Global: La Tecnología Emergente Y La Ia Están Provocando La Crisis De La Creciente Desigualdad En Todo El Mundo Amnistía Internacional Chile

Por su parte, el 10% más rico concentraba el 54% de los ingresos tanto en 2004 (primera fecha para la que se tiene registro) como en 2015. Luego de haber adoptado la Agenda 2030 en el año 2015, Chile decidió crear el Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. Esta entidad está dirigida por el Ministerio de Relaciones Exteriores y tiene la misión de aconsejar al Presidente/a de la República sobre implementar y hacer seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Igualmente, este se compone de los Ministerios de Economía, Fomento y Turismo, el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, el Ministerio del Medio Ambiente, y el Ministerio Secretaría General de la Presidencia, que en conjunto trabajan para el logro exito-so de estos objetivos en Chile (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2016; 2019).

Para este artículo, se analizaron 27 de las 28 acciones públicas presentadas en el reporte realizado por el Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible sobre el ODS 10, específicamente, entre los años 2015, el inicio de la agenda y el año 2018, año de la publicación del único informe presentado a la fecha. El análisis realizado contempló, primeramente, la identificación de los componentes de cada una de las acciones públicas, los cuales fueron examinados detalladamente, para luego determinar cómo estas ayudan a reducir las desigualdades económicas. Es decir, que se estudió la forma en cómo se encuentran planteadas estas acciones públicas, y así, determinar si estas buscan reducir las desigualdades económicas desde la perspectiva ex-ante, ex-post, o ambas. Aquí, es importante destacar que el análisis no incluye un estudio sobre el impacto que estas acciones públicas han tenido, o bien tendrán, sobre el tema en cuestión, sino que busca determinar si estas mismas responden o no al concepto multidimensional de las disparidades. Igualmente, se determinó a qué meta o metas del ODS 10 respondían particularmente y se indicó si estas acciones públicas eran anteriores o posteriores a la Agenda 2030.

Amnistía Internacional pidió una protección social common en respuesta a la creciente crisis de desigualdad, que provoca de forma creciente violaciones de derechos humanos. Esto con el fin de determinar qué concepto de desigualdad está justificando el plan de acción de Chile respecto del objetivo anteriormente señalado, argumentando inicialmente que el concepto utilizado para justificar este plan es la desigualdad de ingresos principalmente. Sin embargo, y como se presentará a continuación, esta no sería la única dimensión de las disparidades a la que hay que aludir para disminuir las brechas existentes en Chile de manera efectiva. A estas alturas es una obviedad decir que América Latina se caracteriza por sus altos niveles de desigualdad. Se trata de un país que desde la recuperación de la democracia en 1990 ha mostrado un notable avance en la reducción de la pobreza y un aumento sostenido en los años de escolaridad de la población. Nadie duda que el “modelo chileno” ha sido exitoso al momento de generar crecimiento y garantizar estabilidad macroeconómica, pero todo indica que “el modelo chileno” ha sido bastante mediocre en lo que respecta a la reducción de las brechas de desigualdad.

la desigualdad creciente

Lejos de liderar el ranking (cómo suele ocurrir cuando los países de la región se ordenan en función de indicadores de bienestar objetivo para el mismo período), Chile se encuentra entre los puntajes más bajos de la región. Chile es uno de los países más desiguales del mundo según distribución de ingresos, pero la inequidad no es solo económica. Juan Pablo Luna explora en esta dimensión y analiza por qué y cómo se perciben diferencias de acceso a derechos de ciudadanía básicos. Ahora bien, respecto de la acción pública que no fue analizada, la número 11 la desigualdad económica amartya sen pdf del informe en cuestión, sobre Política Migratoria Internacional, si bien en el reporte se indican algunos Memorándums de Entendimiento Binacional en materia Migratoria y Consular con algunos países de Latinoamérica, estos no son de carácter público.

Por ejemplo, one hundred mil pesos adicionales para un hogar que se sostiene con el salario mínimo son significativos, mientras que para un hogar de altos ingresos son poco relevantes. El impuesto óptimo balancea estos dos efectos y, para sorpresa de muchos, aun considerando sus potenciales efectos distorsionadores, la literatura ha concluido que debe ser bastante altos. El motivo es que el Gini reportado periódicamente por los organismos internacionales no captura correctamente los ingresos de los individuos de más altos ingresos.

De Estados Unidos al Reino Unido, de China a la India, la creciente desigualdad ha provocado, además de una disaster económica, un enorme malestar social y el surgimiento de partidos populistas. Por eso necesitamos con urgencia una mejor comprensión de las causas y los costes de las brechas de ingresos entre ricos y pobres. Esta obra utiliza la experiencia de América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo, para mostrar de qué modo la concentración de la riqueza obstaculiza el crecimiento económico, contribuye a la falta de empleo de calidad y debilita las democracias.

