Más específicamente, la propuesta de la Economía del Bien Común (EBC) identifica tres problemas y tres soluciones. Para superar la contradicción entre los valores de la economía y la sociedad propone un modelo que premie el aporte al bien común y la coherencia con los valores sociales. Además, indica que el “espíritu” de nuestras constituciones no se refleja en la economía, ante lo cual el modelo busca medir la contribución al bien común. Por último, se plantea que sólo hay indicadores de valores de cambio que miden el medio, por lo cual se requiere medir el éxito económico con indicadores de utilidad socioambiental que evalúen el fin. Felipe Alcayaga, integrante de la cooperativa Gráfica Yungay, resaltó el valor de recuperar y potenciar la economía solidaria, la asociatividad y el trabajo colaborativo y dijo que esta instancia, ojalá contagie a otras empresas innovadoras, para consolidar un núcleo sólido, técnicamente más preparado y abierto a nuevas oportunidades laborales. Hoy en día la economía solidaria en Colombia aporta una cifra cercana al 3% del Producto Interno Bruto y se encuentra presente en la mayor parte de los sectores económicos como la producción, transporte, educación, distribución de bienes y servicios, conservación del medio ambiente, entre otros.
Así, las trabajadoras que perciben que la lógica de orientación al consumo se encuentra tensionada por otras lógicas de acumulación, encuentran mayores posibilidades de reinsertarse en otra cooperativa. En efecto, una vez que corremos el eje del Estado como objeto de las demandas, observamos que tienen lugar disputas entre las asociadas y que incluso las otras organizaciones sociales con las que se comparte el módulo constructivo y el territorio pueden volverse adversarias en la lucha por la acumulación político-territorial. La cooperativa constituye una forma social híbrida, en la cual el poder estatal es dominante en la dirección y supervisión del proceso organizacion sin fines de lucro definicion productivo, y la autoadministración del colectivo laboral se obtiene, principalmente, gracias a la libre disponibilidad de los medios de producción. Esto genera un clivaje entre los/as funcionarios/as estatales y las cooperativistas, en el cual éstas últimas se encuentran subordinadas a los/as primeros/as. Sin embargo, la figura jurídica de la cooperativa y su inclusión en una organización social son factores que tienden a brindar cierta autonomía al colectivo de trabajadoras, así como capacidad de resistencia y negociación. De este modo, atenúan la dominación y el carácter vertical de la relación entre cooperativistas y funcionarios/as estatales.
El individuo devendrá bajo la forma de individuación a partir de un conjunto de relaciones y de prácticas. Esto reafirma una thought de individuo en sí mismo colectivo, ya que a través de un ejercicio ético se definirá como un modo singular a partir del despliegue de su propia potencia. Lo que se plantea no se trata de una negación de la concept de sujeto sino la posibilidad de plantear un plano de pensamiento que nos aleje de una idea de individuo recortado de sus relaciones para pensar a un modo de singularidad que se constituye colectivamente a partir de las singularidades. Pensar la Carpa como un modo de lo político nos invita a ampliar los modos más habituales en los que concebimos la política. Cuando hablamos de política por lo general remitimos a imágenes que dan cuenta de aquellos espacios institucionales, vinculados a las formas organizacionales de gobierno estatal, a través de los cuales las personas, mediante la adhesión a un contrato, organizamos nuestra vida colectiva. Esta idea tradicional de política está asociada a determinados ámbitos -institucionales- y modos -argumentativos-, proponiendo espacios para el ejercicio de la política que la restringe.
En un contexto de desocupación, empobrecimiento y despliegue de políticas sociales focalizadas, esta demanda de trabajo se especificó en la petición de vacantes en programas de empleo transitorio y en la gestión de tales recursos de origen público. La modalidad política planteada en el pensamiento de Spinoza nos permite pensar el campo político a partir de las afecciones, los afectos y los efectos que, sin dejar de lado modalidades estructurales, hace énfasis en la relacionalidad expresando interés en los procesos singulares y colectivos (Monetti, 2020). Es clave, en este sentido, retomar una concept de lo subjetivo que concibe a un ser que va constituyéndose en devenir. Esta posición toma distancia de la idea de individuo como esencia universal para reafirmar aquella que lo constituye a partir de sus relaciones y acciones.
El telón de fondo son los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que implica la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades, y el compromiso de los países firmantes del Acuerdo de París (2015) por reducir las emisiones para evitar el agravamiento del cambio climático. Cabe recordar, además, que cualquier ciudadano que quiera verificar la existencia de alguna institución cooperativa, puede consultar en la página net de la División de Asociatividad (DAES), en el link Buscar Organización, en donde podrá encontrar el listado de cooperativas que se encuentran debidamente registradas en la cartera. En esta página encontrará todos los trámites de cooperativas, asociaciones gremiales y asociaciones de consumidores. La Biblioteca Virtual de ODUCAL está compuesta por colecciones en formato electrónico, cuyos contenidos de acceso libre, están seleccionados por las bibliotecas de las universidades participantes o autoridades de ODUCAL. Incluye catálogos, tutoriales, libros, capítulos de libros, revistas, artículos de revistas, tesis, movies, repositorios, directorios, crónicas, memorias, actas, misales, entre otros.
