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La súbita e intensa propagación pandémia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en la Región de las Américas ha expuesto y amplificado, de manera dramática, la presencia de desigualdades e inequidades, una característica ya prominente en el panorama social, económico, ambiental y sanitario regional. Ahora, con la covid-19, el número de pobres aumentará en 28,7 millones de personas, hasta alcanzar la cifra de 214,4 millones de pobres en la región. A su vez, la pobreza extrema afectará a 15,9 millones más, sumando en whole 83,4 millones de personas. Perú, Argentina, Ecuador, Panamá, El Salvador, México y Colombia han sido los países más afectados.

Con avances y retrocesos, este fenómeno siempre ha estado presente en la región, y la pandemia del coronavirus no ha hecho más que mostrarnos su peor cara. Quizás uno de los impactos más fuertes de la pandemia sea la precarización de la situación de vida de millones de personas a nivel mundial que prácticamente no pueden subsistir. Según un estudio del Banco Mundial, más de 350 millones de personas podrían caer en la pobreza y one hundred millones en la pobreza extrema a causa de la crisis mundial [7]. Por último, al inicio de la pandemia, la volatilidad y pánico que creó la disaster llevó a que se produjera un fuerte flujo de capitales, el más importante de la historia, de los países emergentes a los países centrales. La volatilidad financiera, enmarcada en un contexto global de desregulación financiera, llevó a que muchos países se encuentren al borde del default.

pandemia desigualdad

La caída en las importaciones ha sido más pronunciada en Panamá, Paraguay, El Salvador, Ecuador, México y Colombia. Algunos ejemplos son el Ingreso Familiar de Emergencia en Argentina, el Bono COVID-19 de Chile, el Ingreso Solidario de Colombia, el Bono Proteger en Costa Rica o el Bono de Emergencia en Brasil. El teletrabajo ha sido un elemento diferencial y muy importante para poder mantener la producción y la actividad laboral. Las pequeñas empresas y los trabajadores poco cualificados tienen mayores dificultades y, por lo tanto, también se han visto más perjudicados por las restricciones de la pandemia. Las respuestas deben asegurarse de que la ayuda llegue a los trabajadores y a las empresas que más lo necesitan, incluso a los trabajadores cuyo salario es bajo, las pequeñas y medianas empresas, los trabajadores autónomos y las numerosas personas en situación de vulnerabilidad. El alto nivel de pobreza e informalidad, y la desprotección de algunos puestos de trabajo dificultan más la contención del virus.

Ciertas investigaciones previas muestran que uno de los elementos fundamentales para comprender cuán nociva puede resultar la desigualdad económica, y cómo ésta afecta la igualdad de oportunidades, es la dimensión intergeneracional del fenómeno. La interrelación entre la educación, el nivel de ingresos y la salud terminará por delimitar el impacto del COVID-19 sobre las generaciones futuras. El diseño de políticas públicas e intervenciones que consideren los posibles efectos intergeneracionales de la pandemia será crucial en el proceso de mitigación del impacto que la situación precise tendrá en las sociedades en el largo plazo. No es descabellado decir que las disparidades socioeconómicas  tendrán un rol clave en el grado de seriedad de estos impactos. Los efectos desiguales en la salud repercutirán de una manera particularmente dañina la productividad de los niños de hogares vulnerables en el corto y largo plazo, contribuyendo al aumento de la disparidad de habilidades presentes en la economía. Las medidas de cuarentena y el cierre de escuelas además pueden tener un impacto dramático en las desigualdades sanitarias y alimenticias, especialmente en los niños.

En mayo, la Organización reforzó las campañas de comunicación con el lanzamiento de Verified (Verificado), una iniciativa que tiene el objetivo de combatir las mentiras y mensajes distorsionados con información confiable y veraz sobre la crisis. La iniciativa continuará el año que viene, para luchar contra la continua propagación de rumores infundados y atemorizantes referentes a las vacunas. En noviembre, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia dio a conocer una ‘operación gigantesca’ para entregar vacunas tan pronto como estén disponibles a más de ninety paises africanos mas pobres two países, en colaboración con más de 350 socios, entre los que se cuentan las principales aerolíneas, líneas navieras y organizaciones de logística de todo el mundo. Sin trabajo ni dinero y con el transporte público cerrado, cientos de miles de migrantes se vieron obligados a caminar centenares de kilómetros de regreso a sus lugares de origen y algunos murieron en el intento.

Como hemos descrito la pandemia le está requiriendo a los estados ya debilitados y sobreendeudados un esfuerzo descomunal que no es correspondido con el aporte de las grandes corporaciones. En el contexto de la disaster muchas empresas multinacionales deciden reducir su estructura y retirarse de mercados emergentes y sostener sus negocios más rentables, o desarmar sus inversiones financieras y radicarse paises con mas desigualdad de genero en los países centrales que brindan mayor estabilidad financiera. Esta situación pone en evidencia que el mercado y el gran capital concentrado está globalizado pero no es capaz dar respuestas globales y que participa de las ganancias pero no de las pérdidas. Se ha incrementado el desempleo y se han cerrado empresas, se han deteriorado las cuentas públicas y han aumentado la pobreza y la desigualdad.

