Rodrigo Márquez, coordinador del Informe de Desarrollo Humano de Chile, explica que el país está en mejor posición que el año pasado, siendo parte del grupo de países que muestran un nivel de desarrollo humano muy alto. El estudio también señala que, en el caso de Chile, “son los territorios más urbanos los que peor desempeño muestran en el ODS 10 (Reducción de desigualdades)”. Asimismo, el Informe señala que, para el caso de Chile, los ODS 2 (poner fin al hambre) y el ODS four desigualdad onu (educación de calidad) sí han exhibido retrocesos.
Según la ONU, el COVID-19 “afectará desproporcionadamente” a las mujeres porque “ganan menos, ahorran menos y tienen puestos de trabajo más vulnerables” que los hombres. En su más reciente informe, la Cepal registró que en 2020 empeoró la desigualdad en las tasas de ocupación y participación laboral, especialmente para las mujeres. De manera que “la injusta división sexual del trabajo y organización social del cuidado” atentan contra su autonomía y ejercicio de derechos. Sí, porque este 2022 el reconocimiento lo obtuvo la neuróloga infantil Marta Colombo, quien tiene una vasta carrera en docencia, investigación y asistencia en hospitales públicos. Marta Colombo es médica cirujana titulada de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la especialidad la obtuvo en la Universidad de Chile.
Unos 15 millones de niñas en edad escolar nunca tendrán la oportunidad de aprender a leer o escribir en la escuela primaria, en comparación con 10 millones de niños. El estudio recoge datos del Banco Mundial, la UNESCO y la Organización Mundial de la Salud, así como encuestas de hogares de institutos nacionales de estadística. En total, 767 millones de personas vivían con menos de 1,90 dólares diarios en 2013, de las que casi la mitad se encontraban en África subsahariana, señaló el Banco Mundial. Fomentar y apoyar los esfuerzos para construir un clima de tolerancia y acceso equitativo a las oportunidades para el desarrollo ocupacional. La discriminación puede producirse de variadas maneras, tanto en el momento de acceder al empleo como en el propio tratamiento proporcionado a los empleados una vez incorporados a sus puestos.
Conforme a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Chile es uno de sus países miembros con mayor desigualdad. Así, los ingresos del 20% de la población más rica son diez veces mayores que los del quintil más pobre. Adicionalmente, el lugar donde nacemos condiciona nuestras reales posibilidades de desarrollo personal.
Esto es lo que en la literatura se llama “contrato de género” por el que se establecen estos roles sociales en que los varones deben ser proveedores y las mujeres cuidadoras. No obstante, aunque con varios resultados positivos, esos quince años dejaron bastantes lecciones respecto del desarrollo y cómo debía enfrentarse. En otras palabras, “[e]n muchos lugares, el progreso no fue lo suficientemente sostenible ni equitativo para lograr las metas; en otros, el progreso se frenó o revirtió debido a desastres, conflictos, degradación ambiental o inestabilidad económica o climática” ( UNDP, 2016, p. 18). Esto permitió que las autoridades se replantearan el modelo de desarrollo implementado y la cooperación internacional, para abrir paso a nuevas conversaciones con el fin de dilucidar cuáles eran realmente las necesidades y cómo se debía llevar a cabo el trabajo internacional para lograr el desarrollo sostenible (Sanahuja & Tezanos, 2017). Si analizamos indicadores de género podemos ver que las mujeres también se ven expuestas a esta vulnerabilidad. Según datos de la encuesta CASEN 2017, el 42% de las jefaturas de hogar son femeninas a nivel nacional.
«Insto a los gobiernos a que consideren un impuesto a la solidaridad o al patrimonio para aquellos que se han beneficiado durante la pandemia, para reducir las desigualdades extremas», dijo. «Necesitamos un nuevo contrato social, basado en la solidaridad y las inversiones en educación, trabajos decentes y verdes, protección social y sistemas de salud. Esta es la base del desarrollo sostenible e inclusivo». Por lo mismo, la ONU pidió una acción “colectiva” y “urgente” para lograr la igualdad de género, junto con aumentar la educación, ingresos y empleo para mujeres y niñas, especialmente en países en desarrollo del Sur Global. Incorporar a las mujeres, así como a aquellos grupos tradicionalmente marginalizados, a la tecnología permite soluciones más creativas y tiene un mayor potencial para innovaciones que satisfagan las necesidades de las mujeres y promuevan la igualdad de género. Según el informe Gender Snapshot 2022 de ONU Mujeres, la exclusión de las mujeres del mundo digital ha recortado 1 billón de dólares del producto bruto interno de los países de ingresos bajos y medios en la última década, una pérdida que aumentará a 1,5 billones de dólares en 2025 si no se toman medidas.
