Pirámide Social Colonial: Las Desigualdades De La Época

Considerando los poco más de 500 años de historia de Brasil, es posible ver cuánto se confunde la historia del país con la historia de la esclavitud. La desigualdad comparte con la pobreza el hecho de que puede sustentarse o promover un círculo vicioso. Es muy difícil salir de una situación en la que los recursos están repartidos de forma desigual.

La desigualdad salarial es aquella que nace de los pagos desiguales por la realización de un mismo trabajo. Los grupos sociales más afectados son las mujeres, los jóvenes adultos y los inmigrantes ilegales. En algunas sociedades se trata de un tema vinculado exclusivamente con la clase socioeconómica, mientras que en otros lugares implica también consideraciones sobre la raza, la religión, la orientación sexual, and so forth.

Casi todos los casos de desigualdad social que apreciamos se originan en una injusta inversión del gasto público, es decir, de los fondos comunes en cualquier sociedad. En muchos lugares del mundo, los grupos sociales que más tienen se erigen en el derecho de acaparar el grueso de los recursos que, en realidad, pertenecen a toda la ciudadanía; de esta manera la brecha social se ensancha. Sobra decir que la desigualdad social es un problema que afecta a todos los países, aunque en cada uno su impacto pueda ser diferente.

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La clase alta y la clase media se beneficiaron de la explotación y la marginación de los indígenas y los africanos. Estas desigualdades tuvieron un impacto duradero en la sociedad colonial y en la actualidad. A pesar de que los mestizos y los mulatos tenían acceso a trabajos y a la educación, su estatus social period inferior al de los españoles y los criollos. Además, se les negaba el acceso a ciertos lugares y se les impedía contraer matrimonio con personas de otras clases sociales.

Aquí, se considera el monto mínimo que las personas consideran es necesario para satisfacer sus gastos básicos. Una persona puede tener cubiertas las necesidades mínimas que la línea de pobreza establece, así como el ingreso mínimo, y aún sentir que se encuentra en un estado de pobreza. Sin embargo, si una familia en Londres carece de vivienda digna, alimentos y servicios básicos, y lo mismo ocurre con una familia en Ciudad de México, se puede afirmar que ambas están en una condición de pobreza. Según la Organización de las Naciones Unidas, una persona se encuentra en un estado de pobreza cuando no tiene acceso a medios que le garanticen la satisfacción de ciertas necesidades básicas. Los ingresos de una familia son insuficientes para alimentar a los hijos en edad escolar y pagar su formación y materiales educativos. Según los datos, la disponibilidad de teléfonos celulares en las viviendas creció de sixty five.1 a 87.5 por ciento; Internet, de 21.three a 52.1 por ciento, y las computadoras o laptops de 29.4 a 37.6 por ciento, situación que ha marcado el acceso a la educación en tiempos de pandemia por la necesidad de estudiar a distancia.

Entre las políticas a considerar destacan las que mejoran la productividad vía capacitación, aumentan la participación laboral femenina y reducen las prácticas discriminatorias en el mercado del trabajo; así como un fortalecimiento de todos los niveles del sistema educativo. La desigualdad es un desafío ético porque implica una injusticia, ya que todos tenemos una dignidad por ser personas y el derecho a participar de los bienes y servicios que se producen en la sociedad; y es injusta porque esta realidad podría ser distinta mediante políticas públicas. Desde la tradición del pensamiento social cristiano, san Alberto Hurtado outline desigualdad social en america latina la justicia social como “aquella virtud por la que la sociedad, por sí o por sus miembros, satisface el derecho de todo hombre a lo que le es debido por su dignidad de persona humana”. Estos ciclos de alza y baja pueden observarse a través de la evolución del coeficiente de Gini, el cual es un indicador que se encuentra entre 0 y 1, donde un mayor número indica más desigualdad en la dimensión de los ingresos. Llama la atención que en ningún período de nuestra historia el coeficiente haya estado en un nivel comparable a los que muestran los países actualmente más desarrollados (figura 1).

Las desigualdades sociales han estado presentes en todas las civilizaciones a lo largo de la historia. Desde la aparición de núcleos sedentarios y ciudades, la división del trabajo y la organización jerárquica de los grupos humanos dio lugar al nacimiento de distintos estratos o clases sociales. La desigualdad educativa significa que no todas las personas tienen una vía clara para ingresar al sistema educativo de sus países, ni tienen acceso fácil a la información. La desigualdad económica se refleja en la disparidad de ingresos y en la gran diferencia de riqueza entre los miembros de una sociedad. En algunas sociedades se trata de un tema vinculado exclusivamente con la clase socioeconómica, mientras que en otros lugares implica también consideraciones sobre la raza, la religión, la orientación sexual, etc.

Uno de los primeros pasos fue conocer de cerca la realidad de los que viven en la favela para identificar sus necesidades básicas y, a continuación, desarrollar productos de seguros que tuvieran un valor percibido por esta parte significativa de la población. La Región de Los Ríos, una de las 16 regiones de Chile, fue creada en el año 2007 como una respuesta a la diversidad geográfica, cultural y económica del país, … La gran mayoría de ellas tiene escasa formación y no cuenta con otras opciones de supervivencia, lo cual les obliga a aceptar las condiciones deplorables que les ofrecen las empresas que se dedican a la explotación de este recurso. Y lo hizo restringiendo el paso de estas personas y delegando en sus fuerzas de seguridad el derecho a deportar a las personas refugiadas sin siquiera tener en cuenta razones humanitarias. Por el contrario, existen indicios claros de que en los últimos años ha ido en aumento, lo cual le convierte en uno de los principales retos para la gobernanza mundial en el siglo XXI.

