“Ellas”, en referencia a mujeres contemporáneas exponentes del feminismo (Fraser, Segato, Butler) “marcan una punta de vanguardia en esa reflexión mucho más interesante que la de Zizek o Byung-Chul Han”. En entrevista el lunes la investigadora de Pivotes Bárbara Manríquez afirma del CAE que “su implementación es algo que el país necesitaba”. Con algunas omisiones y datos ad hoc al argumento sugiere además que el alza del último tiempo de la morosidad de deudores del… En el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile, se encadenaron una serie de eventos produciendo que este hito tuviese un encuadre specific desigualdad social en pandemia.
La evidencia disponible indica contundentemente que el impacto del Coronavirus ha sido mucho mayor en las áreas más pobres [1,2,3], y que aún más, estas diferencias fueron particularmente fuertes en edades más jóvenes [1]. Sin embargo, como el grueso de las muertes se concentra en grupos de edad avanzada donde los resultados dependen menos del nivel socioeconómico, no es claro la medida en que la pandemia ha cambiado el panorama general de la mortalidad. Si analizamos el aumento de la pobreza por tipos de hogares, lejos el mayor crecimiento ocurrió en los hogares monoparentales (donde es más ordinary que solo cuenten con un ingreso), que suelen estar encabezados por mujeres. La pobreza también aumentó más en las familias no necesariamente monoparentales con jefas de hogar mujeres y en la población de origen extranjero. Esta universalización de las políticas públicas demanda un cambio sustancial y estructural, fundado en una intervención integral e intersectorial de las políticas públicas, mayor asignación de recursos y agilidad burocrática para la entrega de beneficios.
Lo anterior, se debe a que la sobreestimación de los beneficiarios se ve compensada por el hecho de que el número promedio de integrantes por hogar es mayor en la CASEN que en los beneficiarios efectivos del IFE. Si bien el IFE representa el 75% del total de apoyos directos entregados durante los años 2020 y 2021 en términos de gasto fiscal, existen otros beneficios que ayudaron a suplir la caída de los ingresos de los hogares, principalmente el Bono Clase Media y el Bono Pensionados. De esta manera, utilizando los beneficios para los cuales se cuenta con información, se imputa el Bono Clase Media y el Incremento Familiar asociado a éste, utilizando como base a aquellos encuestados que declararon recibir el beneficio homólogo durante el año 2020. Además, utilizando la información reportada en materia de pensiones autofinanciadas y el pilar solidario, se estiman los beneficiarios del Bono Pensionados. Por último, se actualizan los montos del pilar solidario a los correspondientes a julio del año 2021, junto a los montos del Subsidio Único Familiar del mismo periodo. Muchos países han buscado evaluar el impacto que han tenido los paquetes fiscales implementados, junto a otras medidas tomadas a raíz de la pandemia, tales como el cierre de escuelas y el uso de clases remotas.
Nuestro análisis muestra patentemente las inmensas desigualdades en mortalidad, sin embargo, en el diseño actual del sistema de seguridad social se considera a Chile como una estructura monolítica, ignorando la existencia de esta heterogeneidad. Una interesante discusión internacional comenta sobre la necesidad de dar cuenta de estas diferencias a la hora de fijar criterios como edad de jubilación; el no hacerlo compromete la progresividad, justicia actuarial y sostenibilidad del sistema [9,10]. Lamentablemente, aunque esta idea tiene mucho sentido, el mayor desafío es la gran complejidad técnica de implementar estas características en el sistema. Hasta la pandemia, la desigualdad en la mortalidad de hombres jóvenes venía cayendo constantemente, sostienen los autores.
La subsecretaria de Evaluación Social, Alejandra Candia, sostuvo que la crisis afectó “sustantivamente ingresos de hogares y fue contenida, no revertida, por transferencias fiscales”. Destacó que el aumento de los subsidios que reciben las familias permitió contener los efectos de la caída de los ingresos de trabajo. Detalló que los subsidios aumentaron promedio por hogar de $34 mil a poco más de $53 mil en la pandemia, pero para los hogares pertenecientes al 40% más weak el cambio fue desigualdad rural más sustantivo, pasando de $58 mil promedio por hogar a $92 mil, e incluso superando los $100 mil para el primer quintil. La COVID-19 también pone en riesgo los escasos avances que se han conseguido en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres durante las últimas décadas. Prácticamente en todos los ámbitos, desde la salud hasta la economía, desde la seguridad hasta la protección social, los efectos de la COVID-19 han agravado la situación de las mujeres y las niñas simplemente como consecuencia de su sexo.
La OCDE ha buscado realizar una síntesis de las evaluaciones realizadas hasta el momento[22], encontrando generalmente un impacto positivo al momento de reducir pobreza y desigualdad, donde se destacan las experiencias de Israel, Colombia e Italia en esta materia. Uno de los aspectos más desafiantes ha sido no sólo el identificar los grupos vulnerables, sino también que los apoyos sean recibidos por dichos hogares. Un caso que refleja este problema es el del Bono Proteger de Costa Rica, el cual no superó el 80% de cobertura con relación a la población objetivo, llegando en un mes incluso al 31%. Lo anterior, según las autoridades encargadas de la evaluación, se debió principalmente a una vaga definición de los beneficiarios del programa. Finalmente, nuestro proyecto también enfatiza que la situación económica gatillada por la pandemia ha generado un deterioro importante del estado de ánimo de la población. Los resultados sugieren que dicho empeoramiento puede ser atribuido, entre otros factores, a la pérdida de empleo, problemas financieros, incapacidad de financiamiento inmediato y expectativas económicas pesimistas.
