Concluyen que fueron las propias mujeres quienes generaron diversas estrategias para enfrentar la crisis vivida en pandemia, sin una actuación del Estado que atendiera las desigualdades de género y edad. Los resultados muestran que los participantes relevan un sentido y organización del trabajo vinculada a lo que otros investigadores han denominado ética del trabajo público, denunciando la poca pertinencia de las prescripciones propias de los instrumentos del NMP. Los actores relevan orientación al otro y trabajo colaborativo bajo normas construidas colectivamente, como sostén de una acción pública pertinente. Desde una perspectiva cuantitativa a nivel nacional evalúan cómo el confinamiento afectó a las actividades de ocio familiar, recogiéndose información de 763 familias.
Bajo este panorama, es elementary desarrollar intervenciones y políticas con enfoque de género que mitiguen el efecto de la pandemia en la situación económica y el bienestar psicológico, y asimismo aumentar el acceso a servicios de salud psychological. Centros de atención, centros de salud psychological, residencias de ancianos, centros de rehabilitación, servicios médicos de urgencia). Para ser elegibles para la inclusión, los participantes debían ser mayores de edad y estar empleados en entornos de atención médica públicos o privados.
Eso incluyó rescates generosos para empresas, así como cheques de estímulo, beneficios de desempleo mejorados y créditos fiscales para la clase media y los pobres. Después de que los ingresos se desplomaran a principios de 2020, los dólares adicionales ayudaron a los hogares de todo el espectro de ingresos a recuperarse. Para recuperarnos del daño económico de la pandemia, debemos entender quién sigue enfrentando dificultades. Los banqueros centrales necesitan saber dónde dirigir la ayuda y cómo las políticas económicas más amplias —en impuestos, comercio, gasto en infraestructura y esfuerzos para combatir la inflación podrían afectar el bienestar económico de las personas.
Al principio, parecía obvio que el costo económico —la pérdida de empleos, la erosión de la riqueza, incluso la pérdida de vidas— recaería desproporcionadamente sobre los pobres y los dejaría en una situación peor. Los ricos, aunque incapaces de protegerse de la enfermedad y la mortalidad, serían salvaguardados por una abundancia de recursos. Pablo Rivera-Vargas, Raquel Miño-Puigcercós, Ezequiel Passerón y Gustavo Herrera Urizar en su artículo ‘¿Hacia dónde va la escuela? Resignificar su sentido en la era del COVID-19’ sostienen que a raíz del pasaje obligatorio a la educación a distancia provocado por la pandemia del COVID-19, el sentido y rol de la escuela han sido activamente debatidos y cuando no tensados. La nostalgia de la presencia física y la digitalización masiva de los procesos de enseñanza y aprendizaje han generado un conjunto de retos inciertos a los que habrá que enfrentar una vez que se supere la crisis.
Las comunas en las que viven personas más vulnerables han presentado mayores tasas de contagio, situación que se relaciona con las condiciones de vida y movilidad. Los hallazgos presentados, sugieren que entre los trabajadores sanitarios, las mujeres pueden haber estado expuestas de manera desproporcionada a factores estresantes relevantes del COVID-19 a nivel individual y nacional. Esto resalta la importancia de considerar el género en los esfuerzos de respuesta a emergencias para salvaguardar el bienestar de las mujeres y garantizar la preparación del sistema de salud durante futuras crisis de salud pública. Carmen Gloria Jarpa manifestó que su visión se sitúa en el trabajo social crítico de corriente emancipadora-liberadora, y que, desde ese lugar, las crisis sociales, políticas, económicas o sanitarias, como la pandemia por Covid-19, devela explícitamente los problemas estructurales de nuestra sociedad. Dejar en evidencia las desigualdades sociales es una de las consecuencias de esta pandemia por Covid-19, la cual ha golpeado a nuestro país y el mundo. Y es que, si bien ello conlleva a que compatriotas sufran injusticias y carencias, es también una oportunidad para que la estructura del sistema se fortalezca en favor de un mejor vivir para la sociedad en su conjunto.
