No obstante, el ritmo al que se produce este cambio está disminuyendo, y la crisis de la COVID-19 pone en riesgo décadas de progreso en la lucha contra la pobreza. Una nueva investigación publicada por el Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del Desarrollo de la Universidad de las Naciones Unidas advierte de que las consecuencias económicas de la pandemia mundial podrían incrementar la pobreza en todo el mundo hasta llegar a afectar a 500 millones de personas más, o lo que es lo mismo, a un eight % más de la población whole mundial. Esta sería la primera vez que la pobreza aumente en todo el mundo en 30 años, desde 1990. El nuevo régimen implantó un programa de gobierno dirigido a reducir las dimensiones del Estado y a sanear sus finanzas, por lo que se redujo el gasto social, en salud, en educación y se procedió a privatizar las empresas públicas. En 1987, la economía se recuperó, pero los niveles de pobreza tanto urbana como rural seguían siendo muy altos, de 39%. El cambió hacia un régimen democrático, en los ninety, generó una mejora en las condiciones laborales y una mayor atención a la inversión en capital humano, por parte del Gobierno, y consolidó la economía, que tuvo un crecimiento económico sostenido del producto per cápita a una tasa media anual del 5%, permitiendo que se instaurara una tendencia a la disminución de la pobreza, nuevamente.
Los planes de ayuda económica a las familias estadounidenses no han sido suficientes para evitar que eight millones de personas hayan caído por debajo del umbral de pobreza en EE.UU. Desde mayo, especialmente entre las minorías negras e hispanas, según un estudio de la Universidad de Columbia publicado este jueves. La tasa de pobreza de Estados Unidos cayó a su menor nivel desde antes de la crisis financiera, según datos revelados ayer por la oficina del censo de ese país. Durante los años noventa la pobreza permaneció en los mismos niveles, pero sufrió un nuevo deterioro grave a principios del nuevo milenio, llegando a su nivel máximo, al afectar al 35% de los hogares y al 45% de la población, en el 2002. En los siguientes 3 años, la pobreza disminuyó, afectando, en 2005, a menos de la quinta parte de los hogares y a un poco más de la cuarta parte de la población. Ese año la indigencia afectaba al 9% de la población y al 6% de los hogares.
Todos los estudios son relativamente consistentes y sugieren que los individuos en el 1% más rico reciben entre un cuarto y un tercio del ingreso nacional. Sin embargo, no son suficientes para entender el problema en su globalidad y pueden inducir a conclusiones erróneas. «Los incentivos en la política llevan a hacer cosas a corto plazo y aquí se necesita planificar para el futuro, para prevenir que nuestras ciudades se inunden o se incendien, o resolver la disaster de vivienda o el problema de pensiones, o reformar el sistema tributario», enumera Bruce Cain, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Stanford.
Por todo lo anterior, Atkinson estimaba que la desigualdad es el problema central de nuestra época. Tan clave que si su reducción implica disminuir el crecimiento, creía que había que pagar ese costo. “Es preferible una torta más chica y mejor repartida que hacer crecer la torta con los niveles de mala distribución que tenemos hoy”, dijo a CIPER. “El debate en torno a la riqueza tiende a enfocarse en las grandes fortunas del top de la distribución, pero la redistribución de la riqueza es tanto un asunto de fomentar pequeños ahorros en el 99% como de poner restricciones a los excesos del 1%”, escribió.
Como esa metodología no tiene en cuenta la situación impositiva de las personas y programas como los vales para alimentos, tampoco tiene en cuenta sus efectos, sin importar su eficacia en la reducción de necesidades. Una falencia estadística tan reconocida es una invitación a que los comentaristas llenen el vacío con prejuicios (como hizo Reagan). Ordónez, Gerardo y Reyes Sergio (2006), Los retos de la política social en la frontera norte de México, El Colegio de la Frontera Norte – Plaza y Valdés Editores, México. También, se ha trabajado extensamente para abordar los desafíos del país en materia de agua como un elemento de desarrollo y resiliencia. Ejemplos de estos liderazgos son el mandatario mexicano López Obrador o el brasileño Jair Bolsonaro. «Estos líderes buscan una democracia más directa. Representan un cambio en las formas, y se nutren del descontento hacia las élites. En gran parte de América Latina estos factores están presentes. Existe un caldo de cultivo que puede llevar a que aparezca otro líder similar a Bolsonaro, a quien defino como un conservador popular», agregó Santibañes.
«En toda sociedad hay quienes abusan del sistema, tanto en los niveles superiores como en los inferiores. Pero, en realidad, los pobres son mayoritariamente aquellos que nacieron en la pobreza, o quienes cayeron allí por circunstancias que en gran medida se hayan fuera de su control, como las enfermedades mentales y físicas». «La realidad, sin embargo, es muy diferente. Muchos de los más ricos no pagan sus impuestos a las mismas tasas que lo hacen otros, acumulan gran parte de sus fortunas en paraísos fiscales y obtienen sus ganancias solamente de la especulación, en lugar de contribuir a la riqueza basic de la comunidad estadounidense», apunta. «Los ricos son trabajadores, emprendedores, patriotas e impulsores del éxito económico. Los pobres son vagos, perdedores y tramposos. Como consecuencia de ello, (se considera que) el dinero que se gaste en bienestar social es dinero tirado a las cañerías», critica Alston.
Un ejemplo donde el gobierno puede afectar los ingresos de mercado es el salario mínimo. Por el contrario, es el diseño institucional y las políticas públicas los que han permitido que eso ocurra. En otras palabras, son decisiones políticas las que han transformado la globalización en desigualdad. Si bien estos indicadores aún no alcanzan la relevancia que tiene el coeficiente de Gini en el debate público, en parte porque su disponibilidad es más reciente, hoy son el estándar en el debate académico sobre desigualdad. En un esfuerzo inédito por acercar la evidencia científica al debate público, un grupo de investigadores crearon una base de datos de acceso abierto que permite un análisis más sistemático de la desigualdad a nivel global.
