Pobreza De Tiempo Y Desigualdad: La Reproducción Del Capital Desde Una Perspectiva Feminista

La Organización Mundial de la Salud ha sido enfática en plantear que mientras más inequitativa en términos socioeconómicos es una sociedad, mayores serán las desigualdades en salud. Quienes tienen menos educación formal e ingresos, viven menos años y de forma menos saludable. Asimismo, sociedades más inequitativas tienden a tener peores resultados globales que las que podrían tener en un escenario de mayor igualdad. Un sistema de salud common, eficiente, y equitativo puede amortiguar dichas desigualdades, incluso si éstas son consecuencia de profundas inequidades sociales. Nuestro sistema de salud divido, entre ricos y pobres, determinado por la capacidad de pago de las personas, actúa profundizando estas desigualdades. Lo informado por este estudio debe ser considerado en las discusiones actuales, ya que posiciona a Chile entre los países con peores indicadores relativos a desigualdades de la región.

La misma inversión que se hace en bonos y subsidios podría hacerse para inversión en productividad a través de la creación de pequeñas y medianas empresas, subsidios de contratación de mano de obra, inversión en educación, políticas para estimular la igualdad, and so forth. Medidas que dependiendo de la naturaleza de cada país puedan llevarse a cabo, pero con un denominador común, que sean medidas sustentables en el tiempo con resultados a mediano y largo plazo. Luego de lo ocurrido en los últimos años en el país, está claro que la desigualdad ha erosionado la confianza en las instituciones y ha desgastado el tejido social.

Desde hace algún tiempo se instaló el discurso de que la desigualdad social, es decir, la diferencia de ingresos entre ricos y pobres period -y es- el principal problema de Chile. Algunos decían que fue una de las causas más importantes del 18 de octubre y que los últimos 30 años habían contribuido a ese problema. Las creencias sobre la desigualdad tienden a reforzarse a sí mismas y son difíciles de cambiar.

Todo esto ha creado una desigualdad socioeconómica y una desigualdad simbólica, en términos de trato y relaciones sociales. Como unas placas tectónicas que se mueven poco a poco, que se van ajustando, y que van acumulando tensiones hasta que, antes o después, se produce este terremoto. Y aunque se liberaron levemente durante las marchas del año 2011 (que produjeron algunos cambios en el sistema educativo), ahora se han desatado con fuerza, con unos niveles de violencia que no se esperaban. La tercera área de relevancia remite a la generación de mecanismos de integración social que sean vistos como legítimos por la ciudadanía y que garanticen una mejor representación de los intereses ciudadanos. Chile está viviendo una de sus mayores disaster institucionales desde el retorno a la democracia, la cual está atravesada por una fractura del acceso al poder político.

Pero además su efecto es debatible porque la reforma tributaria en discusión en el Senado contiene medidas que aminoran su efecto, en explicit la reintegración. El gobierno ha declarado estos días su disposición a cambiar esta propuesta, aunque aún no es claro cuál sería la alternativa. Como ha discutido largamente el análisis económico, la reintegración aumentaría la regresividad, entregando más de la mitad de la reducción tributaria derivada de ésta (55%) a las 18 mil personas en los dos tramos superiores de ingreso y el restante 45% a las más de 290 mil personas de los tramos inferiores. Junto con eliminar la reintegración del proyecto de reforma, se podrían revisar otras iniciativas, como los cambios a la Cláusula Antielusión, o la reducción de países que Chile considera como paraísos fiscales, que dificultaría una revisión más acuciosa del SII a inversiones extranjeras en destinos opacos. El objetivo fue identificar y visibilizar las importantes implicancias que tiene para niños, niñas y adolescentes en nacer y crecer en un contexto de pobreza y vulnerabilidad en Chile. El Estudio realiza una exhaustiva revisión nacional e internacional, analizando las brechas normativas y de política pública, constatando la gran deuda que el país tiene con la niñez y adolescencia.

La excesiva desigualdad económica, argumentó, entorpece no solo el desarrollo del potencial de un grupo importante de personas, sino que, además, puede menoscabar la democracia y enlentecer el crecimiento económico para todos. Aunque la pobreza ha disminuido en el país, la distancia entre ricos y pobres sigue siendo muy importante. Tanto es así, que un estudio del Banco Mundial indica que un tercio del ingreso generado por la economía chilena en 2013 fue captado por el 1% más rico.

Del mismo modo, y consistente con la amplia adhesión al igualitarismo, el seventy one,7% apoya que el Estado limite el salario de los gerentes de grandes empresas, como se muestra en el lado derecho de dicha figura. Diversos estudios concluyen que la desigualdad educativa está directamente relacionada con la clase socioeconómica y al nivel de acceso a oportunidades (ante condiciones socioeconómicas deprimidas, menores oportunidades y viceversa). Así, la educación perpetúa las desigualdades que surgen con la clase social, el género, y el origen étnico.

