Esta dimensión sociocultural es uno de los ejes centrales en el actuar de los medios de comunicación, ya que el desarrollo y ampliación del sistema sociocultural favorece ciertos consensos en el orden mundial. Es así como, los medios, junto con el sistema educativo, aportan en la difusión de valores que apoyan la integración mundial; situación que se ha visto enormemente favorecida con el uso de las tecnologías de información y comunicación que son transferidas a los países periféricos. Los medios de comunicación de masas y sus productos culturales -entendidos como bienes de intercambio mercantil- son considerados elementos de la expansión transnacional y uno de los factores de la integración sociocultural mundial. Asimismo, se desempeñan como los vehículos de penetración cultural a través de los cuales las formas y prácticas culturales del centro del sistema se difunden a los sistemas socioculturales de la periferia.
Fusionando estas dos medidas, Santiago se sitúa en el puesto 50 en cuanto al índice de ciudades globalizadas (Taylor et al., 2012), lo que muestra que la economía global tiene un importante nodo de conexión en la ciudad, solo superado en América Latina por las ciudades de Sao Paulo (puesto 25), Ciudad de México (puesto 31) y Buenos Aires (puesto 35). Este se ha convertido en un eje basic de debate político y social a partir de la globalización. Parte del debate público, sin embargo, argumenta que la desigualdad es un producto inevitable del libre mercado, el desarrollo tecnológico, y de la globalización. Se dice (o al menos se asume) que no hay nada que los países puedan hacer para domar las fuerzas del mercado y que cualquier intento de regular el grado de desigualdad tendrá efectos negativos ineludibles sobre el crecimiento económico.
El área urbana de Santiago está claramente diferenciada según los niveles de ingreso de las familias. El resultado es un cuadro de importantes diferencias en la calidad y volumen tanto de la infraestructura y servicios, como de las viviendas. Un análisis de la pobreza e indigencia por municipalidad en la ciudad de Santiago muestra que en nueve comunas, es pobre entre 0 y 10% de la población; en once comunas, es pobre entre y 20% de la población; en cinco comunas, es pobre entre 20 y 30% de la población. Los extremos fluctúan entre 1,6% de pobreza en Ñuñoa, una comuna habitada casi en su totalidad por sectores de ingresos medios, y 29,2% en La Pintana. Las bases teóricas de la política económica implementada desde 1974 por la dictadura, encabezado por Augusto Pinochet Ugarte, se pueden encontrar en El ladrillo. Este documento fue elaborado, desde agosto de 1972, por los economistas Andrés Sanfuentes, Juan Villarzú y José Luis Zabala Ponce; su propósito fue elaborar un programa económico alternativo al implementado por la Unidad Popular entre 1970 y 1973.
Parece que la elección directa de un gobernador regional puede ser un paso adecuado para contar con una autoridad más autónoma en la gestión de la Región Metropolitana de Santiago. Igualmente, sería oportuno que esta autoridad desarrollara una visión integral de la ciudad y contara con los recursos adecuados para asumir la compleja tarea de redistribuir recursos entre las dispares comunas urbanas como forma de mitigar los procesos de concentración y expulsión que se producen en ciudades globales como Santiago de Chile. Como destaca ONU Hábitat (2012), “sin una adecuada planificación urbana la gestión del territorio puede convertirse en un gran problema cuando el área formada por un continuo urbano es gobernada de manera fraccionada” (p. 149). Sin una coordinación integral de las grandes urbes “resulta imposible asegurar un mínimo de equilibrio en la localización de equipamientos, la prestación de servicios y la distribución de la riqueza, con el riesgo de contribuir a una alta polarización física y social” (ONU Hábitat, 2012, p. 149).