Por lo tanto ciertas prácticas arquitectónicas podrían ser entendidas como «el arte de la desigualdad». A poco más de cuatro meses de asumir el presidente Gabriel Boric, la promesa de construir un nuevo pacto social sigue en deuda. Había algarabía en los miles de rostros y la esperanza de que se daban los primeros pasos en un camino por construir. La cara entumecida de una niña en un recodo de La Pintana, población en la periferia, me da la clave.

Esto es una evidencia más de que la desigual distribución territorial y socioeconómica de la capacidad estatal permea significativamente la experiencia cotidiana que segmentos importantes de la ciudadanía posee respecto a la promesa de un acceso básico al paquete de derechos que promete la democracia liberal. «No estoy diciendo que necesariamente debamos regresar a los niveles de los años 70, pero sí pienso que un buen índice sería que el ingreso de las familias con ingresos medios crezca a un ritmo cercano a la tasa de crecimiento de la productividad, y eso es algo que no hemos visto por un rato». [6] Esto no significa que el gobierno no pueda intervenir la distribución de ingresos de mercado. [3] Los datos tributarios, si bien representan una mejora sustantiva en relación a las encuestas de hogares, tampoco son perfectos. En contextos en donde existe mucha evasión y elusión, éstos también subestiman los ingresos de las personas de más altos ingresos.

De acuerdo a la Unesco, la desigualdad debe ser considerada un tema de gran seriedad, pues su falta de tratamiento puede poner en peligro la sostenibilidad de las economías, sociedades y comunidades. La publicación científica en América Latina respecto al tema es insuficiente, nuestra producción es de las más bajas del globo, a pesar de la evidente necesidad de superar dificultades en cuanto a equidad, pobreza, salud, educación, trabajo, género, and so on. que vive nuestro continente. En la primera parte de esta reveladora serie sobre nuestro sistema tributario, los autores argumentaron que la forma en que recaudamos es resultado de un contrato social impuesto “que no le da un rol importante al Estado ni a la equidad”. En esta columna, sostienen que ese Estado mínimo es una decisión política para que los sectores de más altos ingresos tengan un sistema tributario que los beneficie. “Son decisiones políticas las que han transformado la globalización en desigualdad”, argumentan.

Para complementar el análisis basado en el Gini, una forma menos abstracta y más intuitiva de medir la desigualdad consiste en calcular la porción del ingreso total del país que concentran diferentes grupos de la población. Por ejemplo, la porción del ingreso nacional que se apropian el 1% y el 10% más ricos dan cuenta de qué tan concentrados están los ingresos. Sin embargo, no son suficientes para entender el problema en su globalidad y pueden inducir a conclusiones erróneas. Brechas la desigualdad humana digitales es el primero de cuatro informes sobre tecnología y desigualdad cuyo objetivo es iniciar conversaciones entre organizaciones de la sociedad civil, gobiernos y movimientos preocupados por el aumento de la desigualdad en todo el mundo, especialmente en el contexto de nuevas tecnologías como la IA. “Lo que hemos visto en todo el mundo, sobre todo a raíz de la pandemia, es un aumento drástico de las formas en que las personas y los gobiernos dependen de diversas formas de tecnología emergente.

Como psicólogos clínicos, es esencial explorar esta conexión para obtener una comprensión más profunda de cómo las disparidades socioeconómicas pueden influir en el bienestar psychological. Esta columna pretende recorrer parte de la investigación existente sobre la relación entre la desigualdad de ingresos y la salud mental, examinando los mecanismos a través de los cuales la desigualdad de ingresos puede afectar al bienestar psicológico y las implicaciones para la práctica clínica. Éste es un tema muy presente en las clases de prevención que enseño a mis estudiantes en Berlín, y creo que es muy relevante a los colegas en Latinoamérica. En el caso de Chile su realidad proporciona elementos para entender la magnitud de la explosión social producida. Si bien en el rating global del IDH con zero,847 se encuentra en el lugar 42, siendo el país de América Latina con mejor ubicación, al ajustarlo por desigualdad retrocede fuertemente a zero,696. “Cuando miramos la diferencia entre grupos de personas y no solo los promedios -explicó Marcela Ríos, coordinadora del área de gobernabilidad del Programa en el país-, Chile cae catorce puntos en el ranking y es el país más desigual entre los cincuenta países de desarrollo humano alto.

Asimismo, en términos del Coeficiente de Palma, Chile comparte el puesto 23 de los países más desiguales junto con Nicaragua y las Islas Seychelles, dentro de un grupo de 152 países ( Human Development Reports, 2019). De todos modos, el Banco Mundial ( 2016 ) indica que las cifras chilenas pue-den estar subvaloradas, por cuanto hay poca representatividad de los hogares con mayores ingresos en las encuestas que proporcionan la información necesaria para calcular estos índices. Otros gastos calificados también como de especialmente redistributivos son los de educación y sanidad.