Sociedades Desiguales Afectan La Salud Mental Scde

Miembro del grupo de investigación de Perfilación y Análisis de la Conducta Criminal de la Universidad de Barcelona (PACC-UB). Psicóloga en Associació per la Reeducació Comunitaria (ARC), y formadora en el “Servicio para la implementación y desarrollo de programas formativos y de tratamiento de violencias en el marco de la ejecución de medidas penales alternativas del Departamento de Justicia de Cataluña. La última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2017, muestra que la desigualdad en Chile sigue igual o peor en términos de distribución de ingresos. «La actitud y la competencia de los trabajadores de salud, por ejemplo, pueden ser bastante negativas y repercutir en los resultados sanitarios de las personas con discapacidad», dijo Barrett. Mientras consensuamos los cambios estructurales que influirán en la salud del Chile del futuro, debemos avanzar en la transformación de nuestro sistema de salud, para lograr, en el corto plazo, reducir las brechas y mejorar la salud de toda la población.

La investigación nos muestra que la salud mental de las personas estaría en parte determinada por el entorno socioeconómico, en donde la desigualdad económica sería un gran factor de riesgo. Frente a esto, se torna urgente entender y abordar la salud mental de los chilenos y las chilenas no sólo como un fenómeno individual, sino como un entramado psicosocial y socioeconómico del país. Es necesario comenzar a comprender la salud mental de los chilenos y las chilenas desde una desigualdad que, lamentablemente, se ha convertido en un elemento constitutivo del país y, por lo tanto, del malestar actual de los ciudadanos. De esta manera, una redistribución del ingreso que permita una mayor equidad económica en Chile tendría un impacto positivo en los índices de salud de nuestra población y específicamente una mejora en la salud mental de todas las chilenas y chilenos, temática en deuda y en disaster actualmente en nuestro país. La realidad que enfrenta la salud en regiones manifiesta una situación de precariedad e implica que una parte de la población del país enfrente dificultades para acceder a una atención oportuna y de calidad.

Es preciso advertir que incluso los países más igualitarios exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un considerable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. Asimismo, la búsqueda de la igualdad no supone eliminar la diversidad de valores, preferencias y capacidades que nos distinguen como personas. “Pan, techo y abrigo” era una expresión que en tiempos pretéritos parecía sintetizar las carencias sociales básicas de la población.

la desigualdad en la salud

Con voluntad política, con conocimiento, con arduo trabajo y con solidaridad hacia el otro como declara el Papa Francisco al referirse sobre el deber de la solidaridad que «nos obliga a buscar modos justos de compartir, para que no exista esa dramática desigualdad entre quien tiene demasiado y quien no tiene nada, entre el que descarta y el descartado». Dentro de los autores se encuentran los doctores Jorge Ramírez y Rubén Alvarado, académicos de la Escuela de Salud Pública de los programas de Salud Global y Salud Mental, respectivamente. Los hallazgos, sugieren que entre los trabajadores sanitarios, las mujeres pueden haber estado expuestas de manera desproporcionada a factores estresantes relevantes del COVID-19 a nivel particular person y nacional. Esto resalta la importancia de considerar el género en los esfuerzos de respuesta a emergencias. Y la gran mayoría se concentra en la Región Metropolitana, Bio Bio y la Región de Valparaíso.

Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–. Es muy possible que la causalidad opere en ambas direcciones, puesto que una alta desigualdad de ingresos dificulta la igualación de oportunidades en ámbitos como el desarrollo infantil temprano y el sistema educacional, por las grandes divergencias que existen en el capital económico, social y cultural de los hogares de origen. La crisis en el ámbito de la salud mental de los chilenos y chilenas es un tema crítico y en el cual podríamos extendernos, sin embargo, el tema que quisiéramos aludir en esta columna es la relación entre la salud mental y la inequidad existente en nuestro país. ¿Será solamente coincidencia que en Chile tenemos simultáneamente malos índices de salud psychological y malos índices de distribución del ingreso? Para responder esta pregunta revisamos la investigación internacional, la cual resumimos brevemente a continuación.

El resultado de esta revolución científica, académica y social tiene dos caras. Primero, en lo estrictamente médico clínico, tuvo éxito al aumentar la expectativa de vida de nuestra población hasta cerca de los eighty five años, en un lapso relativamente breve. Este curso sirvió como instancia preparatoria para el VI Congreso Chileno de Salud Pública y VIII Congreso Chileno de Epidemiología, el cual se está desarrollando durante los días 6, 7 y eight de mayo, bajo el lema “La equidad en salud para una sociedad en creciente complejidad”. Los investigadores examinaron datos recogidos de casi medio millón de niños de eleven a 15 años de edad en 34 países en América del Norte y Europa entre 2002 y 2010.

Magister en Neuropsicología y Neurología de la Conducta, U. Autónoma de Barcelona. Docente y colaborador en investigación en el campo de la Psicología Forense y Neuropsicología en diversas Universidades nacionales y extranjeras. Formador de especialistas en investigación de Trata y Tráfico de personas impartido en Bolivia.

