Estudios De Caso Nº 32 La Pobreza, La Desigualdad Y La Educacion En El Peru De Hoy: Una Aproximacion Cuantitativa « Magíster En Gestión Y Políticas Públicas Universidad De Chile

En explicit, y con el fin de eliminar las barreras de género, promovemos los derechos educativos desde la igualdad de oportunidades y contribuimos a crear entornos educativos en que prima la equidad (ODS 5), estableciendo acciones concretas para subsanar posibles desventajas. Fomentar las políticas de creación de empleo y desarrollo económico, pero al mismo tiempo cuidar que las brechas de bienestar no atenten contra nuestra convivencia en común. Esa tarea exige diálogo y acuerdos políticos para que esta pink de apoyos pueda ser sostenible, por lo que nuestro Gobierno ha planteado la necesidad de llegar a un pacto fiscal que haga de este anhelo, una realidad posible. Esa es la tarea que nos ha encomendado el presidente Gabriel Boric, y estamos seguros que es la que nos permitirá seguir el rumbo hacia un país más próspero, justo y sostenible. 10Esta ecuación también se probó utilizando la oferta de educación superior en vez del Gini inicial, la variable resultó igualmente significativa y negativa, siendo el ajuste del modelo de un 67,7%.

19Para ver las variables que componen las distintas dimensiones, revisar el informe de Vial (2017). Mac Clure y Calvo (2013) proponen una división administrativa basada en el actual estado del proceso de urbanización. Dado que las cifras iniciales de desigualdad en Chile son muy altas, los avances han sido lentos y se necesitaría de un mayor esfuerzo por parte del Gobierno para someter todas aquellas fuerzas que amplifican las desigualdades. Es interesante ver como a partir del año 2001 la tasa de mortalidad comienza nuevamente a ascender. Ciertamente hay muchos otros aspectos a considerar, si se tiene en cuenta la devaluación de la institucionalidad política, el empoderamiento de las comunidades y los cambios que trae consigo la automatización del empleo y la revolución digital.

Sin embargo, éste indicador se basa exclusivamente en datos de la CASEN, que, como discutimos más arriba, no capturan los ingresos de los tramos de altos ingresos. La única serie de tiempo basada en datos tributarios (y que es una estimación conservadora porque no corrige por elusión ni evasión) muestra que la concentración del ingreso del 1% y del 10% más rico no ha caído.[5] Tanto en 1990 como en 2015, el 1% recibía cerca de un cuarto de los ingresos del país. Por su parte, el 10% más rico concentraba el 54% de los ingresos tanto en 2004 (primera fecha para la que se tiene registro) como en 2015. Para complementar el análisis basado en el Gini, una forma menos abstracta y más intuitiva de medir la desigualdad consiste en calcular la porción del ingreso total del país que concentran diferentes grupos de la población.

El esfuerzo del Estado estaba apuntando a la reducción de la pobreza y era una externalidad positiva resolver la desigualdad”, puntualizó. Además, señaló la importancia de comprender que la desigualdad económica “es un síntoma de muchas otras desigualdades”. Es importante que el gobierno use los datos existentes sobre los rendimientos escolares para hacer una conclusión informada de cómo mejorar el sistema educativo. 9De acuerdo con Sunkel e Infante (2009), en 2006, para el 40% de la población de menores ingresos, solo un 40,5% de su rentas provenía del trabajo, un mayoritario 50,5% provenía del gasto social. “En los últimos diez años la investigación ha empezado a poner de manifiesto lo negativa que resulta la desigualdad para la sociedad. Resulta mala incluso para los de arriba, que se convierten en personas diferentes -más endiosadas- gracias a ella” (Joseph Stiglitz, Premio Novel de Economía 2001).

Así, se puede decir que, en términos generales, los impuestos patrimoniales no son relevantes en Chile, tanto en términos de recaudación, como en progresividad o cuidado de la democracia. La literatura académica sugiere que los impuestos óptimos al ingreso de los individuos en la parte más alta de la distribución deberían ser altos (estimaciones sugieren que podrían llegar a 73%, e incluso sobre el 80% si existe apropiación de rentas no productivas). Las personas de mayores ingresos ahorran más, y por lo tanto el consumo representa una menor proporción de sus ingresos comparado con las personas de menores ingresos. Una primera opción son los impuestos a los bienes de consumo, como por ejemplo el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Este es un impuesto donde todos los individuos, independiente de sus ingresos, pagan el mismo porcentaje por cada compra que realizan. En Chile la tasa es 19% del monto consumido y aplica a (casi) todos los bienes y algunos servicios.

