Medición De Desigualdad E Inequidad En Salud En La Región De Valparaíso, Chile, 2008 2018

Según datos extraídos por la Corporación Matria Fecunda desde el sitio web del Servicio de Salud del Maule, en el periodo comprendido entre los años 2018 y 2021, cuatro de siete hospitales públicos tienen tasas de cesáreas de 60% ó más. Pero tal vez lo más nefasto y dramático desde una perspectiva de la humanización, que debe estar al centro de todo desarrollo médico, es que este nuevo modelo de ejercicio de la salud generó y acrecentó la desigualdad de las personas en el acceso, oportunidad, calidad y resultados a su derecho humano irrenunciable, su salud. ¿Qué pasó con el reconocimiento internacional por los éxitos en los resultados de los programas de salud pública del Estado de Chile? Aquella distinción que hacía de nuestro país un objetivo muy deseado por profesionales de la salud en busca de experiencias y formación reconocida en todo el planeta, ubicándonos a la cabeza de Latinoamérica y el mundo en programas estatales de salud. El decano Humberto Guajardo reafirmó el compromiso de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach para llevar a cabo “una medicina social y cercana para todos los habitantes de este país”. La autoridad también hizo hincapié en la calidad de los expositores y en la importancia de abordar las desigualdades en salud, debido a su relación con otras problemáticas, como por ejemplo, el narcotráfico y las adicciones en adolescentes y adultos.

la desigualdad en la salud

Los psicólogos clínicos debemos ser conscientes del contexto social en el que viven nuestros pacientes y del impacto potencial de la desigualdad de ingresos en su bienestar psychological (esto es preponderante y muy útil para quienes trabajan en servicios de salud pública). Esta comprensión puede ayudarnos a los clínicos a desarrollar una evaluación más exhaustiva de los retos de nuestros pacientes y adaptar las intervenciones apropiadas. Los estudios sobre inequidades en América Latina son escasos, particularmente en salud. Lo informado por este estudio la desigualdad social y la concentración de la riqueza debe ser considerado en las discusiones actuales, ya que posiciona a Chile entre los países con peores indicadores relativos a desigualdades de la región. Esto contrasta con la imagen país de un elevado crecimiento económico y (aparente) estabilidad social durante los últimos años. Este estudio revela que las inequidades en Chile pueden ser aún más profundas de lo que se ha planteado en las últimas semanas en nuestro país, y que buenos indicadores promedio relativos a la salud de la población han solapado situaciones adversas enfrentadas por grupos específicos.

Los medios además favorecen y fomentan la ilusión de que el acceso a una mayor cantidad de bienes y servicios traerá consigo éxito, belleza y mayor bienestar. Las investigaciones muestran que el impacto de esto en la salud física y mental es inmensamente negativo. Incluso se ha demostrado que más de la mitad de las personas prefieren tener menor poder adquisitivo, pero una mayor posición social. La alta prevalencia de trastornos mentales no sólo tiene un impacto en la calidad de vida de las personas, sus familias y comunidades, sino que también tiene un alto costo económico para el país. Las enfermedades mentales generan gastos directos en atención psicológica y psiquiátrica, e indirectos al aumentar el uso de servicios generales de salud, ya que los trastornos mentales suelen acompañarse de otros problemas de salud.

La brecha entre el 10% más educado y el 10% menos educado es de 8 años para hombres, y 17,7 años para mujeres. De este modo, las mujeres chilenas presentan la mayor brecha en esperanza de vida según nivel educacional de las seis ciudades analizadas. Es importante señalar que, aunque la desigualdad de ingresos es un factor significativo en los resultados de salud psychological, no opera de forma aislada.

Wilkinson y Pickett (2009) llevaron a cabo un análisis exhaustivo de los datos de varios países y descubrieron una fuerte asociación entre la desigualdad de ingresos y una serie de problemas de salud psychological, incluidas tasas más altas de depresión, ansiedad y abuso de sustancias. Existen diversas teorías que explicarían de qué manera la inequidad afecta los índices de salud psychological de un país. Según un grupo de investigadores de la escuela de Salud Pública de Harvard y la Universidad de California (Berkman, Kawachi, & Glymour, 2014), en una sociedad desigual existen más personas con malas condiciones de vida y mal acceso a la salud, lo que hace que disminuyan los índices de salud física y mental del país. Además de este efecto absoluto del ingreso, también existe un efecto relativo del ingreso.

Miembro de la Asociación Internacional de Psicoanálisis y Psicoterapia Relacional. Coordinación técnica del equipo de intervención directa en abuso sexual de CAVAS Área Reparación Infanto Juvenil de la Policía de Investigaciones de Chile. Directora del Área de Acompañamiento Integral de Fundación Para La Confianza. Magíster en trauma y psicoanálisis relacional, Universidad Alberto Hurtado.Full traimer psicoterapia EDMR, EDMR Institute.Diplomado interdisciplonario en Derecho internacional de los Derechos Humanos, U.Chile. Fundadora Unidad de trauma y disociación; Instituto Psiquiátrici Horwitz Barak.

Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–. Es muy probable que la causalidad opere en ambas direcciones, puesto que una alta desigualdad de ingresos dificulta la igualación de oportunidades en ámbitos como el desarrollo infantil temprano y el sistema educacional, por las grandes divergencias que existen en el capital económico, social y cultural de los hogares de origen. La disaster en el ámbito de la salud psychological de los chilenos y chilenas es un tema crítico y en el cual podríamos extendernos, sin embargo, el tema que quisiéramos aludir en esta columna es la relación entre la salud mental y la inequidad existente en nuestro país. ¿Será solamente coincidencia que en Chile tenemos simultáneamente malos índices de salud mental y malos índices de distribución del ingreso? Para responder esta pregunta revisamos la investigación internacional, la cual resumimos brevemente a continuación.

Magister en Neuropsicología y Neurología de la Conducta, U. Autónoma de Barcelona. Docente y colaborador en investigación en el campo de la Psicología Forense y Neuropsicología en diversas Universidades nacionales y extranjeras. Formador de especialistas en investigación de Trata y Tráfico de personas impartido en Bolivia.

La Organización Mundial de la Salud ha sido enfática en plantear que mientras más inequitativa en términos socioeconómicos es una sociedad, mayores serán las desigualdades en salud. Quienes tienen menos educación formal e ingresos, viven menos años y de forma menos saludable. Asimismo, sociedades más inequitativas tienden a tener peores resultados globales que las que podrían tener en un escenario de mayor igualdad. Un sistema de salud common, eficiente, y equitativo puede amortiguar dichas desigualdades, incluso si éstas son consecuencia de profundas inequidades sociales. Nuestro sistema de salud divido, entre ricos y pobres, determinado por la capacidad de pago de las personas, actúa profundizando estas desigualdades. Uno de los primeros y mas importantes pasos que los profesionales debemos tomar, es el adoptar una perspectiva basada en los “determinantes sociales de la salud”, que reconoce que los factores socioeconómicos, incluida la desigualdad de ingresos, influyen significativamente en los resultados de la salud mental.

Al abordar la desigualdad de ingresos a través de la práctica clínica, la promoción y las estrategias de fomento de la resiliencia, los psicólogos podemos contribuir a mejorar los resultados de la salud mental y promover la justicia social. Mediante esfuerzos de colaboración, podemos esforzarnos por crear una sociedad más equitativa en la que el bienestar psychological sea accesible para todos. Cuando oímos la frase “desigualdad de ingresos”, a menudo se despiertan preocupaciones acerca de la equidad, justicia, género y calidad de vida. Sin embargo, este fenómeno no solamente es un asunto económico, sino que también tiene ramificaciones profundas en el área de la salud mental. Es esencial, que los profesionales de la psicología entiendan y profundicen en este asunto, ya que es una realidad presente en muchos individuos. De acuerdo a este estudio, Santiago de Chile es la segunda ciudad con mayores desigualdades en salud, sugiriendo que la esperanza de vida está determinada fuertemente por factores socioeconómicos, tales como el nivel educacional alcanzado.

La investigación nos muestra que la salud psychological de las personas estaría en parte determinada por el entorno socioeconómico, en donde la desigualdad económica sería un gran factor de riesgo. Frente a esto, se torna urgente entender y abordar la salud psychological de los chilenos y las chilenas no sólo como un fenómeno particular person, sino como un entramado psicosocial y socioeconómico del país. Es necesario comenzar a comprender la salud psychological de los chilenos y las chilenas desde una desigualdad que, lamentablemente, se ha convertido en un elemento constitutivo del país y, por lo tanto, del malestar actual de los ciudadanos. De esta manera, una redistribución del ingreso que permita una mayor equidad económica en Chile tendría un impacto positivo en los índices de salud de nuestra población y específicamente una mejora en la salud psychological la desigualdad en la pandemia de todas las chilenas y chilenos, temática en deuda y en crisis actualmente en nuestro país. La realidad que enfrenta la salud en regiones manifiesta una situación de precariedad e implica que una parte de la población del país enfrente dificultades para acceder a una atención oportuna y de calidad.

Miembro del grupo de investigación de Perfilación y Análisis de la Conducta Criminal de la Universidad de Barcelona (PACC-UB). Psicóloga en Associació per la Reeducació Comunitaria (ARC), y formadora en el “Servicio para la implementación y desarrollo de programas formativos y de tratamiento de violencias en el marco de la ejecución de medidas penales alternativas del Departamento de Justicia de Cataluña. La última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2017, muestra que la desigualdad en Chile sigue igual o peor en términos de distribución de ingresos. «La actitud y la competencia de los trabajadores de salud, por ejemplo, pueden ser bastante negativas y repercutir en los resultados sanitarios de las personas con discapacidad», dijo Barrett. Mientras consensuamos los cambios estructurales que influirán en la salud del Chile del futuro, debemos avanzar en la transformación de nuestro sistema de salud, para lograr, en el corto plazo, reducir las brechas y mejorar la salud de toda la población.