Además, la industria turística se recuperó con fuerza desde la pandemia y las remesas aportan cada año a las arcas del Estado más de US$10.000 millones, casi una décima parte del PIB. El Producto Interior Bruto (PIB) per cápita dominicano alcanzó US$11.200 en 2023, un fuerte avance del four,35% interanual y más del 30% respecto a 2019, el año previo a la pandemia. Un comportamiento sólido en los mercados financieros —en specific ganancias notables en el mercado bursátil en 2021— contribuyó a afianzar las tendencias existentes de desigualdad económica durante la pandemia de COVID-19, de acuerdo con nueva información publicada la semana pasada.

Para hacer frente a las restricciones de circulación impuestas por el COVID-19, las sociedades encontraron formas innovadoras de alimentar a los más pobres y vulnerables, valiéndose lo mismo de transporte público, que de formas tradicionales de entrega a domicilio y de mercados móviles. Finalmente, añadió que “en un mundo lleno de desafíos y desigualdades, nosotras, las nuevas matronas y matrones, debemos asumir nuestro rol con valentía y determinación, comprometidos a ser agentes de cambio y a levantar nuestra voz contra la indiferencia. El profesor Pablo Gálvez concluyó su discurso recordando a los ahora matrones y matronas que “ustedes son embajadores de la matronería a nivel nacional, regional y global, y su labor es fundamental para promover y recuperar la salud, y evitar la muerte de miles de mujeres y recién nacidos”, finalizó. Estas alcanzaron US$10.157 millones el año pasado, un 3,1% más que el anterior, según datos del Banco Central de República Dominicana.

Se desempeña como Jefe de la División de estrategia y Monitoreo del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington DC. Ha sido también Economista Principal en la Oficina del Vice Presidente de Países, Economista Líder de la Gerencia de los Países Andinos en Washington DC, y Economista de país en la Oficina del BID en Bogotá. Francesca ha trabajado en la OCDE en París, en el Banco Mundial en Washington DC y la UNCTAD en Ginebra, Suiza.

Es una de las caras poco visibles de la crisis, y que no suele figurar en las estadísticas diarias sobre la propagación del virus. Algunos países han podido aprovechar el impulso de sus exportaciones de productos médicos y los productos agrícolas. Las primeras tienen una fuerte presencia en el turismo y restauración y los segundos tienen trabajos más precarios. Desde la antropología de la salud, la biomedicina ha sido entendida como uno más de los tipos o modelos de medicina posibles. Al igual que los otros modelos, responde a un constructo cultural e histórico, cuya mirada specific suele dar cuenta de un enfoque eurocéntrico, colonial, lineal/causal y fragmentado de la realidad, que le ha permitido transformarse en el modelo hegemónico. ”Las medidas nacionales para detener la pandemia se están aplicando en los territorios indígenas sin su consentimiento libre, previo e informado, y sin tener en cuenta las barreras sistémicas a las que se enfrentan los receptores“, dijo el relator especial.

En abril, la magnitud del sufrimiento mundial quedó patente en un informe de la ONU que mostró que la pobreza y el hambre estaban empeorando y que los países ya afectados por crisis alimentarias eran muy vulnerables a la pandemia. “Debemos mantener en funcionamiento las cadenas de suministro de alimentos para que las personas tengan acceso a la comida que les permita vivir”, señaló el estudio, que también enfatizó la urgencia de continuar la entrega de asistencia humanitaria “para que las personas en crisis estén alimentadas y vivas”. Los Estados están asumiendo prácticamente todos los costos de la crisis, pero las personas más ricas y las corporaciones más grandes no están participando del esfuerzo de la recuperación en la misma medida. La salida de la posguerra mundial tuvo como gran estrategia de reconstrucción de Europa y reactivación de su economía al Plan Marshall, pero también trajo aparejado un sistema fiscal que cobraba grandes impuestos a las riquezas para financiar estas obras y un férreo management de capitales, para que los capitales se reinviertan en el país donde fueron generados. Hoy pareciera que el capital exige un Plan Marshall para reactivar la economía mundial pero no quiere poner la parte que les toca, ni realizar ningún sacrificio.

Esto último, sumado a las mujeres que ya no accedían a los anticonceptivos antes de la pandemia y que en la región representan 19,7 millones, hará que la situación retroceda unos 27 años, pasando de 11,4% a 16,3% el porcentaje de personas con dificultades en el acceso a la anticoncepción; situación que además se agrava en el caso de las adolescentes. En Guatemala, por ejemplo, se produjo una disminución en la entrega de los anticonceptivos de 6% para mujeres de 20 a 24 años, mientras que entre las adolescentes esa disminución alcanza el 41%28.Como si no fuera suficiente lo anterior, también niñas y mujeres han estado más expuestas a sufrir situaciones de violencia de género. Teniendo en cuenta que quienes padecen violencia sexual se enfrentan además a barreras para acceder a métodos anticonceptivos de emergencia o a una interrupción legal del embarazo, es posible inferir que esto produzca un aumento de los embarazos en niñas y adolescentes. Más allá de esas desigualdades propias de cada modelo, se puede identificar una serie de desafíos que los atraviesan en mayor o menor medida a todos y que acaban impactando en la desigualdad en el acceso. En segundo lugar, cambios en la demanda relacionados con la propia evolución epidemiológica de la población. En definitiva, se elevan los costos (ya sean individuales o colectivos), lo que no necesariamente significa mejoras para la salud de la población.