El filósofo Emilio Lledó apuntaba hace poco que no debemos dejar que nadie aproveche un virus para mantenernos en la oscuridad y la indecencia. En tiempos de pandemia, una de las mejores maneras de valorar los logros o injusticias sociales de un país o comunidad es analizar en detalle sus condiciones de salud y, muy en especial, su nivel de equidad. Mirar es un acto de escoger, decía el escritor y crítico de arte británico John Berger, y añadía “sólo vemos lo que miramos”[3]. En la novela Ensayo sobre la ceguera, un extraño virus produce repentinamente una ceguera masiva en la población.
Pablo Allard, por su parte puso de manifiesto que el coronavirus ha dejado en evidencia las grandes diferencias que existen en las grandes ciudades, “el Covid nos mostró el sentido de urgencia que tenía el hecho de garantizar el acceso common de viviendas dignas y por otro lado el acceso a una ciudad que sea realmente un atajo a la equidad”, expresó. Si tienes alguna consulta sobre nuestros proyectos, estás interesado en saber cómo colaborar con nosotros o bien solo tener alguna información que no encontraste en el sitio, completa el formulario y te responderemos a la brevedad. La visita de la Presidenta de la Unión Europea, Ursula Von der Leyen, a Chile se enmarca en un trabajo conjunto de años para impulsar proyectos vinculados al hidrógeno verde y al fortalecimiento digital.
Además, utilizando la información reportada en materia de pensiones autofinanciadas y el pilar solidario, se estiman los beneficiarios del Bono Pensionados. Por último, se actualizan los montos del pilar solidario a los correspondientes a julio del año 2021, junto a los montos del Subsidio Único Familiar del mismo periodo. Dicha caída se explica en parte por la pérdida de empleos, cuyo peak, según datos de la ENE del Instituto Nacional de Estadísticas, fue de alrededor de 2 millones de empleos destruidos durante el trimestre mayo-julio del año 2020. En línea con lo anterior, la ENE del trimestre octubre-diciembre del año 2021 muestra que, respecto al mismo trimestre del año 2019, se ha recuperado un 96% del nivel de empleo de la economía. El avance de la pandemia, sumado al escenario político, dio paso al Acuerdo de Mínimos Comunes con el apoyo de varios partidos de la oposición y del oficialismo. En este ámbito, se buscó avanzar hacia la universalidad, entendiendo que la pandemia afectaba la generación de ingresos de los hogares de manera transversal, y que el uso de criterios de focalización en dicho momento no necesariamente encausaba los recursos hacia aquellos sectores de la sociedad que requiriesen más de éstos.
Los hombres perdieron 57 millones de puestos de trabajo en 2020, más que los 46 millones perdidos por las mujeres, pero en términos porcentuales, el daño fue más extenso para las mujeres, un three,6% frente al 2,9% de los hombres, según la Organización Internacional del Trabajo. En 2021, las mujeres seguían teniendo aproximadamente 19 millones de puestos de trabajo menos que en 2019. En los países ricos, los gobiernos podrían darse el lujo de proteger a sus poblaciones de las consecuencias económicas si así lo quisieran. Nuestro análisis investiga cómo la mortalidad y la desigualdad de ésta, ha cambiado debido a la pandemia, pero también mirando hacia el pasado reciente de los últimos 20 años.
Los más optimistas dirán que en 2020, cuando fueron hechas estas mediciones, estábamos en el punto más duro del efecto económico de la pandemia, y que con un crecimiento del PIB proyectado entre 7-10% estos datos de pobreza y desigualdad serán un shock temporal. Es probable que se corrija en parte, y que en futuras mediciones veamos disminución de pobreza y desigualdad por el efecto del crecimiento económico. Las ciencias sociales, y en explicit la Psicología, requieren de perspectivas distintas que permitan un diálogo transdisciplinario para enfrentar y abordar problemas mundiales y locales con criterios de justicia social y la sostenibilidad. Desde Psicoperspectivas, seguimos comprometidos en brindar un espacio de calidad para la difusión científica de una Psicología en diálogo con las Ciencias Sociales, así como con las Ciencias Básicas y las Humanidades. Rápidamente los territorios y los espacios públicos fueron militarizados y controlados generando medidas como los toques de queda y otras iniciativas de seguridad pública, que permitieron en Latinoamérica una disminución de la fuerte protesta social que se venía desarrollando desde fines del 2019 (Rivera-Aguilera et al., 2021). Al. (2021) la pandemia se transformó en una coartada que permitió una profundización de la inequidad social, generando las condiciones de posibilidad para legislar y gobernar sin mayor resistencia ciudadana.
