Con el objetivo de enfrentar los problemas de la disaster económica y social, el fascismo sistemáticamente destruye instituciones democráticas y físicamente ataca a las trabajadoras y las organizaciones de izquierda. Busca desplazar la culpa de la disaster lejos del capitalismo, buscando en cambio chivos expiatorios como por ejemplo los migrantes, personas LGBTQ, mujeres, gente de shade, comunistas, musulmanas, judías, and so on. Yo creo que el fascismo no debe ser rebajado analíticamente al nivel de la ideología – que indudablemente es importa, pero en cambio deben buscarse las raíces del fascismo y las crisis en las relaciones sociales, por consiguiente, el capitalismo. Otra forma de ver cómo golpeó la pandemia en los sectores más precarizados de una clase trabajadora ya precarizada es examinando la situación de las personas en edad de jubilar. La tasa de ocupación de este grupo venía sostenidamente al alza desde mucho antes de la pandemia. No podía ser de otra forma en un país que entrega pensiones bajo el salario mínimo.
Ya que es una cuestión sobre una serie completa de trabajos y demandas sociales que simultáneamente incluyen la lucha por justicia reproductiva y mejores condiciones de trabajo, es difícil separar la chispa inicial de estas protestas feministas de la lucha de clases. Como siempre en la historia de las grandes crisis, las organizaciones de mujeres son las que convocan a la más amplia gama de masas. Los tiempos están oscureciendo, por lo cual no debemos subestimar el valor político que tienen estas resistencias feministas. Las huelgas y protestas de mujeres son de hecho la parte más luminosa de nuestra historia militante reciente. Esta nueva oligarquía, la de la nueva period, está por sobre la democracia, la soberanía de países y del propio mercado.
La primera corriente se originó al interior del mundo conservador-católico que, a partir de la Encíclica Rerum Novarum, adhirió a la línea social cristiana impulsada por la iglesia católica. A grandes rasgos, vio la cuestión social como resultante de una disaster moral que desvirtuó el rol dirigente y protector de la elite criolla. El énfasis estuvo puesto en la responsabilidad que le correspondió a los ricos en el cuidado y bienestar tanto material como espiritual de los más pobres, a través de la educación, la beneficencia, el socorro y la justicia. Segundo, mientras que la elite económica parece ser totalmente dogmática, ya que se niega a que el Estado se haga cargo en cualquiera de los ámbitos consultados; la ciudadanía, en cambio, tiene un juicio más reflexivo y pragmático, apoyando mayoritariamente la acción del Estado en algunos ámbitos y minoritariamente en otros.
Complementando lo recién mencionado también tenemos una situación en la cual el feminismo está usualmente restringido en ONGs de izquierda si es que es explícitamente socialista. Así es como el feminismo está siendo apaciguado en organizaciones y partidos de izquierda en general. Lo sé, es bastante trabajo meticuloso, pero – como ha probado la historia – si es que va a haber un verdadero cambio emancipatorio, ocurrirá primero en la izquierda, en ninguna otra parte. La historia y los datos empíricos demuestran persistentemente que la izquierda no es inmune al sexismo, ni tampoco al machismo ni la misoginia.
La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza). Esto no se traduce en una situación generalizada de precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado. Bajo su alero surgieron grandes fortunas, cuyo origen se centra en la minería, las finanzas y el comercio.
Todo esto tiene lugar en contraste con la contienda presidencial de los Estados Unidos en la que las posibilidades de Bernie Sanders de asegurar la nominación demócrata parecen ahora ser muy remotas. Las nuevas proyecciones que establecen a Biden como el claro favorito son devastadoras durante estos tiempos, precisamente porque Biden una vez amenazó con recortar los fondos públicos para las personas mayores, mientras que Sanders y Warren defendían “Medicare para todos”, un programa integral de salud pública que garantizaría el cuidado básico de la salud para todas las personas en el país. Tal programa pondría fin a las compañías de seguros privados impulsadas por el mercado que regularmente abandonan a los enfermos, exigen gastos de bolsillo que son literalmente impagables y perpetúan una brutal jerarquía entre los asegurados, los no asegurados y los no asegurables.
Sin embargo, ni las desigualdades ni los estallidos sociales son nuevos en la historia de la humanidad. Este trabajo, luego de dar cuenta de algunos estudios sociales recientes en torno a las desigualdades que dañan a las personas y a las sociedades, realiza una aproximación teológica y magisterial a este drama, se hace cargo nuevamente de los valores evangélicos como la justicia y equidad. Termina ofreciendo algunas conclusiones o reflexiones finales que contribuyan al debate y al curso de la acción transformadora que demanda el presente. La propuesta de salud common y pública revitalizó un imaginario socialista en los Estados Unidos, uno que ahora debe esperar para hacerse realidad como política social y compromiso público en este país. Desafortunadamente, en el momento de la pandemia, ninguno de nosotros puede esperar. El perfect ahora debe mantenerse vivo en los movimientos sociales que están menos interesados en la campaña presidencial que la lucha a largo plazo que nos espera más adelante.
¿Es esta una discusión que concierne principalmente a quienes viven en la Región Metropolitana, pero que omite la presencia de otros fenómenos y problemáticas más urgentes a resolver en otras partes del territorio nacional? ¿Puede existir alguna relación entre los niveles de conflicto que se observan en el territorio, la desigualdad y el porcentaje de la desigualdad que explica el 1% más rico? Si es que el 1% más rico no solo ostenta el poder económico, sino que también utiliza dicho poder para influir en la política (en desmedro de quienes se encuentran más abajo en la distribución de ingresos), entonces es probable que dichos territorios experimenten un mayor número de conflictos sociales. Existe un interesante debate académico a nivel global en torno a la evolución de la desigualdad durante las últimas décadas.
