La pobreza es una situación en la cual no es posible satisfacer las necesidades físicas y psicológicas básicas de una persona,[1] por falta de recursos como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, el agua potable o la electricidad. La pobreza puede afectar a una persona, a un grupo de personas o a toda una región geográfica. Ante de todo, es necesario decir que la pobreza es un fenómeno multidimensional que puede traducirse en factores objetivos, como la falta de recursos para satisfacer las necesidades básicas para la supervivencia, o subjetivos, tal cual la privación de la participación social por cuestiones relacionadas al género.
Resumiendo, podemos decir que, si la economía hasta ahora no ha sabido responder a las expectativas humanas de construir una sociedad más equilibrada y justa, es porque ha estado fundada en una razón egoísta que sólo se ha preocupado por saciar el hambre del yo. Es necesario buscar un nuevo fundamento a la economía que tome en cuenta el hambre del otro. Una economía que surja, no de la razón, de los cálculos y de las estadísticas, sino de la pasión, de la compasión y más aún del amor por el otro (Nussbaum, 2014). Esta intelección resalta el sentimiento y el posicionamiento social vinculados a pobreza y desarrollo32, y pretende reivindicar la dimensión subjetiva asociada a esta diversidad de vivencias33 sin desestimar la importancia de los elementos materiales.
Esta es la situación de una alta proporción de mujeres cónyuges que viven tanto en hogares pobres como en hogares no pobres, cuyas altas tasas de actividad doméstica las sitúan en una posición de dependencia con relación al responsable masculino del hogar. Existe consenso en considerar la pobreza y el desarrollo humano como fenómenos sociales complejos y multidimensionales1, con aspectos objetivos –asociados a los ingresos y condiciones materiales de vida–, y una dimensión subjetiva –con características psicológicas, relacionales y sociales2–. Las medidas de pobreza y desarrollo humano, aspirando ampliar su operacionalización, han sumado al clásico enfoque centrado en los ingresos3, variables sobre salud y educación, así como asociadas al trabajo, vivienda y redes, entre otros. Esta complejización favorece una aproximación sobre la envergadura de la pobreza y desarrollo humano para formular e implementar políticas públicas, acciones desde la sociedad civil organizada y la cooperación internacional4. Ahora, a la luz de las reflexiones de Benedicto XVI5 y Francisco6, concordantes con el pensamiento social de la Iglesia7, vale preguntarse si son medidas suficientemente integrales y sostenibles dados los cambios sociales y ambientales de las últimas décadas8. En síntesis, la perspectiva de género hace un aporte significativo a la problematización del concepto de pobreza, entendiéndolo de una manera integral y dinámica e identificando otras dimensiones en las que se expresa el fenómeno.
Los derechos de acceso a servicios o bienes gubernamentales gratuitos o subsidiados. B) Bartolomé de las Casas y la defensa del indio desde su testimonio de pobrera. Después de haber comentado brevemente el amor por la pobreza en el fundador de los franciscanos, pasemos ahora a analizar algunos elementos biográficos de uno de los padres dominicos más destacados que es Fr. Sin embargo, para Levinas en la experiencia erótica y amorosa, todavía no nos encontramos con la experiencia profunda de la alteridad.
Luego de su estreno en el Festival de Cine de Londres BFI en octubre pasado, el largometraje recibió un apoyo notable de la crítica, reflejado en una calificación positiva de 85% Rotten Tomatoes. El actor y ahora director Kaluuya lleva años cautivando al público con su trabajo en películas aclamadas como ¡Huye! Él compartió que su propósito con este proyecto es ofrecer una “carta de amor a Londres”, en una versión extrema de nuestro mundo que lleva a sus personajes a mantener una fuerte conexión con la ciudad.
Para Francisco, “el auténtico desarrollo humano posee un carácter moral y supone el pleno respeto a la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural”57, incorporando una dimensión ambiental íntimamente vinculada con la social58, y que plantearía que “el ambiente humano y el ambiente pure se degradan juntos”59. Desde esta base busca mejorar la calidad de vida de manera integral y sostenible54. La Agenda 2030 busca no dejar a nadie atrás y poner en primer lugar a los más desfavorecidos. Cumplir con estos ambiciosos objetivos requiere políticas con visión de futuro para lograr un crecimiento económico sostenible, inclusivo, sostenido y equitativo. Medidas que deben lograr el pleno empleo y el trabajo decente para todos, la integración social, la disminución de la desigualdad y el aumento de la productividad, siempre buscando la sostenibilidad.
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