven mayores oportunidades orientadas a fortalecer y ampliar las capacidades de las familias para generar ingresos.
En segundo lugar, una actividad asociativa más fuerte puede reducir los problemas de información imperfecta, disminuyendo los costos económicos y sociales asociados a transacciones de insumos, créditos, tierra y nueva tecnología (Aker, 2007; Narayan, 1997; Narayan y Pritchett, 1999; Grootaert, 1999). Finalmente, en comunidades con relaciones de confianza y vínculos más fuertes es más probable compartir riesgos y desarrollar medidas informales de protección frente a siniestros, con los cuales las familias podrían alcanzar retornos esperados más altos y mitigar los efectos negativos que se tienen como consecuencia de shocks exógenos (Townsend, 1994). En los últimos años, a raíz de una serie de reformas que tenían como objetivo acercar a las personas a las organizaciones, los gobiernos han visto la importancia de retomar este enfoque e integrar a la sociedad civil en la gestión de las políticas públicas, aspecto que hace necesario el fortalecimiento de las organizaciones y el establecimiento de políticas para fomentar el voluntariado. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo outline la asociatividad como toda organización voluntaria y no remunerada de personas o grupos de ellas que establecen un vínculo explícito con el fin de conseguir un objetivo común. A nivel mundial, se han realizado diversos estudios para registrar y clasificar las organizaciones en función de sus objetivos, y se ha reconocido ampliamente el aporte que éstas realizan en la creación de riqueza y de empleo, además de su contribución a la cohesión social de un país (PNUD, 2000; Portes y Landolt, 2000).
Una de las principales fortalezas de la estrategia del estudio de caso es que posibilita una comprensión detallada y contextual de los procesos sociales (Neiman, & Quaranta, 2006; Stake, 2013). Ahora bien, el análisis de casos empíricos particulares se realiza en función de arribar a conclusiones con cierto grado de generalización. Es por esto que los casos deben ser clasificados en términos sociológicos e históricos para elaborar sistemas que transciendan el caso individual. El trabajo de campo se desarrolló entre 2010 y 2017 y se enmarcó tanto en la investigación doctoral de la autora como en proyectos de investigación colectivos 2. Estas cooperativas basaban su actividad en la demanda estatal y se concentraban en actividades de vivienda, infraestructura social y mantenimiento de espacios públicos (Vuotto, 2011).
prioridad que la autoridad desee darle. Durante los últimos dos años, casi la mitad de los encuestados no ha realizado aportes no monetarios a las organizaciones, como donación de objetos materiales, voluntariado, apoyo en difusión de causas y participación en eventos de beneficencia. En consecuencia los certificados de vigencia de las personas jurídicas sin fines de lucro del título XXXIII, del Libro I del Código Civil se deben requerir y emitir en el Servicio de Registro Civil e Identificación. Sus consultas se pueden enviar en el enlace disponible en la sección “Contacto”, con la respectiva identificación del consultante (nombre, RUT y organización que representa).
La actividad fue liderada por la Seremi de Desarrollo Social y Familia, Soraya Said Teuber junto a la Seremi de Gobierno, Ingrid Schettino Pinto. Estos proyectos podrán ser elaborados y presentados por Entidades, Organismos o Instituciones Públicas y Privadas tengan personalidad jurídica vigente, con a lo menos 2 años de antigüedad, contados desde su constitución y que no persigan fines de lucro. Proyectos de carácter social que contribuyan a apoyar y complementar las