Veremos a partir de esta información, de la accesibilidad a la tecnología y las TIC, un nuevo elemento que pondrá de manifiesto la desigualdad en materia de enseñanza, donde los estratos y clases sociales, o sectores de población más populares, con mayores desventajas, incrementarán su rezago educativo”. La edad mediana en México creció siete años en dos décadas, además que la estructura por edad y sexo está orientada hacia un envejecimiento de la población, y de un menor número de nacimientos. Si bien en los últimos 15 años la pobreza se ha reducido en América Latina, el cuadro que presentan numerosas publicaciones científicas sobre la realidad social en la región es exageradamente positivo. Mientras que la medida de la reducción de la pobreza es menor que la informada en las estadísticas de casi todos los institutos de investigación, la reducción de la desigualdad social observada se basa en un enfoque estrecho de la visión analítica sobre los ingresos monetarios. Si en la observación se toman en cuenta otros factores, resulta evidente que el cosmos latinoamericano de la estratificación social continúa ampliándose.

El reducido acceso a la educación que unos tienen frente a otros supone una importante causa de la desigualdad por no haber una adquisición equitativa de las competencias sociales y laborales necesarias para una óptima calidad de vida, lo que resultará en más problemas de desigualdad y, particularmente, en problemas de integración a la vida en sociedad. En ciertas sociedades, el trato diferencial a las personas por su origen étnico es todavía una realidad. A la desigualdad social se le añaden elementos como el género, la cultura o las preferencias sexuales.

En el primer apartado, se presenta la información disponible sobre la pobreza entre los jóvenes en México y se muestra por qué no parece un problema característico de este grupo de edad. También se discuten las limitaciones que tiene la medición de la pobreza para dar cuenta de las condiciones de vida de los jóvenes. En el segundo apartado, se analiza el caso de las desigualdades laborales en términos de desempleo e inserción laboral, ingresos y condiciones laborales, y criterios y dinámicas bajo las que se organizan las relaciones laborales y la distribución de las recompensas en el mercado laboral. En el tercer apartado, se discuten algunas consecuencias del adultocentrismo en la posición de los jóvenes ante las coyunturas a las que todas las personas están expuestas independientemente de su edad, y las aportaciones que puede hacer un análisis desde la perspectiva del adultocentrismo para encontrar soluciones más equitativas. Finalmente, en las conclusiones se hace un recuento de hallazgos y vacíos, y se enfatiza la relevancia del enfoque del adultocentrismo en el caso de México y la importancia de desarrollar un marco analítico a la medida de cada grupo discriminado.

Cuando hay desigualdad, hay una diferencia entre aquello que alguien posee o a lo que tiene acceso, respecto a lo que otra persona posee o tiene acceso. Asimismo, la desigualdad puede abarcar todo el espectro social y no solo a poblaciones con el nivel económico más bajo. La falta de recursos, la discriminación y diversas formas de desigualdad, problemas de infraestructura, guerras y conflictos, son algunas de las causas más comunes de la pobreza en diferentes regiones. De esta forma, cuando se habla específicamente de pobreza, se habla de la falta de algún recurso, generalmente económico, para mantener una condición de vida digna. Comprender la importancia de la clase social es esencial para abordar las desigualdades y promover la equidad en una sociedad.

Eso solo es posible con un diagnóstico específico e integral del problema, que es una actividad muy diferente a evaluar situaciones distintas siempre con los mismos criterios. Los científicos sociales, a su vez, pueden contribuir a esta tarea realizando la investigación y el análisis que pongan de manifiesto las características y dinámicas particulares de la discriminación y la desigualdad en cada uno de los grupos de población en desventaja y orientar a la política pública desigualdad pandemia de mejor manera. El análisis de la desigualdad entre jóvenes y adultos en términos de desempleo e inserción laboral, ingresos laborales y condiciones laborales requiere un análisis detallado que permita conocer las trayectorias -no solo la antigüedad- y distinguir entre el contexto de origen, el tipo de inserción laboral y el historial laboral. Sin embargo, pese a las limitaciones en la información disponible, los datos sugieren la existencia de sesgos adultocéntricos.

Dentro de los mismos países, es importante potenciar y promover el crecimiento económico y social inclusivo. Podemos garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de los ingresos si eliminamos las leyes, políticas y prácticas discriminatorias. Entre países, debemos garantizar que los países en desarrollo estén mejor representados en el proceso de toma de decisiones sobre los problemas mundiales, a fin de que las soluciones sean más eficaces, más dignas de crédito y más responsables. Una limitación importante en la medición oficial es que no permite distinguir entre las personas que viven en condiciones de pobreza y las personas que viven en hogares pobres debido a que al menos dos de sus indicadores -ingresos y alimentación- se generan a partir del hogar en su conjunto. La relevancia de esta distinción depende de lo que se busque analizar y en el caso de los jóvenes, las desigualdades con los adultos se diluyen o se matizan al tomar al hogar como unidad de referencia.