La desaceleración del crecimiento y el aumento de la inequidad en varios países, a lo largo y ancho del globo, ponen otra vez al capitalismo ante un cuestionamiento profundo. ¿Tiene la política el suficiente poder para corregir sus consecuencias indeseables? ¿Todos los factores que han contribuido en el aumento de la desigualdad son negativos? ¿Las tensiones que atraviesan hoy a nuestras sociedades tendrán como resultado una nueva vuelta de timón en la historia del capitalismo? En la oportunidad, el autor de los libros “Salvando al Capitalismo de los Capitalistas” y “Un Capitalismo para la Gente”, señaló que “la gente está dispuesta a aceptar cierta desigualdad si es que aumenta el beneficio para todos. Si no lo hace, estamos en problemas”, destacó, consultado sobre la habitual crítica que se hace respecto de que en nuestro país la desigualdad es elevada.
En Capitalismo progresista, Joseph Stiglitz se pregunta cuáles son las fuentes de enriquecimiento de las naciones. En su análisis adjudica la culpa de la ralentización del crecimiento y el incremento de la desigualdad en Estados Unidos principalmente a la falta de inversión, en las últimas cuatro décadas, en educación, infraestructura y tecnología. “Puede que, hace mucho tiempo, la imagen de una competencia innovadora, si bien implacable, de una miríada de empresas luchando por prestar un servicio mejor a los consumidores a costes más bajos, fuera una buena caracterización de la economía estadounidense”, comenta el premio Nobel de Economía. “Pero hoy vivimos en una en que unas pocas empresas pueden recoger cantidades ingentes de beneficios para ellas mismas y seguir en su posición dominante durante años y años, sin ser desafiadas”. La actual crisis del capitalismo, la importancia del crecimiento por sobre la desigualdad y la reforma tributaria fueron algunos de los temas abordados por el economista de la Universidad de Chicago, Luigi Zingales, durante el encuentro sostenido en la Universidad del Desarrollo con empresarios y autoridades de la Casa de Estudios.
Todo lo anterior ha sido confirmado por el análisis histórico de Javier Rodríguez (2017), quien ha construido una base de datos importante respecto a la evolución de la distribución del ingreso en Chile desde 1850 hasta el 2009, ofreciéndonos la más larga y detallada visión respecto al fenómeno. Rodríguez destaca que, aunque con fluctuaciones y ciclos distintos, la desigualdad en la distribución de los ingresos en Chile, desde 1850 hasta ahora, siempre ha sido alta. De hecho, el coeficiente de Gini estimado por Rodríguez siempre supera el valor de 0,forty five, lo que corresponde a una alta desigualdad según los criterios internacionales. Esta obra es una gran síntesis de los cambios institucionales y estructurales ocurridos en el Perú desde 1990, dentro de un marco interpretativo original y renovador. Polemiza con los mitos acerca del impacto del mercado y la globalización, y demuestra cómo las reformas redujeron la desigualdad social y regional y democratizaron la propiedad y el capital. Las democracias liberales podrían estar en un punto de inflexión, donde los ciudadanos cuestionan las normas capitalistas actuales con más intensidad política, algo que se ha dado en diversos países del mundo.
La Segunda Guerra Mundial consiguió que, en Europa occidental y Estados Unidos, por un lado, izquierda y derecha confluyeran en un punto intermedio y, por otro, que dichas sociedades, alentadas por el orgullo del papel desempeñado en la guerra o por la necesidad de levantarse de las ruinas, abrazaran un relato común de pertenencia y responsabilidades desigualdad para todos recíprocas. Durante las primeras décadas de la posguerra, por ejemplo, los ricos cumplieron con unas tasas impositivas superiores al 80%. El “capitalismo meritocrático liberal”, por su lado, con su organización basada en la democracia y el imperio de la ley, ha fomentado la innovación, la movilidad social y, en suma, el desarrollo económico.
Por ello es esperable que Chile, con su forma de capitalismo extremo, tenga también una concentración extrema del poder, a pesar de que su democracia cumple con los estándares mínimos para considerarla como tal. Un dato elocuente en relación a la importancia de la desigualdad nacional es el porcentaje del complete de los ingresos que perciben las personas que se encuentran al tope de la distribución. La relevancia viene dada porque son precisamente estas personas que concentran altos niveles de ingresos, quienes adicionalmente ejercen una influencia importante en las decisiones y en el diseño de políticas que finalmente los terminan favoreciendo a ellos mismos.
También, dado que el tema principal de esta visita son los recursos hídricos, se proyectaron encuentros con investigadores del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (Crhiam). El objetivo del taller period discutir los alcances de la teoría del Landnahme, que en palabras de Johanna Sittel, es un concepto que se puede traducir literalmente como “toma de tierra”, pero que en un espectro más amplio habla sobre la expansión capitalista y el efecto que esta tiene sobre los recursos naturales y las personas, entre otros aspectos. “Nuestra intención es aplicar esta thought al sur de Chile, entender cómo la acumulación capitalista está colonizando espacios y esto afecta a la naturaleza y la fuerza laboral.
Los escasos recursos deberían ser usados primero para mejorar la calidad de la educación pública primaria y secundaria. En estos párrafos, se busca hacer una descomposición un poco más profunda de evidencia nacional sobre desigualdad para entregar perspectivas acerca de la concentración de ingresos, su dimensión territorial y su eventual rol en el conflicto social. Según un estudio del COES (2018), la mayor cantidad de conflictos sociales por habitante se producen en las regiones donde el índice de desigualdad es igual o superior al promedio nacional. Según el cálculo exploratorio propuesto por los autores, y considerando el carácter multidimensional de los orígenes del conflicto social, “reducir la desigualdad de Chile de 0,49 a 0,43 (GINI) podría significar una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional”.