Este estudio, essential para el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, señala un déficit appreciable de datos, especialmente en lo que respecta a la igualdad de género y el empoderamiento femenino. Si bien este último comprende una variedad de demandas, entre ellas se encuentra la gran desigualdad que existe actualmente en el país, la cual, en palabras de Güel (2019), “…no se trata solo ni principalmente de un problema de distribución del ingreso” (párrafo 8). Es decir, que las disparidades que viven a diario los/as habitantes de Chile van más allá de su salario, experimentándose en otras áreas, como en la educación, la salud, la protección social, entre otras, que fueron aludidas dentro de las acciones públicas y otras que aún quedan por resolver. Para este artículo, se analizaron 27 de las 28 acciones públicas presentadas en el reporte realizado por el Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible sobre el ODS 10, específicamente, entre los años 2015, el inicio de la agenda y el año 2018, año de la publicación del único informe presentado a la fecha. El análisis realizado contempló, primeramente, la identificación de los componentes de cada una de las acciones públicas, los cuales fueron examinados detalladamente, para luego determinar cómo estas ayudan a reducir las desigualdades económicas.
Espacio Público es un centro de estudios independiente que busca aportar en la construcción de una sociedad más justa, transparente y democrática, que permita un desarrollo económico, social y político que beneficie a todas las personas. A pesar de las dificultades de medición y de la diversidad de indicadores que se pueden usar, es posible concluir que la desigualdad en Chile es alta y que no ha dejado de serla. Y si bien la ciudadanía está en su gran mayoría de acuerdo con la idea de que las personas que trabajan duro merecen ganar más, prácticamente todos están de acuerdo o muy de acuerdo con que las diferencias de ingresos en el país son muy grandes (un 90%, según reporta el PNUD en su libro Desiguales, del 2017). Detrás de este indicador, y de todos los demás que se utilizan para medir desigualdad, hay una concepción de bienestar social que se desea capturar.
El pasado miércoles 31 de agosto se promulgó la nueva Ley de Responsabilidad Parental y Pago Efectivo de Pensiones de Alimentos, más conocida como Ley de Pensiones de Alimentos. Esta iniciativa se suma a la Ley que crea el Registro Nacional de Deudores de Pensiones de Alimentos, aprobada por el Congreso en noviembre del año pasado. De acuerdo con datos de 2020 del Poder Judicial, el 84% de los hombres demandados por causas de alimentos no paga la pensión fijada, lo que significa que 70 mil niñas y niños no reciben la pensión. Por lo mismo, con estas normativas legales se busca establecer un mecanismo eficiente y eficaz de pago de las deudas de alimentos. La rigurosidad de la nueva ley establece que el nuevo mecanismo se aplicará cuando la o el deudor tenga al menos una mensualidad pendiente, de las fijadas por el tribunal de familia respectivo.
Ahora, para entender de mejor forma estos valores, cuando se compara a Chile dentro de un grupo de a hundred sixty five países, este se encuentra en la posición número 35 de los países más desiguales, compartiendo puesto con Filipinas y a tan solo 0,1 de Zimbabue, según los últimos datos obtenido para cada país ( Banco Mundial, 2020c). Asimismo, en términos del Coeficiente de Palma, Chile comparte el puesto 23 de los países más desiguales junto con Nicaragua y las Islas Seychelles, dentro de un grupo de 152 países ( Human Development Reports, 2019). De todos modos, el Banco Mundial ( 2016 ) indica que las cifras chilenas pue-den estar subvaloradas, por cuanto hay poca representatividad de los desigualdad por regiones hogares con mayores ingresos en las encuestas que proporcionan la información necesaria para calcular estos índices. Incorporar de forma transformadora la perspectiva de género en la innovación, la tecnología y la educación digital ayudaría a que las mujeres y las niñas tomen mayor conocimiento sobre sus derechos y a potenciar el ejercicio de estos y su activismo. Los avances de la tecnología digital ofrecen nuevas posibilidades para resolver los retos humanitarios y de desarrollo y para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Lamentablemente, las oportunidades que abre la revolución digital también plantean el riesgo de perpetuar las dinámicas actuales de la desigualdad de género.
Vivencia interna e individual del género, sobre cómo cada persona la siente profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al nacer, incluyendo la vivencia private del cuerpo, la vestimenta, el modo de hablar y los modales. Todos pueden participar, ya sea que estés en el sector privado, en el sector público, en el tercer sector o incluso siendo solamente persona natural, puedes generar programas y acciones para el tema con el que desees comprometerte. Amina J. Mohammed, Vicesecretaria General de las Naciones Unidas (ONU), advirtió que “no podemos permitirnos el lujo de volver al mundo que teníamos antes de esta crisis.
Ese número sube, en comparación con el tiempo que los hombres dedican a ello, a 14 horas extras de trabajo doméstico no remunerado. Y mientras la pandemia no esté controlada, los efectos no solo continuarán, sino que se vuelven aún más perniciosos a futuro. De acuerdo con los pronósticos de la Organización Internacional del Trabajo, one hundred forty millones de puestos de trabajo a tiempo completo se podrían perder a consecuencia de la COVID-19, sobre eso, son las mujeres las que presentan un 19 % más de probabilidades de quedar desempleadas en relación con los hombres. En 2012, los fondos procedentes de los países en vías de desarrollo eran 2,5 veces mayores que la cantidad de ayuda que recibían y las asignaciones en función del género eran comparativamente insignificantes. Las mujeres pobres de medios rurales que dependen de los recursos de uso común resultan especialmente afectadas cuando éstos disminuyen.