Dejando en evidencia el impacto de la crisis del Covid-19 en los ingresos de los hogares, la pobreza extrema subió a casi el doble y se ubicó en 4,3%. La pobreza también se vincula estrechamente con la amenaza existencial del cambio climático. Millones de personas que viven en la pobreza residen en zonas muy expuestas (i) a inundaciones, ciclones, sequías, calor extremo u otros fenómenos meteorológicos. Al ritmo actual de progreso, el mundo no alcanzará el objetivo international de poner fin a la pobreza extrema para 2030 (i) y, según estimaciones, casi 600 millones de personas seguirán debatiéndose en la pobreza extrema en ese momento. Y añadió que “se requieren esfuerzos intersectoriales de política pública que vinculen la oferta educativa con la salud, el trabajo y la protección social, y que permitan asentar mecanismos para garantizar un nivel de bienestar e ingresos en una era de volatilidad e incertidumbre”.
Por ejemplo, el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no estudia ni trabaja de forma remunerada aumentó de 22,3% en 2019 a 28,7% en 2020, afectando especialmente a las mujeres jóvenes (36% de ellas se encontraba en esta situación, comparado con un 22% de los hombres). Por ese motivo, llamó a los países a invertir decididamente en educación y a convertir esta crisis en una oportunidad para transformar los sistemas educativos. Sin embargo, la desigualdad entre las naciones del primer y del tercer mundo es de magnitudes tan significativas, que no hay sencilla solución a la pobreza. Por otro lado, la pobreza suele implicar deficiencias educativas importantes, entre las que está también la educación sexual y reproductiva. Así, las poblaciones más pobres son más propensas al embarazo precoz y la familia no planificada, lo cual coarta sus posibilidades de superación y reinicia el ciclo de marginación y pobreza. Algunos teóricos acusan a la historia imperial de las naciones europeas, que saquearon y colonizaron a los demás continentes, como la causante de que éstos entraran al mundo moderno en condiciones muy desiguales y de dependencia económica, lo cual se traduce en márgenes de pobreza considerables.
Desde este punto de vista, la pobreza y la exclusión social son fenómenos que deben ser atacados por medio de reformas institucionales y legales que eliminen los obstáculos a la creación de mercados de trabajo más dinámicos, abiertos y menos discriminatorios. Este tipo de análisis forma la base de aquel diagnóstico que definió el problema del retraso relativo de Europa occidental respecto a otras economías avanzadas como “euroesclerosis”, es decir, como un exceso de regulación y rigidez que impedía la rápida adecuación a las circunstancias siempre cambiantes del mundo actual. Importantes documentos de la UE, como ser el Libro blanco de 1993 titulado Crecimiento, competitividad, empleo – Retos y pistas para entrar en el siglo XXI y la Agenda 2000, han basado gran parte de su diagnóstico sobre los logros tan poco satisfactorios de Europa en materia de crecimiento económico y creación de empleo en este tipo de argumentos. En muchos casos, elementos de los tres enfoques aquí analizados se mezclan de formas muy variadas y a veces incluso contradictorias. Estos enfoques se ven complementados por diversas hipótesis explicativas como las que se enumeran a continuación. Un aspecto basic de la pobreza se refiere a la autonomía económica, es decir, al hecho de que las personas cuenten con ingresos propios que les permitan satisfacer sus necesidades.
Los sistemas de servicios sociales tienen trayectoria y especialización para poder afrontar las situaciones de pobreza y exclusión”. En la Encuesta Nacional de Hogares sobre Medición de Niveles de Vida de Nicaragua (CEPAL, 2004a), realizada en 1998, se advierten importantes diferencias entre varones y mujeres en el tiempo dedicado al trabajo complete diario. Al trabajo remunerado los varones de hogares pobres y no pobres de Nicaragua dedican en promedio 7.7 horas diarias, mientras que las mujeres de hogares pobres dedican cuatro horas diarias, y las de hogares no pobres 5.9 horas diarias. Al trabajo no remunerado, las mujeres pobres destinan 5.4 horas diarias, y las no pobres, 4.4 horas diarias; mientras que los varones dedican 1.three horas en los hogares pobres y 1.6 horas en los hogares no pobres.