Uno de los temas más complejos a resolver es qué fuerzas o impulsos de fenómenos actuales darán forma al futuro. Las tecnologías, la ciencia aplicada, la digitalización y la inteligencia synthetic, así como los datos y su procesamiento instantáneo en cualquiera de las actividades de las sociedades contemporáneas, están dándole una nueva configuración a la vida de los habitantes del planeta. «Llegamos a entendernos de manera diferente cuando Sanders y Warren ofrecieron esta otra posibilidad. Entendimos que podríamos comenzar a pensar y valorar fuera de los términos que el capitalismo nos fija», reflexiona la académica, sobre la propuesta de un Medicare For All, un programa integral de salud pública ofrecido por los ex candidatos. “A partir de tales experiencias, vividas de forma directa o como testigo de lo que ocurre con otros, los individuos podrán extraer un conjunto de evidencias que vienen a demostrar la ausencia o inoperancia de la justicia y la igualdad en la realidad de la vida cotidiana”, explicó el docente. Por su parte, Marco Rojas, abordó la experiencia cotidiana de la desigualdad, señalando que la interpretación de las manifestaciones de la desigualdad en la realidad de la vida cotidiana se encuentra condicionada por el posicionamiento social de los sujetos, las referencias normativas socialmente disponibles, las implicancias situacionales, y las experiencias contextual y subjetivamente situadas. Aportar al conocimiento y reflexión sobre la desigualdad fue el propósito del seminario organizado por la carrera de Trabajo Social de la UCSC.
Por el contrario, en el “capitalismo político o autoritario dirigido por el Estado”, el otro “tipo ideal” del autor, el papel del Estado es primordial. Su propósito (haciéndose eco de Weber) es “el uso del poder político para obtener beneficios económicos”, como ha hecho el Estado chino con un éxito tan espectacular desde 1980. Su característica principal es la “burocracia muy eficiente y tecnocráticamente experta” que dirige el sistema. Los tecnócratas son libres de interferir con el funcionamiento del mercado en razón del interés nacional. [17] Por ejemplo, en Estados Unidos, los actuales precandidatos presidenciales del partido demócrata Bernie Sanders y Elizabeth Warren han propuesto impuestos a la riqueza con tasas máximas de hasta 8% y 6%, respectivamente para fortunas del orden de 1 billón de dólares (es decir, fortunas con una cantidad importante de ceros). La razón es que los distintos componentes del ingreso tienen particularidades que, para ser eficientes y respetar principios normativos, requieren atención en cada uno de sus detalles.
Por un lado, se nos pide secuestrarnos en unidades familiares, espacios de vivienda compartidos o domicilios individuales, privados de contacto social y relegados a esferas de relativo aislamiento; por el otro lado, nos enfrentamos a un virus que cruza rápidamente las fronteras, ajeno a la idea del territorio nacional. Pero no todos tienen un hogar o una “familia”, y un número creciente de la población en desigualdad social america latina los Estados Unidos no tiene hogar o es transitorio. De manera que “el hogar” figura como un espacio de protección, pero eso difícilmente es cierto para muchas personas. En los Estados Unidos una estrategia nacional es formulada, rescindida y aparece en confusas formas públicas. Y la pregunta sobre quién vivirá y quién morirá le parece a nuestro presidente como un problema de costo-beneficio que los mercados decidirán.
La clase trabajadora, en su conjunto, debe contar con salarios mínimos dignos, empleos de calidad con seguridad social y con garantías de derechos como la huelga, sindicalización y negociación colectiva. Sólo así será posible transformar las combinadas jerarquías de poder que hacen al capitalismo un sistema explotador y opresivo contra grupos sociales históricamente precarizados, como, por ejemplo, las mujeres. El socialismo debe ser la respuesta a la anomia en la que se encuentra la sociedad, prisionera de la ideología que ha sido capaz de crear el sistema capitalista con su penetración en el mundo político. Ciertamente, las actividades industrial, comercial y financiera han sabido cómo captar, crear y recrear información a través de plataformas informático-digitales capaces de procesar todo tipo de datos para lograr sus objetivos. Incluso, es cada vez más relevante la inversión en ciencia y tecnología de empresas privadas, lo que ha tenido como consecuencia, no obstante, atomizar y dispersar el desarrollo del conocimiento no facilitando con ello su integración para intentar pesquisar los patrones que están reconfigurando la arquitectura del planeta y la vida de sus habitantes.
Género y clase no pueden ser separados, están persistentemente definidos y condicionados. Uno de los ejemplos de tal refugio peligroso es la transfobia de las feministas radicales que están convencidas que la biología es la base y el fin de todo feminismo. Este fetichismo biológico conservador que excluye a las mujeres trans de los movimientos feministas está equivocado tanto teóricamente como políticamente. Esto está mejor ilustrado en el hecho que la mistificación ahistorica feminista radical y la ontología del sexo en tanto que ser eterno, con sus diferencias biológicas inventadas y antagonismo binario constante entre los sexos, está cada vez más cerca de la pseudo argumentación de la derecha sobre la exclusión de personas transgénero. La compensación llegará con la introducción de sistemas de renta básica universal, ocio barato y otras fórmulas que permitan a los ciudadanos evadirse de la realidad. Y, en medio siglo más, el Capitalismo dejará de ser útil y acabará siendo reemplazado por otro sistema.
Estos datos también son útiles para estudiar cómo la desigualdad ha evolucionado en el tiempo. Esto es importante para nuestro país, porque muchos analistas han argumentado, equivocadamente, que la desigualdad ha disminuido significativamente en los últimos 30 años. Además de rescatar los valores de Jesús como lo hizo Pablo, es ne cesario, en tercer lugar, considerar una y otra vez qué sistemas de eficacia pueden contribuir a hacerlos posible.