En efecto, antes del proceso de vacunación la mejor estrategia para el cuidado de la población se transformó en el confinamiento. Dentro de los autores se encuentran los doctores Jorge Ramírez y Rubén Alvarado, académicos de la Escuela de Salud Pública de los programas de Salud Global y Salud Mental, respectivamente. Los hallazgos, sugieren que entre los trabajadores sanitarios, las mujeres pueden haber estado expuestas de manera desproporcionada a factores estresantes relevantes del COVID-19 a nivel individual la desigualdad en el mundo actual y nacional. Esto resalta la importancia de considerar el género en los esfuerzos de respuesta a emergencias. La reciente entrega de los resultados de la Encuesta Casen 2020 (aplicada en medio de la pandemia) nos han permitido ver la brecha de ingresos entre el 10% con mayores ingresos y el 10% más pobre de mayor tamaño que jamás habíamos visto en Chile, desde que existen registros disponibles.
En los países ricos, los gobiernos podrían darse el lujo de proteger a sus poblaciones de las consecuencias económicas si así lo quisieran. En muchos países pobres, los grandes paquetes de ayuda simplemente no eran una opción asequible. En la misma línea de ideas, los discursos centrados en el crecimiento económico basados en una racionalidad neoliberal quedaron en tensión con la llegada del COVID-19, ya que los procesos productivos se vieron enlentecidos, hecho que generó un alza en el desempleo y una crisis económica vigente hasta nuestros días.
Los datos sobre la desigualdad pueden ser irregulares y lentos en llegar en el mejor de los casos. Los economistas todavía están discutiendo sobre qué sucedió exactamente en 2020 y 2021, sin considerar cómo las nuevas disaster, como la guerra y la inflación, podrían afectar las disparidades de riqueza e ingresos en el futuro. Entre 2000 y 2019, los ingresos medios en las naciones más pobres aumentaron más rápido que en las ricas y el número de personas que vivían en la pobreza extremacayó de más de uno de cada cuatro a menos de uno de cada 10. Frente a una futura fecha de término de la pandemia, en materia social la directora cree que todos los pendientes que Chile tiene en lo social podrían encontrar una solución a la luz de una nueva carta elementary que instale una nueva manera de “con-vivir”.
Esta actividad se enmarcó en las charlas “Hablemos de…, las otras curvas de la pandemia”, donde junto a expertos, se busca ahondar en las principales problemáticas de este tiempo.
Cuando pensamos en la circulación y probabilidad de contagio de un virus, el hacinamiento se percibe como un issue de riesgo frente a las escasas posibilidades que existen para guardar distancia y así evitar contagiar al resto del grupo acquainted. Por otro lado, guardar cuarentena se transforma en un gran desafío cuando una o más personas deben compartir el dormitorio y podría generar problemas serios en la convivencia al interior de las familias. Asimismo, es preocupante que en el caso de mujeres que sufren violencia intrafamiliar al interior de sus hogares el confinamiento se convierte en un obstáculo adicional para huir de sus agresores y acceder a servicios que puedan salvarlas de esta amenaza (ONU Mujeres, 2020). La COVID-19 ha intensificado las desigualdades existentes y ha afectado más que nadie a los pobres y las comunidades más vulnerables. Ha sacado a la luz las desigualdades económicas y las frágiles redes de seguridad social que hacen que las comunidades vulnerables tengan que sufrir las consecuencias de la crisis.
Los más optimistas dirán que en 2020, cuando fueron hechas estas mediciones, estábamos en el punto más duro del efecto económico de la pandemia, y que con un crecimiento del PIB proyectado entre 7-10% estos datos de pobreza y desigualdad serán un shock temporal. Es probable que se corrija en parte, y que en futuras mediciones veamos disminución de pobreza y desigualdad por el efecto del crecimiento económico. Bajos ingresos, deudas, una vida cotidiana en confinamiento, estados de ánimo depresivos y desigualdad.
Pienso que es parte de un patrimonio, al menos para Makewe ha sido una buena experiencia, pero lo principal es que esté gestionado por organizaciones mapuche, que ha logrado que se renueve esta construcción de un hospital de baja complejidad, pero que tendrá más prestaciones de salud para el territorio. Como a las comunidades mapuche no llegan los mensajes, ni la acción preventiva la desigualdad de ingresos del Estado, la utilidad de un hospital en medio de las comunidades se vio reflejada en la pandemia. Esto permite que no siempre tengan que ir a la ciudad, y que puedan resolver algunos problemas de salud dentro de los territorio, eso ha sido de gran valor. Lamentablemente no pasa en la mayoría de los territorios, no hay apoyo asistencial, está todo en las ciudades.