la desigualdad y pobreza

Siguiendo la tendencia de los años anteriores, La Araucanía y la Región Metropolitana ocupan el primer y segundo lugar, con un índice de Gini de zero,444 y zero,434 respectivamente en 2015 y de zero,453 y 0,452 en 2013. Las regiones con menor desigualdad por ingreso en ambos períodos son Arica y Parinacota y Atacama (intercambiando de lugar entre un período y otro). Sin embargo, las regiones que han logrado reducir más sus niveles de desigualdad en el último período son las regiones de Los Lagos y Valparaíso, y en tercer lugar la Región Metropolitana, con un menor 4,01%. Utilizando esta metodología de cálculo de datos agrupados, el índice de Gini para el país es de zero,445 en 2013 y zero,432 en 2015. Bajo este concepto, solo las dos regiones más desiguales estarían sobre el promedio nacional en ambos años.

“En las cuatro regiones mineras se producen los mayores crecimientos de personas ocupadas en el país entre 1986 y 2012, con un incremento que fluctúa entre 150% y 117%, con un promedio de 139%. Esto determina que la participación de estas regiones en el whole del empleo del país crece desde 10% a 12%” (Betancour y Maldonado, 2013, pp. 115). El desempleo por sector económico también es relevante, de acuerdo al INE, en el último semestre 2015 el sector secundario tenía las mayores tasas de cesantía, sobre todo en el sector construcción. Se excluyen los ingresos del primer y último quintil e incorpora la variable variación del desempleo. Se demuestra que la variable tiene un efecto positivo y significativo sobre la desigualdad del ingreso.

En agosto, la encuesta “Bienestar general 2020” de PRODEMU, muestra que un 82% de las mujeres sufrió una disminución en los ingresos de su hogar durante la pandemia por COVID-19. Paralelo a esto, un 54% de ellas señala que ha tenido dificultades para costear los servicios básicos como el agua, la luz o el fuel. En el frente económico, la pandemia de la COVID-19 ha aumentado significativamente el desempleo mundial y ha la desigualdad hoy recortado drásticamente los ingresos de los trabajadores. Este tipo de medidas traerá justicia social y desarrollo de la mano con el crecimiento, y la desigualdad se vería mejorada en el mediano plazo sin duda. Hablamos de que la sociedad permita a sus miembros experimentar oportunidades equivalentes. Si,  hablamos de  la necesaria y pretendida igualdad en dignidad y derechos (también llamada igualdad en la diferencia) de todos los seres humanos.

Actualmente, Chile es el segundo país más desigual entre los miembros de la OCDE (medida a través del índice de Gini antes y después de impuestos y transferencias). La desigualdad del país es intra e interregional, los ingresos del 20% de la población más rica son 10 veces mayores que los del quintil más pobre (OCDE, 2018), siendo sorprendentemente mayor que el promedio de los países de la OCDE. “En Chile estamos viendo un fenómeno de reducción de las brechas que ya tiene algunos años…

En Chile, las brechas sociales y económicas crean malestar por parte de la ciudadanía y descontento hacia las autoridades públicas, generando épocas de constantes manifestaciones, donde la población exige un crecimiento y desarrollo para todos. Sin embargo, un punto del que se sabe menos es si la desigualdad tiene un impacto en el día a día de las personas, más allá de las consecuencias macro que esta puede tener en términos de estabilidad social y de aprovechar el potencial del capital humano de un país. En general la desigualdad economica, no existe mucha evidencia causal sobre la relación entre desigualdad y bienestar, y es posible que se esté confundiendo con el malestar que genera la pobreza. A igual nivel de ingreso per cápita, países más desiguales tienden a tener mayores índices de pobreza que países menos desiguales, lo que naturalmente llevaría a confundir estos dos conceptos.

En adición, es igualmente importante responsabilizar a las escuelas por sus resultados académicos. Mientras que las tasas de educación y alfabetización están aumentando en todo el mundo, no queda claro si se está disminuyendo la desigualdad educativa. Por eso, hay necesidad de aumentar la educación en los sectores en crecimiento como la tecnológica y habilidades sociales específicas adaptables al mundo que actualmente se necesita movilidad ocupacional. Una buena educación, según expertos, tiene la función de adquirir habilidades y certificar conocimientos para participar aún más en la sociedad, y sirve para “socializar”. Las capacidades de las familias para llevar a cabo su cometido educativo no están equitativamente distribuidas, puesto que la pobreza, el nivel educacional de madres, padres o cuidadores, y su capital social influyen en el desarrollo y el desempeño escolar de niñas, niños y adolescentes. No es algo abstracto, sino algo muy concreto a lo que se enfrentan las familias que hoy viven en la incertidumbre.

La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza). Esto no se traduce en una situación generalizada de precariedad, porque hay más fuentes de ingresos.