Es decir, mayores impuestos a los grupos de mayores ingresos, para una redistribución en áreas sensibles como salud, educación y pensiones, que mejoran las condiciones de vida de la población, especialmente de los grupos pobres, junto con permitirles una base desde la cual desplegar autónomamente sus proyectos vitales. Sobre esa base, la promoción de mercados laborales dinámicos y con condiciones de trabajo dignas es la otra parte basic. Otro resultado que arroja la CASEN es que el aumento de la pobreza se distribuye de forma desigual en las regiones.
Es decir, las regiones más perjudicadas convergen buscando alcanzar a los territorios más favorecidos del país. Lo que marca la desigualdad en Chile, es el aún elevado nivel de desigualdad y su persistencia, a pesar de la mencionada convergencia. En los últimos 15 años ha habido una reducción de la desigualdad de los ingresos, aunque el coeficiente de Gini de 0.48 en la última medición disponible para Chile (2017) está lejos aún del promedio de las economías desarrolladas (figura 2). Es preciso advertir que incluso los países más igualitarios exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un considerable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. Asimismo, la búsqueda de la igualdad no supone eliminar la diversidad de valores, preferencias y capacidades que nos distinguen como personas.
Al ser la pobreza reconocida como mal social, no es de extrañar que sea un concepto ampliamente estudiado y que sea propósito de cada Gobierno reducirla al máximo. Asimismo, el hecho de obtener un ingreso insuficiente es consecuencia de las desigualdades estructurales de un sistema económico (Macías, 2014). Si bien la pobreza ha sido de gran preocupación en el mundo actual, si existencia tiene orígenes históricos y durante siglos. En el caso de Chile, ya desde los tiempos coloniales se hacía referencia a “vagabundos mal entretenidos”, “nubes de mendigos” y “plagas devoradoras de frutas”, para hacer referencia a los sectores populares de la época, quienes generalmente estaban en las calles buscado trabajo o cometiendo revueltas y saqueos para sobrevivir.
Mucha gente que podría ser un gran aporte a la sociedad se queda atrás porque no logra avanzar, por más que quiera. Un llamado de este estudio es a que cada individuo puede disfrutar al máximo su potencial, para sí mismo y la sociedad, pero para ello tenemos que tener soluciones más creativas para los problemas que se presentan”. Para la Directora Ejecutiva de CIDENI, Ester Valenzuela, “salir de la pobreza no es una responsabilidad individual de las personas, sino una responsabilidad del país”, agregando que Chile “necesita una ley de Garantías y una institucionalidad que integre la participación de los niños, niñas y adolescentes”. Profesora en Stanford, la socióloga chilena radicada en California presentó en Santiago los hallazgos de una investigación sobre movilidad intergeneracional en Chile, siempre en conexión con la desigualdad. No cualquier nivel de desigualdad es negativo, plantea, pero sí el que se observa en el país.
Aunque conceptualmente la igualdad y la movilidad (o igualdad de oportunidades) son distintos -una se da en un momento del tiempo, la otra conecta padres e hijos, o sea, la persistencia intergeneracional de la desigualdad-, lo que se observa es que están muy correlacionados. Reducir las desigualdades y garantizar que nadie se queda atrás forma parte integral de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos Derechos se crean para buscar el adecuado desarrollo de la infancia, la cooperación internacional en esta materia y que los derechos se apliquen de manera global. También, apoyamos a niñas y niños para que crezcan no sólo como sujetos de derechos, sino como ciudadanos/as globales capaces de compartir y empatizar con sus vecinos/as. Para lograr estos objetivos, adoptamos cuatro enfoques en la ejecución de nuestros programas educativos. El ausentismo y deserción escolar implican pérdidas de oportunidades duraderas y prolongadas, que afectan el desarrollo y el aprovechamiento de las oportunidades educativas, otro issue contribuyente a la desigualdad.
Paralelo a esto, un 54% de ellas señala que ha tenido dificultades para costear los servicios básicos como el agua, la luz o el gas. En este trabajo, analizan el procesamiento cognitivo y socioemocional en adultos mayores con diferente nivel socioeconómico en Latinoamérica, “encontramos que las personas con nivel socioeconómico bajo presentan alteraciones en funciones cognitivas como la atención, la memoria y la flexibilidad. Las personas con nivel socioeconómico bajo presentan dificultades en el reconocimiento y expresión de emociones y en la inferencia de los estados mentales de los demás, lo cual se explicaría desigualdad social ejemplo por las alteraciones cognitivas”, explica Sol. Los datos de la encuesta Casen 2020, son coincidentes con los del Informe “Impactos de la pandemia en el bienestar de los hogares de niños, niñas y adolescentes en Chile”, elaborado por UNICEF, PNUD y OIT, que advierte un retroceso en el bienestar infantil producto de la pandemia. “Queremos también impulsar planes de reactivación económica como los realizados luego de la pandemia, como fue el Plan Chile Apoya, Siembra por Chile o ahora, a raíz del proceso de reconstrucción que se está desarrollando, va a permitir una reactivación que generará dinamismo y empleo.