También nos ha mostrado la rapidez con la cual transformaciones profundas pueden ocurrir en nuestra sociedad. Luego de haberse dedicado durante mas de 65 años al servicio público, contribuirá a la discusión desde un espacio más íntimo, siempre atento a los desafíos que Chile y el mundo tienen por delante. Estoy trabajando en un proceso inductivo de consulta a las comunidades y entrevistas con el equipo de salud para diseñar un nuevo modelo de atención y gestión que esté vinculado al territorio, respecto a lo que la gente hace, cómo se cuida en salud, pero sobre todo con las características de Maquehue que son diferentes a las de otros territorios. Por ejemplo, Boyeco que está a ten kilómetros de Temuco, en ese territorio funcionó por más de 20 años un vertedero, ahí la gente efectivamente no puede cultivar sus verduras porque el agua está contaminada. Hay personas que han sacado proyectos de riego y llevan sus lechugas de Boyeco, ¿quién las va a comprar? Como organizaciones de salud y desde el punto de vista de la salud pública, hemos venido proponiendo hace mucho tiempo que los programas deben adecuarse al territorio y no al revés, pero hasta ahora siempre son los territorios los que se adecuan a los programas.
Porque detrás de las buenas cifras, que debemos valorar y mejorar, cómo no, queda claro que los desafíos para el Estado siguen más vigentes que nunca. No descansar hasta reducir al mínimo la pobreza de los niños, niñas y adolescentes; reducir y empequeñecer la brecha histórica entre mujeres y hombres, y también garantizar una vejez digna, con un sistema de seguridad social que permita que las personas mayores vean mejoradas sus pensiones hoy, y no en 40 años más. El equilibrio entre impulso económico, apoyos sociales y reducción de la inflación no era fácil, sin duda, pero desde el primer día del Gobierno del presidente Gabriel Boric nos propusimos como desafío avanzar en seguridad económica y apoyos para las familias chilenas, a través del conjunto de políticas agrupadas en el programa Chile Apoya. Y, desde entonces, hemos buscado entregar certezas a la población, ayudar donde más subía el costo de la vida, porque sabemos que muchas y muchos de nuestros compatriotas pueden caer bajo la línea de la pobreza ante cualquier enfermedad o al perder su fuente laboral. Difícil explicar por qué después de 32 años de recuperada la democracia (1990), no hemos sido capaces de darle una vuelta de tuerca a un sistema que, con mínima regulación en áreas de la economía, salud y educación, enquistó la inequidad. La multitud se tomó las calles de muchas ciudades en protesta por la desigualdad que mastican, huelen e indigna a los millones que viven hacinados en poblaciones periféricas.
Debido a ello, tienen menos oportunidades de empleo, ingresos y educación, así como de las redes y actividades sociales y comunitarias. Además, tienen poco acceso a los órganos de decisión, por lo que a menudo se sienten impotentes e incapaces de controlar las decisiones que afectan a su vida cotidiana (Eurostat, 2010). El comportamiento espacio temporal de la pandemia de COVID-19, se está presentando en forma diferenciada en el territorio y en la población. La desigualdad educativa es provocada por las diferencias en las oportunidades formativas que afectan las condiciones de vida a futuro. La COVID-19 también pone en riesgo los escasos avances que se han conseguido en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres durante las últimas décadas.