Sendos informes del Banco Mundial y la CEPAL, actualizados al 30 de junio del 2020, dan cuenta de oscuro horizonte para las economías latinoamericanas, en el contexto de la pandemia mundial de Covid 19, que ha dejado a esta región del mundo como la más afectada. En ese sentido, a la fragmentación social de cada país se agrega la fragmentación regional, apuntó De Riz. «Cada vez hay menos conciencia de una región compartida. Se rompió completamente el multilateralismo. El Mercosur fracasó. Hay países mirándose hacia adentro y un déficit de integración política, cultural y económica muy fuerte. Se ve un creciente nacionalismo y proteccionismo». Por último, el resultado electoral de Estados Unidos puede potenciar los liderazgos demagógicos. Si las frustraciones y el descontento social no se canalizan por una vía democrática e institucional, los liderazgos populistas se acentuarán en la región.
También se ha observado que algunos grupos de la población han sido más vulnerables a los efectos de la pandemia. En particular, muchos de estos estudios apuntan a una diferencia de género, señalando que es más possible que las mujeres presenten este tipo de síntomas. Una de las causas es que la pandemia ha tenido un impacto mayor en sectores económicos donde el empleo femenino es más prevalente, como los sectores de hospitalidad y retail. Esto llevó a mayores tasas de desempleo, caída de ingresos, y salida del mercado laboral para las mujeres, en relación a los hombres. Otra causa importante se relaciona con un aumento en el tiempo dedicado a tareas domésticas y de cuidado, asociadas a las cuarentenas y al cierre de escuelas, que recayeron en mayor medida en las mujeres.
Se necesitan reformas específicas para abordar determinados cuellos de botella y poder impulsar el crecimiento de la productividad, que ha disminuido durante décadas. Lo anterior incluye la reducción de las barreras normativas, el fomento de la adopción de tecnologías, la promoción de la competencia, la mejora de las capacidades de gestión, y el aumento de la participación femenina en la fuerza laboral y de la calidad de los empleos. El país debe también impulsar la transición verde a nivel mundial, tanto con la energía renovable como con el plan para expandir la producción de litio a través de alianzas público-privadas, que podrían contribuir a un mayor crecimiento en el futuro.
Pero esta disaster es diferente, los más favorecidos se han enriquecido aún más, y la lucha contra la pobreza retrocedió 15 años en Latinoamérica. Adicionalmente, la probabilidad de tener un nuevo diagnóstico (durante la pandemia) asociado a un problema de salud mental también es mayor para las mujeres, así como la probabilidad de seguir un tratamiento y el consumo de psicofármacos. Sin embargo, es importante recalcar que la utilización de servicios de salud en Chile es relativamente baja. Solamente el 5 por ciento de las mujeres y menos del three por ciento de los hombres que respondieron la encuesta reportaron haber tenido un diagnóstico o tratamiento asociados a un problema de salud mental.
Para analizar la situación actual desde la visión del trabajo social y sus diversas teorías, se consultó a la directora de la Escuela de Trabajo Social sede Chillán, Dra. Carmen Gloria Jarpa Arriagada y al jefe de carrera de Trabajo Social sede Concepción, Felipe Saravia Cortés. Por construcción, el IFE es de los beneficios que tiene un mayor impacto en reducir la tasa de pobreza, dado que los últimos seis aportes entregaban un valor equivalente al de la línea de la pobreza. Al mismo tiempo, el escenario simulado dota al 90% de los hogares de recursos, por lo que la pobreza extrema tiende a cero a pesar de que un hogar en dicha situación puede efectivamente no haber cobrado el beneficio por falta de información o de medios para postular.
Es más, la encuesta también muestra que sólo el 5,6% de los ingresos totales del 10% de hogares pobres viene del trabajo de sus integrantes (hasta 2017 era aproximadamente 40%), mientras que en el extremo opuesto los ingresos provenientes del trabajo cayeron muchísimo menos. Por ejemplo, en el 10% con mayores ingresos, bajaron sólo de 87 a 85,7% del monto whole recibido por esos hogares. La pandemia puso en evidencia de forma exacerbada, la creciente desigualdad en cuanto al acceso de educación, trabajo y salud que tienen las personas, desencadenando y agudizando una serie de crisis y conflictos sociales a nivel de latinoamericano. Como es de amplio conocimiento, el acceso a estos ámbitos, constituyen los pilares fundamentales del sistema de protección social. Sin embargo, se vieron fuertemente cuestionados por la ciudadanía, ya que en este actual escenario de crisis no consignaban como garantes de derecho, por el contrario, solo lograron poner en evidencia la creciente brecha de desigualdad social. Cambios de hábitos, de formas de relacionarnos, de modos de convivencia, todo ello en una sociedad que tiene en la base una desarrollada desconfianza.