Por lo tanto, la visión del mundo que reciben los medios de comunicación ubicados en la periferia está manipulada por el enfoque de la entidad productora y emisora del mensaje informativo. Lo que estas cifras globales o promedios estadísticos no muestran es la forma como los metros cuadrados de los distintos tipos de usos se han distribuido en el espacio de la ciudad. A veces se tiende a pensar los procesos urbanos en forma abstracta, sin tomar en cuenta la importancia de su distribución espacial, por ejemplo, los datos de los permisos aprobados de construcción habitualmente se presentan en tablas estadísticas, incluso desagregados por comunas, pero carecen de referencia espacial. Para explorar la distribución espacial de la actividad de la construcción comencemos con el complete de metros cuadrados aprobados ordenados en forma decreciente por comunas (Cuadro 7). El Foro Social Mundial, que se realiza durante estos días en Belem (Brasil), tiene el desafío de analizar las problemáticas sociales y ponerlas en el debate público, en un contexto de disaster económica mundial, donde los temas de crecimiento y empleo absorben la agenda.
Por tanto, es importante también analizar, además de la influencia y territorialidad de la economía global, cómo las políticas gubernamentales del Gobierno de Chile y el Gobierno Regional de la RMS han interactuado con los procesos inherentes a la globalización, expandidos desde la década de 1980. Armand Mattelart plantea que la expansión vertiginosa de las redes de información y comunicación desigualdad social pdf son agentes potenciadores de la globalización; esto porque generan una interconexión generalizada de las economías y de las sociedades. Sin embargo, las estrategias globales presentan fracasos que «se deben a la falta de sensibilidad cultural, reconocimiento de valores, o de actitudes que hacen que una estrategia exitosa en un país revele ser nefasta en otro» (Mattelart, 1997).
Los beneficiarios incluyen a ex pobres en (entre otros países) India, China, Vietnam, Tailandia, Malasia, Corea del Sur y México. En los países ricos, se benefician todos los grupos de ingresos, porque la globalización abarata los bienes (teléfonos inteligentes, ropa, juguetes, and so forth.). Las políticas que buscan revertir la globalización sólo provocarán una pérdida de ingresos reales al encarecer los bienes. Este fenómeno es relevante, porque la distribución internacional de los ingresos es basic para reducir la pobreza. Se supone que la globalización (y la apertura comercial) permitiría un aumento en la participación de los países pobres en la renta económica mundial, pero por desgracia, los resultados muestran lo contrario.
En una presentación en Londres de la versión en inglés de su libro “Capital e Ideología”, el economista francés –especialista en desigualdad– habló del movimiento social chileno como un punto determinante en la historia de la globalización. Al mismo tiempo, volvió a poner el dedo en la llaga del modelo chileno, apuntando al problema de la inequidad de la distribución de la riqueza como foco de la revuelta iniciada en octubre, al recordar que “Chile y Brasil son algunos de los países más desigualdades del mundo”. Además, el académico sacó a colación otro factor, al subrayar que “en el Chile post-Pinochet nunca se cuestionaron las bases de la Constitución”. Las circunstancias difieren de un lugar a otro, pero en common el período reciente es uno de regresión, después de varios años de appreciable progreso hacia la justicia social, y luego de que algunos países de la región se retiraron de los programas neoliberales, emprendieron reformas y dieron algunos pasos vacilantes hacia la integración del continente. El caso más importante es, por supuesto, Brasil, dada su influencia regional, y bajo el gobierno de Lula, su papel global constructivo. Los logros sustanciales del gobierno de Lula están siendo desmantelados sistemáticamente por el gobierno de extrema derecha de Michel Temer, que tomó el poder con un «suave golpe», y ahora está poniendo a Brasil en un rumbo que dañará gravemente al país y tendrá un impacto negativo en la región.
Los lugares en los que se concentran las industrias corresponden principalmente al extrarradio urbano (TECHO-Chile, 2014), en comunas del Suroriente (como San Bernardo, Maipú o Cerrillos) y el Nororiente (como Pudahuel o Quilicura), aunque también algunas se sitúan más céntricas, por ejemplo en la comuna de San Miguel. Por su parte, los centros de negocios se ubican principalmente en las comunas de Santiago Centro, desigualdad juridica Providencia y Las Condes (TECHO-Chile, 2014). Este programa busca combinar excelencia académica, pluralidad teórico-metodológica, capacidad crítica y compromiso con los debates nacionales. Porque los votantes son bastantes miopes en su evaluación de la condición económica, premiando o castigando fuertemente al partido que viene, dependiendo de cómo ha andado la economía en los meses previos a las elecciones”.