En términos generales, y a pesar de los diversos enfoques metodológicos empleados, estas encuestas arrojan datos consistentes no solo sobre la ubicuidad de los problemas legales, sino también sobre la alta prevalencia que estos tienen en los grupos más vulnerables de la población. Sin embargo, un punto del que se sabe menos es si la desigualdad tiene un impacto en el día a día de las personas, más allá de las consecuencias macro que esta puede tener en términos de estabilidad social y de aprovechar el potencial del capital humano de un país. En basic desigualdad social por la tecnologia, no existe mucha evidencia causal sobre la relación entre desigualdad y bienestar, y es posible que se esté confundiendo con el malestar que genera la pobreza.

Tenemos que reconocer, primer lugar, que de los valores “revelados” por Jesús mediante sus palabras y obras, al anunciar y anticipar en su contexto el Reino de Dios, permanecen vigentes y reclaman ser implantados con urgencia en la realidad global y local. Más aún, son parte constitutiva de la misión de las discípulas y los discípulos de Jesús, de los llamados a colaboran con él en la búsqueda del Reino y su justicia, en cada tiempo y lugar. Sin duda, se puede argumentar que la desigualdad es inmoral e injusta, pero eso depende de lo que creamos qué es justo y moral, algo que recae en la esfera de la filosofía o la política o, incluso, la Religión. Mi intención, mucho más modesta, es presentar algunos elementos de juicio a partir de lo que el análisis económico ha dicho sobre este fenómeno. La encuesta Casen 2013 indica que, como sea que la midamos, la pobreza ha disminuido sistemáticamente desde 1990 a la fecha.

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El ex director del Banco Mundial, fundador y presidente del Centro Internacional de Globalización y Desarrollo, Andrés Solimano, realizó un recuento histórico de la economía chilena, en especial los últimos 50 años. Por otra parte, es basic que sean los propios niños, niñas y adolescentes quienes hablen de la experiencia que viven y los factores o ámbitos que pudieran orientar acciones para abordar esta problemática. En este sentido, fue muy enriquecedora la experiencia de conversar y escucharlos sobre cómo les afectan vivir en situación de pobreza. Fue muy importante ver como el tema los interpela, lo abordan con fuerza, enfatizando los sentimientos que les afloran de tristeza, pena y rabia, especialmente vinculada esta última a la injusticia de la situación que enfrentan tantos niños, niñas y adolescentes como ellos, y aún menores.

Y segundo, los resultados difieren de los informes realizados localmente hasta la fecha, los que han mostrado diferencias considerablemente menores entre las comunas de Santiago. Mientras que la desigualdad social, foco central de estudio dentro de la sociología dada su complejidad, tiene un sentido contrario a la pobreza, ya que existe una abundancia mal distribuida. Los métodos de cómo avanzar en estas problemáticas van más allá de lo económico, ya que tiene que ver también con acuerdos políticos y sociales, que no son procesos mecánicos sino que acuerdos donde lo que se gana en un lado se pierde en el otro.

Y eso no es solo responsabilidad del Ejecutivo, es responsabilidad de todos los poderes del Estado. Ahora el Gobierno está en una fase de “asombro” por lo que está sucediendo, tratando de guardar el orden público. Lo que esperamos son medidas que afecten a la vida cotidiana de la gente, como en el sistema de pensiones, en los impuestos, en el sistema de salud, en la educación, (…) Una crisis compleja hay que abordarla de forma compleja.

Repensar implica reconocer que el crecimiento económico de estas décadas ha tenido efectos muy dispares en distintos grupos, y por ende disminuir la desigualdad requiere un diseño de políticas distinto. La realidad que enfrenta la salud en regiones manifiesta una situación de precariedad e implica que una parte de la población del país enfrente dificultades para acceder a una desigualdad social onu atención oportuna y de calidad. El informe sostiene que la inequidad en las regiones es uno de los principales problemas en el pleno ejercicio del derecho a la salud en Chile. A esto se suman los problemas de cobertura específicos para diferentes grupos de población dentro de cada región, por ejemplo, pueblos originarios, personas con menos recursos económicos o migrantes.

La respuesta del sistema político debe ser proporcional a la sensación de injusticia generada durante años. Esta respuesta debe ser capaz de sanar una herida profunda y atravesar un ancho río de desconfianza. No solo se trata de políticas públicas que acorten las brechas sociales y económicas, se trata también de decisiones de alto poder simbólico que restituyan parte de la confianza que las y los ciudadanos han perdido en las élites. Los países con sistemas integrados de Protección Social sensibles a la niñez han demostrado ser los más efectivos para abordar las brechas en el ejercicio de sus derechos. Entre 1990 y 2017 Chile fue reconocido a nivel mundial tras avanzar significativamente en la reducción de la pobreza, desde un 68,5% de la población a un eight,6%.