Otro grupo de indagaciones analizó el ciclo de acción colectiva protagonizado por las organizaciones de trabajadores/as desocupados/as abierto a partir del lanzamiento del programa (Maneiro, 2015b) y los modos de interacción entre gobiernos y movimientos sociales (Massetti, 2011; Natalucci, 2012). Por último, otras investigaciones describieron las transformaciones en el universo del cooperativismo a raíz del surgimiento de estas cooperativas, denominadas “inducidas” (Vuotto, 2011) o “sintéticas” (Hudson, 2016). La experiencia de la Carpa invita a pensar a las prácticas de ESS como una herramienta de análisis en relación a un modo muy específico de producción de subjetividad.
Décadas después, la Economía Solidaria ha contribuido a interpretar a un conjunto de organizaciones basadas en la democracia directa, la apropiación e innovación tecnológica y la propiedad colectiva de los medios de producción. Con la llegada del nuevo milenio estas han tenido un despliegue relevante, porque aportan a una perspectiva de abordaje a los problemas generados por el modelo económico anidado en democracias representativas, que fueron aumentando la desigualdad económica y social. Las AMAP son experiencias de escala native que involucran un modelo de gestión comunitario, donde la agricultura native rural se sostiene por el consumo de la comunidad, generalmente urbana, buscando establecer “circuitos cortos” de producción y consumo. Sin embargo, no son una idea nueva, ya que estas se nutren de un conjunto de experiencias previas surgidas en tiempos que la industrialización de la agricultura en el norte world (durante los años 60) se volvía la norma, como es el caso de las asociaciones Teikei[1] en Japón o más recientemente, de los Community-Supported Agriculture en Estados Unidos.
De Olancho, Veterinarios sin fronteras (ASOPROAT, Trojes, El Paraíso) y ARSAGRO (Proyecto DRI-Danlí). La diferencia entre los activos y pasivos financieros externos de una economía es la
Durante la primera década del siglo XXI en la Argentina, las cooperativas tomaron un impulso inusitado, principalmente, debido al despliegue de políticas públicas de fomento de la economía social y solidaria. El Programa Argentina Trabaja, que se desarrolló entre 2009 y 2018, creó más de 5000 cooperativas. En su implementación, otorgó centralidad a los gobiernos municipales y a las organizaciones sociales con anclaje territorial.
La promoción estatal del cooperativismo y la economía social se enmarcó en un proceso regional amplio -e incluso global a partir de la crisis internacional de 2008 (Satgar, 2014)- en el que convergieron distintos gobiernos, experiencias preexistentes de la sociedad civil y organismos internacionales. Entre las distintas políticas implementadas en la región, que incluyeron el fortalecimiento organizativo y productivo de las experiencias, la capacitación de sus trabajadores, la adecuación de marcos legales y el financiamiento, algunas se orientaron directamente a la conformación de cooperativas de trabajo. Para nombrar sólo algunos casos, en Brasil, la Secretaría Nacional de Economía Solidaria contó entre sus acciones con la creación de incubadoras de emprendimientos económicos solidarios (Bechara Sánchez, & Sardá de Farías, 2013).
Además, permite establecer diversas experiencias de contacto y organización social, y un vínculo más directo entre habitantes urbanos y rurales con objetivos comunes, propiciando redes y fortaleciendo así economías solidarias locales. La cooperativa analizada representa una forma de organizar socialmente la producción orientada a la reproducción de sus trabajadoras, pero a su vez regida por lógicas de acumulación político-estatista y, subsidiariamente, político-territorial organizaciones sin fines de la organización social que la alberga. De este modo, la lógica de la producción se encuentra tensionada entre la reproducción de las trabajadoras y la acumulación política en sus variadas formas. La lucha por lograr definir y mantener la actividad de limpieza del arroyo se orienta a obtener mayores grados de autonomía en el trabajo y escapar a la subordinación estatal que a priori plantean el diseño y la implementación del programa.
Uno de los desafíos que se ha impuesto la Universidad de Santiago de Chile es a contribuir al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y la economía social y su Centro Internacional de Economía Social y Cooperativas (Ciescoop) contribuyen al propósito de fortalecer principios universales en las relaciones humanas, dentro de ellas las productivas y las comerciales. Añade que de acuerdo a estudios, este sector hoy está representado por más de 236 mil organizaciones en Chile que reúnen a millones de socios y prestan servicios también a millones de personas para proveerles de bienes y servicios . Son entidades que satisfacen necesidades de bienes y servicios de sus asociados o de terceros. La motivación de alguien que crea una organización o empresa de la economía social no está centrada en maximizar sus utilidades; su objetivo central es satisfacer una necesidad. Los cinco principios fundamentales de la Economía Social son la solidaridad, la participación, la libertad, la autoformación y la orientación hacia el bien público.
Usando la misma metodología, un estudio del PNUD arrojó 106 mil organizaciones de este sector en 2005 y en 2015 un estudio del CPP de la Universidad Católica arrojó 226 mil. Chile es el país de América Latina más densamente poblado de organizaciones de la Economía Social. Desde la crisis económica de 2008, la gente empezó a mirar otras alternativas menos extractivistas para la sociedad. Aunque no se le ha dado prioridad a este tema y no han sido sistemáticas en el tiempo, sí ha habido avances en políticas públicas y algunos ministerios y servicios se han abierto a apoyar este tipo de organizaciones, algo totalmente distinto a lo que ocurría durante el gobierno militar.