Son percibidas como injustas en sus orígenes, moralmente ofensivas en sus consecuencias, o ambas. Esto no se expresa solo en términos de ingreso y riqueza, sino también en educación y salud; trato social y dignidad; seguridad económica y física, además de poder y capacidad de influencia sobre las decisiones públicas. La capacidad de readaptación del capitalismo explica, en parte, su supervivencia y superioridad. Actualmente, la complejidad del mercado, que hace depender la prosperidad de los países de su integración en redes globales de intercambio, puede restar eficacia a los intentos políticos por dar dirección a la economía. Pero el malestar generalizado y la insostenibilidad de un conflicto social de largo plazo quizás conduzcan a una nueva vuelta de timón en su desarrollo.
Cabe preguntarse, por último, si el valor de la igualdad no podría ser mejor promovido por parte de la Iglesia católica, en su servicio al mun do, si no se abordan, por ejemplo, las inequidades en la forma de soste ner roles y la distribución del poder al interior de ella (Castillo, 2017). Parece ser esa una de las preocupaciones del papa Francisco (2013), cuando al comenzar su pontificado afirmó que “todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque ‘el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral’ y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (EG, n° 103). Sin duda, las desigualdades internas al inside desigualdad jurídica ejemplos de la Iglesia mellan su credibilidad; dificultan que ella pueda tener una palabra profética más convincente en relación a las desigualdades o inequidades en la sociedad, promoviendo así un Reino de justicia y equidad. Es este apartado, de manera muy somera, recogeremos algunos análisis sobre el fenómeno de las desigualdades, consideradas sobre todo desde la economía, de la historia y las ciencias sociales, tanto en estudios globales como locales.
Proyectando la idea, los senadores son figuras políticas que tienen que hacer un gran esfuerzo, con el propósito de lograr que el país y la sociedad chilena encuentren puntos de convergencia que sean complementarios y se proyecten en acuerdos nacionales de gran alcance. Si bien el capitalismo llevó a sacar a muchas personas de la pobreza a través de una de sus variantes, el Neoliberalismo, también provocó una de las mayores desigualdades entre los más ricos y los más pobres. Primero, hay versiones del feminismo que lo reducen a un mero asunto de empoderamiento personal desigualdad mundial 2022.
Sin embargo, en los TLC y TTP se induce a respetar la libre competencia, lo que inhibe al estado y a proyectos que estarían en una posición monopólica y/o con predominio de la participación o management del estado en países emergentes. Como lo afirma economista Ha-Joon Chang, el conocimiento individual no conduce al desarrollo, sí lo hace, el conocimiento colectivo. Pero, este conocimiento colectivo no es posible lograrlo sin la activa intervención del estado. Crear las condiciones para ampliar la base y el contenido del conocimiento es una inversión que debe impulsarla el estado y en gran medida esto implica comprometer a las empresas a trasferir conocimiento y tecnología a empresas más pequeñas que integran las cadenas de valor para estimular la innovación y el emprendimiento. Se trata de un proyecto que integra al estado con privados, pero, si el sector privado no se interesa en ese propósito, será el estado que tome la iniciativa de emprender un proyecto industrial de largo aliento, incluso, sin tener necesariamente desde el inicio ventajas competitivas.
Así, la desigualdad de exposición a la incertidumbre se relaciona con el hecho de que sólo una fracción minoritaria de la población tiene acceso a un conjunto de seguros (privados, en este caso) que le permiten sortear estos “shocks negativos”, lo que se suma a que tal grupo enfrenta una menor incertidumbre laboral, es decir, tiene en promedio menos shock negativos que sortear. El nivel de vida en Vietnam es mucho más bajo que en Francia, pero el 91% de los vietnamitas apoya la globalización, que ha mejorado su vida diaria, en comparación con solo el 37% de los franceses, cuyos recelos sobre la dirección en la que se está moviendo su sociedad han alentado los movimientos de protesta que exigen una mayor voz ciudadana. Las personas se preocupan lo suficiente por los estragos que el productivismo ha causado en el medio ambiente como para acudir en grandes cantidades a las marchas de protesta.
El Servicio Nacional de Salud se inaugura en 1952 y recoge organizaciones de salud, sociales y solidarias como la Beneficencia Pública, la Gota de Leche, el Seguro Obrero, el Servicio Nacional de Salubridad y otros entre los cuales el Instituto Bacteriológico de Chile. El SNS por su acción continuada al disolverse (año 1979) y transformarse en los servicios regionales y municipales de salud, hasta el año 1985 es el principal responsable de que Chile superara la salud de país miserable y llegara a tener una salud comparable con los países europeos, EE.UU. Las distintas ideologías o sistemas valóricos factuales de los chilenos están basados en la creencia de que las desigualdades son intrínsecas al ser humano. Pero no son las desigualdades que todos vemos y son palmarias, como el sexo, los caracteres bióticos, las habilidades, destrezas, facultades psíquicas, sino las desigualdades que se suponen acreedoras de premios o concesiones de ingresos desiguales, poder desigual, propiedad y patrimonio desigual. Es curioso y contradictorio que, aunque la Constitución vigente no mencione al Estado subsidiario, esta ideología del liberalismo y más del neoliberalismo sea la que domina en Chile. Más curioso es que el liberalismo, neoliberalismo y capitalismo no sean vistos como ideologías o incluso religiones con matices fundamentalistas o fanáticos.