A más de un mes de la pandemia, recién se están conociendo los verdaderos alcances de esto, lo que implica que como organizaciones mapuche estemos enviando más mensajes de cómo prevenir. Por ejemplo, no se ha planteado una alternativa respecto al ‘quédense en sus casas’, cuando hay gente que tiene que seguir trabajando en el campo o respecto a la alimentación saludable, porque los mensajes son cursos de cocina o yoga para que lo hagan en los departamentos de la ciudad, pero no hay mensajes para los territorios. El conflicto entre las hortaliceras y Carabineros en medio de la pandemia se suma a la situación de inequidad «tremenda” en la que se encuentran las mismas comunidades mapuche, que cuentan con altos índices de diabetes e hipertensión arterial, producto de cambios alimenticios forzados por la reducción territorial. «Tengo que alimentar a mis hijos», gritó una hortalicera mapuche, tratando de rescatar el canasto que le arrebataba un carabinero en pleno centro de Temuco.
Se sabe que una disaster de esta envergadura tiene que enfrentarse desde la prevención y la preparación, para que en el momento del peak de la crisis el impacto sea el menos dramático posible, sin embargo, ¿qué ocurre con los habitantes invisibles de nuestra sociedad? La disaster sanitaria no ha hecho más que acentuar la cruda realidad de quienes habitan en los asentamientos precarios e informales, realidad imperceptible para la mayoría de la población que mira una tragedia que bien podría mitigarse. Asimismo, Myriam añadió que se trata de la celebración de un rito donde se reúne la comunidad universitaria en torno a la reflexión y la formación. Para esta ocasión el tema que se conversó fue sobre los desafíos del Trabajo Social en tiempos de pandemia para ampliar la mirada de esta disciplina y que nuevos/as alumnos/as reconozcan el aporte que se puede hacer en distintas partes del mundo y de culturas.
Bien diseñadas tienen el potencial de acelerar la transición hacia un mundo sin combustibles fósiles. De hecho, los ministros de hacienda del G20 en su comunicado del 15 de abril incluyen que la recuperación debe incluir principios de sustentabilidad y crecimiento inclusivo en línea con los desafíos mundiales. Esta es una buena señal de que la comunidad internacional entiende la necesidad de esta «recuperación resiliente». Pero no solo somos vulnerables a vicisitudes personales, somos aún más vulnerables, porque las redes que nos podían sostener se comienzan a resquebrajar, a los eventos sociales, y el impacto de los eventos negativos es mucho más profundo que el de los positivos – (recuerde el índice Gini) -, pero… ¿no son las crisis desigualdad onu las que permiten crear grandes fortunas? Sí, así es, si acaso se cuenta con el capital necesario para invertir asumiendo el riesgo y esperando el retorno a mediano / largo plazo.
También se han intensificado las movilizaciones y acciones colectivas que reconfiguran las calles, los territorios y las ciudades en diferentes países de América Latina. Sin embargo, la sociedad que emerge de la pandemia parece ser más desigual, más conflictiva y más contrastante que la que experimentamos antes de la irrupción del virus. Por ello, más que hablar de una nueva normalidad -pues la sociedad anterior tampoco era ‘normal’- es necesario identificar los desafíos que abre la nueva situación desde las políticas públicas, la investigación, el trabajo intelectual y la organización social. Según un análisis de Oxfam, de acuerdo con datos de la UNESCO, en los países en desarrollo, niñas y niños de familias pobres tienen siete veces menos probabilidades de terminar la escuela secundaria (media) que niños de familias ricas. Además, en los países desarrollados, solo un 75% de niñas y niños de familias más pobres se gradúan de las instituciones de educación secundaria, mientras que un 90% de los niños de familias ricas se gradúan. El microbiólogo y ambientalista de origen francés René Dubos decía que cada civilización crea sus propias enfermedades y epidemias.
La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza). Esto no se traduce en una situación generalizada de precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado. La desigualdad es un problema arraigado por años y desde cada vereda en la que nos toca transitar reconocemos diversas manifestaciones de ella.
Las ayudas monetarias, tal como se espera, mejoran en mayor proporción los ingresos monetarios de los primeros deciles. Es así como el ingreso monetario de los hogares del primer decil mejora en más de tres veces, respecto de los resultados de la CASEN 2020, producto de las ayudas del año 2021. Para los hogares desigualdad social wikipedia del segundo y tercer decil, dicho ingreso aumenta en alrededor de dos veces, respecto de los resultados de la CASEN 2020. En los últimos deciles (9 y 10), no existe una mejora sustancial de los ingresos monetarios producto de las ayudas entregadas en el año 2021, respecto de los resultados CASEN 2020.