Según diversas encuestas de opinión, una mayoría de las personas pobres manifiesta que el desarrollo económico no la ha favorecido, y cerca de la mitad indica que la pobreza se mantiene igual, a pesar de aumentos en los ingresos y mejoramientos en la infraestructura. Los sectores pobres no se perciben como favorecidos, a pesar de nuevas disposiciones institucionales (aumento del salario mínimo, reforma tributaria, aumento del gasto social), que han contribuido a superar la pobreza a través del aumento de los ingresos. El hecho es que el ingreso per cápita del decil más rico es todavía cuarenta veces el del decil más pobre.
Además, existen razones para pensar que la progresividad nominal del impuesto al ingreso está mermada por una masiva práctica de elusión tributaria por parte de los grupos más ricos (ver aquí y aquí). Se concluirá que el sistema tributario Chileno responde a un pacto social -impuesto, no acordado- que le asigna un rol acotado al Estado tanto en la recaudación como en la corrección de las desigualdades del mercado. En ese sentido, los altos niveles de desigualdad en Chile no son consecuencia inevitable de la economía internacional. En la primera parte de esta reveladora serie sobre nuestro sistema tributario, los autores argumentaron que la forma en que recaudamos es resultado de un contrato social impuesto “que no le da un rol importante al Estado ni a la equidad”.
Como se ha visto previamente, puede que el surgimiento de nuevos territorios estratégicos para la conexión de los flujos globales de intercambio económico se relacione con la dinámica observada en Santiago. Aunque la globalización habría permitido un crecimiento sistémico en distintos ámbitos, que mejoró considerablemente los estándares de desarrollo en la RMS, la falta de regulación de la economía global generaría lógicas de concentración y exclusión entre distintas personas, grupos sociales y comunas. Por ello, es necesario identificar el rol que la economía global tendría en la RMS y analizar cómo este nuevo poder global impactaría territorialmente en la ciudad de Santiago. Como se ha destacado previamente, la economía global ha permitido que se produzca un crecimiento sistémico a escala mundial. Esto se observa en que el PIB en el mundo pasó de eleven,15 billones de dólares en 1980 a 73,43 billones en la actualidad (Banco Mundial, 2016), lo que permitió que la riqueza promedio, medida a través del PIB per cápita, prácticamente se duplicará desde 1975 (Maddison, 2013).
En este sentido, los procesos de legitimación social cobran un sentido ideológico al momento en que permiten naturalizar y posibilitar relaciones de desigualdad y dominio. De ahí la importancia de la relación de la comunicación y los demás sistemas sociales, «a través de los cuales toma forma concreta un determinado orden social, unas determinadas formas de estratificación social y unas determinadas formas de poder político» (Murciano, 1992). El desarrollo de los medios de comunicación en las sociedades avanzadas ha seguido el curso comparable al de los demás sectores industriales, desde la estandarización de sus productos, pasando por la concentración y conglomeración de las empresas productoras, hasta su transnacionalización (Murciano, 1992). En esta fase de integración del sistema mundial, como indica Murciano (1992), los medios de comunicación constituyen los agentes de expansión y legitimación de las prácticas y valores de las sociedades centrales, y cuyo sistema de circulación resulta uno de los factores imprescindibles para el mantenimiento y desarrollo del proceso de mundialización o transnacionalización. Tales avances en los distintos ámbitos del quehacer humano forman parte de la globalización; concepto que pretende describir la realidad inmediata de una sociedad planetaria integrada más allá de las fronteras, barreras arancelarias, diferencias étnicas, credos religiosos, ideologías políticas y condiciones socio-económicas o culturales.