Y segundo, los resultados difieren de los informes realizados localmente hasta la fecha, los que han mostrado diferencias considerablemente menores entre las comunas de Santiago. No sólo existen deficiencias en cuanto a médicos especialistas en el sistema público. A nivel nacional, existen 4,2 enfermeras por cada mil habitantes, siendo que el promedio de la OCDE es de eight,8 enfermeras cada mil habitantes.

Los psicólogos clínicos debemos ser conscientes del contexto social en el que viven nuestros pacientes y del impacto potencial de la desigualdad de ingresos en su bienestar psychological (esto es preponderante y muy útil para quienes trabajan en servicios de salud pública). Esta comprensión puede ayudarnos a los clínicos a desarrollar una evaluación más exhaustiva de los retos de nuestros pacientes y adaptar las intervenciones apropiadas. Los estudios sobre inequidades en América Latina son escasos, particularmente en salud. Lo informado por este estudio la desigualdad económica amartya sen debe ser considerado en las discusiones actuales, ya que posiciona a Chile entre los países con peores indicadores relativos a desigualdades de la región. Esto contrasta con la imagen país de un elevado crecimiento económico y (aparente) estabilidad social durante los últimos años. Este estudio revela que las inequidades en Chile pueden ser aún más profundas de lo que se ha planteado en las últimas semanas en nuestro país, y que buenos indicadores promedio relativos a la salud de la población han solapado situaciones adversas enfrentadas por grupos específicos.

Al abordar la desigualdad de ingresos a través de la práctica clínica, la promoción y las estrategias de fomento de la resiliencia, los psicólogos podemos contribuir a mejorar los resultados de la salud mental y promover la justicia social. Mediante esfuerzos de colaboración, podemos esforzarnos por crear una sociedad más equitativa en la que el bienestar mental sea accesible para todos. Cuando oímos la frase “desigualdad de ingresos”, a menudo se despiertan preocupaciones acerca de la equidad, justicia, género y calidad de vida. Sin embargo, este fenómeno no solamente es un asunto económico, sino que también tiene ramificaciones profundas en el área de la salud psychological la desigualdad de oportunidades. Es esencial, que los profesionales de la psicología entiendan y profundicen en este asunto, ya que es una realidad presente en muchos individuos. De acuerdo a este estudio, Santiago de Chile es la segunda ciudad con mayores desigualdades en salud, sugiriendo que la esperanza de vida está determinada fuertemente por factores socioeconómicos, tales como el nivel educacional alcanzado.

«Si las desigualdades de salud crecen ahora en países tan ricos, sobre todo durante los supuestos ‘años sanos’ de la adolescencia, entonces esas tendencias son particularmente alarmantes para la salud poblacional futura», añadió. Siguiendo al texto Desiguales y a la OECD (2012), se necesita reducir las brechas que existen en la estructura productiva de la economía chilena, que se expresan en circuitos diferenciados de productividad, competencias laborales, salarios y estabilidad en los empleos. Entre las políticas a considerar destacan las que mejoran la productividad vía capacitación, aumentan la participación laboral femenina y reducen las prácticas discriminatorias en el mercado del trabajo; así como un fortalecimiento de todos los niveles del sistema educativo. Una importante dimensión de su aporte ha sido desarrollar centros de investigación y laboratorios que generan conocimientos en los temas prioritarios de salud en cada territorio.

Wilkinson y Pickett (2009) llevaron a cabo un análisis exhaustivo de los datos de varios países y descubrieron una fuerte asociación entre la desigualdad de ingresos y una serie de problemas de salud mental, incluidas tasas más altas de depresión, ansiedad y abuso de sustancias. Existen diversas teorías que explicarían de qué manera la inequidad afecta los índices de salud mental de un país. Según un grupo de investigadores de la escuela de Salud Pública de Harvard y la Universidad de California (Berkman, Kawachi, & Glymour, 2014), en una sociedad desigual existen más personas con malas condiciones de vida y mal acceso a la salud, lo que hace que disminuyan los índices de salud física y psychological del país. Además de este efecto absoluto del ingreso, también existe un efecto relativo del ingreso.

Miembro de la Asociación Internacional de Psicoanálisis y Psicoterapia Relacional. Coordinación técnica del equipo de intervención directa en abuso sexual de CAVAS Área Reparación Infanto Juvenil de la Policía de Investigaciones de Chile. Directora del Área de Acompañamiento Integral de Fundación Para La Confianza. Magíster en trauma y psicoanálisis relacional, Universidad Alberto Hurtado.Full traimer psicoterapia EDMR, EDMR Institute.Diplomado interdisciplonario en Derecho internacional de los Derechos Humanos, U.Chile. Fundadora Unidad de trauma y disociación; Instituto Psiquiátrici Horwitz Barak.