Esta forma de ver la pobreza se inspira, como Sen mismo lo destaca, en la filosofía aristotélica que outline la “buena vida” como aquella en que se han realizado o florecido todas las capacidades encerradas en la naturaleza de los seres humanos (que según Aristóteles pueden ser muy diversas, como aquella que lleva a algunos a ser señores y a otros a ser esclavos). Esta concepción es parte de la ontología o doctrina del ser de Aristóteles donde las cosas tienen una naturaleza que determina y fija las finalidades o plenitud de su desarrollo. Así, en la política nos cube que “la naturaleza de una cosa es precisamente su fin, y lo que es cada uno de los seres cuando ha alcanzado su completo desenvolvimiento se dice que es su propia naturaleza”. El pleno florecimiento humano requiere, según Aristóteles, de la polis o ciudad, como conjunto organizado y autosuficiente de seres humanos que han realizado sus diversas naturalezas y las ponen al servicio unos de otros. Iniciamos el presente ensayo preguntándonos por qué hasta ahora no se ha podido combatir la pobreza material y económica en el mundo.
Uno de los objetivos de la entidad sigue siendo el acompañamiento para salir de la exclusión sin cronificar la pobreza o sin prolongar de manera sistemática la percepción de ayudas. De ahí que se feliciten por la medida aprobada por el Gobiernos sobre las tarjetas monedero para las familias en extrema necesidad y con menores a su cargo. En cualquier caso, ha recordado que el sujeto protagonista es el Gobierno y que, por lo tanto, tampoco se puede reclamar a las entidades del tecer sector que actúen a modo de «cajero automático» de las administraciones.
Este método tampoco permite ver las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al uso del tiempo o patrones de gasto, elementos centrales para caracterizar la pobreza desde una perspectiva de género. En esta conceptualización más amplia de la pobreza, otras dimensiones relevantes son la autonomía económica y la violencia de género, dimensiones raramente tenidas en cuenta en la mayoría de los análisis. No hay que olvidar que en la historia de la humanidad grandes hombres como filósofos, artistas, políticos y sobre todo santos, se han revelado contra sistemas que, buscando el bienestar puramente material y económico del ser humano, terminan por asfixiarlo y destruirlo. Y esto se puede aplicar tanto a sistemas de izquierda como de derecha, tanto al comunismo como al neo-liberalismo salvaje. En el presente trabajo sólo mencionaremos el caso de la filosofía y de la espiritualidad, como defensoras de una pobreza que libere y que promueva al ser humano.
Varios de los aspectos de esta dimensión pueden estimarse como condiciones mínimas o estructurales para desplegar capacidades y libertades asociadas a la agencia private y comunitaria. Su antítesis es la pobreza entendida como la denegación de estas oportunidades104. Este tipo de argumentos acerca de una pobreza y marginalidad o exclusión inducida ha sido criticado pero a veces también complementado desde un punto de vista institucionalista por un enfoque que pone su énfasis en el elemento coercitivo o forzoso que conduce a la pobreza y la exclusión. En teoría económica se conoce esta situación como un conflicto entre insiders, o grupos establecidos, y outsiders, o grupos que buscan entrar en un determinado mercado, ya sea laboral o de otro tipo.
Una sociedad, como tantas otras, marcada por los extremos, en la que un pequeño número de personas acumulaba la mayor parte de las riquezas. Por su parte, la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo realizada por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) cubana muestra los siguientes resultados. Las mujeres dedican 3.4 horas diarias al trabajo remunerado y three.5 horas diarias al trabajo doméstico en el hogar, mientras que los varones dedican 5.6 horas diarias al trabajo remunerado y apenas 1.1 horas diarias al trabajo doméstico en el hogar. Llanos y otros (Coords.), Enfoques metodológicos críticos e investigación en ciencias sociales (Plaza y Valdés, Chapingo 2004).
El empleo fijo es una fuente esencial de ingresos para las personas y las familias que les permite ascender en la escala económica, acumular riqueza, e invertir en educación, salud y nutrición, todas medidas que pueden ayudar a romper el ciclo de la pobreza intergeneracional. Los impactos de la pobreza afectan en mayor grado a los más vulnerables. De acuerdo con un informe reciente del Banco Mundial y Unicef, los niños tienen más del doble de probabilidades que los adultos de vivir en la pobreza extrema (i). Representan más de la mitad de las personas que viven en la pobreza extrema; sin embargo, su proporción en el complete de la población es de solo el 31 %.
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