A pesar del tremendo avance de las tecnologías de la información, de la inteligencia synthetic, del desarrollo de las telecomunicaciones, del transporte aéreo y marítimo, a pesar de todos los aumentos en productividad, hay algo que avanza en sentido opuesto, la desigualdad y la pobreza.
No descansar hasta reducir al mínimo la pobreza de los niños, niñas y adolescentes; reducir y empequeñecer la brecha histórica entre mujeres y hombres, y también garantizar una vejez digna, con un sistema de seguridad social que permita que las personas mayores vean mejoradas sus pensiones hoy, y no en 40 años más. Entre 1990 y 2017 Chile fue reconocido a nivel mundial tras avanzar significativamente en la reducción de la pobreza, desde un sixty eight,5% de la población a un eight,6%. Fue la crisis del covid-19 y su shock económico el que quebró la tendencia y nos hizo retroceder, llevando a casi medio millón de personas bajo la línea de la pobreza, aumentando a un 10,8% la tasa de incidencia de pobreza en el país. Al desafío sanitario de la pandemia se sumó rápida y urgentemente la necesidad de combatir los efectos sociales y económicos de la misma. Las diversas ayudas sociales permitieron una rápida recuperación económica y de los empleos, pero trajo consigo un sobrecalentamiento de la economía, que sumado a la guerra de Rusia en Ucrania y los rebrotes de covid-19 en Beijing, elevó la inflación anual a un máximo de 14,1% en agosto de 2022, lo que presagiaba una dificultad en la recuperación. Por otra parte, la mayoría de las regiones del país presentaron bajas estadísticamente significativas respecto a la encuesta CASEN 2017, destacando La Araucanía (-5,2 pp), Los Ríos (-5,9 pp), Biobío (-4,7 pp), Los Lagos (-4,6 pp) y Metropolitana (-1 pp).
Los Estados Partes que aceptaron las normas de la Convención deben convertir estas normas en una realidad para todas las niñas y niños en sus respectivos ordenamientos jurídicos de manera que no puedan contravenir o impedir el disfrute de estos derechos. Los gobiernos de manera periódica deben presentar informes sobre los progresos en el cumplimiento de todos los derechos. Conocer los derechos de las niñas y niños nos sensibiliza y nos hace responsable de su cumplimiento. Es reconocer que son seres humanos y titulares de sus propios derechos, al igual que los adultos. Y continúan su explicación enumerando los factores intraescolares como el pobre rendimiento académico, la repitencia, el ausentismo y los problemas disciplinarios o conductuales que se asocian con mayores probabilidades de abandono escolar según la amplia evidencia empírica existente.
El cobro de altos aranceles a las familias es uno de los primeros mecanismos de selección y cierre social (Stevens, 2009). Zimmerman (2019), por su parte, muestra que 50% de los cargos más altos en las empresas chilenas lo ocupan exalumnos de un subsegmento que proviene de solamente nueve colegios de élite (los que están incluidos en los 14 colegios identificados en el estudio del PNUD). Los resultados muestran que el rezago lector parece explicarse, en parte, por una debilidad en los subprocesos de reconocimiento de palabras frecuentes y manejo de vocabulario, donde el 62% y 40% de las y los estudiantes respectivamente presentan un desempeño inferior al esperado a fines de 1° básico.
Chile también destaca al considerar 19 países miembros de la OCDE que tienen datos comparables. El 1% más rico de Chile aparece concentrando consistentemente al menos 10 puntos porcentuales más que el resto de las elites. “El único país que alcanza un nivel comparable es Estados Unidos y solo desde mediados del 2000”, afirma el estudio. La (Tabla 7) muestra, por una parte, la evolución de este índice considerando solo las seis dimensiones originales, lo que permite hacer una correcta comparación en el tiempo, y a continuación, expone los resultados 2017 al incorporar la variable de medio ambiente y sustentabilidad.
Por consiguiente, los dardos apuntaron al Estado y a la necesidad de common el sistema de libre mercado que rigió en el país, a través de una adecuada legislación social que promoviera y asegurara el progreso y adelanto materials de todos los sectores. Si ocurre que jóvenes de familias más pobres, con poco conocimiento y experiencia en educación superior, reciben educación de peor calidad y poco apoyo en su paso por la educación superior, esto scale back sus oportunidades laborales y de movilidad. Un gran desafío para países que expanden desigualdad social en el capitalismo su educación superior e invitan, por primera vez, a sectores tradicionalmente excluidos, es apoyar, con recursos económicos pero también extraeconómicos, a los jóvenes más vulnerables. Hay desafíos mayores en algunas regiones, hay algunas áreas de la medición de pobreza multidimensional donde hay carencias que son mayores. Consideramos también el aporte que vamos a tener en el futuro por el aumento del ingreso mínimo, por el hecho que se está reduciendo la inflación y los aportes a los hogares a través de la política pública que esperamos financiar con el pacto fiscal.