Por cierto, estos cálculos se basan en premisas normativas que exigen definir cuánto se pondera el bienestar de cada individuo de acuerdo a su nivel de ingresos. Los esquemas óptimos se caracterizan por tasas más altas cuando los contratos sociales favorecen en mayor medida la redistribución. Para complementar el análisis basado en el Gini, una forma menos abstracta y más intuitiva de medir la desigualdad consiste en calcular la porción del ingreso total del país que concentran diferentes grupos de la población.
Sin embargo, éste indicador se basa exclusivamente en datos de la CASEN, que, como discutimos más arriba, no capturan los ingresos de los tramos de altos ingresos. La única serie de tiempo basada en datos tributarios (y que es una estimación conservadora porque no corrige por elusión ni evasión) muestra que la concentración del ingreso del 1% y del 10% más rico no ha caído.[5] Tanto en 1990 como en 2015, el 1% recibía cerca de un cuarto de los ingresos del país. Por su parte, el 10% más rico concentraba el 54% de los ingresos tanto en 2004 (primera fecha para la que se tiene registro) como en 2015. El índice de Gini para Chile, después de impuestos y transferencias, es 0,47.
Gran parte de los 40,6 millones de personas que viven en la pobreza en la primera potencia del mundo deben pagar más que el resto de la población para acceder a bienes y servicios que la mayor parte disfruta cotidianamente y, con frecuencia, de forma gratuita. Entre 1990 y 2002, el número de pobres se incrementó en forma absoluta de 200 a 221 millones y descendió a 209 millones entre 2002 y 2005, en términos relativos la pobreza se redujo del 48% de la población al 40%, entre 1990 y 2005; eighty one millones de esos 209 millones de pobres, eran indigentes, la mitad de ellos, habitaban en las ciudades y la otra mitad en el campo. En 1980,136 millones de personas, el 40% de la población de América Latina, vivía en la pobreza, seventy three millones de ellos habitaban en el campo y el resto, sixty three millones, en las ciudades; 62 millones de los pobres eran indigentes y 40 millones de ellos vivían en el campo, como se observa en el Cuadro 4. A lo largo de los años ochenta la pobreza se incrementó tanto en números absolutos, a 200 millones de personas, como relativos, para representar el 48% de la población complete. Al encadenamiento social de la disaster económica, hay que sumarle sus efectos políticos.
Por ejemplo, la porción del ingreso nacional que se apropian el 1% y el 10% más ricos dan cuenta de qué tan concentrados están los ingresos. «Pero la realidad precise es muy distinta. Estados Unidos tiene ahora una de las tasas más bajas de movilidad social intergeneracional de los países ricos», señala Alston a propósito de uno de los elementos clave de la sociedad estadounidense. «En un país rico como Estados Unidos, la persistencia de la pobreza extrema es una decisión política adoptada por quienes están en el poder. Con voluntad política podría ser fácilmente eliminada», señala Alston.
Ese estudio explica que si bien los niños de familias ricas y pobres nacen con habilidades similares, los padres más adinerados invierten más en sus niños, lo que aumenta la brecha educativa colegial y las posibilidades de ir a la universidad. Entre 2009 y los dos primeros años de recuperación económica tras la crisis- el valor promedio neto de los hogares en el 7% más rico creció en 28%, mientras el valor neto de los hogares en el restante 93% cayó en 4%. Los autores del informe situaron el umbral de la pobreza en los hogares que tienen ingresos anuales de menos de US$23.492 para una familia de cuatro personas.
También, explicaron, el crecimiento económico sostenido tras la recesión de hace una década enriqueció a la gente que posee acciones, propiedades y otros activos, o cuenta con formas de ingresos diferentes a los sueldos. Además, el ingreso medio de las familias que viven en esta situación está muy por debajo del umbral de la pobreza (US$9.600 por año). En 2016, casi forty one millones de personas (el 13% de la población) vivían en la pobreza frente al 15% registrado durante el punto álgido de la recesión en 2010.
A través de una “ventanilla única”, los funcionarios disponen de los distintos programas y subsidios con que cuenta y puede acceder un beneficiario, permitiendo entregar una mejor atención social, además de aumentar la eficiencia del gasto público. Chile fue el primer país que el Banco Mundial apoyó con préstamos para el desarrollo. Durante más de seventy información de pobreza five años, hemos trabajado en conjunto en soluciones innovadoras para desafíos complejos, contribuyendo al progreso de Chile y de otros países que enfrentan retos de desarrollo similares. Detrás de las protestas no solo hay causas inmediatas vinculadas a la disaster económica y la desigualdad social.
El Programa para una Cobertura de Salud Primaria Universal y Resiliente mejorará el acceso de la población a servicios sanitarios de calidad, a través de innovadoras medidas orientadas a incrementar la accesibilidad, resiliencia y eficiencia de la atención primaria, que contribuyan a consolidarla como base del sistema de prestación de servicios de salud. Con el propósito de brindar a Chile protección financiera para mitigar posibles impactos económicos negativos hay pobreza en estados unidos de terremotos y los tsunamis que ocasionen, el BM apoyó a Chile para emitir un bono catastrófico y swap de USD 630 millones, la cual es la mayor operación en un solo país. Con ello, Chile contará con fondos de rápida disposición en caso de desastre, lo que le permitirá proteger su presupuesto fiscal y reducir la necesidad potencial de movilizar deuda después de un evento. «Para Estados Unidos, el único interés es frenar la avanzada china», sostuvo.